La calidad del aire mejoró el año
pasado debido, principalmente, a unas condiciones metereológicas más
favorables y al menor uso del carbón en la producción eléctrica,
según el informe anual de calidad del aire de Ecologistas en Acción.
Boina de contaminación sobre la ciudad
de Madrid en una panorámica tomada a finales
La
contaminación atmosférica se redujo de forma significativa el año
pasado en España, aunque el dato positivo está muy lejos del
optimismo. Primero, porque a pesar de la reducción todavía más de
un tercio de la población siguió respirando niveles de aire sucio
por encima de los límites legales; y segundo, porque la mejora de la
calidad del aire en 2016 obedece principalmente a causas coyunturales
(sobre todo una condiciones meteorológicas favorables) y no a
medidas estructurales concretas.
Son las
conclusiones principales del informe anual sobre contaminación en España que cada año publica Ecologistas en Acción basado en los
datos aportados por comunidades autónomas y ayuntamientos recogidos
a lo largo del año en 700 estaciones oficiales de medición
instaladas en 136 zonas de todo el territorio.
La tendencia
de la contaminación atmosférica había sido decreciente desde que
en 2008 estallara la crisis económica, pero en 2015 los niveles volvieron a dispararse. En 2016, en cambio, se ha vuelto a datos más
parecidos a los anteriores.
En concreto,
el año pasado 16,9 millones de personas en España respiraron aire
contaminado por encima de los niveles máximos estipulados en la
legislación. Son 1,6 millones de afectados menos que en 2015, pero
1,4 millones de afectados más que en 2014. También la superficie
expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación se
redujo en 70.000 Km2 menos que un año antes.
En cualquier
caso, los ecologistas recuerdan que estas cifras sólo recogen los
afectados por la legislación, con unos límites mucho más laxos que
las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. De
hecho, teniendo en cuenta lo estipulado por este organismo, las
cifras de afectados en España se disparan hasta los 43,7 millones de
personas (el 94% de la población) y el 90% del territorio.
Ecologistas
advierte, no obstante, de que las causas del descenso en la
contaminación son esencialmente coyunturales, debido a unas
condiciones meteorológicas favorables durante todo el año pasado,
con más lluvias y una menor estabilidad atmosférica. También,
aunque en menor medida, ha influido una reducción de la quema de
carbón para la producción de electricidad.
"Aunque
los datos son mejores que los de 2015, hay una serie de amenazas en
el horizonte que nos avisan de que la situación podría empeorar a
largo plazo: una es el aumento deltráfico rodado que ha vuelto a
niveles de 2011; y la otra un aumento del consumo eléctrico",
ha dicho Miguel Ángel Ceballos, coordinador del informe. A estos
factores el estudio añade, además, el fraude en los sistemas de
certificación de emisiones de los automóviles y el abandono de las
energías renovables.
"No
estamos hablando de una mejoría estructural, sino de una mejoría coyuntural. No hay medidas políticas. No está habiendo unas
políticas de lucha decidida contra la contaminación y el cambio
climático", ha añadido.
Todos los
contaminantes se reducen
Cuando se
habla de contaminación se tienen en cuenta las mediciones en cuatro
contaminantes diferentes: las partículas en suspensión PM10 y PM2,5
(las más perjudiciales para la salud y las que, según la comunidad
científica, están más relacionadas con las muertes prematuras,
cáncer de pulmón, afecciones respiratorias, cardiovasculares e
ingresos hospitalarios); el dióxido de nitrógeno NO2 (producido por
los tubos de escape de los coches y principal causante de las boinas
de contaminación en las ciudades); el dióxido de azufre SO2
(asociado a la quema de carbón) y el ozono troposférico O3 (una
sustancia que se forma en la atmósfera por la reacción química de
otros contaminantes y la luz del sol y que es el más extendido).
En el año
2016 todos los contaminantes se redujeron. No obstante, Ecologistas
en Acción alerta sobre la cada vez mayor repercusión del ozono troposférico, el que presentó una mayor extensión debido al
aumento de las temperaturas medias y a situaciones meteorológicas
extremas como las olas de calor.
Bilbao vuelve a la lista de ciudades
incumplidoras tras 2010
Por
territorios, el límite máximo legal en dióxido de nitrógeno se
superó en la ciudad de Madrid y el corredor del Henares, y en las
áreas metropolitanas de Barcelona, Granada, Valencia y Bilbao, que
entra en la lista de incumplidoras por primera vez desde 2010. El
ozono troposférico, por su parte, superó el objetivo establecido
por la normativa vigente en la Comunidad de Madrid, Castilla-La
Mancha, el interior de Catalunya, País Valenciano, Región de Murcia
y el oeste de las Islas Baleares, además de algunas zonas de
Andalucía y Extremadura. En los demás contaminantes no hubo
superaciones legales, aunque sí de las recomendaciones de la OMS.
La contaminación causa 24.000 muertes
prematuras en España
Ecologistas
denuncia que pese a estos niveles las administraciones no es
"adecuada ni ajustada a la gravedad del problema". A pesar
de que los Planes de Mejora de Calidad del Aire y los Planes de
Acción a corto plazo son obligatorios, muchas ciudades y municipios
no cuentan con ellos. El año pasado, además, expiró el Plan Aire
del Gobierno sin que se haya sustituido por otro.
Según las
últimas estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente, la
contaminación produce en España más de 24.000 muertes prematuras
al año, unas 15 veces más de las que se producen por accidentes de
tráfico. Además, y según otro informe publicado el año pasado por
el Banco Mundial, el coste sanitario derivado de una mala calidad del
aire en nuestro país asciende a los 50.000 millones de dólares al
año, un 3,5% del PIB.
En el siguiente articulo vamos hablar
sobre la contaminación de los ríos, mares y acuíferos. Para ello,
trataremos de explicar cómo se produce la contaminación del agua,
como se lucha contra ella y el impacto que tiene para la vida.
No hay duda que la contaminación
hidria es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan muchas
poblaciones actualmente. Aunque en los últimos años, hay muchos
países que intentan luchar contra esta problemática.
Como se contamina el agua?
Como todo el mundo sabe, el agua es
fundamental para la vida, por lo que su contaminación es algo muy
perjudicial para el desarrollo económico y social de las zonas donde
sus recursos hídricos están en mal estado.
Muchas veces no somos conscientes de
que contaminar el agua no es solo algo que provocan las grandes
factorías, y otras fabricas que operan en zonas cercanas a los ríos
o al mar. Nosotros también tenemos parte de responsabilidad ya que
el mar y el agua es un bien para todos.
De esta forma, no se tendría que tirar
ningún objeto al agua, y menos aún restos o cosas que pueden
llegar al mar desde el inodoro de nuestra casa.
El inicio de la contaminación del agua
La contaminación del agua causada por
las actividades humanas, empieza a producirse en la revolución
industrial, por desgracia esto ha ido a más, hasta transformarse en
un problema habitual y generalizado.
