Los
metales
tóxicos
son los causantes del 82% de las enfermedades degenerativas crónicas,
y lo creas o no, ahora mismo podrías tener tu cuerpo lleno de ellos,
sin saberlo. Y es que a diario se ingieren muchos metales,
y algunos de ellos, tienen importantes efectos
negativos.
Por supuesto, no son eliminados con la misma rapidez con la que se
ingieren.
Por
ejemplo, muchos productos de cuidado personal que utilizamos a diario
contienen aluminio,
también las frutas que no han sido bien lavadas pueden introducir en
nuestro organismo fungidas que contienen minerales tóxicos.
Tu
cuerpo ahora mismo podría tener plomo,
cadmio, zinc, mercurio…
y no lo sabrás a menos que te sometas a un examen de cabello llamado
órgano
excretor.
Estos metales no tienen función biológica, sino que actúan como
anti nutrientes, e interfieren de manera negativa facilitando su
eliminación.
¿Dónde
están y qué problemas nos pueden causar? A continuación os comento
un poco, acerca de los metales
tóxicos
más peligrosos:
Aluminio
Provoca grandes daños en nuestro
cerebro, así como en nuestros huesos. Se encuentra en baterías de
cocina, bebidas enlatadas, vacunas, agua de grifo, sal de mesa, polvo
de hornear, y algunas medicinas.
Arsénico
Este está presente en el agua de
grifo, en cosméticos, espejos, pinturas y pesticidas.
Cobre
Causa diarreas, y se encuentra
principalmente en piscinas, dietas vegetarianas, amalgamas dentales y
píldoras anticonceptivas.
Plomo
Al igual que el arsénico, se encuentra
en el agua de grifo, así como también en residuos de pesticidas,
pinturas para el cabello, y cigarrillos. Reemplaza el calcio en los
huesos contribuyendo a la debilidad de estos, y provoca también
grandes daños en el cerebro.
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