jueves, 17 de septiembre de 2015

La corrupción impide que se sepa la verdad sobre las radiaciones electromagnéticas.

La democracia es el único mecanismo conocedor de la verdad con el tiempo, pero la corrupción el cáncer que nos corroe y que sabemos porqué hoy en día tenemos, Internet y los medios que nunca salen en los medios están ahí , y nos podemos enterar de los tejes manejes , a que y como nos manipulan, gobiernos que solo hacen leyes y siguen un protocolo, que a su vez ese esta protegido a capa y espada por la industria, y que hará todo lo posible para defender su interés, Siempre dicen que no hay estudios que de daño sobre las radiaciones electromagnéticas, pues los datos están ahí, expertos que dicen una y otra vez que no hay relación y que solo se basan en estudios elaborados y financiados por la industria, en fin la verdad siempre sale a la luz, hasta cuando estaremos quejándonos, discutiendo, haciendo reuniones, para no llegar a ningún sitio.

De una vez por todas sentido común, sentarse todos juntos, si todos, en una mesa de trabajo y empezar a buscar soluciones, ante de que sea demasiado tarde……aquí os dejo con estas dos noticias que hablan por si solas.

En una nueva publicación que acaba de publicar la Universidad de Harvard, Norm Alster examina cómo la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) está dominado por las industrias que supuestamente regula.

“Red de corrupción de la FCC no se limita a proteger la industria del escrutinio necesaria y la regulación en materia de salud y seguridad pública. A veces sólo pone su mano directamente en el bolsillo público y redistribuye ese dinero a los suplicantes de la industria“.

“La Oficina de Contabilidad General (GAO) ha emitido varios informes citando fraude, el despilfarro y la mala gestión, junto con la inadecuada supervisión de la FCC del programa de subsidios. 

Sobornos, comisiones ilegales y documentación falsa quizá se puede esperar en un programa de hoja mandato del Congreso y sólo indirectamente supervisadas por la FCC. Pero el alcance del fraude ha sido impresionante “.

Lancet Oncology, la revista que publicó el anuncio oficial de la IARC de la decisión para designar a la radiación de radiofrecuencia como un posible carcinógeno humano, ha publicado una corrección por la declaración de conflicto de interés (COI) había incluido para Niels Kuster, el investigador suizo y empresario con sede en Zurich. Kuster asistió a la evaluación de la IARC de la radiación RF 05 2011 como un “especialista invitado”.

Kuster es el fundador y director de it’is, un grupo sin fines de lucro que se creó con el apoyo financiero de la industria de la telefonía móvil, en particular, Motorola, así como de SPEAG y su empresa matriz, Cerca de Tecnología de campo, que los instrumentos de medición mercados y software de simulación.

En una “corrección” publicado hoy, Lancet Oncology añade lo siguiente al COI de Kuster:

“It’is ha recibido financiación para proyectos específicos de la mayoría de los fabricantes de teléfonos móviles y muchos proveedores de servicios, incluido el Foro Mobile Manufacturers, Motorola, Ericsson, Nokia, Samsung, Sony, GSM Association, ARIB Japón, Swisscom, Deutsche Telekom, y TDC Sunrise“.

Esta declaración apareció en la declaración de conflicto de interés que Kuster presentada ante la IARC, el 24 de mayo del 2011, el primer día de la reunión de RF.

Un individuo, que utiliza el seudónimo de “Don Smith,” trajo esta omisión, así como una serie de otros, a la atención de ambos IARC y Lancet Oncology. COI de Kuster es el único que ha sido corregida.

IARC invitó a representantes de tres grupos industriales diferentes, CTIA, MMF y GSMA, para ser observadores de la reunión de 10 días, mientras que al mismo tiempo de restricción de la prensa asistir. Vea nuestro informe.

La noticias de la corrección viene con retraso. Poco después, Alex Lerchl añadió un comentario a su sitio, que declaró, en parte: “Para encontrar un investigador con una larga lista de colabnuestro informeoradores de la industria como, por un lado, y un profundo interés en la investigación de la exposición, en el otro, como miembro del grupo de expertos es irritante, por decir lo menos. “El profesor de la Universidad Jacobs en Alemania Dr.Lerchl,, había querido ser un miembro del panel de revisión IARC RF, pero su solicitud fue rechazada. ¿represalias o casualidad?

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¿Cómo la Comisión Federal de Comunicaciones está dominado por las industrias que Presumiblemente Regula” 



El agua contaminada que se filtra de las balsas llenaría 150 piscinas olímpicas al año

El estuario del Tinto y el Odiel recibe 378.000 m3 anuales de líquido por los puntos de fuga Los expertos alertan de que la zona 3 debería contar con un plan de restauración especial

ISMAEL GAONA HUELVA | ACTUALIZADO 13.09.2015

El agua contaminada que se filtra cada año al estuario del Tinto y el Odiel procedente de las cuatro balsas de fosfoyesos llenaría 150 piscinas olímpicas, según las estimaciones realizadas por la Universidad de Huelva en el proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía Fosfoyeso: de su evaluación ambiental como residuo a su revalorización como recurso.

