SOCIOLOGÍA
| 15-M
La Universidad de Deusto establece el
perfil de quienes participaron en el 15-M de Bilbao: ciudadanos
formados pero desencantados
23.02.12 – 02:04 -
ANJE
RIBERA | BILBAO.
Una
de las manifestaciones del 15-M
en
Bilbao./ Luis Ángel Gómez
|
Lo certifica la Universidad de Deusto.
Quienes protagonizaron el movimiento social de protesta 15-M en
Bilbao eran simplemente personas desengañadas del sistema político
con fuertes deseos de generar cambios. «Nada de perroflautas»,
aseguró ayer Javier Arellano, responsable junto a Iziar Basterretxea
y Cristina de la Cruz del estudio realizado por el Centro de Ética
Aplicada de la centenaria institución docente bilbaína con el apoyo
de la Dirección de Juventud del Gobierno vasco.
Más de doscientas encuestas entre
participantes en los actos, dieciséis entrevistas en profundidad con
personas que cumplieron un papel dinamizador en las concentraciones
del Teatro Arriaga de los pasados mayo y junio, un análisis de seis
meses sobre la incidencia que el 15-M tuvo en los medios de
comunicación y la presencia 'in situ' de los investigadores
posibilita al estudio afirmar que no hubo «marginales antisitema»
entre los protagonistas de aquella lucha pacífica.
Los perfiles de los participantes
descubren, en cambio, a gente joven, de entre 21 y 35 años, «con
alto grado de formación, mayor que en el resto de la población
media de Euskadi. Y la mayoría (58%) tenía un empleo en ese
momento, aunque el porcentaje de desempleados era superior a la
media» de la comunidad, rubrican los profesores universitarios.
«Grupo
heterogéneo»
Los expertos también detectan que «las
trece personas que se reunieron inicialmente en la explanada del
Museo Guggenheim tras citarse a través de Internet constituían un
grupo heterogéneo» que con bastante rapidez logró aglutinar a un
colectivo amplio de ciudadanos, cuyo fin no pretendía desentenderse
de la política «como la gestión de lo público, sino de las formas
institucionales en las que la política se ha concretado
históricamente».
«El 15-M es una crítica frente a los
partidos, PP y PSOE fundamentalmente, el sistema económico, pero
también contra ONGs y movimientos sociales que se ven con una cierta
connivencia con las instituciones por depender de subvenciones y por
ser estructuras dogmáticas en las que no se sienten con libertad
para decir lo que quieren. Es una forma de desengaño, de hacer
política que sospecha de la propia política», señaló Arellano.
Todos los participantes en las
movilizaciones compartían «la percepción de que las instituciones
no representan el interés general de la población, porque se
encuentran desligitimadas por la corrupción», añade el informe.
Sus autores también han detectado que existe entre los protagonistas
del 15-M la creencia de que la sociedad carece «de debate público
sobre temas de gran interés y se extiende la sensación de que las
políticas se deciden en las cúpulas partidistas y a menudo en
connivencia con poderes económicos y sociales». Por ello, «el
movimiento ha puesto de manifiesto la necesidad de abrir espacios de
participación en el futuro».
Todo ello desemboca en la aparición de
«una fractura de la redistribución de la riqueza como la fractura
fundamental de la sociedad de los próximos años», según estiman
los docentes de Deusto, que comparecieron acompañados por el
viceconsejero de Cultura, Juventud y Deportes del Gobierno vasco,
Antonio Rivera; y el director de Juventud, Natxo Rodríguez.