Más de 2.500 toneladas de productos
contaminantes se esparcen en Santa Coloma de Cervelló en los solares
de una empresa abandonada que cerró en 2007
JARA
LALIENA Santa
Coloma de Cervelló 13
FEB 2012 – 00:46 CET
Centenares
de bidones abandonados en la empresa Massó i Carol. / MARCEL·LÍ
SÀENZ
“Si
estos bidones explotan un día, no nos dará tiempo ni a respirar”.
“Es una vergüenza que tengamos esto aquí y nadie lo sepa”. Los
vecinos de Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat, Barcelona)
llevan años clamando por el peligro que corren desde 2007, cuando
cerró una empresa de productos químicos y abandonó a su suerte
centenares de bidones y contenedores con toda clase de productos
contaminantes. Son más de 2.500 toneladas expuestas al aire libre y
sin ninguna vigilancia que los vecinos consideran una bomba de
relojería.
Los
vecinos temen por su seguridad y creen que esos bidones suponen,
además, una amenaza para el medio ambiente, pero hasta ahora no han
logrado que se retiren. El almacén contaminante tiene su origen en
la empresa Massó i Carol, dedicada desde 1993 a la fabricación de
sustancias empleadas como base para la elaboración de cosméticos y
detergentes. En 2005 empezó su declive y dos años más tarde
abandonó sus almacenes, cesó oficialmente en la actividad y se
trasladó a Barbastro (Huesca) para iniciar una nueva etapa gracias a
las ayudas del Gobierno aragonés.
Con
el traslado, sin embargo, se desentendió de la limpieza de los
residuos de la planta de Santa Coloma de Cervelló, donde viven unas
8.000 personas. El Ayuntamiento, gobernado por una coalición
independiente, vendió el terreno a la promotora inmobiliaria Llave
de oro, que dispone de licencia municipal de obras para construir
oficinas, pero la crisis de inmobiliaria aparcó el proyecto.
Mientras tanto, los vecinos llevan años quejándose de las molestias
y problemas que les causan los residuos abandonados. Y, sobre todo,
del peligro que corren.
La
empresa contaminante está en concurso con 40.000 euros de deuda
Y
es que las 2.500 toneladas de residuos están expuestas al aire
libre, en una zona sin ningún tipo de restricción de paso, cercana
a los acuíferos del río Llobregat, a la línea de los Ferrocarriles
de la Generalitat, a los campos de cultivo, a una escuela y a decenas
de viviendas. Con el paso del tiempo, además, la exposición al aire
libre de los bidones y contenedores ha producido emanaciones,
espumas, fugas y malos olores que cada vez se hacen más molestos.
“Poco a poco vamos consiguiendo que los niños no se acerquen tanto
a la zona, pero, a menudo, vemos como alguno corretea por allí como
si nada. Es muy peligroso”, advierte Sergio, un vecino.
El
problema se visualizó en 2009, cuando la Agencia
Catalana del Agua (ACA)
hizo un análisis de las aguas del Llobregat y descubrió que en
algunos pozos se almacenaba agua contaminada que podría proceder de
la planta de residuos de Massó i Carol. Eso desembocó en el encargo
de un estudio del subsuelo, que nunca se llegó a realizar, por lo
que jamás se ha aclarado si la zona estaba contaminada. Poco
después, la Agencia Catalana de Residuos detectó la ilegalidad de
la situación, multó a los propietarios y les instó a asumir sus
obligaciones.
La
Agencia
Catalana de Residuos (ACR)
abrió numerosos expedientes sancionadores a Massó i Carol, pero la
empresa ignoró los avisos. Ante la desobediencia reiterada el caso
pasó a manos de la Fiscalía de Medio Ambiente y acabó en los
juzgados de Sant Boi de Llobregat. Según Margarita González
Benítez, catedrática de la Universidad
Politécnica de Cataluña (UPC),
militante del PSC y vecina de Santa Coloma de Cervelló, ya se han
celebrado dos juicios contra la empresa y se está a la espera de la
ejecución de sentencia.
Margarita González, con el apoyo de la
agrupación local del PSC, presentó el pasado mes de noviembre un
inventario a la ACR, detallando los productos almacenados en la finca
de Massó i Carol, muchos de ellos tóxicos y nocivos, tanto para el
medio ambiente como para la población. Fenol, fermol y tricloruro de
fósforo son algunos de los residuos que están almacenados y que, si
se inhalan o consumen, pueden resultar nocivos y, en algunos casos,
pueden tener efectos cancerígenos. Otros, como el amoniaco y el
ácido acético, pueden producir quemaduras, en algunos casos graves,
y dificultad al respirar.
El
PSC lleva el caso al Parlament y el Ayuntamiento dice que plantará
árboles
“En
verano, con el calor, nos escuece la garganta. Es insoportable”,
explica Lourdes, una vecina de la zona que vive a escasos metros de
la fábrica abandonada. Otros compuestos, como la naftalina, son
inflamables y explosivos y pueden contaminar las aguas. “Si los
bidones explotan, no nos dará tiempo ni a respirar. Hay gasolina
incluso”, advierte la vecina.
Ante
esta crítica situación, los vecinos de Santa Coloma de Cervelló,
junto con el apoyo del grupo socialista, pusieron en marcha una
plataforma de protesta para
solucionar la situación que, según ellos, “ninguna Administración
quiere afrontar”.
El caso ha acabado en el Parlament,
después de la petición del grupo socialista para que se realizara
de manera inmediata un estudio del terreno, se trasladasen los
bidones y se analizaran las aguas subterráneas.
La respuesta del
Gobierno de la Generalitat fue “muy genérica”, según la
diputada del PSC Eva Granados, sin que se aportaran soluciones al
problema. La empresa Massó i Carol se encuentra actualmente en
concurso de acreedores, con 40,000 euros de deudas. El Ayuntamiento
de Santa Coloma de Cervelló, por su parte, ha decidido que, con
motivo del Dia del Arbre, plantará 3 árboles y 100 plantas
aromáticas, con el fin de “disimular el olor y las molestias de
los residuos”. Eva Granados decidió presentar una nueva propuesta
de resolución sobre el tema que está pendiente de fecha para su
tramitación.
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