lunes, 1 de diciembre de 2014

Nuestro cuerpo acumula tóxicos que fueron prohibidos hace décadas

Autor de la imagen: Vladimer Valishvili 
Esta semana voy a realizar un pequeño receso en el análisis comparativo de productos para hacerme eco de los resultados de una reciente investigación del Instituto deInvestigación Biosanitaria de Granada acerca de los tóxicos que se acumulan en nuestro organismo y que viene a confirmar lo que ya se sospechaba y que abordé en este blog el pasado mes de marzo.

Dicho trabajo, llevado a cabo por investigadores de la universidad granadina, de los hospitales universitarios San Cecilio y Virgen de las Nieves y de la Escuela Andaluza de Salud Pública, ha consistido en analizar los contaminantes "almacenados" en el tejido adiposo de cerca de 300 personas. Entre otras sustancias, se han encontrado restos de tóxicos cuya utilización en el ámbito agrícola está prohibida desde hace tiempo como el plaguicida DDT (desde 1971), el insecticida lindano (1991) o algunos tipos de bifenilos policlorados o PCBs (1986). Todo ello, como digo, aparecía bien guardado en la grasa del cuerpo de estos sujetos.

Estas sustancias forman parte de lo que se conoce como COPs (Contaminantes Orgánicos Persistentes), es decir, tóxicos que se mantienen en el medio ambiente durante décadas. Por eso podría ocurrir que una persona empiece a sufrir problemas de salud debido a una sustancia cuya utilización lleva muchos años prohibida, bien por los residuos que persisten en el ambiente, o también por los que tiene acumulados en el tejido adiposo de su propio cuerpo.

A propósito de perjuicios para la salud por culpa de tóxicos que durante demasiado tiempo estuvieron autorizados, esta misma semana se ha celebrado un nuevo juicio contra la empresa Uralita con el amianto como telón de fondo. En esta ocasión, la denuncia fue presentada por los familiares de cuatro mujeres que fallecieron por diversas enfermedades relacionadas con el amianto. Pero ellas no eran empleadas de la empresa, sino esposas de trabajadores. El contacto con el amianto lo tuvieron al sacudir y lavar la ropa de trabajo de sus maridos a diario. Las fibras de amianto se desprendían y eran inhaladas por estas mujeres ya fallecidas. La empresa no se encargaba de la limpieza de los uniformes de sus trabajadores al no considerarlos tóxicos.

Por cierto, que este mismo año se ha producido la primera sentencia firme en un juicio colectivo contraUralita. El Tribunal Supremo ratificó la sentencia que condenaba a la empresa a indemnizar con un millón y medio de euros a los familiares de 18 trabajadores que fueron contaminados con el polvo tóxico del amianto.

Autor de la imagen: Badly Drawn Dad  
Volviendo a la investigación realizada en Granada, los resultados apuntan a una relación directa entre acumulación de COPs y obesidad, no solo en el sentido de que cuanta más grasa corporal tienes, más tóxicos puedes llegar a almacenar, sino que "existen evidencias de que la exposición humana a ciertas sustancias químicas llamadas 'obesógenos' podría favorecer el crecimiento y proliferación de adipocitos (células de la grasa) y, por lo tanto, provocar un aumento de la grasa corporal. Además, se sospecha que ciertos contaminantes ambientales también podrían provocar alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos y, por tanto, contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares”, según afirma Juan Pedro Arrebola, uno de los autores del estudio.

Arrebola también explica que las personas se exponen a los COPs “principalmente a través de la dieta. Además, los COPs se acumulan progresivamente en la grasa corporal, por lo que los niveles medidos en nuestro trabajo nos dan una idea de la exposición acumulada de una persona a lo largo de varios años”.

Mientras que cada vez son más las investigaciones científicas que confirman los efectos perniciosos para nuestra salud de los contaminantes y tóxicos ambientales, las autoridades sanitarias siguen mirando hacia otro lado, posiblemente muy influenciadas por las poderosas empresas que se verían afectadas económicamente en caso de prohibir el uso de determinadas sustancias como, por ejemplo, el Bisfenol A. De hecho, a comienzos de este mismo año 2014, la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (que representa a miles de profesionales y científicos sanitarios), criticaba la falta de acción por parte del Gobiernoespañol y de la Unión Europea ante el alarmante crecimiento deenfermedades por contaminantes químicos.

Como parece que a los gobernantes les preocupan más los efectos en la economía que la salud de los ciudadanos, la última estrategia de quienes pretenden la prohibición de todas estas sustancias es poner en evidencia el alto coste económico que supone para las arcas públicas eltratamiento de las enfermedades ocasionadas por estos tóxicos que, entre otras consecuencias, están afectando negativamente a la reproducción humana.

Para cerrar este tema, nada mejor que escuchar cualquiera de las múltiples conferencias que el Dr. Nicolás Olea, también granadino, ha ofrecido advirtiendo de las consecuencias de, entre otros, los Contaminantes Orgánicos Persistentes. Aquí puedes ver el vídeo a partir de cuando empieza a hablar de este tema: