miércoles, 17 de septiembre de 2014

Advertencia Global de la OMS: disruptores endocrinos aumenta pandemias

Los disruptores endocrinos son una causa creciente de el gran aumento de las enfermedades de estilo de vida en todo el mundo como la diabetes tipo 2, la obesidad, el cáncer de mama y de testículos, el TDAH, los nacimientos prematuros, la disminución de la fertilidad. Se muestra un informe que resume los últimos 10 años de investigación, publicó la OMS.

- Ahora podemos ver una fuerte correlación entre los productos químicos de la hormona que controla y varias de nuestras enfermedades de estilo de vida más comunes, dice Åke Bergman, profesor de vid química ambiental de la Universidad de Estocolmo y uno de autores principales de los "cemicals alteración endocrina 2012" Informe para la Radio Sueca. Los políticos y la totalidad de su creación ha sido durante años, ahora están tratando de que las grandes y nuevas enfermedades como la diabetes y la obesidad de tipo 2 son exclusivamente una cuestión de estilo de vida individuales. No sólo eso – pero para una responsabilidad individual que tenemos de nosotros mismos debe pagar por cargar a la salud pública.

El informe revela un vínculo entre los agentes patógenos y enfermedades, que está creciendo rápidamente en una serie de países, como el de mama y el cáncer testicular y el TDAH y otros efectos sobre el sistema nervioso. 100000-150000 sustancias.

Hoy en día hay más de 800 químicos bloqueadores de hormonas que se ha demostrado científicamente los efectos adversos para la salud.

Estamos expuestos a ellos en nuestra comida, ropa, textiles, productos de higiene, cosméticos, electrónica, etc. Pero también a través de las partículas en el aire y el agua de la descarga de la producción industrial y agrícola, el tráfico y la incineración de residuos. En total se trata de entre 100.000 y 150.000 diferentes sustancias.


Ejemplos de sustancias de control hormonal definida:PCB, DDT, POP: s, PFOS, bisfenol A, PBDEs, DEHP, triclosan
Los investigadores ven una relación entre los problemas de la hormona que controla y cáncer hormonal aumento instancia; de próstata y de mama cáncer testicular, efecto a dosis bajas, también parece que los alteradores endocrinos tienen el daño, incluso en dosis muy pequeñas, ya que el sistema endocrino humano es mucho más complejo de lo que se pensaba anteriormente. Esto significa que es prácticamente imposible poner límites a lo que un ser humano puede tolerar sustancias nocivas-. Nosotros simplemente sabemos si un producto químico es la hormona que regula o no, antes de que comience a utilizar, dice Åke Bergman lucro a expensas de la salud pública, no sólo en Dinamarca, . pero en Europa no es la carga de la prueba cuando se trata de la salud pública. Esta no es la industria para demostrar que una sustancia es inofensiva para los humanos y el medio ambiente -. pero viceversa. Un ejemplo sencillo es la disruptores hormonales notorios y sustancia cancerígena BPA, en el que el primero advertencias vinieron ya en 1993 y siete años después hasta prohibieron políticos daneses sustancia en productos dirigidos a niños de entre 0-3 años. 18 años más tarde ya no estaba permitido el uso de BPA en los biberones en toda la UE. No es sólo la industria del plástico, que van de la pierna de una prohibición total del uso de la sustancia. Industria química en la UE es el mayor exportador de productos químicos. Está estrechamente vinculado con la Comisión Europea, que controla la legislación de productos químicos con fines de lucro -. Y a expensas de la salud pública y el medio ambiente. Informe "disruptores endocrinos 2012" es un informe completo publicado por la Organización Mundial de la Salud y el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, PNUMA, reunión de la ONU fue presentado en Nairobi el 02/19/2013

Dr. Nicolás Olea Serrano

sábado, 6 de septiembre de 2014

El Dr. Nicolás Olea Serrano es Catedrático de Medicina en la Universidad de Granada y Coordinador de Investigación en el Hospital Clínico de esa misma ciudad. Su especialidad es Radiología y Oncología.

