El continente rompe el techo del
centenar de gigas fotovoltaicos
CARLOS FRESNEDA Corresponsal Londres
29/09/2016
Europa ha roto el techo de los 100
gigavatios de energía solar, mientras España se descuelga del carro
de la fotovoltaica y sigue bajando enteros. «El viejo continente es
la primera región en el mundo que alcanza esa cifra», recalca James
Watson, director ejecutivo de Solar Power Europe. «Ninguna otra
tecnología ha crecido tan rápido. Europa ha marcado el camino, pero
Asia viene pisando muy fuerte y recogerá pronto el testigo». El
nuevo récord de la solar equivale a la potencia de 100 centrales
nucleares como la de Trillo, la más potente de España.
El viejo continente contaba en 2008 con
apenas 5 gigavatios de energía solar. España se salió literalmente
del mapa ese año y rondó el 40% de la potencia instalada en Europa,
hasta llegar a codearse con el entonces campeón del mundo Alemania
(superada el año pasado por China).
Ocho años después, la contribución
total de nuestro país se queda en el 5%. De segunda potencia europea
hemos pasado a ser quintos, superados (por este orden) por Italia,
Reino Unido y Francia. La potencia instalada en las islas británicas,
gracias en gran parte al know how español, supera ya los 10
gigavatios y prácticamente duplica los 5,4 de nuestro país, casi
inalterables desde la arrancó la marcha atrás de las renovables.
«España sigue teniendo un grandísimo
potencial y nos llegan noticias de una reactivación comercial del
sector», asegura James Watson, que hoy encabezará en Bruselas la
celebración del hito europeo. «Pero todo depende de la
inestabilidad política... Esperamos que España se vuelva a subir al
carro de la solar y contribuya a alcanzar la meta de los 200
gigavatios en un tiempo récord, posiblemente en el 2022».
A la energía fotovoltaica, que
contribuye al 5% de la tarta energética europea, le quedas sin
embargo aún un largo camino para alcanzar a la eólica, que supone
en torno al 11%. Watson prevé que el sorpasso se producirá en el
2030 con una política favorable. «Creo firmemente que el 2040, la
energía solar será la principal fuente global de energía»,
sostiene el director ejecutivo del SolarPower, que no oculta los
bandazos que ha sufrido el sector en varios países europeos.
En los dos últimos años, el
crecimiento europeo ha sido posible gracias sobre todo al tirón del
Reino Unido. El país de la nubosidad invariable tocará
previsiblemente techo este años, tras el recorte a los subsidios,
pero por detrás viene Francia apretando el acelerador con la meta de
20 gigavatios en el 2022, triplicando su potencia actual.
Italia se ha recuperado tras el mazazo
de la crisis y contribuye a cerca del 20% de la tarta solar europea,
por detrás de Alemania, que sigue representando el 40%. Portugal,
que el abril pasado logró el milagro de cuatro días consecutivos
funcionando con renovables, se ha propuesto multiplicar por cuatro su
potencia actual y llegar a los 2 gigavatios, mientras que las nueva
ley de renovables en Grecia se ha fijado la meta de 2,6 gigavatios.
En España, entre tanto, seguimos
sumidos «en la parálisis decretada hace tres años por un Gobierno
que se ha plegado a las exigencia del oligopolio fósil y nuclear»,
según denuncia Rodrigo Irurzun, portavoz de la Plataforma por un
Nuevo Modelo Energético. «El parón ha sido tal que hará que sea
muy difícil que cumplamos los objetivos de la UE para el 2020 en la
lucha contra el cambio climático», asegura.
Irurzun califica de «indignante» la
situación de España en el contexto europeo. «Desde la Plataforma,
que nació hace ya cuatro años como iniciativa ciudadana, celebramos
el avance de la fotovoltaica a nivel mundial y en Europa. Las señales
de que el modelo está cambiando son claras, pues gran parte de la
nueva potencia instalada en muchos países lo es en modo de
autoconsumo. Estamos convencidos de que la situación de España será
temporal: es urgente un cambio en la política energética para
establecer un marco normativo claro y para permitir el desarrollo de
la fotovoltaica y de las energía limpias, frente a un modelo
contaminante, peligroso, opaco y obsoleto», sentencia Irurzun.