Durante la revolución industrial
(entre la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros años del
siglo XIX), el aumento de los bienes de consumo y sus procesos de
producción requerían una gran cantidad de agua para la
transformación de las materias primas. A su vez, los residuos de
dichos procesos eran vertidos en los cauces naturales de agua sin
ningún tipo de control. Aquí empezó a extenderse la problemática
de la contaminación del agua.
¿De donde viene la contaminación del agua?
Normalmente, la contaminación del agua
se produce a través de vertidos directos o indirectos en los
recursos hídricos (ríos, mares, lagos, etc) de diversas sustancias
contaminantes. La naturaleza tiene la capacidad de limpiarse si
recibe una pequeña cantidad de contaminantes, y de esta forma,
retomar el equilibrio. El problema comienza cuando los contaminantes
superan la capacidad de absorción del sistema.
Principales formas de contaminación del agua:
Una de ellas tiene que ver con su ciclo
natural, durante el que puede entrar en contacto con ciertos
constituyentes contaminantes (como sustancias minerales y orgánicas
disueltas o en suspensión) que existen en la corteza terrestre, la
atmósfera y en las aguas.
Pero otro tipo de contaminación del
agua -que tiende a ser la más importante y perjudicial- es aquella
que tiene especial relación con la acción del ser humano. Aquí
tenemos un montón de posibilidades. Entre las más habituales
podemos mencionar:
Vertido de sustancias tóxicas
residuales de los procesos industriales y urbanos, que son arrojados
a ríos, mares y lagos.
La contaminación producida por el uso
intensivo de pesticidas y fertilizantes en la agricultura intensiva,
que se filtran hacia acuíferos subterráneos.
La basura arrojada en las costas, por
desgracia esta basura tarda cientos o miles de años en degradarse.
Uso de combustibles contaminantes en
embarcaciones, que van a parar al mar como resultado de la limpieza
de las embarcaciones, o bien como consecuencia de accidentes, como el
Prestige.
Contaminación de recursos hídricos
El mar no es el único que recibe
contaminación, de hecho tenemos una gran problemática por la
contaminación de ríos y lagos.
Por desgracia, son muchos los agentes
que pueden contaminar ríos y lagos. Los más importantes serían:
Aguas residuales y otros residuos que
demandan oxígeno (que suelen ser materia orgánica, cuya
descomposición produce la desoxigenación del agua).
Agentes infecciosos que acaban causando
trastornos gastrointestinales e incluso terribles enfermedades a
quiénes beben de ese agua (colera, …).
Nutrientes vegetales que pretenden
estimular al crecimiento de las plantas acuáticas, que acaban
descomponiéndose, agotan el oxígeno disuelto y provocan olores más
que desagradables.
Productos químicos, como los
pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias químicas
contenidas en los detergentes, jabones y los productos de la
descomposición de otros compuestos orgánicos.
Minerales inorgánicos y compuestos
químicos.
Consecuencias de la contaminación del agua
Como sabemos, esa contaminación del
agua puede llevar a la contaminación de los ríos, a la
contaminación de los mares, o incluso a la de lagos, embalses,
presas… A fin de cuentas, todo aquello que contenga agua.
Para empezar esta contaminación afecta
a la fauna y a los seres vivos que pueden vivir en la misma. De esta
forma, los contaminantes se introducen en la cadena alimenticia, y
van invadiendo la misma hasta llegar a los eslabones superiores, es
decir, nosotros. Al alimentarnos de los seres vivos que viven en el
agua contaminada, como por ejemplo el pescado y el marisco, ingerimos
y acumulamos las toxinas que ellos consumieron, lo que tiene
consecuencias fatales a largo plazo, como la aparición de
enfermedades como alergias, o incluso cáncer.
Además se acumulan más nutrientes
cuanto más arriba estamos en la cadena alimenticia, es decir,
nosotros acumulamos muchas más toxinas durante nuestra vida que el
resto de organismos. De hecho, estudios recientes muestran que los
españoles tenemos en la sangre diez veces más mercurio que los
alemanes, debido al mayor consumo de pescado en España.
Además, se debe tener en cuenta que el
agua contaminada puede ser portadora de una gran variedad de
enfermedades como la fiebre tifoidea, el cólera, la gastroenteritis…
y causar la mortalidad de la población, sobretodo infantil. El agua
limpia y sana impulsan el desarrollo humano y su prosperidad.
¿Cómo contribuir a reducir la contaminación del agua?
Normalmente, es nuestro consumo
desmesurado al gran culpable de la contaminación del agua, ya que la
producción de todo tipo de bienes implica un gran consumo de agua, y
la contaminación de la misma. Por ejemplo, para fabricar la ropa se
utilizan cientos de colorantes y sustancias altamente contaminantes,
igual que para el calzado.
Gran parte de la contaminación se debe
a la agricultura intensiva, que requiere de pesticidas, cuya
fabricación consume gran cantidad de agua y conlleva vertidos de
sustancias contaminantes a los cauces. Además, el uso de estos
pesticidas y fertilizantes contamina el suelo y los acuíferos.
Podemos contribuir a reducir la contaminación consumiendo productos
ecológicos, así disminuyendo los productos generados por la
agricultura intensiva.
Otra actividad que consume y contamina
el agua es el blanqueado del papel, consumir papel reciclado
contribuye a una menor contaminación del agua.
Muchas veces algunos deshechos, como
las bolsas de plástico, terminan en el agua. Estas van al mar y
permanecen allí largo tiempo hasta su descomposición tal. Esto se
puede evitar reduciendo el uso de las bolsas de plástico y
depositando aquellas que ya no sirven en el contenedor amarillo para
su posterior tratado y reciclaje.
Contaminación del Océano
Aunque no lo parezca, es muy importante
que seamos conscientes del peligro de la contaminación del océano y
que gracias a estos se mantiene la vida marina de muchas especies,
además que nos da la posibilidad de tener oxígeno, ese mismo
oxígeno que tu respiras.
El vertido intencional de residuos, los
derrames de petróleo, y la alta variedad de productos químicos
agresivos que se vierten sobre el océano provocan que su
contaminación no solo afecte a las plantas y especies marinas que
viven en ellos sino también a toda la población mundial.
Vertidos de petróleo
Actualmente el brent es la mayor
amenaza al respecto de la contaminación de los océanos, ya que ha
crecido muchísimo la producción y transporte de petroleo para poder
atender a las necesidades de la economía actual.
Por culpa de los vertidos de petróleo
sobre el océano, mueren la mayoría de los animales que los habitan
Pensemos además en todo lo que genera
el petróleo, y que se suele utilizar para fabricar plásticos y
muchos otros productos, por desgracia todo ello parece que acaba en
el fondo del océano.
Efectos Negativos del petróleo del Océano
Se dice que más del 80% de la
contaminación que se produce en los océanos es culpa nuestra, y
básicamente es por el uso indebido que estamos haciendo del
petróleo.
