domingo, 15 de diciembre de 2013

Esto nos enferma en silencio

Una prueba muestra los minerales que se acumulan en los cruceños


JAVIER MÉNDEZ VEDIA - jmendez@eldeber.com.bo

Una serie de exámenes realizados este año a 20 personas en Santa Cruz revela que los contaminantes que se acumulan en nuestro cuerpo causan síntomas que a veces desorientan a los médicos: dolor abdominal, picazones, inestabilidad emocional, desorientación y a veces hasta comportamiento bipolar.

El examen es el mineralograma, una prueba que se realiza en el laboratorio Doctor’s Data de EEUU (a través del laboratorio Catedral). Consiste en analizar 250 miligramos de cabello con un espectrómetro.

Con mucha precisión, el análisis muestra, en los cabellos, los metales pesados (como el arsénico) y los nutrientes (como el cromo y el magnesio) que se han acumulado en nuestro cuerpo.

Con esa información, los médicos pueden saber cómo está conformada la dieta y qué tipo de males pueden afectar a las personas con el paso de los años y actuar para prevenirlos o para solucionarlos.

Ojo con los cohetes

El patólogo Ronny Colanzi menciona tres metales pesados que destacan en el examen: el arsénico, el bario y el plomo. El bario, por ejemplo, si bien no está en estado libre, se usa en pirotecnia. Disparar una pausa o un cohete puede exponer a este metal, lo mismo que el veneno de las ratas. “No es un número importante de personas que lo tienen, pero es necesario que los entes reguladores sean estrictos con el control de estas sustancias”, dice, basado en su pasada experiencia como concejal.

El pediatra Emil Arroyo ha visto casos de intoxicaciones con mercurio, cadmio, arsénico y aluminio. “Son metales relacionados con el sistema neurológico. También se hacen esta prueba para detectar otro tipo de metales relacionados con osteoporosis e hipertensión”, explica.

En los niños, no es raro -continúa Arroyo- que tras los problemas inmunológicos haya antecedentes de contaminación. Los niños llevan plásticos a la boca y suelen ingerir pintura. “Mascan los bolígrafos, lápices y juguetes de plástico, que tienen plomo. Los niños que se crían en una avenida con tráfico intenso tienen más posibilidades de acumular el plomo que quienes viven en lugares aireados”, afirma. La solución consiste en alejarse de la fuente de contaminación y en la aplicación (via endovenosa u oral) de sueros quelantes.