lunes, 23 de julio de 2018

Los plaguicidas afectan a la pérdida de funciones cerebrales en abejas

Investigadores de la Universidad de Almería han comprobado que la exposición a pesticidas de los insectos encargados de la floración y polinización de las plantas provoca la pérdida de neuropéptidos en su organismo. Estas moléculas regulan los mecanismos nerviosos del aprendizaje y la memoria, el apetito, el comportamiento sexual o el control del dolor y de la presión arterial.
Polinización, Universidad de Almería  
Expertos del Departamento de Física y Química de la Universidad de Almería (UAL) han confirmado que la exposición a plaguicidas o puede afectar a las funciones cerebrales de las abejas, ya que provocan una disminución de neuropéptidos. Estas pequeñas moléculas son claves en la regulación de los mecanismos nerviosos del aprendizaje y la memoria, el apetito, el comportamiento sexual o el control del dolor y de la presión arterial.

Según los expertos, la presencia de estas sustancias se incluye entre los motivos por los que desaparecen estos insectos, que son los responsables de la floración y polinización de las plantas. Los trabajos se han desarrollado a nivel de campo, en 60 colmenares de toda España.

Los investigadores han identificado 25 péptidos que se ven alterados en el grupo de abejas más afectadas por plaguicidas. Los resultados, aseguran las doctoras de la UAL, María José Gómez y María del Mar Gómez, son contundentes, ya que, cuando las abejas se exponen a pesticidas, se produce una alteración de estos elementos.
La exposición a plaguicidas o puede afectar a las funciones cerebrales de las abejas, ya que provocan una disminución de neuropéptidos
Los expertos destacan como novedad, además de ser un estudio de campo, que existen muy pocos que traten sobre neuropéptidos, dada su dificultad para analizarlos. También es complicado, añaden, relacionarlo con los plaguicidas en una situación de exposición real. De hecho, es el primero que conecta esta idea, e impulsará trabajos que profundicen en este ámbito. Asimismo, se ha constatado que la exposición a varias de estas sustancias a la vez produce efectos sinérgicos, es decir, potencia el impacto de todos ellos en el insecto.

El proceso está publicado en la revista Environmental Pollution. Esta investigación puede impulsar más ensayos en situaciones reales. En este sentido, proyectos de organismos internacionales, financiados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria han conseguido, hace pocos meses, retirar del mercado pesticidas muy utilizados en control de plagas.

El papel de las abejas, debido a su labor polinizadora en las plantas, resulta primordial para mantener los ecosistemas naturales o producir alimentos. Durante los últimos años, se están registrando declives en las colonias de estos animales, en todo el planeta. Numerosos estudios a nivel mundial, en el que se incluye el que realiza el grupo de Residuos de Plaguicidas de la UAL, cuyo responsable es el profesor Amadeo R. Fernández-Alba, tratan de descubrir qué está sucediendo con estos insectos, esenciales para preservar la biodiversidad. Por esta razón es fundamental encontrar una solución a este problema global.

Altos y bajos niveles

En una etapa previa al estudio se analizaron los niveles de un total de 260 pesticidas en las abejas, y se clasificaron en dos grupos, uno con altos y otro con bajos niveles de pesticidas. La investigación se dividió en dos partes. En la primera, analizaron los neuropéptidos conocidos, escogiendo los más relevantes que han sido descritos en otros estudios, y se cuantificaron.

Posteriormente se examinaron las diferencias entre los dos grupos de estos insectos, comparando los que presentaron concentraciones de pesticidas altas y bajas. Para ello, se diseccionaban las cabezas. La muestra de cada uno de los 60 colmenares observados estaba compuesta por 500 ejemplares, de seis de sus colmenas seleccionadas al azar.
En el estudio de campo se han analizado muestras de 60 colmenares de toda España
El análisis de estos grupos de abejas se acomete a través de una serie de técnicas avanzadas; la cromatografía líquidos, acoplada a espectrometría de masas de baja y alta resolución. Con estos procedimientos se consigue identificar, separar y cuantificar los distintos elementos de la muestra, obteniéndose datos de miles de compuestos. Seguidamente, se realiza un análisis estadístico para priorizar los más importantes. A través de un programa informático específico, esta información se traslada a una base de datos para identificar los neuropéptidos que están presentes. 

Anteriores publicaciones han confirmado que algunos grupos de pesticidas son disruptores endocrinos, es decir, sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal que afecta al metabolismo de los neuropéptidos. Este estudio ha dado un paso más, al constatar que sí existen diferencias en los cambios de éstos, pero se desconoce aún hasta qué punto tienen relevancia estas modificaciones. Por lo tanto, habría que comprobar cómo actúa cada uno de los que se han identificado en estos insectos o a qué función del cerebro le afecta.

