Por Monica
De Haro | Salud
y bienestar – lun,
27 feb 2012 07:57 CET
Los
crecientes índices de obesidad y diabetes en los EEUU han sido el
motivo principal para iniciar otra investigación sobre los factores
desencadenantes de estas dos 'epidemias' mundiales, y las evidencias
sugieren que el responsable es un nuevo agente hasta ahora
desconocido: los productos químicos.
El
estudio, realizado por investigadores de la Comunitat Valenciana y
liderado por el catedrático de Fisiología, Ángel Nadal, del
Instituto de Bioingeniería y CIBERDEM de la Universidad Miguel
Hernández (UMH) de Elche, se ha publicado en Plos
ONE.
Los resultados de la investigación
relacionan la exposición al componente plásticos BPA con el
desarrollo de la obesidad y la pre-diabetes.
La exposición a una cantidad minúscula
de estas sustancias sintetizadas (que se utilizan en todo, desde
pesticidas a botellas de agua), pueden alterar nuestras hormonas.
Esta interferencia puede activar las
células grasas, haciéndolas 'engordar' aún más, o provocar un
error de interpretación haciendo que el páncreas segregue un exceso
de insulina, una hormona que regula el metabolismo de la grasa y los
carbohidratos.
El bisphenol A, más conocido como BPA,
está entre los compuestos analizados (se fabrican unas cinco
millones de toneladas al año); se trata de un producto químico
presente en los plásticos y en los revestimientos que también puede
encontrarse en los envases de algunos alimentos.
Según la FDA y el Instituto Nacional
de Toxicología, estudios recientes dan motivos de preocupación
sobre los efectos potenciales del BPA en el cerebro, el
comportamiento y la próstata de fetos, bebés y niños.
Por otro lado, diversos trabajados
publicados en revistas científicas han asociado el bisfenol A con
problemas para la salud, que abarcan desde un mayor riesgo de cáncer
de mama hasta complicaciones cardiovasculares, pasando por trastornos
endocrinos.
Por este motivo, un grupo de
científicos internacionales de Reino Unido, EEUU e Italia piden que
se prohíba el bisfenol A, una sustancia presente en muchos plásticos
como en los biberones y en otros envases de alimentos.
El Catedrático de Fisiología Ángel
Nadal, experto en el BPA de la Universidad Miguel Hernández (Elche),
reconoce que es "difícil" establecer una
relación causal, pero afirma que se han demostrado los efectos
tóxicos del compuesto en ratones.
El problema está en que no se pueden
realizar estudios en humanos, "excepto epidemiológicos",
porque no sería ético. No obstante, según los trabajos realizados
en animales, considera que: "si se consume en el embarazo,
cuando el feto crezca, tendrá más riesgo de ser obeso y de sufrir
dolencias cardiovasculares".
Nadal recomienda usar el principio de
precaución y aunque preferiría que se prohibiera el BPA, "porque
hay alternativas", apunta que no se debe calentar ni ponerlo en
el lavavajillas.
También cree que cuando un envase de
plástico pierde su transparencia, el riesgo de migración del BPA es
mayor.
La
mayoría de los estudios se han realizado en animales pero, en 2008,
la prestigiosa revista JAMAcomparó
las tasas de diabetes y enfermedad cardiovascular en adultos según
los niveles de BPA presentes en la orina. Los resultados demostraban
que las personas con niveles más altos de este químico tenían un
mayor riesgo de padecer las enfermedades evaluadas.
Según Nadal, el BPA es sólo uno más
de un cóctel de 20 disruptores endocrinos comúnmente utilizados en
artículos de uso diario, como los ftalatos, la nicotina, la dioxina,
el arsénico y el tributilestaño.
Además, la obesidad y la diabetes no
son los únicos riesgos que plantean los productos químicos. Los
estudios también señalan vínculos con el cáncer, la infertilidad,
las enfermedades del corazón y problemas cognitivos.
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