Jueves, 02 Febrero 2012
Dra. Amelia Rus García
«El documento es una llamada de
atención sobre la existencia de esta patología»
Miembro del grupo redactor del
documento de consenso sobre SQM
–¿Qué
objetivo fundamental se ha propuesto este documento de consenso?
–El
primero y fundamental es la definición de caso de sensibilidad
química múltiple; es decir, que ante una persona que presenta estos
signos y síntomas cabe la posibilidad de que tenga esta enfermedad.
Este era el objetivo fundamental y, desde mi punto de vista, lo hemos
conseguido.
–¿Qué
aporta en cuanto al manejo terapéutico de estos pacientes?
Se ha considerado que el hecho de que
no hayamos descrito con más especificidad el manejo terapéutico era
una carencia del documento. Desde mi punto de vista no ha sido así.
Lo que pasa es que la sensibilidad química es un síndrome muy
complejo y, por tanto, no cabe a fecha de hoy un reduccionismo de
café para todos. En este momento se pueden plantear, como queda muy
bien recogido en el documento, unas opciones terapéuticas,
entendiendo que los médicos, por encima de todo, lo primero que
tenemos que hacer es aliviar a los afectados de cualquier enfermedad.
Y sí se pueden hacer cosas que alivien, de hecho hay grupos de
trabajo en España que lo están haciendo, pero no se puede decir hoy
que hay un tratamiento con un medicamento o dos o tres que curen la
sensibilidad química.
–¿Por
qué la incidencia del SQM tiene un sesgo tan claro de género?
–Puede
obedecer a dos causas posibles. Una es la complejidad hormonal que
tiene la mujer. Y dado que la sensibilidad química es un ente de
patología laboral, en la medida en que las mujeres han desempeñado
tareas más relacionadas con químicos, por ejemplo la limpieza de
empresas o fábricas, están más expuestas que los varones como
grupo de población.
–¿Qué
destacaría entre las recomendaciones del documento?
–Lo
que queda condensado al final del documento es una llamada de
atención sobre la existencia de esta patología, que debe estar
presente incluso en la historia clínica de las personas en las que
sospechemos esta afectación. Y por supuesto, que debe seguirse una
línea de investigación en lo que se refiere a la etiopatogenia y al
manejo terapéutico de la sensibilidad química múltiple. También
que, sin duda, vamos a tener que tomar medidas de tipo preventivo que
atañen a la salud pública en cuestión de sustancias químicas
ambientales, plaguicidas, perfumes y cosméticos en general,
aditivos, limpiadores y otras muchas sustancias que pueden estar
interfiriendo y ser un factor causal. Además, por su complejidad,
por afectar mayoritariamente a la mujer, podría darse lo que
llamamos una herencia ambiental, que no genética; es decir, una
afectación transgeneracional que merece su estudio. En este momento
creo que es una prioridad fijarse en este tipo de enfermedades que
tienen un componente transgeneracional.
–¿Queda
mucho por conocer sobre esta enfermedad?
–Hay
que seguir investigando para tratar de encajar todas las piezas,
porque están los factores genéticos, los citocromos, los
neurotransmisores cerebrales, y de hecho se han observado cambios en
la SPECT de algunas personas afectadas... Todo ello forma un puzle de
información sobre la que hay que seguir trabajando. Aporta mucho la
línea de investigación básica, como se ha planteado en el
documento de consenso y de hecho en el grupo había una persona de
referencia que estaba aportando datos de toxicología. Y otro campo
absolutamente imprescindible para seguir avanzando es el del manejo
terapéutico. Sabemos que a algunas personas les alivian los
complejos vitamínicos, sobre todo B1, B6, B9 y B12, el ácido
fólico, o la vitamina D, que es interesante usarla en algunas
mujeres porque mejoramos ciertos síntomas. Siempre hay que tener en
cuenta la existencia de comorbilidad, y por tanto hay que trabajar
sobre esas otras enfermedades. Pero lo cierto es que en muchísimos
pacientes hay muchos otros síntomas que todavía no sabemos qué los
producen y cómo aliviarlos. Por ello, debemos seguir trabajando en
esa línea y por eso el documento de consenso no define un
tratamiento específico.