Las científicas de la UAL señalan que se está produciendo un declive de abejas por varios motivos: parásitos, patógenos, modificación de los hábitats, especies invasivas, o el cambio climático. Sin embargo, numerosos trabajos han concluido que los pesticidas son también un factor importante en esa pérdida de población.

La investigación está financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en el marco del plan Nacional de I+D+I, dentro de los proyectos Mejora de las condiciones de producción en explotaciones apícolas, impacto de tratamientos veterinarios en gestión convencional, e indicadores de bienestar de la colonia, y Evaluación y estudio integrado de pesticidas y perfiles de masa molecular para la caracterización de neuropéptidos y biomarcadores relacionados con la despoblación de abejas melíferas.

jueves, 5 de julio de 2018

Los campos electromagnéticos naturales y artificiales pueden perjudicar la salud


SEGÚN LA SOCIEDAD CATALANA DE MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA

BARCELONA 3 JUL, 2018 

Los médicos de Familia del grupo de Patologías Ambientales de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) han actualizado sus conocimientos sobre cómo los contaminantes químicos y electromagnéticos, tanto naturales como artificiales, pueden afectar a la salud de las personas, y qué medidas se pueden tomar para reducir este impacto.

La doctora María del Carmen Ruiz, especializada en patología ambiental y coordinadora del grupo de Patología Ambiental de la CAMFiC, explica que “desde la década de 1980, el crecimiento exponencial de la tecnología wireless ha generado un aumento de 1.000 millones de veces el campo electromagnético natural de la tierra, generando un efecto cóctel electroquímico. Sustancias que penetran en el organismo a través de la alimentación, el aire que respiramos, y todo lo que ponemos en la piel”.

Varios los estudios relacionan estos agentes con una serie de enfermedades como la sensibilización central, neurodegenerativas, autoinmunes, endocrinas, cardiovasculares, metabólicas, cáncer, asma, TDAH, autismo y esterilidad, entre otras. En 2013, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertaron que el 95 por ciento de los casos de cáncer, 70 por ciento de los accidentes cardiovasculares, el 80 por ciento de las enfermedades coronarias, el 90 por ciento de las patologías neurodegenerativas y el 80 por ciento de la diabetes mellitus tipo II son provocados por agentes tóxicos contaminantes.

Enfermedades crónicas multisistémicas

En este sentido, la doctora Padma Solanas, del Centro de Medicina Biológica en Barcelona apunta que se está observando “una creciente prevalencia de las enfermedades crónicas multisistémicas, que también son más precoces, como la sensibilidad química múltiple, el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia o electrohipersensibilidad o enfermedades cardiovasculares, síndromes metabólicos, enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes, cáncer y alergias”.

Respecto a lo más significativo, María del Carmen Ruiz, indica que “los factores medioambientales debilitan, desencadenan o agravan los mecanismos fisiopatológicos”. Para su solución, esta facultativa resalta dar “un cambio en las prioridades desde la actual Medicina enfocada a tratar los síntomas, hacia una Medicina dirigida a tratar las causas, poniendo el foco en la prevención, precaución y mejora en la detección precoz y en el diagnóstico de estas enfermedades crónicas y medioambientales. Y aquí es fundamental el papel del médico de Familia, como puerta de entrada a sistema de salud”.

El 30% de las enfermedades infantiles están asociadas al medio ambiente

Desde la década de los ochenta, el crecimiento exponencial de la tecnología wireless ha generado un aumento de 1.000 millones de veces el campo electromagnético natural de la tierra, generando un efecto cóctel electroquímico de sustancias que penetran en nuestro organismo a través de la alimentación, el aire que respiramos y la piel. Así lo afirma Carmen Ruiz, médica de familia especializada en patología ambiental, miembro del Equipo de Atención Primaria de Montcada i Reixac y coordinadora del grupo de Patología Ambiental de la CAMFiC.

De hecho, son varios los estudios que relacionan estos agentes con una serie de enfermedades: sensibilización central, neurodegenerativas, autoinmunes, endocrinas, cardiovasculares, metabólicas, cáncer, asma, TDAH, autismo, esterilidad ... Tanto es así que en 2013 la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertaron que "el 95% de los casos de cáncer, 70% de los accidentes cardiovasculares, el 80% de las enfermedades coronarias, el 90% de las enfermedades neurodegenerativas y el 80% de la diabetes mellitus tipo 2 son provocados por agentes tóxicos contaminantes. Y por lo tanto, dos de cada tres casos se podrían evitar.

En este sentido, Padma Solanas Noguera, del Centro de Medicina Biológica en Barcelona, explica que "estamos observando una creciente prevalencia de las enfermedades crónicas multisistémicas, que también son más precoces, como la sensibilidad química múltiple, el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia o electrohipersensibilidad, enfermedades que afectan a más del 5% de la población, o enfermedades cardiovasculares, síndromes metabólicos, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades autoinmunes, cáncer, alergias, etc".

