jueves, 12 de junio de 2014

¿Tu ropa te envenena?

03 jun 2014MUJER HOY - S. VIVAS

Tu vaquero o tu jersey favorito puede esconder en su composición tóxicos que perjudican a tu salud. ¿Sabes cómo evitarlos? Elisabet Silvestre, autora de “Vivir sin tóxicos” (RBA) nos cuenta cómo lograrlo.

¿Eres consciente sobre qué peligros te acechan escondidos en tu armario? No nos referimos a aquella camiseta que te compraste en un mercadillo y es un atentado contra el buen gusto ni a los pantalones que te empeñas en conservar año tras años y te hacen el “culo carpeta”.Los peligros que acechan tras la puerta de tu armario provienen de diferentes vías:de la composición de la ropa, de los detergentes y suavizantes con las que la lavas, de los productos usados para la limpieza en seco o incluso de los ambientadores que se utilizan para que el armario “huela bien” (que pueden emanar sustancias nocivas al ambiente como las derivadas de los hidrocarburos).

Los estudios indican que las prendas que podemos encontrar en nuestras tiendas habituales pueden contener sustancias químicas de las que se sabe perfectamente que son nocivas para la salud, destacando en especial los compuestos que funcionan como disruptores hormonales, que interfieren en los mecanismos propios del sistema endocrino y se asocian con problemas de fertilidad.

Tras nombres como ftalatos, alquilfenoles, colorantes azoicos, compuestos bromados, orgánico estánicos, perfluorados o metales pesados se esconden auténticos venenos para tu salud. En 2011 Greenpeace realizó el estudio DETOX y revelaron que prendas de marcas muy conocidas (no estamos hablando de comprar en el chino de la esquina) contenían muchas de estas sustancias. Los ftalatos, unos potentes disruptores endocrinos, se emplean como plastificantes del PVC, suavizan los tejidos de prendas deportivas y son usados para hacer detalles o estampados de plástico en camisetas.

Los alquilfenoles que se usan en el proceso de lavado y teñido de las prendas, también interfieren con nuestras hormonas, son persistentes y se bioacumulan. Los compuestos químicos orgánicos procedentes de algunos colorantes azoicos pueden contener y liberar aminas que provocan cáncer... Y la lista sigue y sigue.

La buena noticia es que a raíz de la campaña DETOX 18 muchas empresas fabricantes de ropa se han comprometido de forma voluntaria a eliminar los compuestos tóxicos de su cadena de fabricación, con fecha límite en 2020 llegando a “uso cero” porque no existen niveles aceptables de estas sustancias. Pero hasta ese momento, tienes que aprender a defender tu salud de todos estos tóxicos. ¿Cómo? Siguiendo estos pasos:

1. Busca tu color. Por mucho que sea tendencia huye del blanco resplandeciente. Las prendas blancas suelen pasar por un tratamiento con cloro y sus derivados. Y el cloro destaca entre los compuestos más tóxicos y biopersistentes que existen. Tampoco te vayas al otro extremo y te vistas de negro: para los tintes negros se suelen usar nitratos sódicos junto con ácido acético, que ayuda a fijar el color y evitar que se pierda (el sangrado), y hay que usar una gran cantidad de química colorante para que el color sea opaco. Mejor date al pastel, que también está de moda y con este calor apetece más.

2. Selecciona tu marca. Es tu deber conocer las marcas que están en la línea del compromiso con la salud y el medio ambiente, procurando minimizar y acabar eliminando las sustancias tóxicas de su proceso de fabricación. Pregúntate, ¿qué hay detrás de tus vaqueros preferidos o de tu camisa blanca preferida? Cada prenda tiene un impacto en la salud global: la medioambiental, la social (dónde se fabrica, quienes lo hacen y en qué condiciones laborales) y la salud de todos.

Apuesta por firmas que se manifiesten comprometidas con estos principios. Para lograr más información puedes consultar el estudio Detox de Greenpeace. También puedes informarte en la web de Slow Fashion Spain que trata sobre moda sostenible. Elige diseñadores que incorporen tejidos saludables, ir a la moda no tiene que ir reñido con la salud. Y busca las etiquetas que garantizan una ropa más sana, como la GOTS, el Fair Trade, o el OE (Organic Exchange).

3. Lava la ropa antes de estrenarla. Es muy aconsejable, especialmente en el caso de la ropa de los bebés y los niños y la ropa interior que está en íntimo contacto con la piel. El resultado es aún mejor si eliges para tu colada un jabón que no contenga sustancias tóxicas nocivas, de coco, por ejemplo, o de línea ecológica. 

