sábado, 8 de julio de 2017

Y si Nuestra Comida hablase…

Por Martius Coronado

La rebelión de los alimentos, cómo ha sido denominado el fenómeno, no para de crecer y de crear alarma a la par que peticiones ciudadanas para que se dejen de usar para riegos las aguas residuales, se controlen los vertidos químicos al mar y se promueva los cultivos orgánicos, así como la supresión de medicamentos y antibióticos en la carne que se destina al consumo.

El rumor comenzó en la franquicia de una famosa cadena de comida rápida en Nápoles, con el supuesto video que grabó un cliente que estaba a punto de devorar su hamburguesa y en el que justo antes de dar el primer bocado, se oye una voz en perfecto italiano que le advierte de lo que va a ingerir con las palabras: “Mi carne no sólo lleva trazas de caballo, sino una dosis alta de medicamentos y antibióticos, por no hablar de los vegetales o la salsa hecha con mantequilla que contiene hasta petróleo… ¡Pero claro, tú sabrás lo que comes!”

El vídeo pronto se hizo viral, ante las protestas de la multinacional de la restauración hamburguesera y las hipótesis de qué intereses habían creado esa campaña de desprestigio, pero fue el segundo el que comenzó a crear dudas. Su condición de directo televisivo en un programa de cocina y con un chef francés de prestigio, aumentó si cabe la credulidad de la opinión pública en lo imposible y la indignación, cuando en la presentación de un plato de atún y arroz, el pez que estaba de cuerpo presente pareció mover la boca a la vez que avisaba, esta vez en un perfecto y claro francés, que su contenido en mercurio, unido al arsénico del arroz y al cadmio de las verduras haría del plato resultante una grave y silenciosa amenaza para la salud. La emisión se cortó inmediatamente y la cadena privada no tardó en sacar un mensaje de disculpa y repulsa por haber sido objeto de un montaje, a la vez que prometía una investigación que depurara la responsabilidad de aquellos que habían cometido tal infamia. Pero lo único que se pudo sacar en claro fue que, a pesar de las reticencias primeras y tras un análisis de los alimentos que iban a ser cocinados, los niveles denunciados en los alimentos y los productos tóxicos que contenían coincidían con la afirmación de aquella imposible voz.

Los desmentidos científicos y programas especiales que se originaron en todo el mundo, calificando esos sucesos como imposibles y farsas, no detuvieron la avalancha de casos, muchas veces con grabaciones, en las que repartidos por medio mundo y en decenas de idiomas se oía a verduras, lácteos, carnes y pescados hablar en mercados, grandes superficies y restaurantes, no sólo de los productos químicos y metales peligrosos que contenían, sino también de cómo, por ejemplo el aluminio que en los procesos de coloración de dulces se usa, se va acumulando en el cuerpo y en el cerebro por años y que es causa y motivo final de la aparición del alzhéimer, el párkinson o la esclerosis múltiple.

La rebelión de los alimentos, cómo ha sido denominado el fenómeno, no para de crecer y de crear alarma a la par que peticiones ciudadanas para que se dejen de usar para riegos las aguas residuales, se controlen los vertidos químicos al mar y se promueva los cultivos orgánicos, así como la supresión de medicamentos y antibióticos en la carne que se destina al consumo. No ha importado que las organizaciones mundiales de salud y los gobiernos no paren de calificar de ridículas y sin base científica las advertencias de la comida que comemos, el público no importa que lo crea o no, lo importante es que la conciencia se ha despertado y la mayoría de los consumidores piden un cambio. Esperemos que, por nuestra salud, así sea.

Organización denuncia que Gobierno de Nafarroa apoya los transgénicos pese al Acuerdo Programático

Por Ahotsa.info

Ekologistak Martxan recuerda que el acuerdo programático que sustenta el actual Gobierno del cambio dice textualmente “avanzar en la eliminación de transgénicos” y denuncia que una empresa pública del GN y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas realizarán un ensayo de cultivo de patatas modificadas genéticamente.

Según informaciones a las que ha tenido acceso Ekologistak Martxan, el pasado mes de marzo de 2017 la empresa pública del Gobierno de Navarra, Instituto Navarro de Infraestructuras y Tecnologías Agroalimentarias (INTIA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas – Instituto de Agrobiotecnología firmaron una acuerdo para realizar un ensayo de cultivo de patatas modificadas genéticamente (OMG) en la Finca Experimental de Montes de Cierzo propiedad del Gobierno de Navarra.