El profesor Nicolás Olea es un referente mundial en disrupción endocrina, y lleva más de 30 años trabajando en el área de salud/enfermedad y medioambiente, concretamente en el estudio del cáncer hormono-dependiente. El “descubrimiento” de las hormonas en el medioambiente en 1987, durante su estancia como Fulbright Schoolar en Boston (EEUU), significó un cambio importante en la orientación de los objetivos de su grupo de trabajo. Luego en 1991 participó en el consenso para la definición de “disrupción endocrina” que tuvo lugar en Wingspread (EEUU) de la mano de Theo Colborn, responsable de contaminación química de WWF-US.

En la actualidad, la hipótesis de trabajo de su grupo de investigación es ligar la exposición a compuestos químicos con actividad hormonal y enfermedad. Los investigadores de la UGR tratan de demostrar la exposición inadvertida de la población general a estos compuestos químicos y otros factores ambientales de interés, y aplican marcadores de efecto combinado en estudios epidemiológicos de diferente diseño y en muy distintas patologías.

Las investigaciones que se llevan a cabo se centran en el seguimiento de la población sana (especialmente infantil), para obtener la máxima información sobre la exposición a disruptores endocrinos y sus efectos a largo plazo, que aunque sean sutiles pudieran estar relacionados con exposiciones tempranas. En definitiva, lo que se pretende es actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo.

En definitiva, lo que se pretende es actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo.

Entrevista al Dr. Olea para el documental "SOS, Todos somos electrosensibles":


Tóxicos cotidianos ignorados, causantes de muchas enfermedades graves



NICOLÁS OLEA, PROFESOR DE RADIOLOGÍA Y MEDICINA FÍSICA DE LA UGR

«El 100% de la población tiene restos de pesticida en la grasa corporal»

El especialista lleva quince años investigando los efectos indeseados sobre la salud humana de sustancias químicas presentes en alimentos y objetos de uso cotidiano

INÉS GALLASTEGUI/GRANADA

Peces que cambian de sexo. Hombres estériles. Mujeres con residuos de pesticidas en su leche materna... El profesor de Radiología y Medicina Física Nicolás Olea Serrano lleva quince años investigando los efectos de ciertas sustancias químicas sobre la salud humana. Está convencido de que la exposición ambiental a estos productos, que se encuentran en los alimentos y en decenas de objetos de uso cotidiano, es la causante de innumerables enfermedades.

-¿Qué son los disruptores endocrinos?

-Se trata de compuestos químicos contaminantes ambientales, que una vez dentro del organismo humano 'imitan' a las hormonas naturales. La mayor parte, a las hormonas sexuales femeninas o estrógenos. Otros pocos interfieren con las hormonas sexuales masculinas o andrógenos. En algún caso más, hay imitadores de las hormonas del tiroides o del control del azúcar en sangre. Los efectos descritos están relacionados con estos sistemas hormonales: infertilidad, endometriosis, malformaciones génito-urinarias, diabetes o aumento de la incidencia de algunas formas de cáncer, como mama y testículo.

-¿Qué sustancias químicas de uso cotidiano son potencialmente peligrosas para la salud?

-Si nos ceñimos al mundo de los disruptores endocrinos, el censo incluye cerca de 800 compuestos identificados como tales. Hace unos años se pensaba que tan solo algunos pesticidas de uso agrícola tenían esta propiedad. Hoy día se sabe que tanto algunos componentes del plástico, como algunos detergentes o componentes de productos cosméticos pueden ser disruptores endocrinos. Hay que tener en cuenta que la UE reconoce que de los 140.000 compuestos químicos fabricados por el hombre, sólo hay información toxicológica suficiente de 140.

-¿Es posible demostrar la relación entre la exposición a determinadas sustancias químicas y enfermedades como el cáncer, el Alzheimer o el Parkinson?