4. No te fíes del precio. Solemos pensar que mayor precio, mejor calidad. Y puede que sea así, pero en cuanto a criterios de salud la ecuación falla: un precio más alto no implica una ropa más sana. Los estudios indican que no sólo no hay grandes diferencias entre las gamas bajas y altas, sino que pagar, a veces, en exceso por una prenda, no garantiza que no incluya tóxicos en su composición. El estudio de Greenpeace “El rey desnudo” analiza prendas de ropa de alta gama para niños, evidenciando que contienen sustancias nocivas. Y eso a pesar de que la población infantil es la más vulnerable ante estas sustancias.

5. Vuelve a lo natural. Los tejidos más saludables, aquellos que aportan confort, bienestar y salud sin aportar tóxicos son variados. Así, las fibras naturales, como el algodón, el lino, la seda, el cáñamo, la lana o el tencel (fibra que proviene de la celulosa de la madera), están entre las que aportan más calidez, permiten transpirar y regulan mejor la interacción del cuerpo con el exterior. Mejor si son de producción sostenible y ecológica, así además no incluirán sustancias químicas nocivas. En el otro extremo, entre los menos saludables están las fibras sintéticas, que crean electricidad estática, no permiten transpirar, absorben mal la humedad y, además, al ser inflamables incorporan productos ignifugantes tóxicos, como los compuestos bromados.

6. Recicla y regala. Haz una revisión de tu armario. Regala las prendas que ya no usas, las que no te van bien, especialmente si llevas más de un año sin usarlas, porque por mucho cariño que las tengas seguro que no las necesitas. Quédate con aquellas que usas de modo habitual, y mira bien cómo combinarlas, qué o complementos te ayudarían a hacer más conjuntos con lo que ya tienes. Y continúa por un consumo responsable, elige con criterio, compra solo lo que necesites: apúntate al Slow fashion y deja atrás el fast fashion.

7. Huye de la química. Evita comprar prendas que requieran lavado en seco. Si las usas, toma la precaución de ventilar bien la ropa cuando la recojas en la tintorería antes de meterla en el armario de tu dormitorio, especialmente si la recoges sin estar seca del todo. Si el tratamiento en seco incluye el uso del PERC –percloroetileno-, los vapores se volatilizan al ambiente y los puedes inhalar. ¿Lo mejor? Déjala esa prenda unos días al fresco en el balcón o en una habitación bien ventilada, antes de ponerla en el armario.

8. Cuida de forma no tóxica. Evita tratamientos antimoho, antipolillas (elimina toda la naftalina, es muy irritante y un potente tóxico). Mejor opta por ventilar bien tu armario, dejar los zapatos en un lugar bien donde circule el aire o usar ambientadores naturales, de aceites esenciales ecológicos o plantas aromáticas.

La contaminación y los tóxicos de Norteamérica llegan a Europa

Enviado por Redaccion on 9 junio 2014.

La contaminación y los tóxicos de Norteamérica llegan a Europa. Un equipo internacional de investigadores liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hallado restos de polibromodifenil éteres (mezclas de compuestos que se usan en muebles y aparatos electrónicos) en muestras de deposición atmosférica recogidas en cuatro áreas remotas de montañas europeas entre 2004 y 2006. Este hallazgo muestra que la contaminación generada en Norteamérica llega a Europa viajando por encima del océano Atlántico.
Los autores del trabajo, que ha sido publicado en ‘Atmosferic Chemistry and Physics’, ha advertido sobre el riesgo que plantean estos compuestos químicos. “Hay algunos trabajos que muestran efectos de estos contaminantes en la salud infantil”, ha indicado uno de los investigadores, Joan Grimalt.

El análisis ha hallado polibromodifenil éteres (PBDE) en las muestras recogidas en los lagos Redon (en los Pirineos catalanes), Gossenköllesee (Alpes suizos), Lochnagar (Escocia, Reino Unido) y Skalnate (Eslovaquia). El PBDE mayoritario fue el BDE209.
En las muestras recogidas en los lugares más occidentales, Lochnagar y Redon, se observó que cuando las trayectorias de las masas de aire procedían del Atlántico, la proporción de PBDE es más elevada. Esta muestra sugiere que la transferencia transcontinental de estos contaminantes tiene un impacto en Europa

En otros sitios analizados, como Skalnate, y en menor medida en Redon, se halló además otra fuente PBDE procedente del centro de Europa que corresponde a las emisiones secundarias de la mezcla comercial pentaBDE. Los flujos de estas emisiones secundarias también dependen de la temperatura, la deposición de partículas totales y las precipitaciones; cuanto mayores son estas variables, más elevado es el flujo de PBDE observado.

Finalmente, también se halló otra fuente de PBDE específica de Reino Unido que aporta parte de este contaminante en Lochnagar. Según han indicado los investigadores, este estudio es el primero que prueba la transferencia transcontinental de contaminantes entre Norteamérica y Europa, y muestra la importancia planetaria de algunos procesos de contaminación, lo que requiere acuerdos internacionales para tratar los problemas asociados a estos contaminantes.