domingo, 19 de octubre de 2014

´Están jugando con la vida de los enfermos de sensibilidad química´

Las fumigaciones aéreas afectan mucho más a las personas que padecen determinadas dolencias

19.10.2014

Eduardo Casasnovas, en el jardín 
de su casa.  
LLuc Garcia Palma "Se están jugando la vida de las personas que tenemos sensibilidad química múltiple y el insecticida nos puede durar de 15 a 20 días". Así de claro y alto se expresaba Eduardo Casasnovas, un vecino de Palma que sufre desde hace diez años esta enfermedad. El caso de Eduardo no es el único de la isla, aunque sí el más grave. Según explica, la sensibilidad química múltiple sólo lleva un mes reconocida como patología en España aunque son muchas las personas que la padecen.

Eduardo Casasnovas ha sentido cómo esta enfermedad le ha aislado de todo el mundo que le rodeaba, le ha ido cambiando el humor, no podía estar cerca de personas que llevaban perfume o suavizante de ropa; le ha cambiado su vida por completo.

Este hombre está haciendo todo lo posible para conseguir que se detengan este tipo de fumigaciones que se están realizando en la isla. "Nosotros mismo provocamos que la procesionaria se extienda más".

Eduardo teme a que esta desinfección de las plagas le pueda llegar a pasar factura: "Ellos piensan en que las avionetas son más baratas, pero como a alguno de los que sufrimos esta enfermedad nos pase algo les saldrá caro".

Su enfermedad se ha ido desarrollando a lo largo de distintos síntomas que le hicieron acudir día tras día al hospital. "Tengo más de 100 ingresos en urgencias y me decían que era tema del corazón, me daban más medicación y no me miraban nada más", nos cuenta.

Este ingeniero de agricultura y medio ambiente explica que uno de los problemas es fumigar cuando la plaga ya ha salido. "Se tendrían que haber empezado los trabajos a partir de abril o mayo, porque todo el bicho que está en la bolsa no resultará afectado ya que esta es impermeable".

Este vecino palmesano quiere que los ciudadanos se conciencien de que se trata de una patología crónica e incluso mortal y en el caso de la actuación sobre los pinares el riesgo que corre es mucho mayor.

Su trabajo no es el más apropiado en su caso, ya que se expone a árboles con insecticida. Por eso pide la baja o la invalidez profesional, ya que someterse a ello podría suponer un grave riesgo para su salud.