-Realmente establecer una vinculación entre exposición y enfermedad es una tarea difícil, ya que se trata, en la mayor parte de las ocasiones, de enfermedades de aparición tardía, multifactoriales y con un largo periodo de incubación (tiempo que existe entre la exposición y la manifestación clínica). A pesar de ello, las asociaciones son lo suficientemente serias como para poner en marcha el llamado principio de prevención, que viene a decir algo así como 'cautela ante la incertidumbre'.

-¿Existen estudios científicos que prueben el peligro de ciertos productos químicos?

-Existen, al menos en el mundo animal. Está el caso preocupante de los moluscos de las rías gallegas con una enfermedad que se llama imposex y que los hace estériles, o los peces del río Ebro, con un síndrome que se llama intersex y que hace indistinguibles al macho y la hembra. Como bien dice uno de los 'descubridores' de estas afectaciones, si uno piensa que nosotros somos muy diferentes de la cañaílla gallega o la carpa del Ebro, durmamos tranquilos. Ahora bien, si pensamos que navegamos en el mismo barco.

-Cada vez son más los científicos que hablan de estos temas. ¿Están respondiendo las administraciones en consonancia?

-A duras penas. La Unión Europea apostó con valentía por la hipótesis ambiental. De hecho, el próximo mes de noviembre tendremos en Helsinki la reunión de expertos para analizar los diez años de trabajo desde la primera reunión en Weybridge (Reino Unido) en la que se confió en la hipótesis y se subvencionaron trabajos de investigación. En España, hay algunos esfuerzos individuales de la mayor calidad científica en investigación animal. En humanos, se limita a lo que nuestro grupo de Granada lleva haciendo estos últimos quince años. Un hito fue la creación de la red Infancia y Medio Ambiente en la que participan Barcelona, Menorca, Valencia, Alicante y Granada, y que reclutó mas de 6.000 niños desde el embarazo de sus madres y los ha seguido hasta los cinco años de edad. Hemos tenido ocasión de analizar los productos químicos en las placentas y establecer el mapa regional de distribución de contaminantes, por ejemplo de los pesticidas DDT y endosulfán.

-¿Y la industria?

-No conseguimos hacerlos interesarse en el tema en los aspectos que creemos del mayor interés: el conocimiento científico y la prevención de la exposición humana. Aún guardo en un marco la última carta que me dedicó el presidente de la federación de industrias químicas por comentar a la prensa lo que de forma repetida le había dicho en las reuniones científicas y en publicaciones internacionales: el 100% de la población granadina tiene DDT o sus metabolitos en la grasa. Es lo mismo que ocurre en el resto de España, sólo que nosotros lo hemos investigado. A pesar de la evidencia, la industria parece no interesarse y cree que es un asunto pasado que no ha tenido consecuencias.

-Para una persona que se desenvuelve en un entorno urbano, ¿es posible evitar estas sustancias? ¿Hay una pauta de consumo para minimizar la exposición?

-La exposición es muchas veces inadvertida, ya que los disruptores endocrinos se encuentran en múltiples artículos de consumo, por ejemplo, el residuo de plaguicidas en los vegetales o el de hormonas en las carnes; los componentes de los plásticos en los biberones, recubrimientos de latas de conserva o los selladores dentales; los ablandadores del plástico en tetinas y chupetes; los antialgas en la pintura de la piscina; los componentes de la cosmética como ftalatos, parabenes, canfenos y benzofenonas... Y así hasta 800 compuestos. ¿Pautas de consumo? Agricultura sin pesticidas, reducción en el empleo de alimentos preparados y no frescos, reducción en el consumo de plásticos y en el uso de cosmética... (por cosmética natural).

Ponencia: "Pesticidas, detergentes, plásticos y otras hormonas"


No usar botellas de plástico ni calentar plásticos en microondas


El pasado mes de Marzo, 3.800 expertos en salud pública de toda España solicitaron un mayor control sobre los disruptores endocrinos (EDCs), compuestos químicos que tienen la capacidad de alterar el equilibrio del sistema hormonal de los seres humanos y de la fauna.