Además por mucho esfuerzo en la
limpieza para acabar con los restos de petróleo que se encuentra en
el fondo del océano, se ha demostrado, que los daños al agua y a la
vida marina continúa durante al menos 10 años. Teniendo en cuenta
el hecho de que existen varios derrames de petróleo cada año, la
cifra de tales efectos es devastadora.
Prevención y control de la contaminación marina con Petróleo
Cuando se localiza un punto de
contaminación marina por culpa del petróleo se llevan a cabo una
serie de estudios de la zona para decidir el protocolo a seguir, con
el fin de poder limpiar-lo completamente. Si la mancha es pequeña
puede optarse por esperar a que se diluya de manera natural, aunque
lo más normal es prevenir antes de correr.
Por ello habitualmente este tipo de
prevención marina se hace desde barcos cuyas políticas de actuación
es la siguiente:
Desarrollo de normas técnicas de
aplicación a buques tanque
Inspecciones técnicas a buques tanque
Control del tráfico marítimo
Formación
Medios de respuesta que previenen
accidentes (torres de control, remolcadores, etc.)
Datos sobre la contaminación del agua
Muchas veces, no nos damos cuenta de
esta problemática hasta que no nos ofrecen los datos sobre el tema.
Quizá sabiendo estas cifras sobre la contaminación del agua,
también te des cuenta de cómo se malgasta el agua en los países
del primer mundo.
Por desgracia, el agua contaminada es
una de las principales causas de mortalidad infantil del mundo. El
agua contaminada es la causante de gran cantidad de muertes
infantiles, sobre todo en África y Asia, principalmente a causa de
infecciones y diarreas.
Más de 5 millones de personas mueren
cada año por beberagua contaminada.
El 90% del agua que consume la
población mundial procede del agua subterránea.
Un litro de aceite para coches y cuatro
litros de pintura penetran en la tierra contaminando un millón de
litros de agua potable.
Cuatro litros de gasolina que se
derraman en la tierra contaminan tres millones de litros de agua.
2000 millones de personas en el planeta
no tienen acceso al agua potable y con la progresiva contaminación
del agua cada vez será más difícil conseguirla.
Desgraciadamente las enfermedades
provocadas por el agua contaminada han matado a lo largo de la
historia a más personas que cualquier guerra. Hoy en dia, casi 5
millones de personas mueren al año en el mundo por culpa del agua
contaminada, la inmensa mayoría, en países subdesarrollados.
Aunque, los países del primer mundo
tampoco se libran de la contaminación del agua. Por ejemplo, en
Estados Unidos casi la mitad de lagos del país se encuentran
contaminados como para albergar peces o para que consumo humano
Los países industrializados son
también responsables de la mayor parte de vertidos contaminantes al
agua. Se calcula que 3 cuartas partes de vertidos industriales se
arrojan al mar sin ningún tipo de tratamiento, es decir, contribuyen
enormemente a la contaminación del agua.
Las cifras aumentan todavía más si
hablamos de los países envías de desarrollo. Ellos no tienen tanta
industria como los países desarrollados, pero los sistemas para el
tratamiento de residuos son más precarios, por lo que los vertidos
que se arrojan al mar sin ningún tipo de tratamiento ascienden al
90%.
Las aguas subterráneas
Aunque las llamadas aguas
superficiales, como los ya mencionados ríos, lagos, mares y océanos,
las que reciben un mayor mimo y atención para parar la contaminación
del agua, las aguas subterráneas no merecen caer en el olvido. De
hecho, los acuíferos son una de las principales fuentes de agua
tanto para el riego como para el consumo humano que existen.
El suministro de agua dulce
proporcionado por ríos y lagos no sería suficiente para cubrir las
necesidades actuales de consumo de agua.
Esto significa, que es importante
proteger las aguas subterráneas del problema de la contaminación.
Si bien no son tan sensibles a este problema como lo son las aguas
superficiales, ya que su ubicación en el interior de la tierra actúa
como protección en este sentido. Aunque, sí hay que tener en cuenta
que, una vez contaminadas, su ubicación las hace muy difícil de
limpiar, extendiendo los perjuicios de la contaminación por una
enorme cantidad de territorios distintos durante años.
La forma más habitual por la que un
acuífero de agua subterránea se contamina son las filtraciones que
producen las aguas residuales, productos tóxicos, vertidos tóxicos,
depósitos de residuos radioactivos, fugas de gasolina u otros
elementos dañinos similares que acaban tirados o vertidos
directamente sobre la tierra.
Estos productos, además del grave daño
que producen en el lugar donde entran en contacto con el suelo, se
filtran a través de ella, contaminando poco a poco los acuíferos
que pasan por esas zonas. Asimismo, la acumulación de productos de
índole contaminante en el subsuelo, como pozos de aguas sépticas o
almacenes de residuos químicos, también tienen como resultado estas
filtraciones invisibles que acaban contaminando las fuentes de agua
de las que se nutren cosechas, animales y seres humanos a partes
iguales.
Por otra parte, los acuíferos
subterráneos también son contaminados constantemente por los
pesticidas y fertilizantes que se utilizan en las cosechas que ellos
mismos alimentan. Como ocurre en los casos anteriores, los elementos
químicos que llevan estos productos se filtran a la tierra, acabando
en las corrientes de agua subterráneas.
Por último, la última de las causas
más comunes que provocan la contaminación de los acuíferos es su
sobreexplotación. Las aguas subterráneas son enormemente utilizadas
para fines agrícolas, ganaderos o por parte de todo tipo de
fabricantes, por lo que estos recursos también se están acabando.
Los acuíferos que se van secando pueden dejar paso a aguas saladas o
contaminadas procedentes de otros lugares, las cuales harán el mismo
recorrido pero sin los efectos beneficiosos que las aguas
subterráneas dejaban a su paso.
Esta contaminación constante,
silenciosa y prácticamente invisible es horriblemente destructiva,
pues con ella se perjudica enormemente tanto a los territorios como a
los seres vivos que encuentra a lo largo de su recorrido. La
naturaleza de este tipo de aguas, como ya hemos dicho, hace que sea
casi imposible limpiar una vez contaminada, además las técnicas que
se han probado en los últimos años no han dado demasiado resultado.
Por lo tanto, prácticamente la única forma existente de contar con
acuíferos limpios es la prevención pues, una vez contaminadas,
estas aguas subterráneas extenderán su mal por todos los lugares
por los que pasen sin que apenas podamos hacer nada por evitarlo.
Contaminación del Agua
Según los datos el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, 1.100 millones de personas
no tienen acceso a agua potable y algunos países están en el límite
de la explotación de sus recursos hídricos.
Datos de la ONU y OMS
Algunos datos de autoridades globales
como la ONU o la OMS son:
2.600 millones de personas no tienen
sistemas de saneamiento.
