03
jun 2014MUJER HOY - S. VIVAS
Tu
vaquero o tu jersey favorito puede esconder en su composición
tóxicos que perjudican a tu salud. ¿Sabes cómo evitarlos? Elisabet
Silvestre, autora de “Vivir sin tóxicos” (RBA) nos cuenta cómo
lograrlo.
¿Eres
consciente sobre qué peligros te acechan escondidos en tu armario?
No
nos referimos a aquella camiseta que te compraste en un mercadillo y
es un atentado contra el buen gusto ni a los pantalones que te
empeñas en conservar año tras años y te hacen el “culo
carpeta”.Los
peligros que acechan tras la puerta de tu armario provienen de
diferentes vías:de
la composición de la ropa, de los detergentes y suavizantes con las
que la lavas, de los productos usados para la limpieza en seco o
incluso de los ambientadores que se utilizan para que el armario
“huela bien”
(que
pueden emanar sustancias nocivas al ambiente como las derivadas de
los hidrocarburos).
Los
estudios indican que las prendas que podemos encontrar en nuestras
tiendas habituales pueden contener sustancias químicas de las que se
sabe perfectamente que son nocivas para la salud, destacando
en especial los compuestos que funcionan como disruptores hormonales,
que interfieren en los mecanismos propios del sistema endocrino y se
asocian con problemas de fertilidad.
Tras
nombres como ftalatos, alquilfenoles, colorantes azoicos, compuestos
bromados, orgánico estánicos, perfluorados o metales pesados se
esconden auténticos venenos para tu salud. En
2011 Greenpeace realizó el estudio DETOX y revelaron que prendas de
marcas muy conocidas (no estamos hablando de comprar en el chino de
la esquina) contenían muchas de estas sustancias. Los ftalatos, unos
potentes disruptores endocrinos, se emplean como plastificantes del
PVC, suavizan los tejidos de prendas deportivas y son usados para
hacer detalles o estampados de plástico en camisetas.
Los
alquilfenoles que se usan en el proceso de lavado y teñido de las
prendas, también interfieren con nuestras hormonas, son persistentes
y se bioacumulan. Los
compuestos químicos orgánicos procedentes de algunos colorantes
azoicos pueden contener y liberar aminas que provocan cáncer... Y
la lista sigue y sigue.
La
buena noticia es que a raíz de la campaña DETOX 18 muchas empresas
fabricantes de ropa se han comprometido de forma voluntaria a
eliminar los compuestos tóxicos de su cadena de fabricación, con
fecha límite en 2020 llegando a “uso cero” porque no existen
niveles aceptables de estas sustancias. Pero
hasta ese momento, tienes que aprender a defender tu salud de todos
estos tóxicos. ¿Cómo? Siguiendo estos pasos:
1. Busca tu color.
Por
mucho que sea tendencia huye del blanco resplandeciente. Las
prendas blancas suelen pasar por un tratamiento con cloro y sus
derivados. Y el cloro destaca entre los compuestos más tóxicos y
biopersistentes que existen. Tampoco
te vayas al otro extremo y te vistas de negro: para los tintes negros
se suelen usar nitratos sódicos junto con ácido acético, que ayuda
a fijar el color y evitar que se pierda (el sangrado), y hay que usar
una gran cantidad de química colorante para que el color sea opaco.
Mejor date al pastel, que también está de moda y con este calor
apetece más.
2.
Selecciona tu marca. Es
tu deber conocer las marcas que están en la línea del compromiso
con la salud y el medio ambiente, procurando minimizar y acabar
eliminando las sustancias tóxicas de su proceso de fabricación.
Pregúntate, ¿qué
hay detrás de tus vaqueros preferidos o de tu camisa blanca
preferida? Cada prenda tiene un impacto en la salud global: la
medioambiental, la social (dónde se fabrica, quienes lo hacen y en
qué condiciones laborales) y la salud de todos.
Apuesta
por firmas que se manifiesten comprometidas con estos principios.
Para lograr más información puedes consultar el estudio Detox de
Greenpeace. También
puedes informarte en la web de Slow Fashion Spain que trata sobre
moda sostenible. Elige diseñadores que incorporen tejidos
saludables, ir a la moda no tiene que ir reñido con la salud. Y
busca las etiquetas que garantizan una ropa más sana, como la GOTS,
el Fair Trade, o el OE (Organic Exchange).
3.
Lava la ropa antes de estrenarla. Es
muy aconsejable, especialmente en el caso de la ropa de los bebés y
los niños y la ropa interior que está en íntimo contacto con la
piel. El resultado es aún mejor si eliges para tu colada un jabón
que no contenga sustancias tóxicas nocivas, de coco, por ejemplo, o
de línea ecológica.
4.
No te fíes del precio. Solemos
pensar que mayor precio, mejor calidad. Y puede que sea así, pero en
cuanto a criterios de salud la ecuación falla: un precio más alto
no implica una ropa más sana. Los
estudios indican que no sólo no hay grandes diferencias entre las
gamas bajas y altas, sino que pagar, a veces, en exceso por una
prenda, no garantiza que no incluya tóxicos en su composición. El
estudio de Greenpeace “El rey desnudo” analiza prendas de ropa de
alta gama para niños, evidenciando que contienen sustancias nocivas.
Y eso a pesar de que la población infantil es la más vulnerable
ante estas sustancias.
5.
Vuelve a lo natural. Los
tejidos más saludables, aquellos que aportan confort, bienestar y
salud sin aportar tóxicos son variados. Así, las fibras naturales,
como el algodón, el lino, la seda, el cáñamo, la lana o el tencel
(fibra que proviene de la celulosa de la madera), están entre las
que aportan más calidez, permiten transpirar y regulan mejor la
interacción del cuerpo con el exterior. Mejor
si son de producción sostenible y ecológica, así además no
incluirán sustancias químicas nocivas. En
el otro extremo, entre los menos saludables están las fibras
sintéticas, que crean electricidad estática, no permiten
transpirar, absorben mal la humedad y, además, al ser inflamables
incorporan productos ignifugantes tóxicos, como los compuestos
bromados.
6.
Recicla y regala. Haz
una revisión de tu armario. Regala las prendas que ya no usas, las
que no te van bien, especialmente si llevas más de un año sin
usarlas, porque por mucho cariño que las tengas seguro que no las
necesitas. Quédate
con aquellas que usas de modo habitual, y mira bien cómo
combinarlas, qué o complementos te ayudarían a hacer más conjuntos
con lo que ya tienes. Y
continúa por un consumo responsable, elige con criterio, compra solo
lo que necesites: apúntate al Slow fashion y deja atrás el fast
fashion.
7.
Huye de la química. Evita
comprar prendas que requieran lavado en seco. Si las usas, toma la
precaución de ventilar bien la ropa cuando la recojas en la
tintorería antes de meterla en el armario de tu dormitorio,
especialmente si la recoges sin estar seca del todo. Si
el tratamiento en seco incluye el uso del PERC –percloroetileno-,
los vapores se volatilizan al ambiente y los puedes inhalar. ¿Lo
mejor? Déjala esa prenda unos días al fresco en el balcón o en una
habitación bien ventilada, antes de ponerla en el armario.
8.
Cuida de forma no tóxica. Evita
tratamientos antimoho, antipolillas (elimina toda la naftalina, es
muy irritante y un potente tóxico). Mejor
opta por ventilar bien tu armario, dejar los zapatos en un lugar bien
donde circule el aire o usar ambientadores naturales, de aceites
esenciales ecológicos o plantas aromáticas.