viernes, 13 de noviembre de 2015

"Acabaré vistiendo armadura"

Vicente García padece electrosensibilidad y tiene que llevar una vestimenta
adecuada para su enfermedad. | MAURICIO PEÑA  
Fulgencio Fernández | 08/11/2015

Vicente García Padece electrosensibilidad. Camina por calles "que las ondas electromagnéticas" le permiten, entra en bares sin wifi... Padece hipersensibilidad a las ondas. "Ya nadie nos hace ni puñetero caso”

Vicente García camina con su tradicional sombrero, "un tipo elegante", piensas y se lo dices. Se lo quita, lo posa boca arriba y ves que el interior va protegido por una malla metálica. Y cuando coge confianza te enseña los calzoncillos marianos que siempre lleva, especiales, por el exterior parecen aquellos históricos calzoncillos para soportar el duro invierno, pero él también los lleva en verano pues llevan en su interior otra redecilla metálica. Y su casa está forrada, y las cortinas también tienen redecilla... Y cuando entra en un bar y ve el tradicional cartel de "Hay wi-fi" huye como alma que le lleva el diablo...

- Estoy viendo que voy a acabar poniendo una armadura de esas metálicas. Cuando salen las fotos de esos ritos de los Templarios en Ponferrada paso una envidia de sus trajes; bromea este leonés que, sin embargo, lleva sobre sus espaldas una larga serie de sufrimientos.

Huye de estos lugares por su bien y el de su salud pues Vicente García padece hipersensibilidad a las ondas electromagnéticas y tiene "enemigos" a la vuelta de cualquier esquina: calles con antenas de telefonía, bares con wi-fi, la moda de los ayuntamientos de crear wi-fi libre en plazas y edificios públicos, microondas, teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos...

- Ya sé que para alguna gente soy un pejigueras, pero no deseo que pasen lo que yo he pasado y paso, pero sobre todo, sólo pretendo alertar sobre una barbaridad que estamos cometiendo. Mira, la Organización Mundial de la Salud, que tanto revuelo ha armado con su informe de la carne, también recomienda que la potencia recomendada en todos estos aparatos de los que hemos hablado sea de 0.1 W/metro cuadrado y, ¿sabes cuánto es en España? pues de 450; es decir, 4.500 veces lo permitido...
Paa salir a algún restaurante lo primero que valoro es que no tenga cobertura
Y después de explicarlo añade una coletilla: "Pero no existimos, somos invisibles, nadie quiere saber nada de nosotros ni de nuestro problema, yo he tenido médicos que me lo han reconocido todo, que me han hablado de la relación evidente con determinados tipos de cáncer pero si le dices que te lo escriba...".

Él se defiende como puede. Siempre lleva a mano un aparato de medir las radiaciones y éste es quien marca la ruta de sus paseos por la ciudad. Y a la hora de salir a comer a algún restaurante de la provincia el primer ‘parámetro’ que valora, antes incluso que la cocina, es que no haya cobertura. "Cada vez quedan menos".

Y su experiencia de tantos sufrimientos ha hecho que lleve en su cabeza un ‘mapa’ de los lugares recomendables y los imposibles para pasear por la ciudad. "La Plaza Mayor la tengo vetada y hay calles en las que el nivel de radiaciones desborda ‘por las ventanas’: El Barrio de San Pedro es bastante malo en general; luego hay calles imposibles, como Padre Isla u Ordoño II; también es terrible por las inmediaciones del edificio de la Junta".