La diarrea que causa el agua
contaminada es la segunda causa de muerte infantil, es decir, 5.000
niños fallecidos al día en todo el mundo, o 2 millones al año.
Podemos afirmar, que esta diarrea que
causa tantas muertes infantiles se evitaría con que se lavasen las
manos con agua y jabón, se reducirían muchas enfermedades si se
abasteciera mejor el agua, la higiene y servicios de saneamiento.
Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), certifica que tras el cambio climático la salud ha
empeorado, el 25% de la mortalidad global está unida a la falta de
acceso al agua potable, la contaminación atmosférica y el mal
saneamiento.
La reunión anual de Alianza Mundial
por el Suelo (AMS) se centra en los “suelos negros” y en el
intercambio de información
Abordar el desafío de la contaminación
de los suelos, debida esencialmente a la actividad humana que deja un
exceso de productos químicos en los suelos utilizados para producir
alimentos, ha centrado la 5ª Asamblea Plenaria de la Alianza mundial
por el Suelo (AMS), celebrada esta semana en la sede de la FAO.
El
exceso de nitrógeno y metales pesados como arsénico, cadmio, plomo
y mercurio pueden perjudicar el metabolismo de las plantas y reducir
la productividad de los cultivos, llegando a poner en peligro las
tierras cultivables. Cuando entran en la cadena alimentaria, estos
contaminantes representan también riesgos para la seguridad
alimentaria, los recursos hídricos, los medios de vida rurales y la
salud humana.
“La contaminación de los suelos es un problema
emergente, pero, debido a que se presenta en tantas formas
diferentes, la única manera en que podemos reducir las lagunas de
conocimiento y promover una gestión sostenible del suelo es
intensificar la colaboración mundial y conseguir evidencias
científicas fiables”, apuntó Ronald Vargas, experto en suelos de
la FAO y Secretario de la AMS.
“Combatir la contaminación de
los suelos y buscar su manejo sostenible es esencial para abordar el
cambio climático”, señaló a su vez Rattan Lal, Presidente de la
Unión Internacional de Ciencias del Suelo, en su discurso de
apertura de la Asamblea Plenaria. Solucionar los problemas causados
por los seres humanos a través de prácticas sostenibles significa
que “se producirán más cambios de aquí a 2050 que durante los
doce milenios transcurridos desde el inicio de la agricultura”,
según Lal.
“La Asamblea Plenaria de la AMS es una plataforma
única, neutral y con participación múltiple para debatir
cuestiones globales sobre el suelo, aprender de las buenas prácticas
y decidir actuaciones que garanticen suelos sanos que provean de
forma efectiva servicios ecosistémicos y alimentos para todos”,
aseguró María Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO
para Clima y Recursos Naturales, añadiendo que “la acción a nivel
de país es la nueva frontera”.
La Asamblea Plenaria aprobó
tres nuevas iniciativas destinadas a facilitar el intercambio de
información: el Sistema Mundial de Información sobre el Suelo; la
Red Global de Laboratorios de Suelos –con el objetivo de coordinar
y normalizar las mediciones entre países; y la Red Internacional de
Suelos Negros, para fomentar el conocimiento sobre los suelos
agrícolas más fértiles del mundo, conocidos por su alto contenido
de carbono.
Mayor vigilancia sobre la contaminación del
suelo
Alrededor de un tercio de los suelos del mundo están
degradados, debido principalmente a prácticas insostenibles de
gestión. Cada año se pierden decenas de miles de millones de
toneladas de suelo, y de las causas es su contaminación, que en
algunos países afecta hasta una quinta parte de todas las tierras
agrícolas.
El término contaminación del suelo se refiere a la
presencia en los suelos de sustancias químicas que están fuera de
lugar o en concentraciones superiores a las normales. Esta
contaminación puede proceder de la minería y la actividad
industrial o de una gestión inadecuada del alcantarillado y los
residuos. En algunos casos, los contaminantes se dispersan en zonas
extensas transportados por el viento y la lluvia. Los insumos
agrícolas -como fertilizantes, herbicidas y plaguicidas-, e incluso
los antibióticos contenidos en el estiércol animal, son también
importantes contaminantes potenciales y plantean retos particulares
debido a sus composiciones químicas, que cambian con rapidez.
La
contaminación del suelo es una amenaza insidiosa, porque resulta más
difícil de observar que otros procesos de degradación del suelo,
como la erosión. Los peligros que plantea dependen de cómo las
propiedades del suelo afecten el comportamiento de los productos
químicos y la velocidad con que éstos entren en los ecosistemas.
La
diversidad de contaminantes y tipos de suelos, y las formas en que
interactúan, hacen que los análisis para determinar las amenazas a
los suelos sean complejos y costosos. Los miembros de la AMS
acordaron convocar un simposio mundial sobre contaminación y
polución de los suelos, a celebrarse en abril de 2018, y apoyaron la
creación de redes mundiales para compartir información y armonizar
las normas para abordar el problema.
Suelos negros
Aunque
comúnmente se les denomina así en las clasificaciones nacionales,
los “suelos negros” no resultan para nada uniformes. La nueva Red
Internacional de Suelos Negros los define como teniendo al menos 25
centímetros de humus y un contenido de carbono orgánico del suelo
superior al 2 por ciento A esta definición se adaptan cerca de 916
millones de hectáreas, equivalentes al 7 por ciento de la superficie
terrestre del mundo libre de hielo.
Alrededor de una cuarta parte
de los suelos negros son del tipo clásico “chernozem”, con una
capa de humus de más de 1 metro: se encuentran en las regiones
agrícolas muy productivas de las estepas de Europa oriental y Asia
central y en las antiguas praderas de América del Norte. La Red
Internacional de Suelos Negros promoverá su conservación y
productividad a largo plazo, elaborando informes analíticos y
ejerciendo de plataforma para el intercambio de conocimientos y la
cooperación técnica.
La historia del descubrimiento de este
algodón, que puede emplearse contra los derrames de petróleo,
comenzó con un error en una empresa química. Y aparentemente podría
ser la solución a los enormes problemas a la hora de recoger el
crudo vertido y recuperar la salud medioambiental del sitio del
desastre, lo más rápidamente posible.
ENVIADO POR: ECOTICIAS.COM / RED /
AGENCIAS 22/06/2017
Gran poder de absorción, hidrófugo y no
contaminante
La idea del experimento que se estaba llevando a cabo
era incluir ligeros cambios en la producción de una cera. Pero algo
falló. “Probablemente alguien fijó una temperatura y una presión
equivocadas” explicó el químico Ernst Krendlinger.
Como resultado
obtuvieron diez toneladas una sustancia fibrosa extraña, que les
recordaba a los técnicos a lana de algodón. “Deshacernos de esa
enorme cantidad de material habría causado enormes costos”, dice
Krendlinger.