El portavoz de este grupo de expertos, pertenecientes a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), es el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada Nicolás Olea.

3.800 expertos en salud pública de toda España han pedido a la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, así como a la Comisión Europea, que adopten una regulación más estricta respecto a los disruptores endocrinos (EDCs), compuestos químicos que interfieren con el normal funcionamiento de las hormonas esteroideas y tiroideas, entre otras.

Todos ellos pertenecen a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que agrupa a 12 sociedades científicas y 3.800 profesionales y científicos del campo de la Salud Pública en España y cuya misión es contribuir a la mejora de la salud y de los servicios de atención sanitaria de la población española. El portavoz de este grupo de expertos es el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada Nicolás Olea.

Los EDCs son sustancias químicas sintéticas que tienen capacidad de alterar el equilibrio del sistema hormonal de los seres humanos y de otras muchas especies de seres vivos. Los niveles de EDCs en la población española (conocidos como “contaminación interna”) son mucho más altos que en otros países, “y suponen una amenaza para la salud, el bienestar y la economía de los ciudadanos y el Estado de Bienestar”, en palabra de los expertos.

“Los disruptores endocrinos están presentes en muchos productos utilizados en nuestra vida cotidiana, como alimentos, agua, envases, juguetes, textiles, plaguicidas, productos de higiene y otros muchos artículos de consumo”. Su presencia en el cuerpo humano puede producir problemas de salud reproductiva (infertilidad, malformaciones congénitas), tumores y otras enfermedades en los órganos productores de hormonas (mama, próstata, testículos, tiroides), enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad), trastornos inmunológicos y afectar al crecimiento y desarrollo normal, entre otros muchos problemas.

Según denuncian los miembros de SESPAS, “las fuertes presiones del lobby químico en Europa y España están obstaculizando la aplicación de los principios básicos de la Salud Pública a través de una regulación adecuada, así como la puesta en marcha de políticas de reducción de riesgos”. Estas presiones para defender sus intereses corporativos “están retrasando la acción de todas las administraciones públicas para proteger la salud de la población”.

WI-FI: la muerte invisible que está destruyendo a la generación más joven en todo el mundo


Con el auge de la conexión inalámbrica, las redes wifi nos invaden: están en los hoteles, restaurantes, bares de copas, centros comerciales, colegios, oficinas y un largo etcétera. ¿Pero suponen un riesgo para la salud?

La Agencia de Protección Sanitaria de Gran Bretaña, en un estudio realizado en 2007 constató que “la radiación de microondas en el rango de frecuencia de WiFi causa cambios de conducta, altera las funciones cognitivas, activa la respuesta de estrés e interfiere con las ondas cerebrales”. También se mencionan los posibles riesgos para la salud de los niños que asisten a escuelas con redes inalámbricas.

Y es que no hay que olvidar que la radiofrecuencia de los teléfonos móviles e inalámbricos, de las torres de telefonía móvil y de las redes WiFi emiten radiación que de una manera u otra, afecta a las personas que estén dentro de su rango de acción.

El estudio «Interphone», promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicado en «International Journal of Epidemiology», pese a no ofrecer evidencias concluyentes sobre la supuesta inocuidad de los terminales, levanta la sospecha. En una revisión del mismo realizada en Junio de 2010, se aseguraba que por cada cien horas de uso de teléfono móvil, el riesgo de meningioma –tumor cerebral– aumentaba un 26 por ciento.

Fernando Pérez, vicepresidente de la Fundación para la Salud Geoambiental apunta que los pequeños de la casa son los más vulnerables, junto a las embarazadas, personas mayores y enfermos. «Todos los estudios epidemiológicos han demostrado efectos reales de las radiaciones en la salud y el desarrollo de los niños», explica Pérez.

