lunes, 17 de diciembre de 2018

Un estudio de la Universidad de Oviedo vincula la fibromialgia con el síndrome de fatiga crónica

La investigación, en colaboración con científicos de la Universidad Johns Hopkins y del NIH de Washington, confirma la existencia de un conjunto de genes reprimidos asociados a tres vías genéticas principales
Juan Luis Fernández Martínez UNIVERSIDAD DE OVIEDO  
Una investigación desarrollada por un equipo de la Universidad de Oviedo, en colaboración con científicos de la Universidad Johns Hopkins y del NIH de Washington, ha relacionado la fibromialgia con el síndrome de fatiga crónica.

Los estudios han proporcionado una firma genética a pequeña escala y han confirmado la existencia de un conjunto de genes reprimidos asociados a tres vías genéticas principales, con «gran sentido biológico» y que la conectan con el síndrome de fatiga crónica, ha informado la institución académica asturiana en un comunicado. La fibromialgia está considerada como un síndrome que puede causar una sensibilidad creciente al dolor, fatiga, rigidez muscular, problemas de sueño, posibles pérdidas de memoria y concentración, dolores de cabeza o problemas digestivos, informa la agencia EFE.

Los síntomas son variados y su diagnóstico es complicado, y puede confundirse con el síndrome de fatiga crónica, la artritis reumatoide o incluso la esclerosis múltiple. Además, no existe consenso en su diagnóstico y los criterios, que poseen un alto grado de subjetividad, han ido cambiado a lo largo de los años. Dicha dificultad ha originado que a veces se le conozca como «el dolor invisible» y que quienes la sufren se sientan incomprendidos, con un estado de frustración permanente que suele agravar su condición. Además, la fibromialgia podría ser denominada una «enfermedad en femenino», dado que estadísticamente afecta más a las mujeres que a los hombres. Sus causas son desconocidas y se asocian a diferentes eventos que incluyen infecciones víricas, operaciones quirúrgicas, partos, eventos afectivos e incluso abusos.

Los resultados obtenidos provienen de la modelización de un estudio genético realizado en una cohorte de 28 mujeres diagnosticadas con fibromialgia de entre 28 y 55 años, en comparación con voluntarias sanas y edades comprendidas entre los 28 y 51. Los estudios proporcionan una firma genética a pequeña escala compuesta por 57 genes para su diagnóstico.

Los análisis mostraron que las tres vías genéticas alteradas más importantes están relacionadas con la activación de células estrelladas hepáticas (adipocitos hepáticos) que son indicativas de lesiones en este órgano; fosforilación oxidativa y patologías respiratorias tipo EPOC (enfermedad obstructiva pulmonar). Aunque estos resultados son preliminares y difíciles de interpretar, parece confirmarse un papel importante de la vía de señalización del glutamato, un neurotransmisor con gran importancia en la fatiga crónica y en la depresión.

También presentan una expresión alterada genes relacionados con la atenuación de la tasa metabólica y de las vías inflamatorias asociadas al Interferón alfa, una citocina implicada en la regulación de la respuesta inmunitaria contra infecciones. El profesor Juan Luis Fernández-Martínez subraya la importancia de la investigación traslacional cuyos resultados impacten en la medicina que reciben las y los pacientes, algo que, asegura, los equipos estadounidenses con los que colabora tienen muy incorporado.

Fernández-Martínez ha afirmado que, «a falta de una confirmación clínica», estos resultados conectan la fibromialgia con el síndrome de fatiga crónica, por lo que el objetivo ahora pasaría por estudiar las diferencias entre ambos, así como los mecanismos que son comunes y compararlas con las vías alteradas en la Esclerosis Múltiple. Según los investigadores,estos resultados no solo poseen un valor diagnóstico, sino que también permitirán la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas y el reposicionamiento de fármacos que sean capaces de regular óptimamente los genes alterados y que minimicen los efectos secundarios.

Científicos encontraron "evidencia clara" de que la radiación de los teléfonos celulares puede causar cáncer en ratas

Científicos del Programa de Toxicología Nacional publicaron esta semana los reportes finales que indican una mayor certeza entre los vínculos de la exposición a la radiación y algunos tumores en roedores
Investigadores de los EEUU encontraron "evidencia clara" de que la exposición a la radiación de los teléfonos celulares puede causar tumores de corazón cancerosos en ratas macho, aunque todavía es incierto cuales son las repercusiones para la salud de los humanos del estudio que duró dos décadas, involucró a 3.000 ratas y ratones y costó USD 30 millones.

Científicos del Programa de Toxicología Nacional publicaron esta semana los reportes finales que indican una mayor certeza entre los vínculos de la exposición a la radiación y algunos tumores en roedores.

Estos concluyeron que existe además "cierta evidencia" de tumores cerebrales y de glándula adrenal en ratas macho cuando estas son expuestas a la radiación de los teléfonos. 
En lo que respecta a ratas hembra y ratones tanto macho como hembra el vínculo es menos claro, compartieron los investigadores.

John Bucher, científico senior del NTP, alertó que la exposición de los roedores a la radiación "no era directamente comparable a la que los humanos experimentan cuando usan sus teléfonos".

El estudio se enfocó en la radiación de frecuencia de radio usada en celulares 2G y 3G y a la vez expuso a los animales a niveles más elevados que los que los humanos suelen experimentar.

"Creemos que las respuestas de tumores que hemos visto en los estudios son reales y que están asociadas a la radiación por radiofrecuencia" dijo Bucher.
Bucher aseguró que "no dudaría" en levantar el teléfono para realizar llamadas cortas pero recomienda utilizar "auriculares a la hora de entablar conversaciones más largas y así poder aumentar la distancia del teléfono y el cuerpo".

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EEUU (FDA) le había solicitado llevar adelante el estudio a la NTP en 1999, dado que los teléfonos celulares ya eran masivos y poco se sabía sobre el impacto de su radiación.

Los expertos aseguraron que investigaciones futuras se enfocaran en generaciones más nuevas de la tecnología wireless como 4G, 5G y Wi-Fi.