Así que el químico y su equipo comenzaron a
experimentar con este extraño material compuesto químicamente por
hidrocarburos de cadena larga (alifáticos); dada su estructura
química intentaron crear velas, asfalto modificado para carreteras y
hasta pinturas para plásticos.
Pero entonces hicieron un
descubrimiento: el material era capaz de absorber con gran eficacia
cantidades importantes de sustancias como aceite, diésel y otros
productos químicos, mientras que al mismo tiempo rechazaba el
agua.
“Por lo que yo sé, estas características son únicas en
el mundo” comentó el químico a la prensa. “Era como haber
inventado un Algodón mágico”. Finalmente, al aglutinante
hidrófobo recién descubierto, los empleados de la empresa le dieron
el nombre oficial de Deurex Pure.
Según la compañía Deurex el
producto es capaz de absorber 6,55 veces su propio peso de aceites
contaminantes. El instituto de pruebas independiente DEKRA certificó
que el material tiene un componente de unión extremadamente alto:
100 kg de Deurex Pure pueden absorber más de 600 litros de
aceite.
También tiene ventajas medioambientales. Es reciclable,
respetuoso del Medio Ambiente, insoluble en agua, resistente a la
intemperie y siempre flota, incluso si está saturado. Este producto
le hizo ganar a Deurex, el Premio al Inventor Europeo 2017, de la
Oficina Europea de Patentes.
Usos del Deurex Pure
Deurex actualmente produce 1.000
toneladas de este producto por año, que se emplean en una gran
variedad de sectores. Los departamentos de bomberos y los servicios
de asistencia técnica en Alemania utilizan tapones para los oídos
de Deurex Pure.
Los activistas ambientales como el
Grupo Uno de la Tierra - Un océano (OEOO) emplean esta invención.
Esta organización sin ánimo de lucro, que se ha fijado el objetivo
de eliminar productos químicos, plásticos y aceites de los océanos
y ríos del mundo, han usado este producto exitosamente, en un
derrame de petróleo reciente, ocurrido en Nigeria.
· Algunas de las marcas de ropa más
grandes del mundo, como la sueca H&M y la española Inditex, se
abastecen de viscosa proveniente de fábricas asiáticas que están
causando grandes estragos sociales y medioambientales.
· Según revela 'Moda sucia: la
contaminación en la cadena de suministros del textil está
intoxicando a la viscosa’, un informe en el que ha participado
Ecologistas en Acción, las fábricas de viscosa están vertiendo
aguas residuales tóxicas en los cursos de agua locales, destrozando
la vida marina y exponiendo a trabajadoras, trabajadores y población
en general a sustancias químicas perjudiciales para la salud.
Además, Changing Markets Foundation ha
recogido pruebas en algunas zonas de Indonesia, China e India que
demuestran la contaminación en la producción de viscosa, sustancia
muy utilizada en la cadena de suministros textiles.
El estudio también hace hincapié en
las relaciones existentes entre las fábricas contaminantes y las
mayores cadenas de ropa europeas y norteamericanas como H&M,
Zara/Inditex, ASOS, Levi's, Tesco, United Colors of Benetton, Burton,
Marks & Spencer, Asda, Dockers, Haggar, Next, Debenhams, Matalan
y Van Heusen.
H&M, por ejemplo, compra
directamente a siete de las fábricas contaminantes investigadas en
el informe e Inditex a cuatro. Aunque varias de estas marcas se han
comprometido a utilizar pulpa de madera ecológica para producir la
viscosa, los procesos de fabricación que se utilizan siguen
ignorándose en buena medida y apenas se tienen en cuenta a la hora
de elegir a las empresas que abastecen el producto.
Mientras tanto, el mercado de la
viscosa aumenta: se estima un crecimiento que pasará de los 13.450
millones de dólares en 2016 a 16.780 millones de dólares al año
para 2021. También está tremendamente concentrado y solo 11
empresas controlan el 75% de la producción mundial.
Natasha Hurley, responsable de campaña
de Changing Markets, declara que “este informe muestra que algunas
de las mayores marcas de moda están haciendo la vista gorda a las
prácticas dudosas de sus abastecedores. En un momento en el que la
contaminación del agua se ve cada vez más como un riesgo
empresarial, los minoristas deberían priorizar en sus planes de
negocio un cambio hacia modelos de producción más sostenibles".
Además de las investigaciones sobre el
terreno, el informe cuenta con las respuestas de las marcas de ropa a
una serie de cuestionarios realizados por Changing Markets y Ethical Consumer. Rob Harrison, director de Ethical Consumer, lamenta que
“dos tercios de las empresas contactadas en relación con sus
suministros de viscosa no hayan respondido a las encuestas, ni
siquiera las grandes del mercado de la moda como Topshop, Asda y
Sainsbury's".
Harrison añade: "Las marcas con
grandes márgenes de beneficios tienen que hacerse responsables de la
salud de sus trabajadoras y trabajadores, y para demostrarlo es
necesario que den los nombres de sus suministradores. Sin esto, es
muy probable, o al menos esa parece ser la tendencia en Europa, que
sus clientes terminen por buscar marcas que se ajusten mejor a sus
valores".
Desde Ecologistas en Acción se pide a
los actores implicados las siguientes medidas:
– La producción de viscosa debe
adoptar sistemas de ciclo cerrado y dejar de verter productos
químicos tóxicos en los alrededores de las fábricas.
– Las marcas de moda deben imponer
políticas de contaminación cero en todos los eslabones de la cadena
de suministros (incluidos los suministradores de materias primas) y
realizar auditorías regulares para asegurar su cumplimiento.
– Los actores políticos deben exigir
transparencia en toda la cadena de suministros, así como introducir
criterios ambientales en las regulaciones para el sector o reforzar
las ya existentes.
- Las consumidoras y consumidores deben
de tener la posibilidad de comprar prendas que demuestren claramente
que en su elaboración no se ha utilizado viscosa contaminante.
Belleza tóxica desde el aire. Las
imágenes que ilustran este reportaje pertenecen a los proyectos Side
Effects y Toxic Beauty, del polaco Kacper Kowalski, sobre la compleja
relación del ser humano con la naturaleza. Se trata de fotografías
tomadas desde el aire en vuelos en parapente a unos 150 metros de
altura en distintas regiones de Polonia. En esta foto, una planta de
producción de sal. / KACPER KOWALSKI
Cáncer, infertilidad, diabetes, superbacterias resistentes a
los antibióticos… Son las nuevas plagas de la contaminación
global, vinculadas a la exposición creciente a compuestos químicos
relacionados con nuestro estilo de vida.
LA LECHUGA que usted se sirve a la mesa
puede muy bien haber sido regada con amoxicilina o ibuprofeno, sobre
todo si el suministrador irriga su huerta con aguas residuales; el pescado que consume puede contener metales pesados, particularmente
si se trata de un pez grande, depredador; y el filete de carne quizá
proceda de un animal tratado con fármacos o alimentado con piensos
basura.