Por supuesto, hay otros estudios que afirman que la exposición a este tipo de radiaciones es inocua. Pero si así fuera, ¿por qué en Europa están tomando medidas?. Uno de los ejemplos más contundentes llega del vecino galo. En Francia, se están eliminando las redes WiFi en bibliotecas, colegios y lugares públicos, «pero en España la legislación data del año 2001, y establece unos límites máximos que son 4.000 veces superiores a los recomendados por los últimos estudios», apunta Pérez.

Por otro lado, existen “informes científicos” que afirman que las redes wi-fi son totalmente inofensivas pero no hay que olvidar que la mayor parte de esos “informes” están pagados por “la alianza WiFi” una asociación que representa a la industria de WLAN, integrada por mas de 200 grandes compañías.

Los síntomas de una alta exposición a redes wifi se manifiestan mediante dolor de cabeza, cansancio crónico, dificultad para dormir, palpitaciones, dolor en el oído e insomnio.

Así que lo mejor es prevenir, sólo por si acaso. Éstas son algunas medidas que pueden protegernos de las radiaciones wi-fi, tanto en la oficina como en la vivienda:

1. Desconectar la conexión cuando no se esté utilizando, especialmente durante la noche.

2. Sustituya el acceso inalámbrico, mediante cable de red, o bien un PLC que le permita usar su propia red eléctrica y enchufes como red local.

3. No abusar del teléfono móvil. Lo mejor es utilizarlo con la función de “altavoz” activada.

4. No utilice teléfonos inalambricos DECT para su vivienda, los cuales emiten grandes dosis de radiación. Si no tiene más opción que utilizar un teléfono inalambrico, mire las opciones tipo ECODECT, que al menos evitan la emisión cuando el teléfono esta descansando en la base.

5. Acudir a un médico especializado para que nos realice una descarga de la radiación que el cuerpo haya podido absorber.

NICOLÁS OLEA PROFESOR DE RADIOLOGÍA Y MEDICINA FÍSICA DE LA UGR: «EL 100% DE LA POBLACIÓN TIENE RESTOS DE PESTICIDA EN LA GRASA CORPORAL»

«El 100% de la población tiene restos de pesticida en la grasa corporal»

El especialista lleva quince años investigando los efectos indeseados sobre la salud humana de sustancias químicas presentes en alimentos y objetos de uso cotidiano

INÉS GALLASTEGUI/GRANADA

Peces que cambian de sexo. Hombres estériles. Mujeres con residuos de pesticidas en su leche materna... El profesor de Radiología y Medicina Física Nicolás Olea Serrano lleva quince años investigando los efectos de ciertas sustancias químicas sobre la salud humana. Está convencido de que la exposición ambiental a estos productos, que se encuentran en los alimentos y en decenas de objetos de uso cotidiano, es la causante de innumerables enfermedades.

-¿Qué son los disruptores endocrinos?

-Se trata de compuestos químicos contaminantes ambientales, que una vez dentro del organismo humano 'imitan' a las hormonas naturales. La mayor parte, a las hormonas sexuales femeninas o estrógenos. Otros pocos interfieren con las hormonas sexuales masculinas o andrógenos. En algún caso más, hay imitadores de las hormonas del tiroides o del control del azúcar en sangre. Los efectos descritos están relacionados con estos sistemas hormonales: infertilidad, endometriosis, malformaciones génito-urinarias, diabetes o aumento de la incidencia de algunas formas de cáncer, como mama y testículo.

-¿Qué sustancias químicas de uso cotidiano son potencialmente peligrosas para la salud?

-Si nos ceñimos al mundo de los disruptores endocrinos, el censo incluye cerca de 800 compuestos identificados como tales. Hace unos años se pensaba que tan solo algunos pesticidas de uso agrícola tenían esta propiedad. Hoy día se sabe que tanto algunos componentes del plástico, como algunos detergentes o componentes de productos cosméticos pueden ser disruptores endocrinos. Hay que tener en cuenta que la UE reconoce que de los 140.000 compuestos químicos fabricados por el hombre, sólo hay información toxicológica suficiente de 140.