En concreto son 378.000 metros cúbicos los que se vierten al estuario del Tinto y el Odiel procedentes de las salidas de borde de las pilas de yeso, tanto las que supuestamente habían sido restauradas a finales del siglo pasado como las que se encuentran pendientes de su regeneración ambiental por la empresa Ardaman. El caudal medio que el grupo de la UHU ha analizado en los puntos muestreados es de 0,2 litros por segundo, aunque el aporte puede fluctuar "porque no controlamos las salidas de bordes difusas existentes, solo las puntuales".

Huelva Información adelantaba en un informe publicado el pasado jueves que un investigador de la Universidad, Rafael Pérez-López, había detectado filtraciones de arsénico, cadmio, uranio y zinc desde las cuatro zonas de la marisma ocupadas por fosfoyeso (tanto las restauradas como por regenerar). Es en ese marco en el que se ha realizado la estimación de la cantidad de agua contaminada que llega al Tinto: 150 piscinas olímpicas al año.

En cuanto a la restauración de las balsas, cuyo proyecto tramita la empresa Fertiberia ante el Ministerio de Medio Ambiente y para cuyo debate se va a crear una comisión de expertos, especialistas de la Universidad de Huelva y el CSIC recomiendan que se opere de forma aislada en la conocida como zona 3 (una de las zonas activas) al tratarse de una auténtica "trampa química". Ésta es una de las conclusiones a la que han llegado investigadores de la Unidad Asociada CSIC-Universidad de Huelva Contaminación Atmosférica del Centro de Investigación en Química Sostenible (Ciqso) de la UHU, quienes han analizado el comportamiento y la composición de los compuestos gaseosos y aerosoles atmosféricos que se producen en la evaporación de las aguas ácidas, así como las "costras" que quedan fijadas en el vaso de la balsa.

Con 180 hectáreas y una altura de entre ocho y doce metros, la zona 3 ha recibido fosfoyesos hasta 1997. Desde entonces, este gigantesco espacio ha estado sometido a procesos de descomposición por acción de la lluvia, la humedad o el calor. Los investigadores critican que no se haya hecho antes ninguna actuación de minimización de impacto ambiental de este "desgaste". "Este espacio ha venido recibiendo y recibe los lixiviados ácidos derivados de la meteorización de los fosfoyesos mezclados con agua de lluvia y agua derivada de procesos industriales, principalmente, desde la zona 2".

El problema, a juicio de Jesús de la Rosa, investigador principal del proyecto, está localizado en la zona 3, ya que este agua con carga contaminante se ha ido evaporando -transportando gases y aerosoles al aire- y acumulando en el vaso de la piscina que la aloja en la balsa. En este recipiente de yeso están los concentrados de los lixiviados y una costra con restos de metales pesados y elementos del grupo de las tierras raras.

"Anterior a las operaciones de restauración de las balsas, y según requerimiento judicial, la prioridad de la empresa gestora de estos residuos ha sido la evaporación de los lixiviados desde la zona 3. Sin embargo, no se ha hecho un solo estudio sobre su comportamiento y cómo pueden afectar estos compuestos y el alcance que pueden tener en la población y el medio ambiente", asegura De la Rosa.

Los expertos que trabajan en este proyecto consideran que la zona 3 actúa como una trampa química de elementos tóxicos como el cadmio, zinc, uranio o tierras raras, acumulados durante estos años derivados de la evaporación de los lixiviados ácidos. "Estos compuestos podrían actuar como precursores de las denominadas partículas ultrafinas, caso del sulfatos y fluoruros. Precisamente, esta cuestión se está investigando en la actualidad", prosigue.

Los primeros análisis científicos datan de 1999, fecha en la que se colapsó una de las balsas. "El CSIC trabajó en la monitorizacion de la calidad del aire durante el desastre de Aznalcóllar, cambiando toda la instrumentación científica desde Doñana a Huelva para analizar lo ocurrido", subraya.

De la Rosa admite que ya en 1999 el problema existía y que la falta de soluciones hasta la fecha no ha hecho sino agravarlo.

Desde 2014, UHU y CSIC realizan un muestreo semanal de lixiviados ácidos en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente en la zona 3 con objeto de conocer la evolución química de iones y elementos traza durante los procesos de precipitación y recarga de lixiviados y agua de lluvia. 

"Los rangos de pH varían entre 1,5 y 0,5, tratándose de una acidez muy alta. Todos los iones estudiados salvo F (flúor) poseen un comportamiento muy parecido, diluyéndose durante la precipitación de agua de lluvia ó bombeo de lixiviado hacia la zona 3 ó incrementando la concentración durante la evaporación", confirman en el estudio.

En conclusión, para De la Rosa, la restauración de la zona 3 no debe realizarse de forma estándar, y de igual forma que la prevista en la zona 2. "Sugerimos el traslado selectivo de ciertos residuos tales como los concentrados ácidos y sales procedentes de la evaporación de la zona 3 hacia plantas de almacenamiento y/o tratamiento especializadas de residuos", concluye.