domingo, 29 de mayo de 2011

La OMS abierta a que las enfermedades ambientales se incluyan en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) en unos años

Sonia Ortiga

El Comité Nacional para el Reconocimiento del Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad a los Campos Electromagnéticos (EHS) se reunió el pasado día 13 con la Dra. María Neira, Directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. Durante e acto la propia OMS reconoció que existe controversia en cuanto a la elaboración de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Neira y su equipo ofrecieron una explicación de cómo puede participar la comunidad científica en la revisión de la clasificación de enfermedades así como el calendario hasta 2015.

En mayo del 2012 se presentará un borrador por parte de la OMS con las nuevas enfermedades a incluir en la CIE. Se ha creado una plataforma virtual para que participe la comunidad científica, a diferencia de antes que solo participaban las delegaciones nacionales de los ministerios de sanidad, por lo que este hecho aperturista ha sido aplaudido por el Comité. La OMS ha garantizado a los asistentes al encuentro transparencia en todo el proceso así como un proceso participativo que no excluya a ninguna comunidad científica. Para la inclusión de las enfermedades ambientales en dicho catálogo, la OMS recuerda que es imprescindible contar con una clara evidencia científica de la enfermedad.

Jaume Cortés, abogado del Colectivo Ronda, explicó en nombre de los asistentes del Comité la evidencia legal por las más de 200 sentencias ganadas por enfermos de patologías ambientales como la SQM y EHS. El Dr. Julián Márquez, neurofisiólogo con una dilatada experiencia en estos casos, acreditó la evidencia científica con un dossier de estudios científicos concluyentes publicados durante los últimos años.

El Comité participará activamente en la plataforma creada por la OMS para que tanto la SQM como el EHS sean reconocidos como enfermedades ambientales a nivel internacional y clasificados como tales en su código CIE como lo hacen actualmente Alemania, Austria, Luxemburgo o Japón.

Para ampliar información disponen de este correo y el teléfono 645803417.
campanasaludambiental1@gmail.com


FUENTE: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=128522

Por qué la mantequilla ya no se pone rancia

ROSA MONTERO MANERAS DE VIVIR
29/05/2011

Probablemente habrás visto en algún capítulo de la serie House cómo el insoportable doctor envía a sus ayudantes al domicilio de uno de sus pacientes, para intentar localizar allí el veneno químico que ha podido provocar su rara enfermedad. Pues bien, la noticia inquietante es que esas dolencias en realidad no son tan raras. Hace unas semanas, mientras firmaba en Sant Jordi en Barcelona, se me acercaron dos chicas con una mascarilla sanitaria cubriéndoles nariz y boca. Impresionaban bastante, porque además estaban delgadas y no tenían un aspecto muy saludable. Venían buscando ayuda para su lucha, que es la reivindicación de la importancia de unas enfermedades a las que la sociedad hace muy poco caso: los trastornos de sensibilización central, que son la fibromialgia (FM), el síndrome de fatiga crónica (SFC), la sensibilidad química múltiple (SQM) y la electrohipersensibilidad (EHS). Son achaques complejos, con un centenar de síntomas diversos que pueden darse a la vez o sólo unos cuantos, con mayor o menor intensidad, pero que en ocasiones llegan a ser totalmente inhabilitantes. Cefaleas, agudos dolores articulares, broncoespasmos, dificultades para respirar, arritmias, alteraciones en el hígado, problemas gastrointestinales, fatiga insuperable, visión borrosa... Esto es solo un pequeño aperitivo de los problemas que estos enfermos padecen.

