Entrevista al médico y presidente de
la Sociedad Española de Neurología (SEN), Óscar Fernández
Victoria Salinas 18.11.2016
El médico malagueño asiste en
Valencia a la 68ª Reunión Anual de la SEN que ha alertado, a través
de su II Plan Estratégico Nacional, de las desigualdades regionales
que existen en el tratamiento de las enfermedades neurológicas.
¿Qué espera conseguir la SEN de la
administración con su segundo plan nacional para el tratamiento de
las enfermedades neurológicas (Pentien II)?
La sanidad española
es buena pero detectamos deficiencias, sobre todo diferencias
regionales y eso no es razonable. En España lo que consideramos
ideal es cinco neurólogos por cada 100.000 habitantes y ahora
estamos en una media de 3,4 por 100.000, que no está mal. Pero, si
vas a unas regiones la realidad es esa pero, si vas a otras, no. Lo
que queremos es llamar la atención sobre esas diferencias regionales
que hacen que las personas no reciban la misma asistencia según
dónde viven
¿En qué tipo de enfermedades puede
ser más peligrosa esta diferencia asistencial?
El tratamiento del
ictus es el último avance que hay en nuestra especialidad. Es tan
importante que no podemos dejar de tenerlo en todas partes.
Necesitamos de manera urgente que todas las personas que tengan un
ictus puedan ser tratadas con los métodos actuales, con los últimos
avances, independientemente de donde vivan. ¿Eso se consigue en todo
el país? No. Estamos seguros de que el nuevo Gobierno va a tener que
oírnos.
Es duro decir que según si es usted
vasco, por ejemplo, o andaluz, saldrá de un ictus andando y hablando
o con secuelas.
Sí, es muy duro decir la realidad pero cuando uno
la conoce ya no es inocente, tienes que decirlo. En Andalucía se
dedican 1.000 euros por paciente y en el País Vasco se dedican 1.500
euros. Por eso pueden tener distinta atención. Hay que ver de dónde
se obtienen los recursos pero todas las personas tienen que tener
derecho a la misma asistencia de calidad.
Ha explicado que está probado que hay
una relación directa en las unidades de ictus de los hospitales y la
reducción de la mortalidad.
En el Hospital Regional Universitario
de Málaga, con la unidad de ictus se redujo la estancia media en dos
días en solo 6 meses. Para nuestro sorpresa también redujimos la
mortalidad en un 3%. Cuando uno tiene una hemorragia cerebral y lo
atienden bien y rápido resulta que los enfermos sobreviven y
sobreviven mejor, con menos secuelas.
¿Han aumentado los casos de accidentes
cerebrovasculares por nuestro tipo de vida?
No, realmente no hay
más episodios. Pero sí hay algunas enfermedades neurológicas que
están aumentando, como las autoinmunes y las neurodegenerativas. Las
primeras no sabemos por qué, creemos que relacionado con estilos de
vida, la dieta y otras causas, como los contaminantes del aire.
Las
neurodegenerativas porque la supervivencia es mayor. Por ejemplo, la
enfermedad de Alzheimer se asocia a la edad y a los 80 años
prácticamente la mitad de las personas tienen alzheimer. Vamos a
asistir a este tipo de cosas y esto también se aborda en el Pentien
II. La pirámide poblacional está cambiando y lo que esperamos es
que esos pacientes tengan muchas más enfermedades neurológicas
crónicas debido a la edad.
¿Está preparado el sistema sanitario
español para este aumento de la cronicidad?
Si fuera hoy no, pero
ya hay propuestas en las que se aborda la cronicidad y cómo
atenderla porque el modelo asistencial va a cambiar. Habrá que dotar
a la asistencia primaria de muchos más recursos porque la cronicidad
se va a atender, no en el área hospitalaria, sino en el área
domiciliaria próxima a los pacientes.
Ciertas enfermedades tropicales que
acaban de llegar a Europa y Estados Unidos como el virus zika llevan
aparejados problemas neurológicos y consecuencias en fetos que no se
conocían. ¿Es un patrón que puede volver a reproducirse?
Eso es
adivinar el futuro. Probablemente vamos a acabar con ciertas
enfermedades pero seguro que van a aparecer otras. Lo más
preocupante para mí ahora es que tenemos cambios ambientales
importantes que no estamos teniendo en cuenta. A veces, cuando hablan
los ecologistas, parece que exageran pero probablemente son los
únicos que se están dando cuenta de lo que está ocurriendo. Yo me
dedico a la esclerosis múltiple y ahí claramente está aumentado la
incidencia como en otras autoinmunes como la miastenia o las artritis
reumatoides y la única relación con la que tropezamos son cambios
en el ambiente y en el estilo de vida y factores tóxicos
ambientales.
¿Y cómo se aborda esta nueva amenaza
si no se conocen los factores desencadenantes?
Algunos los vamos
detectando. Por ejemplo en la esclerosis múltiple y en alguna otra
autoinmune hemos detectado un déficit de vitamina D. Lo hemos visto
en los enfermos pero también en los sanos, que tienen unos niveles
muy bajos. Casi con seguridad que vamos a tener que cambiar nuestro
estilo de vida. El día que seamos capaces de eliminar los coches que
usan gasolina, vamos a tener un gran avance. Tendremos que hacer
grandes cambios en la forma de vida si queremos seguir adelante con
muchas enfermedades que seguro que tienen que ver con el tipo de vida
que llevamos.
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