martes, 3 de septiembre de 2013

10 cosas que la industria de comida procesada no quiere que sepas

Típicamente, los alimentos procesados están llenos de azúcar, sal, preservativos y otros aditivos en exceso. Pero probablemente esto ya lo sabías. Lo que quizá no sepas es el alcance que pueden tener sus estragos, algo que la industria de comida procesada no quiere que sepas.

En pocas palabras, aunque sepan muy bien y sean fáciles de preparar, cuando comes alimentos preparados estas cambiando salud por conveniencia.

Donna Gates, autora de The Body Ecology Diet, explica diez razones por las cuales deberías pensar dos veces la próxima vez que te veas tentado a comer alimentos procesados.
1. Son adictivos y pueden provocar que comas de más

Procesar modifica o remueve componentes importantes de la comida como la fibra, el agua y los nutrientes, cambiando la manera en que son digeridos y asimilados en tu cuerpo.

A diferencia de la comida cruda y entera, que contiene una mezcla de carbohidratos, grasas, proteínas, fibra y agua para ayudarte a sentir satisfecha, los alimentos procesados estimulan la liberación de dopamina y te hacen sentir bien incluso cuando la comida no tiene nutrientes ni fibra. Esta liberación de dopamina puede llevarte a comer de más y, ultimadamente, a volverte adicto a la comida.

2. Están vinculados a la obesidad

Está virtualmente garantizado que la comida procesada contiene aditivos que están vinculados a la obesidad. Esto incluye el glutamato monosódico, el jarabe de maíz alto en fructosa, endulzantes artificiales y otros. Además, los carbohidratos refinados como cereales de desayuno, bagels, waffles, pretzels y la mayoría de los demás alimentos procesados se convierten rápidamente en azúcar.

Esto incrementa tus niveles de insulina y leptina y contribuye a la resistencia a la insulina, lo cual es el factor principal de casi  todas las enfermedades crónicas y condiciones conocidas por el hombre, incluyendo el aumento de peso.

3. Rompen los principios de la combinación de comida

Comer alimentos en ciertas combinaciones ayuda a que el proceso de digestión de tu cuerpo trabaje más eficientemente y absorba más nutrientes. De acuerdo con un estudio, comer proteínas y almidones en un mismo momento (lo cual es común en comidas procesadas como la pizza de pepperoni) inhibe la digestión y lleva a la putrefacción de tu comida y a condiciones acídicas en tu sangre.

4. Fomentan el desbalance de tu ecosistema interno

Los microorganismos que viven en tus tractos digestivos forman un ecosistema interno muy importante que influencia numerosos aspectos de tu salud. Los alimentos procesados interrumpen este sistema, suprimiendo a la microflora benéfica y llevando a problemas digestivos, antojos y enfermedades. Los organismos benéficos en tu flora se regocijan con la comida entera y no procesada.

5. Son nocivos para tu estado de ánimo y cerebro

Cambios de ánimo, problemas de memoria e incluso la depresión son muchas veces resultados de una dieta fuerte en comida procesada. De hecho, la mayor concentración de serotonina, que está involucrada en el control del ánimo, la depresión y la agresión, se encuentra en tus intestinos, no en tu cerebro.

6. Fomentan comer demasiado rápido

Los alimentos procesados son rápidos y fáciles, lo que los hace perfectos para comer mientras tienes prisa. Pero comer tan rápido, o mientras haces otras cosas, puede causar que pierdas contacto con las señales naturales de tu cuerpo que te avisan cuando estas lleno. Esto evidentemente hace que comas de más y que ganes peso, e incluso hace más difícil la digestión correcta.

7. Las etiquetas de nutrición pueden ser engañosas

Un alimento procesado puede estar marcado como “natural” o “libre de azúcar”, pero no lo hace sano. Por ejemplo, un producto denominado “natural” puede legalmente estar genéticamente modificado, lleno de pesticidas o hecho con jarabe de maíz, aditivos, preservativos e ingredientes artificiales.