El químico estadounidense Thomas
Midgley, inventor de los compuestos clorofluorocarbonos (CFC),
falleció en 1944 con la satisfacción de haber hecho un gran
servicio a la humanidad. Los CFC, utilizados como refrigeradores en
el aire acondicionado de los vehículos, la industria y las neveras
domésticas, estaban desempeñando un papel importante en la
conservación de los alimentos y, por lo tanto, en la lucha contra el
hambre en el mundo. Años después, se evidenció que los CFC eran los principales causantes de la destrucción de la capa de ozono.
El suizo Paul Hermann Müller, premio
Nobel de Medicina en 1948 por su descubrimiento del compuesto
organoclorado DDT (difenil tricloroetano), tuvo peor suerte. Murió
en 1965, tres años después de que el libro La primavera silenciosa,
de la bióloga marina Rachel Carson, pusiera de manifiesto que su
popular insecticida, tan eficaz en la lucha contra la malaria y la
fiebre amarilla, había contaminado hasta al último habitante y
rincón del planeta, además de extinguir a especies de fauna y
flora. Pese a que fue prohibido en los años setenta, la humanidad y
los animales al completo seguimos todavía portando cantidades
residuales de ese compuesto. El DDT está hoy presente en las
placentas, los cordones umbilicales y la leche con que las madres
actuales amamantan a los bebés. Además de DDT, nuestros niños
presentan muchas otras sustancias de síntesis en orina y sangre.
Una acería. KACPER KOWALSKI
“¿Es posible hacer un uso sostenible de los productos químicos
que mejoran nuestra calidad de vida y, al mismo tiempo, disfrutar de
un planeta no contaminado? ¿Podemos seguir vertiendo al medio
ambiente todo aquello que nos sobra como si el planeta fuera un
sumidero sin fin?”, se pregunta Félix Hernández, catedrático de
Química Analítica de la Universidad Jaume I de Castellón. Son
interrogantes que llevan tiempo revoloteando sobre la comunidad
científica, pero es ahora cuando adquieren un tono de alarma. Las
nuevas técnicas de análisis, capaces de detectar concentraciones de
sustancias químicas que antes pasaban inadvertidas, han puesto al
descubierto un universo contaminante nuevo, inherente a nuestro
estilo de vida, que surge del uso intensivo de fármacos y drogas, de
detergentes, productos de limpieza, higiene y cosmética, así como
de aditivos de gasolina, del consumo de alimentos enlatados y
envasados y de los innumerables compuestos plásticos sintetizados
por la industria química. Es una toxicidad, por lo general, de poca
intensidad, pero silenciosa, múltiple, permanente y global, que se
propaga por el aire, los alimentos, la ropa o el agua.
El planeta viene a ser un circuito
cerrado de tráfico acumulativo de sustancias sintéticas no
biodegradables que transitan por las cadenas alimentarias. A falta de
un consenso científico sobre las dosis de concentración peligrosas
para la salud humana y el medio ambiente, estos contaminantes,
denominados emergentes, continúan contando con el visto bueno
administrativo, aunque cada vez están más sujetos a investigación.
Los científicos punteros en el fenómeno advierten que nuestra
exposición creciente y masiva a estos compuestos está contribuyendo
de manera significativa al aumento de los cánceres, la caída de la
fertilidad y el incremento de la diabetes, además de a la aparición
de superbacterias resistentes a los antibióticos.
PESE A SU PROHIBICIÓN EN LOS AÑOS
SETENTA, EL DDT SIGUE PRESENTE HOY EN LAS PLACENTAS, LOS CORDONES
UMBILICALES Y LA LECHE MATERNA
“La situación es muy seria. Estamos
expuestos a sustancias capaces de alterar nuestro sistema hormonal y
causarnos problemas de salud de efectos irreversibles. Las
investigaciones están haciendo temblar las bases de la toxicología
reguladora, y aunque los lobbies industriales se están movilizando
con el mensaje de que no pasa nada, hay una brecha entre la ciencia
clínica y las reglamentaciones”, afirma Nicolás Olea, reputado
especialista en los contaminantes emergentes que actúan como
“disruptores endocrinos”, compuestos químicos que interfieren en
el sistema hormonal humano y animal y alteran nuestro crecimiento y
reproducción. Miembro de los comités de expertos de Dinamarca y
Francia, es el científico más veces citado por sus pares en esta
materia (12.800). Y la Unión Europea acaba de encargarle un proyecto
presupuestado en 75 millones de euros para que investigue la
exposición comunitaria a estos contaminantes.
Los experimentos realizados con peces,
moluscos y gasterópodos permiten a los investigadores atribuir a los
disruptores endocrinos fenómenos de feminización, hermafroditismo y
masculinización, malformaciones en recién nacidos, el desarrollo de
cánceres de dependencia hormonal —mama, próstata, ovarios—, el
aumento de la infertilidad y el crecimiento de tejido endometrial
fuera del útero (endometriosis). Otro ejemplo: la pérdida de
cantidad y calidad del semen es un hecho. Se sabe que el conteo
espermático cayó casi al 50% durante el periodo 1940-1990.
“La salud de nuestro planeta y la
nuestra propia están amenazadas”, advierte Miren López de Alda,
especialista del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas) en diagnóstico ambiental y estudios del agua. “Durante
décadas, hemos vertido al medio ambiente toneladas de sustancias
biológicamente activas, sintetizadas para su uso en la agricultura,
la industria, la medicina, etcétera. Como consecuencia de su uso
intensivo, sobre todo, en granjas y piscifactorías, algunos
antibióticos se han hecho ineficaces”.
Un agricultor esparciendo fertilizante
en el campo. KACPER KOWALSKI
Muchos fármacos y pesticidas —ambos
se utilizan en cantidades similares— persisten durante décadas en el medio ambiente acuático, a veces modificados y sujetos a
transformaciones químicas incontroladas. “Antiguamente se creía
que todo dependía de la dosis”, explica Miquel Porta, catedrático
de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona e
investigador del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones
Médicas). “El veneno es la dosis’, dejó escrito el alquimista y
médico Paracelso hace 500 años. Pero hoy sabemos que los
contaminantes pueden ser también dañinos a concentraciones bajas”.
“Una parte preocupante de los
trastornos y enfermedades crónicas o degenerativas, como las
cardiovasculares, ciertos cánceres, la infertilidad, la diabetes, el
párkinson o alzhéimer, se debe a las mezclas de contaminantes
químicos artificiales”, asegura Porta. “Los llevamos en nuestro
cuerpo porque estamos expuestos a ellos de forma continuada y muchos
se nos acumulan. La principal vía de penetración en el cuerpo son
los alimentos y sus envases, el aire y el agua, la ropa que contiene
sustancias plastificadas, los productos de limpieza de la casa y de
higiene personal, cosméticos, juguetes… Estos contaminantes
perturban nuestra fisiología, incrementan las alteraciones genéticas
y epigenéticas: lesionan nuestro ADN y dañan nuestro sistema
nervioso”.
