martes, 28 de febrero de 2017

¿Existe el Síndrome de Sensibilidad Química? Un juez cree que sí

El fallo judicial abre una puerta a los enfermos afectados por esta patología considerada rara para reclamar el reconocimiento de su situación

XELO GIMENO 28 FEB 2017
En la imagen, Rubén F.B., afectado por el síndrome de Sensibilidad Química.  
Un fontanero de Castellón de 47 años, Rubén F. B., ha conseguido que una juez le reconozca por primera vez en España, la incapacidad permanente y la gran invalidez por el Síndrome de Sensibilidad química, electrosensibilidad y Fibromialgia que padece. Es la primera sentencia en España que reconoce la incapacidad y la dependencia de un tercero para el día a día, explica Yolanda Bermejo, abogada que ha llevado el caso.

La salud de este castellonense empezó a deteriorarse hace 9 años encadenando las bajas laborales hasta el punto de abandonar su empresa. Después de visitar a varios médicos y otros especialistas se le diagnosticó Síndrome de Fatiga Crónica, Fibromialgia, Sensibilidad Química Múltiple, hipersensibilidad electromagnética, entre otras múltiples intolerancias y escasa respuesta terapéutica.

El siguiente paso fue llevar el caso a los tribunales. Yolanda Bermejo, responsable del departamento laboral del despacho Domingo Monforte, reconoce que han sido 4 años de pleitos que finalizan en un éxito para los pacientes de esta clase de enfermedades emergentes. La Sensibilidad Química Múltiple está incluida por el Ministerio de Sanidad español en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) desde 2014. “No solo se le da a este enfermo el 100% de la prestación sino que además se añade un complemento de ayuda de tercera persona para que viva con un mínimo decoro y se cubran las necesidades básicas de la vida diaria, porque esta persona no puede trabajar en nada” detalla la abogada.

Hasta el momento, la ciencia ha negado que este conjunto de síntomas puedan ser reconocidos como una enfermedad. "Hasta la fecha, las pruebas científicas no apoyan la existencia de una relación entre estos síntomas y la exposición a campos electromagnéticos”, asegura la OMS, que apunta a “la ansiedad relacionada con la presencia de nuevas tecnologías”. Todas las entidades científicas coinciden en este aspecto. El último informe, de febrero de 2015, proviene del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI), puesto en marcha hace una década por la Comisión Europea para contar con un asesoramiento de expertos en temas muy complejos. El organismo revisó 700 estudios científicos sobre el tema, sin encontrar efectos en la salud con los actuales límites legales.
“No solo se le da a este enfermo el 100% de la prestación sino que además se añade un complemento de ayuda de tercera persona para que viva con un mínimo decoro y se cubran las necesidades básicas"

Sin embargo, el mundo es tóxico para el cuerpo de este enfermo, en el sentido más literal de la palabra. Cualquier producto químico ambiental, en la ropa, en la comida, en el agua, un perfume, incluso una simple hoja de papel o la tinta de un bolígrafo le provoca una reacción agresiva. Además, sufre sensibilidad electromagnética y Fibromialgia. Estar cerca de un electrodoméstico o de un teléfono móvil le genera desde dolor generalizado del cuerpo a diarrea, pérdida de memoria, pitidos y zumbidos, visión borrosa, escozor de ojos, quemazón en garganta y tubo digestivo, fatiga física y mental. Una larga lista de más de 20 síntomas que se combinan en cada crisis.

Este paciente ha tenido que trasladarse a una casa aislada en el interior de la provincia de Castellón sin luz eléctrica, el suministro procede de placa solar. En el viaje le ha acompañado su esposa y sus hijos. La mujer describe el día a día: “no puede llevar ropa, en casa va en pantalón corto, si sale tenemos un traje especial sin rastro de producto químico. Conectamos la energía un rato para que los niños hagan los deberes y utilizamos linternas o velas que no emiten olor cuando oscurece”. La limpieza diaria se hace con vinagre y bicarbonato, el aseo personal con jabón natural ecológico y se cocina todo al vapor. “Lo peor es que te encuentras solo, la familia, los amigos piensan que te has vuelto loco, no te creen, la gente no entiende esta enfermedad. A veces él me dice ¿qué es peor estar muerto o perder la vida?. Muerto no sufres”, concluye la mujer.