-¿Es posible demostrar la relación entre la exposición a determinadas sustancias químicas y enfermedades como el cáncer, el Alzheimer o el Parkinson?

-Realmente establecer una vinculación entre exposición y enfermedad es una tarea difícil, ya que se trata, en la mayor parte de las ocasiones, de enfermedades de aparición tardía, multifactoriales y con un largo periodo de incubación (tiempo que existe entre la exposición y la manifestación clínica). A pesar de ello, las asociaciones son lo suficientemente serias como para poner en marcha el llamado principio de prevención, que viene a decir algo así como 'cautela ante la incertidumbre'.

-¿Existen estudios científicos que prueben el peligro de ciertos productos químicos?

-Existen, al menos en el mundo animal. Está el caso preocupante de los moluscos de las rías gallegas con una enfermedad que se llama imposex y que los hace estériles, o los peces del río Ebro, con un síndrome que se llama intersex y que hace indistinguibles al macho y la hembra. Como bien dice uno de los 'descubridores' de estas afectaciones, si uno piensa que nosotros somos muy diferentes de la cañaílla gallega o la carpa del Ebro, durmamos tranquilos. Ahora bien, si pensamos que navegamos en el mismo barco.

-Cada vez son más los científicos que hablan de estos temas. ¿Están respondiendo las administraciones en consonancia?

-A duras penas. La Unión Europea apostó con valentía por la hipótesis ambiental. De hecho, el próximo mes de noviembre tendremos en Helsinki la reunión de expertos para analizar los diez años de trabajo desde la primera reunión en Weybridge (Reino Unido) en la que se confió en la hipótesis y se subvencionaron trabajos de investigación. En España, hay algunos esfuerzos individuales de la mayor calidad científica en investigación animal. En humanos, se limita a lo que nuestro grupo de Granada lleva haciendo estos últimos quince años. Un hito fue la creación de la red Infancia y Medio Ambiente en la que participan Barcelona, Menorca, Valencia, Alicante y Granada, y que reclutó mas de 6.000 niños desde el embarazo de sus madres y los ha seguido hasta los cinco años de edad. Hemos tenido ocasión de analizar los productos químicos en las placentas y establecer el mapa regional de distribución de contaminantes, por ejemplo de los pesticidas DDT y endosulfán.

-¿Y la industria?

-No conseguimos hacerlos interesarse en el tema en los aspectos que creemos del mayor interés: el conocimiento científico y la prevención de la exposición humana. Aún guardo en un marco la última carta que me dedicó el presidente de la federación de industrias químicas por comentar a la prensa lo que de forma repetida le había dicho en las reuniones científicas y en publicaciones internacionales: el 100% de la población granadina tiene DDT o sus metabolitos en la grasa. Es lo mismo que ocurre en el resto de España, sólo que nosotros lo hemos investigado. A pesar de la evidencia, la industria parece no interesarse y cree que es un asunto pasado que no ha tenido consecuencias.

-Para una persona que se desenvuelve en un entorno urbano, ¿es posible evitar estas sustancias? ¿Hay una pauta de consumo para minimizar la exposición?

-La exposición es muchas veces inadvertida, ya que los disruptores endocrinos se encuentran en múltiples artículos de consumo, por ejemplo, el residuo de plaguicidas en los vegetales o el de hormonas en las carnes; los componentes de los plásticos en los biberones, recubrimientos de latas de conserva o los selladores dentales; los ablandadores del plástico en tetinas y chupetes; los antialgas en la pintura de la piscina; los componentes de la cosmética como ftalatos, parabenes, canfenos y benzofenonas... Y así hasta 800 compuestos. ¿Pautas de consumo? Agricultura sin pesticidas, reducción en el empleo de alimentos preparados y no frescos, reducción en el consumo de plásticos y en el uso de cosmética...