DE LOS 140.000 PRODUCTOS QUE SINTETIZA
LA INDUSTRIA QUÍMICA, SOLO SE HAN ANALIZADO 1.600 PARA VER SI SON
TÓXICOS O CANCERÍGENOS
En apoyo de esta tesis, el investigador
barcelonés aduce un largo listado de estudios que demuestran la
presencia de contaminantes en la sangre de las embarazadas,
adolescentes y niños de distintas ciudades españolas. “Hace 25
años pensaba que las conclusiones de Nicolás Olea eran algo
alarmistas, pero ahora creo que se quedaba corto”, prosigue Porta.
“La situación es mucho peor de lo que parecía. A los viejos
contaminantes persistentes que entraron en la cadena alimentaria
humana y animal décadas atrás, antes de ser prohibidos, se están
uniendo los 140.000 productos sintetizados por la industria química.
Solo unos 1.600, el 1,1%, han sido analizados para determinar si son
cancerígenos, tóxicos para la reproducción o disruptores
endocrinos, así que nos quedan por analizar los 138.400 restantes”.
Todos los años salen al mercado entre 500 y 1.000 nuevos productos.
Solo el comercio mundial de automóviles supera al de las sustancias
químicas.
“No tenemos una imagen completa de
todos los componentes industriales sintetizados en el mercado de la
UE”, admite Hanna-Kaisa Torkkeli, portavoz de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA), con sede en Helsinki. “Nuestro
reglamento comunitario REACH es pionero en exigir a las industrias
que aporten datos que cumplan con los requisitos legales, pero la
calidad de la información que nos suministran dificulta a menudo que
podamos hacernos un juicio global sobre la peligrosidad del producto
en cuestión. Las autoridades regulatorias analizan cientos de
sustancias, al tiempo que insistimos a las empresas para que nos
ofrezcan datos más fiables”. De los 553 compuestos evaluados como
potenciales disruptores endocrinos, 194 han sido incluidos en la
categoría “clara evidencia de perturbación endocrina” y 125 en
la de “posibilidad de perturbación endocrina”.
La ECHA tiene abierto un plazo que
finaliza el 31 de mayo de 2018 para que las industrias registren las
sustancias químicas que fabrican o importan en cantidad superior a
una tonelada. “Más de 11.000 empresas lo han hecho hasta ahora”,
afirma Hanna-Kaisa Torkkeli. “Nuestra base de datos reúne
información de más de 120.000 productos químicos. De las 173
sustancias consideradas de gran peligrosidad potencial, 31 han sido
incluidas en el listado de las que únicamente pueden ser
comercializadas con una autorización específica. El control
efectivo es mucho mayor que hace 10 años”.
Vista desde el aire del techo de un
depósito de combustible. KACPER KOWALSKI
“Nosotros aplicamos el reglamento
REACH y somos un sector superregulado”, manifiesta María Eugenia
Anta, directora de Tutela de Producto de la patronal química Feique.
“Aunque no podemos evitar que la gente se tire a un río
contaminado. Este es un tema complejo. Hay miles de sustancias,
incluidos el café y la soja, que pueden interactuar en el terreno
endocrino. Nosotros hacemos nuestros propios estudios y réplicas de
las investigaciones y creemos que un producto puede tener efectos
sobre los animales, pero no sobre las personas”.
La industria química española viene
de experimentar una década prodigiosa con un aumento espectacular de
las exportaciones y unos ingresos superiores a los 60.000 millones de
euros anuales. Da empleo a 191.000 personas y supone el 12,4% del
PIB. “Innovando para un futuro sostenible. La química como
solución inteligente para el futuro de las personas”, es el lema
que preside la asociación patronal.
“El poder de producción e innovación
de la industria química farmacéutica y alimentaria es muy superior
a la capacidad de control de las Administraciones”, declara Jesús
Ibarluzea, biólogo de la sanidad vasca. “Ahora sabemos que no todo
lo que viene con el marchamo de progreso es para bien. Antes,
considerábamos que el tejido adiposo era neutro, pero ahora vemos
que muchas sustancias se acumulan en él, son obesogénicas. También
comprobamos que los niños más expuestos a los compuestos
organoclorados (plaguicidas y PCB) tienen menor desarrollo físico y
neurológico; que hay compuestos organobromados en plásticos y
espumas; que los bisfenoles están presentes en la capa interior
blanca de las latas de conservas y en diversas resinas; y que el
teflón, el compuesto perfluorado que forma la capa antiadherente de
las sartenes, termina en nuestro estómago. A este largo listado hay
que añadir otro montón de sustancias que se encuentran en los
productos de limpieza, cosmética o protección solar, algunos con
propiedades de disruptores endocrinos, pero, en general, poco
conocidos en sus efectos sobre la salud”.
LOS NIÑOS DE VALENCIA TIENEN MÁS
MERCURIO PORQUE CONSUMEN MÁS PESCADO. CADA REGIÓN, CADA PAÍS,
TIENE SU HUELLA TÓXICA
“Sabemos que los microplásticos
utilizados en la fabricación de bolsas, contenedores de bebida y
comida, envoltorios y juguetes pueden durar hasta 100 años en el
mar, ser ingeridos por peces mesopelágicos (que navegan entre la
superficie y los 200 metros de profundidad) y pasar a formar parte de
nuestra cadena alimentaria. Es lo que yo llamo la “contaminación
interior”, abunda Miquel Porta. Al igual que la OMS (Organización
Mundial de la Salud), las agencias europeas reconocen que,
efectivamente, algunas de las sustancias sintetizadas pueden causar
infertilidad, diabetes y cáncer. Admiten igualmente que el cuerpo
humano no es capaz de metabolizar compuestos plásticos y otras
sustancias utilizadas por la industria.
José Luis Rodríguez Gil, investigador
especializado en ciencias ambientales y miembro de la Sociedad de
Toxicología y Química Ambiental (SETAC), relativiza el peligro de
los componentes sintéticos y pone en valor los beneficios en la
pelea contra el cáncer que proporciona haber reducido el uso de
estufas y chimeneas. Juzga irrelevante que las sustancias
contaminantes sean sintéticas o de origen natural y defiende que el
cuerpo humano puede metabolizar o almacenar ambas igual e
indistintamente. “La función principal del hígado es deshacerse
de esos compuestos”, apunta. A la espera de nuevas pruebas, se
inclina por atribuir a los cambios en el estilo de vida las tasas de
incidencia de enfermedades que detectan los estudios epidemiológicos.
Admite, eso sí, como “áreas de incertidumbre” y fuentes de
“alarma”, la exposición a los antibióticos, a los disruptores
endocrinos y a las mezclas de sustancias, pero indica: “Hasta hoy
no tenemos la certeza al 100% de que exista un problema generalizado
y, de haberlo, cuáles serían los compuestos responsables”.
