miércoles, 19 de febrero de 2020

Los niveles de bisfenol A en humanos están subestimados

Por El Médico Interactivo Publicado el Feb 11, 2020
Los investigadores han desarrollado un método más preciso para medir los niveles de bisfenol A (BPA) en humanos y han descubierto que la exposición al químico disruptor endocrino es mucho mayor de lo que se suponía anteriormente, según un estudio publicado en la revista ‘The Lancet Diabetes &Endocrinology’.

Este trabajo proporciona la primera evidencia de que las mediciones en las que se basan las agencias reguladoras, incluida la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FAD), son defectuosas y subestiman los niveles de exposición hasta 44 veces.

“Este estudio plantea serias preocupaciones sobre si hemos sido lo suficientemente cuidadosos acerca de la seguridad de este producto químico –advierte Patricia Hunt, profesora de la Universidad Estatal de Washington y autora correspondiente del artículo–. De lo que se trata es de que las conclusiones a las que han llegado las agencias federales sobre cómo regular el BPA pueden haberse basado en mediciones inexactas”.

El BPA se puede encontrar en una amplia gama de plásticos, incluidos los envases de alimentos y bebidas, y los estudios en animales han demostrado que puede interferir con las hormonas del cuerpo. En particular, la exposición fetal al BPA se ha relacionado con problemas de crecimiento, metabolismo, comportamiento, fertilidad e incluso un mayor riesgo de cáncer.

A pesar de esta evidencia experimental, la FDA ha evaluado datos de estudios que miden el BPA en orina humana y determinó que la exposición humana al químico está en niveles muy bajos y, por lo tanto, seguros. Este documento cuestiona esa suposición y plantea preguntas sobre otros productos químicos, incluidos los reemplazos de BPA, que también se evalúan utilizando métodos indirectos.

El colega de Hunt, Roy Gerona, profesor asistente de la Universidad de California en San Francisco, desarrolló una forma directa de medir el BPA que explica con mayor precisión los metabolitos de BPA, los compuestos que se crean a medida que el químico pasa a través del cuerpo humano.

Anteriormente, la mayoría de los estudios tenían que basarse en un proceso indirecto para medir los metabolitos de BPA, utilizando una solución enzimática hecha de un caracol para transformar los metabolitos en BPA completo, que luego se podría medir.

El nuevo método de Gerona es capaz de medir directamente los metabolitos de BPA sin usar la solución enzimática.

En este estudio, un equipo de investigación compuesto por Gerona, Hunt y Fredrick vom Saal de la Universidad de Missouri comparó los dos métodos, primero con orina sintética enriquecida con BPA y luego con 39 muestras humanas.

Encontraron niveles mucho más altos de BPA utilizando el método directo, hasta 44 veces la media informada por la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES). La disparidad entre los dos métodos aumentó con más exposición a BPA: cuanto mayor es la exposición, más se pierde el método anterior.

Gerona advierte de que se necesita más replicación. “Espero que este estudio llame la atención sobre la metodología utilizada para medir el BPA y que otros expertos y laboratorios analicen más de cerca y evalúen de manera independiente lo que está sucediendo”, añade.

El equipo de investigación está llevando a cabo más experimentos en la medición de BPA, así como otros productos químicos que también pueden haberse medido de esta manera, una categoría que incluye fenoles ambientales como parabenos, benzofenona, triclosán que se encuentra en algunos cosméticos y jabones, y ftalatos que se encuentran en muchos productos de consumo, incluidos juguetes, envases de alimentos y productos de cuidado personal.

“El BPA aún se mide indirectamente a través de NHANES, y no es el único químico disruptor endocrino que se mide de esta manera –explica Gerona–. Nuestra hipótesis ahora es que, si esto es cierto para BPA, podría ser cierto para todos los demás productos químicos que se miden indirectamente”.