Ekologistak Martxan califican de “paraíso transgénico de Europa” al estado español, ya que es el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala mientras la mayoría de los países vecinos han prohibido su cultivo. Sin embargo, la falta de información al respecto es tan grande que no se sabe cuántos transgénicos se cultivan ni dónde. Ni siquiera los datos de la administración estatal coinciden con los de las comunidades autónomas.

“Hemos acogido durante años más de la mitad de los experimentos transgénicos en Europa. Además de ser las puertas de estos cultivos, somos su campo experimental. España acoge el 67% de los ensayos experimentales al aire libre con cultivos modificados genéticamente, según la información publicada por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC). Hasta 2010 no se había hecho pública su localización, pese a los graves riesgos que suponen estos experimentos”, denuncia Ekologistak Martxan.

Zonas Libres de Transgénicos

Mientras tanto, otras regiones europeas están tomando un camino muy distinto. Desde mediados de 2010, más de 170 regiones europeas y 4.700 gobiernos o entidades locales se habían declarado Zonas Libres de Transgénicos “ejerciendo así su derecho soberano a proteger su economía, su medio ambiente y la salud de sus habitantes”. En la actualidad, la Unión Europea (UE) tan sólo permite el cultivo comercial de un tipo de maíz transgénico (MON810), siendo el Estado español su mayor productor, con pequeñas superficies cultivadas en otros cinco países. Alemania, Francia, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo, Polonia y Bulgaria han prohibido su cultivo. Por citar un ejemplo similar la caso que nos ocupa, Alemania autorizó por un breve tiempo el cultivo de una patata OMG y posteriormente en 2013 revocó dicha autorización.

La nueva legislación europea, la Directiva (UE) 2015/412, consagra la posibilidad de que los Estados miembros restrinjan o prohíban el cultivo de transgénicos en la totalidad o parte de su territorio y es por ello una herramienta fundamental para impedir la propagación de este tipo de cultivos.

Cinco comunidades autónomas se mantienen libres de cultivo de maíz transgénico: País Vasco, Principado de Asturias, Cantabria, Castilla y León y las Islas Canarias y en otras la superficie sembrada es ínfima, “por lo que es muy fácil desandar el camino”, añade EM.

Desmontando las bondades de los OMG

Tras más de 20 veinte años después de su introducción en los mercados, Ekologistak Martxan afirma que existen datos objetivos para desmontar las supuestas bondades de los cultivos transgénicos. Por un lado, dicen que ni han aumentado el rendimiento de los cultivos ni han mejorado la calidad de los alimentos y del medio ambiente. Tampoco han contribuido a solucionar el problema del hambre del mundo, y por el contrario, en los principales países productores los cultivos transgénicos están dando lugar a una preocupante invasión de malezas resistentes y superplagas y ocasionando problemas agronómicos, y numerosos informes ponen de manifiesto sus riesgos económicos, ecológicos y sanitarios.

“En realidad, los cultivos transgénicos que se comercializan hoy día han sido diseñados con el objetivo de aumentar las ganancias de la industria química y farmacéutica que controla gran parte de la investigación biotecnológica, más preocupada por recuperar las cuantiosas inversiones realizadas que por los beneficios para la sociedad”, denuncia EM. Unas pocas empresas acaparan el 100% del mercado de semillas transgénicas: Dupont, Bayer, Monsanto, Syngenta, BASF y Dow. Pero además, controlan casi toda la investigación en biotecnología y el 76% de las ventas de herbicidas y pesticidas a nivel mundial.

Los cultivos transgénicos contaminan los tradicionales

Ekologistak Martxan pone el foco también en la contaminación transgénica de los campos de los agricultores y de toda la cadena alimentaria, que constituye “una seria amenaza, pues se ha demostrado que no es posible controlar la multiplicación y diseminación de los organismos modificados genéticamente (OMG) una vez liberados en el entorno”. Ya a finales de 2001, el Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra (CPAEN) detectó la presencia de OMG en las cosechas de dos explotaciones ecológicas de maíz.

Ekologistak Martxan Nafarroa solicita al Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra, responsable de las autorizaciones, “la revocación de esta autorización y declarar a Navarra Zona Libre de Transgénicos, así como que se haga pública la lista de lugares donde se han cultivado y se cultivan, con fines comerciales o de experimentación estos organismos modificados genéticamente (OGM)”.