La suya es una posición discutida. “El
hombre ha estado siempre expuesto a mezclas complejas de compuestos
químicos, pero el número y variedad de ellos, en su mayoría
sintéticos, han aumentado de forma exponencial en las últimas
décadas y en un periodo de tiempo corto que hace difícil que la
naturaleza pueda adaptarse”, subraya Miren López de Alda. “No es
cierto que los actuales niveles sanguíneos de tóxicos hayan
existido siempre”, asevera Miquel Porta. “Comparar la toxicidad
actual con la que generaban el carbón de cocina, etcétera, es un
despropósito semejante al de equiparar la contaminación de nuestros
días con la producida por las erupciones volcánicas y los grandes
incendios de la antigüedad. Lo que tenemos ahora en el cuerpo es
miles de veces superior”.
Un obstáculo mayor a la hora de
asentar la certidumbre científica en los foros de la industria, las
Administraciones y la política es la dificultad de establecer con
exactitud qué cantidades de las sustancias disruptivas representan
un peligro objetivo para el ser humano. Se sabe que en los momentos
críticos de la gestación y la primera infancia una pequeña dosis
puede ser muy dañina. “El bebé que mama leche contaminada no va a
caer fulminado en el acto, desde luego, pero puede tener un problema
de fertilidad décadas más tarde”, apunta Nicolás Olea. Si
asociar causa (contaminación) y efecto (enfermedad) en el plano
individual resulta difícil, lo es mucho más evaluar con precisión
las consecuencias de la exposición múltiple ambiental, el
denominado “efecto cóctel”. “Somos más complejos que los
peces y a nosotros enfermar nos lleva su tiempo, pero la exposición
continuada a bajas dosis y sus efectos están ahí”, subraya Olea.
Zona de almacén de materiales y carga
en el puerto de Gdynia (Polonia). KACPER KOWALSKI
Además de DDT, el científico de
Granada ha encontrado otro disruptor endocrino, el tetrabromo
bisfenol A (un eficaz retardador de la llama utilizado en el textil
que evita que los objetos ardan), en la totalidad de las placentas y
la sangre de bebé analizadas. “El cáncer de mama en Granada
aumenta anualmente el 2,8% y ese incremento no es solo atribuible al
hecho de que las mujeres tienen ahora hijos más tarde —dar de
mamar previene contra ese cáncer—, sino también a la
contaminación ambiental”, asegura. “Es esa contaminación, que
en algunas personas supera el centenar de compuestos químicos en
sangre, la que explica que los niños españoles meen plásticos,
cosméticos, metales pesados… Los de Valencia tienen más mercurio
de la cuenta, y es porque consumen más pescado. Cada región, cada
país, tiene su propia huella tóxica, pero el fenómeno es general.
Cabe muy poco consuelo cuando te dicen que los niños alemanes tienen
incluso valores superiores a los nuestros”.
La constatación de que las madres
transfieren parte de su contaminación a los bebés que amamantan ha
llevado incluso a cuestionar la conveniencia de la lactancia, aunque
los especialistas se pronuncian a favor de mantenerla por los grandes
beneficios de la leche materna. “Todos los esfuerzos de la
industria y de las Administraciones van encaminados al diagnóstico y
al tratamiento individualizado, cuando lo que tenemos es un problema
ambiental que deberíamos encauzar por la vía de la prevención”,
asevera Olea. “Es absurdo combatir la infertilidad derivada de la
técnica con más técnica y multiplicando las clínicas de
fertilización privadas. Alguien debería ver esto con perspectiva”.
LOS EXPERTOS PIDEN QUE SE INSTALEN
FILTROS EN LAS DEPURADORAS PARA IMPEDIR QUE LOS NUEVOS TÓXICOS
SINTÉTICOS PASEN AL CICLO DEL AGUA
¿Qué hacer? Dar marcha atrás en los
hábitos de consumo parece una quimera. ¿Acaso podemos prescindir de
los plastificantes y del resto de policarbonatos que se nos han hecho
indispensables y sustentan parte de la economía? ¿Habría que
prohibir la píldora anticonceptiva y el tratamiento contra la
menopausia, dos de los estrógenos sintéticos que más disforia de
género producen? La retirada del mercado del Vioxx, el
antiinflamatorio cardiotóxico, solo se produjo en septiembre de 2004
después de largos meses de debate y cuando el número de sus
víctimas se contaban por miles. Hubo que esperar a junio de 2011
para que la UE prohibiera los biberones de plasma de policarbonato de
toda la vida. A propósito de las actuaciones de la multinacional
Monsanto, acusada de amañar mediante sobornos informes falsamente
científicos favorables a sus intereses, la Corte Penal Internacional
ha propuesto incorporar el delito de ecocidio para quienes “causen
daños sustanciales y duraderos a la diversidad biológica y a los
ecosistemas y afecten a la vida y salud de las poblaciones humanas”.
Parece obligado que determinados
fármacos —el amidotrizoato y el iopamidol (utilizados como medio
de contraste en rayos X), la carbamazepina (de uso en el tratamiento
de la epilepsia), el diclofenaco (analgésico) y el clotrimazol
(antimicótico)— pasen a ser considerados sustancias prioritarias
peligrosas por su ecotoxicidad en el medio ambiente. Pero, más allá
de las prohibiciones puntuales, lo que se propone son medidas
preventivas. La más reclamada por los especialistas
medioambientales, aunque costosa, es la instalación de filtros de
tratamiento modernos en las estaciones depuradoras de aguas
residuales para impedir que los nuevos tóxicos sintéticos pasen al
ciclo del agua.
“No es cierto que no pueda hacerse
nada”, opina Miquel Porta. “Se puede mejorar la eficacia de las
agencias de salud públicas; apoyar a los agricultores, ganaderos y
empresarios para que hagan mejor su trabajo; se puede mentalizar a la
población para que no caliente en el microondas alimentos dentro de
tuppers o envases de plástico y para que recicle mejor y no vierta
fármacos ni productos tóxicos por los desagües”. Si, como
sostienen los científicos, los detergentes, fármacos y cosméticos
participan activamente en la contaminación general, haríamos bien
en autolimitarnos en su uso. Hoy por hoy, vivimos instalados en la
paradoja de que cuanto más cuidados e higiene personal nos aplicamos
y más y más limpiamos nuestros hogares, más contribuimos a
propagar las sustancias tóxicas.
Como con el cambio climático,
encarrilar el problema requerirá consenso político, grandes
acuerdos y una nueva conciencia ciudadana. Nicolás Olea no oculta su
impaciencia: “A menudo me pregunto si quienes nos patrocinan y
subvencionan, incluso generosamente, se leen las conclusiones de
nuestros trabajos. Me gustaría que los escépticos se imaginaran por
un momento que tenemos razón y que todo esto que decimos se
manifiesta claramente dentro de 40 años, cuando haya que entonar a
coro: ¡La hemos hecho buena, la hemos fastidiado bien!”.