Nicolás Olea: “Mi infancia fue de cristal, metal y madera, y la de ahora es de policarbonato y PVC”

10 Febrero 2020 Julia Yébenes CIUDAD REAL

Nicolás Olea en una reciente visita a Ciudad Real / J. Jurado

El reconocido investigador sobre el impacto de los tóxicos en la salud y catedrático de Radiología de la Universidad de Granada advierte de los efectos nocivos para la salud de las sustancias químicas del entorno cotidiano. Sólo hacen falta pequeñas dosis para que “jaqueen la señal de las hormonas” y tengan serias consecuencias, aunque “pasen inadvertidas para la población en general”

Paradojas del mundo occidental: la esperanza de vida ha aumentado gracias a los altos niveles de bienestar y los beneficios de la tecnología. Un espejismo si analizamos los nuevos males: enfermedades ambientales hasta hace poco inéditas -desde las múltiples alergias a la Sensibilidad Química Múltiple (SQM)-, y otras ampliamente tratadas que se están convirtiendo en epidemias: cancer, diabetes, infertilidad y obesidad. Los causantes son, según las evidencias obtenidas por Nicolás Olea (“los niños mean plástico”), reconocido investigador de los tóxicos en la salud, los llamados disruptores endocrinos, es decir, las sustancias químicas del entorno cotidiano que respiramos o inoculamos. Sólo hacen falta pequeñas dosis para que “jaqueen la señal de las hormonas” y tengan consecuencias nocivas. La pena es que “pasan inadvertidas para la población en general”.

El catedrático de Radiología de la Universidad de Granada pide una ‘revolución social’ que remueva a la administración y pueda “atender nuestros requerimientos”. Porque tal y como dijo hace unos días en una visita a Ciudad Real, “no debería haber ocurrido que los monómeros del polímero que conocemos como plástico estén en la orina de los más jóvenes”. Serían grupos de presión “para protegernos” y para transmitir también un mensaje positivo como es la reducción de la exposición a los tóxicos. Habría que empezar, apunta, por protestar en bloque contra el excesivo embalaje de los tomates del súper, que “van en una barqueta de poliuretano, con un film de polietileno, metidos en un carro de policarbonato”.

El riesgo es ya una realidad y las ‘víctimas’ son las nuevas generaciones, que desde que fueron concebidas ‘han bebido’ de los ‘adelantos’ de la sociedad del desarrollo, con los químicos como protagonistas. Los iruptores están en los alimentos que evocan los fertilizantes en el plato, están en los envases de líquidos, en los cosméticos, en los productos de limpieza o en los numerosos e imprescindibles dispositivos electrónicos.

Los riesgos de los milenials son mayores a los de sus padres y abuelos. “Mi infancia fue de cristal, metal y madera, y la de ahora es de policarbonato, poliestireno, polipropileno, de polietileno de alta y baja densidad y PVC”, apunta el investigador.

Afortunadamente hay solución, y gran parte de la salvación, explica Olea, está en el documento El Pacto Verde Europeo, aprobado el 15 de enero por la UE. Apuesta por “ponerlo todo patas arriba” en el impulso de un espacio climatológicamente limpio, y fomenta la reducción a la exposición a tóxicos, en vez del reciclado.
El catedrático de Radiología fue invitado a dar una conferencia por la Asociación de
afectados de Encefalomielitis Miálgica/Síndrome de Fatiga Crónica y Síndrome de
Sensibilidad Química Múltiple de Castilla-La Mancha / J. Jurado
PREGUNTA: En román paladino, ¿qué son los disruptores endocrinos de los que usted lleva hablando décadas?

RESPUESTA.- La exposición a contaminantes ligada a determinadas enfermedades es un asunto muy antiguo y conocido, fundamentalmente en las zonas industriales, pero se conocen menos, sobre todo por parte de la ciudadanía, aquellos que afectan a las hormonas. Lo curioso es que desde el año 96 se sabe que cuando algunas de las sustancias químicas más habituales del medio ambiente entran dentro del organismo alteran el sistema endocrino. Es como un jaqueo de la señal hormonal. Esos elementos son los que llamamos iruptores endocrinos. Producen enfermedades ligadas las hormonas, desde el cáncer de mama al cáncer de próstata, la diabetes, o la obesidad. También se liga a la infertilidad, que es una epidemia en el mundo occidental por la mala calidad seminal de los hombres y la abundancia de diagnóstico de endometriosis en la mujer. Igualmente, se relaciona con el hipotiroidismo y entra de lleno en la hipótesis etiológica de la Sensibilidad Química Múltiple.

P.- ¿Y dónde están esos contaminantes químicos?

R.- Cuando empezamos con las investigaciones nos centramos en los pesticidas y pensamos durante mucho tiempo que estas sustancias eran las más malas porque estaban ligadas a la producción alimentaria y agrícola. Posteriormente, vimos otras fuentes tóxicas en la cosmética, en los plásticos, en los materiales utilizados en el procesamiento de alimentos o bien en los productos de consumo del día a día. Desde el ambientador hasta el móvil o un ordenador encendido son fuentes de contaminantes químicos. Los dispositivos electrónicos tienen circuitos para que no ardan a pesar del calor. Son los protectores o retardadores de la llama y llevan polibromados que están evaporándose de forma continua. Recientemente se ha descubierto que son el componente más habitual del polvo de casa.