José Domingo Monforte valora la sentencia en positivo —“es una gran satisfacción”, asegura— porque se va a beneficiar más gente con esta decisión judicial. El abogado explica que estos casos son muy frustrantes porque “vives la penosidad del paciente y no obtienes el reconocimiento por parte del juzgado debido a que influye la posición de la Seguridad Social, que sigue dando la espalda a este tipo de enfermos”. "Lo agradable es que los abogados pueden cambiar el curso de las cosas y que también hay jueces valientes", añade.

Demostrar el grado de dependencia de esta persona ha sido lo más complicado de este juicio y reconoce el papel de Yolanda Bermejo:“ha sabido trasmitir al juez la situación diaria de este hombre, como dijo Quevedo, una comida que nunca acaba”.

Un médico alerta que los intereses económicos minimizan la electrohipersensibilidad

Barcelona, 27 feb (EFE).- El coordinador de la Unidad de Fatiga Crónica del Hospital Clínic de Barcelona, Joaquim Fernández-Solà, denuncia que existen "muchos intereses económicos" que minimizan la trascendencia en la salud de los teléfonos móviles y los wifis en las personas con síndrome de hipersensibilidad electromagnética.

En una entrevista con Efe, el doctor Joaquim Fernández-Solà ha opinado que la Electrohipersensibilidad (EHS), que se englobaría en los Síndromes de Sensibilización Central (SSC), necesitará "años" para ser contemplada como enfermedad por las autoridades sanitarias nacionales y mundiales.

"Ya sucedió con el tabaco y el alcohol. Llevamos generaciones sabiendo que hacen daño a la salud", y ahora pasa algo similar con la electrohipersensibilidad a las radiaciones electromagnéticas, ha reflexionado.

"Se calcula que una de cada mil personas puede tener problemas serios por ser sensibles a las radiaciones electromagnéticas", ha valorado el especialista, que ha atendido, junto con su equipo del Clínic a entre 4.000 y 5.000 personas de toda España en los últimos diez años.

Fernández-Solà ha advertido que "las solicitudes de consulta se incrementan, es un proceso al alza", de este trastorno orgánico, no psicológico, de origen neurológico y que tiende a la cronicidad.

El médico, que también es miembro del Comité de Expertos para la Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), ha opinado que "existen muchos intereses económicos" para que este tipo de enfermedades no sean reconocidas.

Si se contemplaran como enfermedades, "se deberían cambiar muchos hábitos" que ya están plenamente establecidos, como el uso del móvil en la vida cotidiana y la instalación de redes inalámbricas (wifi) en muchos espacios comunitarios, incluidos medios de transporte colectivo.

"La tecnificación de la sociedad interesa y comprobar si es bueno o malo para la salud, no preocupa, a pesar de que las personas que padecen este tipo de síndromes sufren dolores de cabeza, trastornos del sueño, desconcentración, fatiga, piel roja e inestabilidad, entre otros síntomas", ha asegurado el médico.

Según su experiencia, un tercio de pacientes diagnosticados inicialmente con Síndrome Químico Múltiple (SQM), y dos tercios transcurridos los cinco años, presentan electrohipersensibilidad en diversos grados.

El debate entre si estas enfermedades existen o son de tipo psicológico no tiene base, según Fernández-Solà, que asegura que "no hay ninguna duda: el diagnóstico es clínico y empeora cuando hay más exposición" a los productos químicos o a los campos electromagnéticos.

"Es un problema de salud pública, de enfermedades emergentes", ha razonado el experto, que lamenta que muchos pacientes deben acudir a Barnaclínic u otros centros privados ya que pocos servicios públicos cuentan con especialistas para atender este tipo de dolencias.

El gobierno catalán aprobó el pasado año una resolución con los criterios para la declaración de idoneidad de las unidades de expertos para la atención a las personas afectadas por el Síndrome de sensibilización central (SSC).

En este síndrome se agrupan un conjunto de enfermedades, entre ellas la fibromialgia (FM), el síndrome de fatiga crónica (SFC) y la sensibilidad química múltiple (SQM), pero no se incluye la electrosensibilidad.