Lo más significativo para Carmen Ruiz, sin embargo, es que "los factores medioambientales (los contaminantes químicos, agentes biológicos infecciosos y los campos electromagnéticos naturales o artificiales) debilitan, desencadenan o agravan los mecanismos fisiopatológicos. La solución a esto pasa en parte, según Ruiz, por "un cambio de las prioridades desde la actual medicina enfocada a tratar los síntomas, hacia una medicina dirigida a tratar las causas, poniendo el foco en la prevención, precaución y mejora en la detección precoz y en el diagnóstico de estas enfermedades crónicas y medioambientales. Y aquí es fundamental el papel del médico/a de familia, como puerta de entrada a sistema de salud".

Ambas doctoras consideran imprescindible que "mientras las políticas sanitarias y los científicos se ponen de acuerdo, surge la necesidad de una actuación clínica que genere prevención primaria y secundaria de salud frente a los factores etiológicos menos conocidos. No se trata de renunciar al confort y a las nuevas tecnologías, sino de promover su uso consciente para evitar la aparición de enfermedades en nosotros y en las generaciones futuras”.

lunes, 2 de julio de 2018

Tratamiento de la sensibilización central a nivel inmunoneuroendocrino

29 de junio de 2018 por Sessec

El Médico Interactivo entrevista al Dr. Manuel Blanco, vocal de la Junta Directiva de la SESSEC, en relación al tratamiento de la sensibilización central a nivel inmunoneuroendocrino.

El tratamiento de la sensibilización central a nivel inmunoneuroendocrino, tal y como su nombre indica, es un abordaje que abarca el sistema nervioso central, el sistema inmunológico y el sistema endocrino. Además, trata la permeabilidad intestinal y la respuesta inmunológica del paciente, por ejemplo, a distintos antígenos alimentarios. Uno de los especialistas en este tipo de tratamientos es el Dr. Manuel Blanco, vocal de la Junta Directiva de la SESSEC y director de la Unidad de Síndrome de Sensibilidad Central del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla.

Según explica, estos tratamientos disminuyen el 85% de la sintomatología: “Se produce una mejora en los síntomas presentados, como el dolor, el cansancio o la desensibilización de alimentos; asimismo, ayuda a controlar la permeabilidad intestinal, lo que en consecuencia genera una mejora franca en la calidad de vida de los pacientes, que pueden llevar a cabo una vida dentro de la normalidad”.

El Dr. Manuel Blanco también practica la técnica dirigida a la estimulación mitocondrial mediante ciclos de hipoxia e hiperoxia. “Este tipo de tratamiento está dirigido a pacientes diagnosticados de síndrome de sensibilidad central, prevaleciendo la fatiga crónica dentro del cuadro clínico. Los pacientes mejoran porque tienen más energía, y es una energía que permanece en el tiempo, debido a que se estimula el buen funcionamiento mitocondrial”, explica.

Peregrinaje del paciente antes de su diagnóstico

El perfil medio de paciente que llega por primera vez a la Unidad de Síndrome de Sensibilidad Central, generalmente, ha pasado ya por las consultas de otros muchos especialistas, “donde han sido diagnosticados de diversas patologías sin mejora franca en ninguna de ellas”, advierte el Dr. Blanco.

“En la mayoría de los casos, llegan con dolores generalizados que no desaparecen en ningún momento, con cansancio extremo sin razón aparente y con molestias gastrointestinales diversas”, 
añade este especialista en Medicina Interna, que actualmente es médico asesor de la Asociación Española de Pacientes con Cefaleas (AEPAC) y de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Obesidad (SEMAL). Su actividad docente se desarrolla en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

Estimulación mitocondrial

Respecto al futuro del tratamiento de la sensibilización central, el Dr. Manuel Blanco habla de diferentes líneas de investigación: “Seguimos con la misma visión que mantenemos desde el principio, no tenemos una única vía de investigación, sino que abarcamos la enfermedad desde un enfoque multidisciplinar, prevaleciendo siempre las miras en el diagnóstico y el tratamiento de estas patologías”.

En cuanto a las novedades en los biomarcadores para el diagnóstico y tratamiento de esta patología, señala que “siguen los avances en su estudio, reconociendo y trabajando con aquellos que den información relevante para la patología, como es el BDNF, un marcador de neuroplasticidad que está alterado en la mayoría de los pacientes con síndrome de sensibilidad central”

Finalmente, este especialista recuerda que el estilo de vida afecta a la salud global del paciente con sensibilización central: “El conjunto de hábitos y actividades que tenga el paciente, que incluye el trabajo, la actividad física, la alimentación, el control y el manejo del estrés o el manejo responsable de los tratamientos, influye de manera directa en la mejora sostenible del paciente”. Precisamente para concienciar a la población afectada, el Dr. Blanco ha participado recientemente en las I Jornadas sobre el Síndrome de Sensibilidad Central, organizadas por los Hospitales San Roque y Prisma Natural en Las Palmas de Gran Canarias.