lunes, 19 de junio de 2017

La SESSEC reclama a la OMS que clasifique las enfermedades del SSC

16 de Junio de 2017
Este año se revisa la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya sustitución por la CIE-11 está prevista para 2018.

Desde la Sociedad Española de Síndrome de Sensibilidad Central (SESSEC) “creemos que sería necesario incluir en la nueva clasificación el denominado Síndrome de Sensibilidad Central (SSC) que engloba una serie de patologías que comparten identidades sintomatológicas como son el Síndrome Químico Múltiple, la Fibromialgia, la Hipersensibilidad Electromagnética y el Síndrome de Fatiga Crónica, y que suponemos un origen común en disfunciones de regulación centrales”, ha afirmado Antoni Fernández Solà, miembro de la Junta Directiva de la SESSEC.

La SESSEC va a organizar el I Congreso Europeo de Síndrome de Sensibilidad Central el próximo 17 de noviembre, en Barcelona, con el objetivo de profundizar en este tema de rabiosa actualidad y en otros que también preocupan a estos enfermos. Entre ellos, la utilización de Big Data para el diagnóstico de enfermedades del SSC y los últimos avances en Fibromialgia, Síndrome de Fatiga crónica, Síndrome Químico Múltiple e Hipersensibilidad Electromagnética.

“Es necesario dotar a los servicios de Atención Primaria de herramientas diagnósticas que permitan identificar este nuevo espectro sintomatológico, para ello otro de los objetivos de este congreso será la elaboración de una guía diagnóstica de consenso que agrupe estos nuevos síndromes”, ha puntualizado Fernández Solà, presidente del Congreso.

Desde esta sociedad científica esperan que el congreso arroje luz sobre este nuevo grupo de enfermedades que hasta ahora pasan desapercibidas o infradiagnosticadas. “Creemos que la celebración de este congreso puede ser el marco adecuado para debatir y sacar conclusiones”, concluye.

Consejos para personas electrosensibles

16 de Junio de 2017 por Ingeniero biomédico, Ceferino Maestu Unturbe

El método más efectivo e inmediato para mejorar la calidad de vida de los afectados consiste en evitar o reducir al máximo la exposición a todas las fuentes de radiación electromagnética.

Incluir en la dieta alimentos ricos en Calcio y Magnesio. Al estar expuestos a intensos campos electromagnéticos nuestro cuerpo pierde gran cantidad de calcio y magnesio, iones esenciales del metabolismo. También se pueden complementar con suplementos alimenticios que incluyan Calcio y Magnesio.

Los alimentos ricos en melatonina y en triptófano (aminoácido precursor de la melatonina) pueden ayudar a las personas sanas a prevenir los efectos nocivos de las radiofrecuencias y a los afectados de electro sensibilidad a recuperar en parte el equilibrio perdido.

De igual manera, los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 y en compuestos azufrados como el ajo, cebolla, pueden mejorar la circulación sanguínea y ayudar a disminuir los dolores de cabeza, problemas de hipertensión y/o pequeñas arritmias asociadas.

Hay que asegurarse de que no existen carencias nutricionales en la dieta. Para ello conviene suplementarla con uno o varios alimentos que sean ricos en el complejo de las vitaminas B (mejoran la memoria, concentración y agilidad mental).

Los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio…) que se pueden acumular a lo largo de los años en nuestro cuerpo y que suelen proceder de alimentos contaminados, de amalgamas que tengamos en la boca, de tuberías antiguas que transporten el agua que bebemos a diario, etc., pueden agravar e intensificar la sensibilidad a las radiaciones electromagnéticas si no se eliminan a tiempo (los metales son muy buenos conductores de la electricidad). Para limpiar nuestro organismo de estos productos tóxicos va muy bien el alga chlorella, así como el ajo y el cilantro.
  • Cambiar dentro de lo posible las fuentes de radiación del entorno doméstico: teléfono inalámbrico, especialmente en los dormitorio
  • Limitar el uso del teléfono móvil. Tener el terminal lo más alejado posible de la cabeza y del cuerpo utilizando para ello “manos libres”. No utilizarlo como despertador. La mayoría de las personas tienen la costumbre de dormir con el teléfono móvil o celular cerca e incluso encendido bajo la almohada. Lo que no sabían es que esta costumbre causa diversos problemas. No se trata sólo de esa sospecha de que las ondas electromagnéticas pueden causar tumores cerebrales a largo plazo, sino efectos neurológicos más inmediatos que ya han sido probados, entre ellos dolores de cabeza constante y bajo rendimiento. Los más peligrosos son los teléfonos inteligentes pues su actividad no cesa en ningún momento y constantemente se encuentra emitiendo incluso en el estado de stand by. 
  • El problema se ha intensificado debido a que los teléfonos celulares inteligentes no entran en reposo, a menos que se apaguen. Permanecen activos recibiendo información constante como correos electrónicos, chats y mensajes de texto. Y en las noches, si está en la cama, todo esto ocurre a pocos centímetros del cerebro de quien duerme.
  • Sustituir las redes WiFi por cables (ethernet).
  • No exponerse a radiaciones ambientales de antenas y sistemas de comunicación, estar lo más alejado posible, y en cualquier caso contar con un sistema dosimétrico personal para comprobar la tas de radiación a la que está sometido.
Suecia fue el primer país que aceptó la electrosensibilidad como causa de baja laboral (incapacidad permanente), la cifra de afectados se eleva a 250.000; en Alemania, cientos de médicos han firmado la declaración en favor de medidas preventivas, y Gran Bretaña reconoció a finales de 2005 los casos de numerosas personas con síntomas potencialmente atribuibles a ciertas dosis de radiación electromagnética.

Desde 2006, la Organización Mundial de la Salud ha desarrollado campañas de precaución sobre el uso excesivo de los teléfonos celulares, pues estudios han sugerido que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia modulada emitidos por estos aparatos podrían alterar áreas específicas del cerebro, incluso si su uso apenas se limita a 50 minutos diarios.