8. Las carnes procesadas están vinculadas al cáncer

Las carnes procesadas son aquellas que están preservadas con humo o sal, o la adición de preservativos químicos. Estas incluyen el tocino, el jamón, el pastrami, el salami, el pepperoni, las salchichas y algunas hamburguesas. Los nitratos que se les añaden son particularmente problemáticos.

9. Los alimentos procesados pueden incrementar tu riesgo a la infertilidad y la malnutrición

Ya que los alimentos procesados están vaciados de nutrientes, puedes estar comiendo una gran cantidad de calorías pero aun así estar malnutrido.  Y los alimentos genéticamente modificados están vinculados a problemas reproductivos.

10. Los alimentos procesados pueden sobrevivir años en un armario, pero no así una vida humana

Gracias al coctel de químicos, otros aditivos alimentos procesados pueden sobrevivir mucho tiempo en una alacena sin descomponerse. 

Desafortunadamente, los productores invierten mucho dinero y tiempo en estrategias para incrementar la vida en alacena y crear empaques atractivos y muy poca atención en el valor de los nutrientes o en cómo serán nocivos para la salud.

ecoosfera

Fuente: http://r-evolucion.es/2013/09/02/10-cosas-que-la-industria-de-comida-procesada-quiere-que-sepas/

España: última colonia de Monsanto

Mientras la industria se retira de la UE por la falta de interés y la polémica que envuelve a los transgénicos, España ha incrementado un 20% el número de hectáreas dedicadas a su cultivo en el último año. Acapara el 67% de los experimentos al aire libre y el 90% de los terrenos con organismos genéticamente modificados de todo Europa.

LUCÍA VILLA Madrid 

El maíz transgénico MON-810 es el único producto genéticamente modificado cuyo cultivo comercial
está permitido en la UE. España acapara la mayor parte. AFP
Ni insectos exterminadores, ni olas de frío, ni sequías prolongadas. La plaga que ha conseguido acabar con las semillas transgénicas en casi todo Europa no ha sido otra que el rechazo creciente de sociedad y clase política a los organismos genéticamente modificados (OGM). España, donde los sucesivos gobiernos han respaldado siempre a la industria de la biotecnología, sobrevive a contracorriente como la última esperanza europea de un sector que, a excepción de EEUU y Canadá, obtiene potenciales beneficios de las tierras de países en vías de desarrollo.

Aquí, lejos de la tendencia del resto del continente, los terrenos con cultivos transgénicos han aumentado un 19% con respecto al año anterior, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 138.543 hectáreas en total, que suponen más del 90% de todo el sembrado genéticamente modificado de la UE. El 10% sobrante se divide en pequeños campos de Portugal, República Checa, Rumanía y Eslovaquia, con apenas repercusión en el mercado internacional. El resto de Estados miembros se abstienen.

Hace menos de un mes, Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas del mundo, anunciaba su decisión de retirar todas las solicitudes para nuevos cultivos modificados genéticamente en la Unión Europea. Lo hacía, según comunicó la multinacional estadounidense, debido a la "falta de perspectivas comerciales" para la biotecnología en la región. Las cinco peticiones para plantar variedades de maíz, soja y remolacha para azúcar de Monsanto llevaban años a la espera de que la Comisión Europea diera el definitivo visto bueno, pero la fuerte oposición ciudadana, sumada a el veto contra los OGM de Francia, Alemania, Grecia, Luxemburgo, Bulgaria, Austria y Hungría mantiene estancado el proceso de aprobación.

los terrenos con cultivos transgénicos en España han aumentado un 19% con respecto a 2012

"La Comisión podría aprobarlas, pero es un marrón que nadie está dispuesto a asumir porque la población se les echaría encima y porque tampoco ha despertado gran interés entre los agricultores", señala Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de la ONG Amigos de la Tierra. Hace un año y medio, también la empresa química alemana BASF renunció a desarrollar cosechas transgénicas en Europa y trasladó sus operaciones de investigación a Estados Unidos ante la falta de apoyo de los países comunitarios.

La Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), que aglutina a entidades que desarrollan actividades de biotecnología en España, considera que las prohibiciones de algunos países a los OGM son "ilegales" puesto que la decisión es competencia de la Comisión y no de los estados en particular. "No es de recibo obstaculizar el progreso de los agricultores privándoles de la libertad para aumentar la producción. Los que proponen la prohibición del cultivo deberían añadir a quién van a privar del alimento o qué espacios naturales proponen roturar como consecuencia de sus propuestas", sostienen.

Monsanto sólo mantendrá por ahora la solicitud para el maíz MON-810, el único OGM autorizado para su cultivo comercial dentro de la UE, presente sobre todo en España. Esta variedad de grano, cuyos genes han sido modificados para sobrevivir a las plagas del taladro, obtuvo luz verde hace 15 años a través de una autorización con vigencia para una década. La Comisión Europea debería haber decidido sobre su renovación en 2008, pero no lo hizo. Después de cinco años en los que se ha seguido sembrando con una licencia expirada, se espera que las autoridades europeas tomen pronto una decisión al respecto. De ser negativa, supondría el fin de la agricultura transgénica en Europa.

Apoyo institucional

El respaldo a los transgénicos en España no es mucho mayor que en el resto de Europa. De hecho, el rechazo es mayoritario. El último Eurobarómetro sobre biotecnología publicado en 2010 refleja que el 53% de los españoles se opone a la técnica de insertar genes de otra especie en un fruto para hacerlo más resistente. El apoyo ha ido disminuyendo considerablemente desde 1996, cuando era del 66%; a 2010, con el 31%.

Tampoco los estudios realizados han demostrado que de los cultivos con maíz transgénico se obtenga mayor rendimiento que de los de maíz convencional. Según Greenpeace, el Ministerio confirmó en una carta reciente a la ONG esta información. Este periódico consultó al departamento de Arias Cañete sobre la cuestión, pero aseguró no poder proporcionar una respuesta a tiempo para la fecha de publicación de este artículo. Ante este escenario, la causa de que nuestro país constituya casi el único baluarte de la industria transgénica en Europa hay que buscarla en el espaldarazo institucional a esta tecnología. Los cables de la embajada de EEUU en España publicados por Wikileaks en 2010 revelaron la alianza entre los dos gobiernos para hacer presión por el sector.

Wikileaks reveló la alianza entre EEUU y España para hacer presión por el sector de los transgénicos

Tampoco la industria esconde sus intenciones. El grupo de trabajo sobre Agricultura y Medioambiente de ASEBIO, coordinado por Monsanto, establece entre sus misiones la de "contribuir a desbloquear obstáculos administrativos para un mayor empleo de la biotecnología en la agricultura". El grupo señala que "ha participado en varias consultas sobre textos legislativos" y en la Comisión de Medio Ambiente de la CEOE.

"Hay un interés detrás por demostrar que los cultivos transgénicos están en crecimiento constante y que están siendo aceptados por los agricultores", dice a Público Luis Ferreirim, responsable de la campaña de Agricultura y Transgénicos de Greenpeace. Ferreirim asegura que el número de hectáreas cultivadas publicadas por el Ministerio son sólo "estimaciones" que no se corresponden con la realidad, puesto que están basados en datos de ventas de semillas proporcionados por la misma industria. "No todas las semillas se utilizan, las hectáreas reales son muchas menos", afirma.

Los grupos ecologistas llevan años demandando al Gobierno que haga un registro público con la localización exacta de las parcelas donde se cultivan transgénicos, tal y como ordena una directiva europea. Su principal denuncia es que al desconocerse esta información, los agricultores convencionales no pueden prevenir una hipotética contaminación procedente de las siembras genéticamente modificadas. Muchas de ellas son cultivos en fase todavía de experimentación que se realizan al aire libre. "Estamos hablando de plantas a las que se les han insertado otros genes y que no se sabe cómo reaccionarán. Además se polinizan fácilmente", sostiene Ruibal.