viernes, 28 de marzo de 2014

Tóxicos que salen a la luz

El BNG alerta de filtraciones de fluoruros en el paseo fluvial y reclama soluciones - El Ayuntamiento no tiene "constancia" de estos vertidos

Viviana Burón Arteixo 27.03.2014 |

Un vecino camina, ayer, al lado de una de las 
filtraciones de tóxicos que denuncia el 
Bloque. / la opinión  
El BNG alerta de filtraciones de sustancias tóxicas en el paseo fluvial procedentes, afirma, de la parcela contaminada en la que el anterior Ejecutivo local proyectó unas pistas de atletismo que no llegaron a ejecutarse. El Bloque advierte de que en la zona de O Rañal los temporales dejaron al descubierto este tipo de sustancias peligrosas y reclama al Gobierno municipal que tome medidas

La presencia de fluoruros, una sustancia tóxica, en la zona deportiva de Arteixo dejó a la localidad sin las pistas polideportivas, un proyecto que se llegó a adjudicar durante el anterior mandato pero que no pudo ejecutarse. El BNG denuncia ahora que estas sustancias tóxicas que se encuentran bajo la zona deportiva y que fueron depositadas allí a finales de los años ochenta y principios de los noventa brotan en un lateral del carril bici que discurre por el paseo fluvial desde el Ponte dos Brozos hasta la piscina.

"Son sustancias tóxicas que se están filtrando, el Concello debería darle una solución", manifiesta su portavoz, Silvia Seixas. El Gobierno local, que renunció a ejecutar las pistas de atletismo por el alto coste que suponía descontaminarlas, asegura no tener "constancia" de las filtraciones de residuos.

No es este el único lugar de la localidad donde se depositaron este tipo de residuos, muchos de ellos procedentes de una fábrica de aluminios. Los nacionalistas denuncian que en la zona de O Rañal, cerca de la escultura gigante con forma de catalejo, los últimos temporales dejaron al descubierto multitud de formaciones rocosas llenas de residuos. "En muchas de ellas se puede ver el aluminio", sostiene el concejal Xabier Maceiras.

El anterior Ejecutivo adjudicó a una unión de empresas en 2010 la construcción de una pista de atletismo cubierta con cuatro calles de 60 metros, un foso de saltos, una pista de salto de altura y una zona de lanzamiento de peso por más de 600.000 euros. Comenzadas las primeras excavaciones se detectaron las sustancias tóxicas y se paralizó la obra. Sanear la parcela tenía un coste de entre medio millón y tres millones de euros por lo que Carlos Calvelo renunció a esta obra.

Informe de la ONU: hay que poner fin al control de los alimentos por parte de las Corporaciones

Por NOTICIASDEABAJO • 22 MARZO, 2014

Por Sonali Kolhatkar, 21 de marzo de 2014
(Credit: Shutterstock)
Un nuevo Informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, apunta directamente a cómo se producen los alimentos y su distribución a escala mundial. Con un análisis de nuestro sistema alimentario por parte de expertos, como Vandana Shiva y Michael Pollan, el autor del Informe, Olivier de Schutter, solicita una menor intromisión de las grandes empresas agrícolas y un control democrático de los alimentos.

Aunque las recomendaciones del Informe son revolucionarias, los grandes medios de comunicación no se han hecho eco de su publicación.

De Schutter, relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, ha pasado seis años visitando más de una docena de países, concluyendo que el sistema de alimentación de todo el mundo debe ser reconstruido, en base a la incentivación de la agricultura local, sostenible, para que las personas tengan un mayor control sobre lo que desean cultivar y comer. Esto es algo que no suena radical en Estados Unidos, donde se está produciendo una rápida expansión de los mercados locales y el cultivo en los patios y jardines. Pero en las comunidades pobres, sean de Estados Unidos o de otros países, esta idea sí que suena radical. Se trata en definitiva de promover el cultivo local, una agricultura sostenible y una gestión democrática del sistema de alimentación.

El Sistema Alimentario mundial está controlado por un puñado de gigantescas Corporaciones, la mayoría de las cuales tienen sus sede en Estados Unidos, tales como ConAgra, Cargill y PepsiCo. Por las manos de estas Empresas pasan la mayor parte de los alimentos del mundo. Este es un Sistema ambientalmente insostenible, debido a la excesiva dependencia de los fertilizantes químicos, plaguicidas y combustibles fósiles, pero también en su ineficacia en alimentar a la gente. El Programa Mundial de Alimentos estima que 842 millones de personas padecen hambre en todo el mundo.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? La llamada Revolución Verde, a partir de la década de 1940, fue una promesa de que una solución tecnológica con semillas de alto rendimiento, en combinación con fertilizantes y plaguicidas químicos, acabarían con el hambre en el mundo. En cierta medida, la Revolución Verde tuvo éxito en producir grandes cantidades de granos de cereales que alimentan a una gran parte de la población del mundo. Pero, ¿cómo tan pocas empresas lo controlan todo? ¿Y por qué tanta gente aún pasa hambre?

En una entrevista publicada en Uprising con el activista Raj Patel, le hice una pregunta sobré qué ha salido mal en la Revolución Verde y por qué el Informe de De Schutter puede aportar soluciones. Patel es escritor, activista y académico; escribió el libro “Obesos y famélicos: los mercados, el poder y la batalla oculta por el control del Sistema de Alimentos” y “El valor de la nada”, un best-seller según The New York Times. Da clases en la Universidad de Berkeley con Pollan, y es asesor de Schutter. Patel me dijo: “el sistema alimentario del mundo está forjado por una historia de colonialismo, esclavitud e imperialismo”.