Rosa Montero
Rosa Montero
A FONDO
Nacimiento: 03-01-1951
Lugar: Madrid

Y lo más terrible es que, durante muchos años, han sido considerados unos quejicas, unos neuróticos, unos hipocondriacos, gente, en fin, que no tenía nada, aparte de una cabeza alborotada y delirante. Suele suceder que, cuando los médicos desconocen el mal al que se enfrentan, los enfermos terminen siendo culpabilizados por sus síntomas, como si sus padecimientos fueran responsabilidad suya. Y desde luego, muchos de esos pacientes han terminado desquiciados, porque debe de ser enloquecedor sentir, primero, que tu cuerpo se declara en rebeldía; que de repente, sin saber por qué y sin que ningún doctor parezca entenderlo, todo empieza a dejar de funcionar; y que, y esto es lo peor, nadie te toma en serio a pesar de estar sumido en ese tormento físico. Estos enfermos llevan décadas intentando que la Seguridad Social reconozca su estado y que, en las situaciones inhabilitantes, se les conceda la incapacidad. Es un combate más que han de librar todos los días. Un muro de incomprensión y desconfianza contra el que estamparse.

"Estos enfermos llevan décadas intentando que se reconozca su estado y su incapacidad

Piensan además estos enfermos, y no debe de faltarles la razón, que en la sociedad hay fuerzas poderosas que intentan minimizar sus reclamaciones, y con ello se refieren a las grandes compañías químicas. Porque este tipo de enfermedades, de incidencia claramente creciente, se deben a nuestra forma de vida; a la contaminación ambiental, a la exposición cotidiana a productos químicos, que se multiplica día tras día. Recuerdo que hace 25 años, en Estados Unidos, me asombraba ver que allí la mantequilla no se ponía nunca rancia, cosa que consideraba aberrante, porque estaba acostumbrada a que la mantequilla se enranciara naturalmente al contacto con el aire. Bien, eso hoy ya lo hemos perdido: la mantequilla española ya no se pone rancia. Al coste, desde luego, de ingerir quién sabe qué cantidad de conservantes.


Es un detalle minúsculo, pero revelador. Vivimos vidas cada día más artificiales y los productos tóxicos nos rodean por todas partes. Algunos expertos sostienen que la incidencia de estas dolencias de sensibilización central está entre el 1 y el 5 por mil. Y es de temer que las cifras no hagan sino aumentar. Son enfermedades que, en sus casos más graves, te anulan, te invalidan, te encierran en tu casa de por vida. Digamos que son enfermos cómodos para el sistema, porque son invisibles. Y sin embargo, pese al coste que tiene para ellos echarse a la calle a protestar, lo están haciendo. Con su dolor, su agotamiento, su asfixia y sus mascarillas a cuestas. Quizá los hayas visto: el pasado 7 de mayo hicieron una concentración de protesta en Madrid. No los olvides.
http://www.rosa-montero.com/ / www.facebook.com/escritorarosamontero

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/mantequilla/pone/rancia/elpepusoceps/20110529elpepspor_18/Tes

SFC... POR JOSEP ARENAS

S F C

Las siglas SFC no representan el nombre de ningún club de fútbol, como pudiera parecer. Se refieren a una enfermedad. La llamada Síndrome de fatiga crónica (SFC). Una enfermedad poco conocida todavía que puede resultar muy incapacitante, de forma parecida a otras como la Fibromialgia, la Sensibilidad química múltiple o la Electrosensibilidad. El enfermo parece vivir una gran gripe permanente. Sus síntomas principales suelen ser el sueño no reparador, la persistencia de la fatiga en más de 24 horas y los transtornos de la concentración y de la memoria; también suele sufrir cefaleas de intensidad y persistencia variable y cuadros de faringitis de repetición; además de debilidad muscular, signos inflamatorios en articulaciones o dolores cervicales o axilares.

Resulta muy conveniente recordar públicamente la existencia del Síndrome de fatiga crónica (SFC), porque se trata de una enfermedad sumamente ignorada por los estamentos médicos, sanitarios, políticos y jurídicos. Es más. Algunos autores la han denominado como una enfermedad políticamente incorrecta, por el hecho de que pone en evidencia mucho de lo que no funciona en nuestra sociedad.