- Y no estoy hablando de política; bromea, pero "aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid", añade que "estamos esperando que nos reciba el alcalde o el consejero, en Castilla y León; y en Madrid tampoco saben nada de la solicitud de entrevista con el ministro de Sanidad". Cuando dice "estamos" se refiere a los miembros de Alcoe (Asociación Leonesa Contra las Ondas Electromagnéticas), que vienen trabajando en la concienciación de la población y para el próximo día 24 anuncia una conferencia en la que participará Vicente García, explicando su caso particular, muy significativo.
Vicente García usa sombrero y calzoncillos marianos, ambos revestidos con una malla metálica interior
Este ‘caso particular’ arranca cuando ya hace unos cuantos años, de la noche a la mañana, Vicente García comenzó a tener problemas muy serios: "Quedé prácticamente inválido. No podía conducir, me costaba un triunfo abrocharme un botón de la camisa y podía pasar tres cuartos de hora para pelar una manzana, pues me resistía a que me lo hicieran, no quería perder mi autonomía pero cada vez me encontraba peor, con dolores, psoriasis, calambres en las piernas que me producían unos dolores bestiales, se me rompían unas venillas...". Y comenzó un largo calvario, de médico en médico, "uno me llegó a decir que era el Síndrome de Guillain-Barré, por el que es el propio cuerpo el que se ataca a sí mismo... Llegamos al convencimiento de que se trataba de una fibromialgia y estoy convencido de que hay mucha gente que le está pasando algo parecido".

- ¿Y cómo llegó al diagnóstico de ser electrohipersensible?

- Pues leyendo mucho, en todas partes, y cuando te pones en la pista recapacitas que en el trabajo diario, en mi trabajo, me pasaba más de dos horas diarias trabajando con el inalámbrico, pues me permitía moverme mientras hablaba con el cliente... Y los inalámbricos son terribles, cuando le dije al médico que también oía mal me miró en profundidad y encontró un pequeño agujero en los huesecillos del interior del oído, no se lo podía creer.

Y en esa batalla está. "Mira yo ya me voy arreglando, con mi aparato para medir, con mis corazas, con mis trucos como levantarme por la noche y estar 15 minutos debajo de una ducha fría... pero no podemos estar corriendo peligros como los que corremos, dándole la espalda a enfermos, no reconociendo sus minusvalías, es una locura seguir potenciado de una manera brutal todas estas historias de móviles, inalámbricos, antenas que se superponen unas a otras, habrá que ser racionales o tendremos que creer que es evidente que hay grandes negocios que se aúnan en una causa común, las telecomunicaciones, la energía y la sanidad. Las telecomunicaciones y la energía son un gran negocio y la enfermedad también", dice mucho más serio que cuando bromea con corazas o sus marianos y añade algo que repite con cierta frecuencia. "No estamos en contra de la tecnología, ni de los avances científicos. No se trata, pues, de estar en contra del progreso y la tecnología, sino de que ésta sea segura".
Hay calles por las que es un tormento pasar: la Plaza Mayor, en la Junta, Padre Isla, Ordoño o San Pedro
Y, como en tantos otros aspectos de la vida diaria, recurre a las comparaciones con algunos países en los que ya han empezado a tomarse estas cosas más en serio. "En Suecia, es curioso que siempre acabemos en los mismos países cuando se habla de estar adelantados, está reconocida como una discapacidad funcional, como una enfermedad profesional, mientras que en España tan solo hay un médico que te la diagnostique como enfermedad". Pero también es optimista pues su lucha va ganando batallas: «En Francia, hace dos meses, un juez concedió la primera invalidez permanente a un enfermo de electrohipersensibilidad, creemos que abre una puerta, ¿no estamos todos en Europa?

- ¿Y en España?

- Ahora mismo lo está peleando una periodista madrileña, Minerva Palomar, para ser la primera mujer en España que recibe una pensión de por vida por hipersensiblidad electromagnética, pero que ya ha asumido que tendrá que abandonar Madrid pues esta ciudad resulta ‘invivible’ para ella, llega a perder la memoria.

- Sólo pretendo que dentro de unos años no nos tengamos que preguntar: ¿Por qué no hicimos nada? ¿Por qué no actuamos a tiempo? Será difícil explicarlo cuando vean la cantidad de pruebas que teníamos.