Científicos españoles piden al Gobierno y a la Comisión Europea una regulación más estricta respecto a las sustancias químicas sintéticas

3.800 expertos en salud pública de toda España solicitan un mayor control sobre los disruptores endocrinos (EDCs), compuestos químicos que tienen la capacidad de alterar el equilibrio del sistema hormonal de los seres humanos y de la fauna

El portavoz de este grupo de expertos, pertenecientes a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), es el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada Nicolás Olea

3.800 expertos en salud pública de toda España han pedido a la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, así como a la Comisión Europea, que adopten una regulación más estricta respecto a los disruptores endocrinos (EDCs), compuestos químicos que interfieren con el normal funcionamiento de las hormonas esteroideas y tiroideas, entre otras.

Todos ellos pertenecen a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que agrupa a 12 sociedades científicas y 3.800 profesionales y científicos del campo de la Salud Pública en España y cuya misión es contribuir a la mejora de la salud y de los servicios de atención sanitaria de la población española. El portavoz de este grupo de expertos es el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada Nicolás Olea.

Los EDCs son sustancias químicas sintéticas que tienen capacidad de alterar el equilibrio del sistema hormonal de los seres humanos y de otras muchas especies de seres vivos. Los niveles de EDCs en la población española (conocidos como “contaminación interna”) son mucho más altos que en otros países, “y suponen una amenaza para la salud, el bienestar y la economía de los ciudadanos y el Estado de Bienestar”, en palabra de los expertos.

“Los disruptores endocrinos están presentes en muchos productos utilizados en nuestra vida cotidiana, como alimentos, agua, envases, juguetes, textiles, plaguicidas, productos de higiene y otros muchos artículos de consumo”. Su presencia en el cuerpo humano puede producir problemas de salud reproductiva (infertilidad, malformaciones congénitas), tumores y otras enfermedades en los órganos productores de hormonas (mama, próstata, testículos, tiroides), enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad), trastornos inmunológicos y afectar al crecimiento y desarrollo normal, entre otros muchos problemas.

Según denuncian los miembros de SESPAS, “las fuertes presiones del lobby químico en Europa y España están obstaculizando la aplicación de los principios básicos de la Salud Pública a través de una regulación adecuada, así como la puesta en marcha de políticas de reducción de riesgos”. Estas presiones para defender sus intereses corporativos “están retrasando la acción de todas las administraciones públicas para proteger la salud de la población”.

Nicolás Olea, un referente mundial

El profesor Nicolás Olea es un referente mundial en disrupción endocrina, y lleva más de 30 años trabajando en el área de salud/enfermedad y medioambiente, concretamente en el estudio del cáncer hormono-dependiente. El “descubrimiento” de las hormonas en el medioambiente en 1987, durante su estancia como Fulbright Schoolar en Boston (EEUU), significó un cambio importante en la orientación de los objetivos de su grupo de trabajo. Luego en 1991 participó en el consenso para la definición de “disrupción endocrina” que tuvo lugar en Wingspread (EEUU) de la mano de Theo Colborn, responsable de contaminación química de WWF-US.

En la actualidad, la hipótesis de trabajo de su grupo de investigación es ligar la exposición a compuestos químicos con actividad hormonal y enfermedad. Los investigadores de la UGR tratan de demostrar la exposición inadvertida de la población general a estos compuestos químicos y otros factores ambientales de interés, y aplican marcadores de efecto combinado en estudios epidemiológicos de diferente diseño y en muy distintas patologías.

Las investigaciones que se llevan a cabo se centran en el seguimiento de la población sana (especialmente infantil), para obtener la máxima información sobre la exposición a disruptores endocrinos y sus efectos a largo plazo, que aunque sean sutiles pudieran estar relacionados con exposiciones tempranas. En definitiva, lo que se pretende es actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo.

En definitiva, lo que se pretende es actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo.
Contacto:
Nicolás Olea Serrano
Departamento de Radiología y Medicina Física. Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.
Correo electrónico: nolea@ugr.es