Veamos. En primer lugar el pensamiento médico suele funcionar de manera lineal: síntoma-diagnóstico-tratamiento. La mayor parte de los médicos no están preparados para trabajar con una enfermedad multisistémica. Siendo así que buena parte de la clase médica sigue sin considerar la SFC como una verdadera enfermedad, creyendo que se trata de un conjunto de signos y síntomas inclasificables, mal definidos, de origen desconocido y de carácter transitorio, de clara orientación psicológica. Haciendo gala con ello de una gran ignorancia al respecto. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud, en la Clasificación internacional de enfermedades, CIE 10, incluye el SFC, (encefalomielitis miálgica) y ya no hay razón para rechazar un tratamiento aduciendo una supuesta inexistencia del trastorno, como ocurría anteriormente.

Ningún facultativo de la sanidad, ni pública ni privada, ya no debería decir que esta enfermedad no existe, que no cree en ella, ni derivar sin más al enfermo por vía psiquiátrica, o decir que tales dolencias no son incapacitantes, tal y como se viene haciendo hasta ahora en muchos casos. En cambio sí que debería ayudar a los afectados, con sus informes, para reclamar la adecuación de las condiciones de trabajo o prestaciones a la Seguridad Social o mutuas de seguros de enfermedad, en tanto se produce la anunciada transición a la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS, CIE 10, tal y como ya ha ocurrido en Canadá en la Provincia de Ontario, que ha reconocido oficialmente el síndrome de Fatiga Crónica, como una enfermedad neurológica, desde el 20 de abril del 2010.

La SFC resulta políticamente incorrecta, además, porque pone en evidencia que los servicios sanitarios no suelen estar organizados para trabajar con la persona sino más bien con un órgano de su cuerpo. La SFC es una enfermedad multisistémica que afecta a no solamente al sistema nervioso, sino que puede afectar a otros sistemas corporales como el endocrino, el cardiopulmonar, el gastrointestinal y el músculo esquelético. Y el sistema sanitario suele enviar a los enfermos a cada especialista y resulta difícil obtener un diagnóstico y un tratamiento multisistémico e integrador.

Por lo que respecta a los políticos y las administraciones, nos encontramos con que el SFC no es una enfermedad fácil. Tampoco resulta rentable para el complejo fármaco-industrial. Implica que las administraciones deberán tomar muchas medidas para la integración social, laboral, educativa y para facilitar la accesibilidad de las personas afectadas y sobretodo para garantizarles un adecuado nivel de prestaciones económicas, si es necesario.

Pero también es una enfermedad que pone en evidencia nuestra incapacidad, la de tantos ciudadanos, para manifestar nuestra solidaridad y empatía hacia los enfermos. El enfermo de fatiga crónica suele tener un diagnóstico no muy claro para los demás, para su entorno, y además “hace buena cara”, se le suele decir. Muchos piensan: “no debe ser tan grave”, “no tiene tan mala pinta”. Mientrastanto, al enfermo, que lucha contra sus síntomas persistentes, le resulta muy descorazonadora la incomprensión de su entorno.

La SFC es por ahora es una enfermedad prácticamente ignorada que priva a un amplio colectivo de pacientes de derechos fundamentales como la salud, el trabajo y el derecho a percibir prestaciones de la Seguridad social. La falta de investigación sobre sus causas, su carácter sobrevenido y su falta de tratamiento, así como la incomprensión de los estamentos médicos, sanitarios, administrativos, laborales, políticos y del propio entorno del enfermo, son obstáculos demasiado grandes a salvar, mientras la persona sortea sin descanso las dificultades en su trabajo, en su vida social y en las actividades de la vida diaria, como si estuviese viviendo una gran gripe permanente.

El pasado día 12 se conmemoró el día internacional del síndrome de fatiga crónica. Queda una larga lucha por delante. Bienvenidos al club SFC. El club de quiénes quieren hacer visible la enfermedad y ayudar a las personas afectadas a conseguir sus derechos sociales y una vía de tratamiento para reencontrar una forma de vida digna y gozosa.

Josep Arenas

fuente: http://joseparenascomunicacionsocial.blogia.com/2011/051601-s-f-c.php