Más recientemente, Patel me ha dicho que la Revolución Verde ha dado lugar a “que la agricultura industrial haya sustituido a los trabajadores, teniéndose que desplazar estos a las ciudades. Allí son las personas que tienen más probabilidades de pasar hambre”. Patel también dijo: “Sí, hay más alimentos que se producen a partir de los grandes cultivos básicos, pero se sacrifican otros tipos de cultivos más nutritivos que crecían junto a los cereales”. Poniendo de ejemplo el caso de América Latina, Patel señaló que durante el período de máximo apogeo de laRevolución Verde, “la producción de alimentos aumentó en un 9%, pero también aumentó el hambre”.

Patel sostiene que hay alimentos suficientes para todos, pero “la forma de distribuir la comida es injusta”. En otras palabras, el control de las Corporaciones de las vastas extensiones de monocultivos hizo que muchas personas fueran expulsadas de sus tierras, hasta que sólo han quedado un puñado de empresas que producen más alimentos que nunca, pero persiste una población hambrienta de pobres sin tierra que no pueden permitirse el lujo de alimentarse a sí mismos.

No sólo las empresas de alimentos controlan el Sistema Alimentario, sino que también lo hacen las grandes empresas químicas y de semillas, como Monsanto y Dow Chemical. Durante décadas, Monsanto se ha estado beneficiando de su monopolio en la creación de semillas de maíz y soja modificadas genéticamente, que son resistentes al herbicida Roundup, que fabrica esta empresa. Estas semillas se denominan Roundup Ready (RR), y se vendieron como eficaces y fáciles de usar, pero son semillas que se han diseñado para ser estériles, por lo que los agricultores no pueden guardar sus semillas para la cosecha del próximo año, y dependen por tanto de Monsanto. Pero también resultó que el uso intensivo de productos químicos venenosos, ha dado lugar a que las hierbas se hagan resistentes a los pesticidas (super malas hierbas).

Deseoso de entrar en el mismo juego, Dow Chemical está esperando que se apruebe una nueva semilla modificada genéticamente que es resistente a un pesticida denominado Enlist. El pesticida Enlist contiene una sustancia química que formó parte de las sustancias tóxicas utilizadas en la guerra de Vietnam, el Agente Naranja. Patel se lamentaba de que “se concentra el poder sobre los fertilizantes y las semillas en muy pocas empresas, siendo capaces de manejar el mercado a su antojo”.

En el Informe enviado a las Naciones Unidas, De Schutter propuso como solución la agroecología, que describe como “una forma de recuperar los sistemas alimentarios y en favor de la sostenibilidad”. La agroecología, según Patel, es “un sistema en el que en vez de suplantar a la naturaleza, se trabaja con ella, Así, en lugar de depender de los plaguicidas, por ejemplo, se utilizarían los insectos depredadores para el control de las plagas, por lo que la gestión de las plagas se integra en un ecosistema diverso y complejo”. Esta forma de producir alimentos sustituirá a los monocultivos de maíz, soja y trigo, por una amplia variedad de cultivos, que mejoran el suelo, controlan las plagas y dan cobijo a diferentes especies. Lo más importante, un sistema alimentario agroecológico, dice Patel, es un sistema que frena el cambio climático y es “mucho más fuerte para soportar situaciones climáticas extremas”.

La agroecología va al lado de la soberanía alimentaria, un término adoptado por un fuerte movimiento de más de 200 millones de campesinos, Vía Campesina, que exige el control local y democrático de los alimentos. Así que no es de extrañar que la Industria dominada por las Corporaciones sea muy cautelosa cuando se habla de soberanía alimentaria. Sin embargo, en su Informe dirigido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, De Schutter escribe: “La soberanía alimentaria es una condición para la plena realización del derecho a la alimentación”.Apunta directamente a las grandes Corporaciones, diciendo de ellas que “los sistemas alimentarios actuales son eficientes desde el punto de vista de maximización de las ganancias a través de los negocios agrícolas”, y añade “a niveles local, nacional e internacional, el marco normativo debe adaptarse con urgencia a otra alternativa, un control democrático”.

Patel insiste en que la noción de democracia “es el meollo, lo más radical de este Informe”. En lugar de hablar de soberanía alimentaria, las Corporaciones y los Gobiernos emplean el término de seguridad alimentaria. Pero técnicamente, dijo Patel, “se puede tener seguridad alimentaria en la cárcel y se le dará suficiente comida para sobrevivir. Pero usted no tiene control sobre este proceso, en la forma en que se cultiva el alimento o cómo la sociedad decide cómo acabar con el hambre”. En otras palabras, el control democrático de nuestro sistema alimentario es lo único que puede romper el control de las Corporaciones sobre lo que comemos y cómo y dónde cultivamos nuestros alimentos, y de eso es precisamente lo que De Schutter ha informado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Igual que otras necesidades humanas básicas, como el agua, la vivienda y la asistencia sanitaria, la comida no debe estar sujeta a los fines de lucro. Al solicitar el control democrático de nuestros alimentos, De Schutter y Patel están amenazando los intereses comerciales de las más grandes y poderosas Corporaciones del mundo. Teniendo en cuenta que el Informe de De Schutter ha sido presentado a los más altos representantes internacionales de la sociedad civil, tiene el potencial de provocar un cambio, pero sólo si hay suficiente presión desde abajo.

Patel me dijo que el Informe es “tan bueno como lo sea la movilización en favor de su consideración”. Aunque proporciona nuevas argumentos a grupos como Vía Campesina en su lucha en la democratización del sistema alimentario, advierte que es mucho el trabajo por hacer: “necesitamos mantener la organización y la presión, y esto nos permite tener un sueño mucho mayor que el que nos lanzan los Gobiernos, que dicen representarnos”.