Para reducir los riesgos, es necesario ofrecer recomendaciones sencillas, como ventilar la casa para renovar el aire interior -por la noche si vives en zona de tráfico pesado-, aspirar en vez de barrer, o diversificar los platos a los niños. Son los más perjudicados, porque los contaminantes están en la placenta, en la leche materna, en el suero, en la sangre y en el tejido adiposo. Cuando hemos dicho que los niños españoles orinan derivados del plástico ha habido voces que decían que era una barbaridad. Pero no debería haber ocurrido que los monómeros del polímero que conocemos como plástico estén presentes en la orina de los más jóvenes, tal y como hemos comprobado. Alguien ha sido demasiado permisivo.
Olea, junto a Carmen Lozano, enferma de SQM / J. Jurado
P.- ¿Y podría decirse que se debe al desarrollismo de la sociedad?

R.- Se supone que desde el siglo XIX hemos incorporado 140.000 compuestos químicos sintetizados por el hombre y la mujer, y de esos apenas un millar producen errores endocrinos y están controlados e identificados. La administración debería estar vigilante con ellos. Los parabenos están en los cosméticos, el látex en los preservativos, los filtros ultravioleta tienen mucha presencia, y los tickets de las tiendas y supermercados están elaborados con papel térmico y contienen bisfenol-A. Precisamente, esta sustancia dañina para la salud ha sido prohibida desde el 1 de enero por la UE, y los países serios están marcando que está ausente, mientras que en España nadie lo ha marcado.

P.- Se ha celebrado el Día Mundial del Cáncer y uno de los principales mensajes es que la mitad de todos los casos que se diagnostican al año se podrían evitar adoptando hábitos saludables, ¿esta recomendación va en consonancia con sus estudios, no?

R.- Claro. No más del 6% de los cánceres es de origen genético. En términos de predicción del riesgo acierta más el código postal que el código genético. Porque el código postal es la forma a que te expones e informa de los riesgos ambientales en tu pueblo, pero el mundo occidental ha cambiado los métodos de procesamiento y de manipulación, por ejemplo de alimentos, que se nos ha vuelto en contra. Por eso tenemos que decir no a los envases de plástico y si lo decimos una y otra vez, tendrá efecto.

P.- Usted apela al activismo social, ¿qué tendríamos que hacer cada uno en nuestro entorno?

R.- Lo más difícil es encontrarse solo, porque uno no tiene el conocimiento científico como para responder a todo. Habría que ser ingeniero químico, químico analítico, y sanitario. Por ello, tenemos dos opciones: una exigirle más atención a la administración, y otra tomar conciencia como ciudadanos. No todo el mundo es igual de sensible. Una persona es más sensible cuando tiene cambios hormonales, como es el caso de las mujeres. El embarazo, la lactancia, la pubertad y la menopausia son momentos críticos para la contaminación.

P.- ¿Entonces las mujeres tienen más riesgo de sufrir las consecuencias de los iruptores endocrinos?

R.- Absolutamente. Ganan nueve a uno por goleada. Sufren más hipotiroidismo, más falta de vitamina D, en el país del sol, y otras afecciones que nosotros atribuimos a la irupción endocrina.

P.- Sobre los químicos ambientales, la OMS ya ha puesto el foco en la contaminación del aire interior y en sus consecuencias, a través de trabajos como en el que participa la investigadora ciudarrealeña Florentina Villanueva. ¿Qué opina?

R.- El trabajo de Florentina se centra en la medición de químicos dentro de la casa y la gran sorpresa es que algunos compuestos volátiles son disruptores endocrinos. Por otro lado, es bueno estar en la Unión Europea porque hay un parlamento que discute los temas ambientales, aunque los procesos y trámites sean terriblemente lentos. Por ejemplo, después de 21 años de investigación, la Unión Europea ha prohibido el pesticida fosforado más usado en España, el clorpirifos. Su eliminación en el mercado se debe a la abrumadora evidencia de su toxicidad neurológica, fundamentalmente en niños. Y ha sido España quien ha defendido la ponencia. Igualmente, el 15 de enero un documento importantísimo, el Pacto Verde Europeo, para impulsar un espacio lo más limpio posible dentro del ámbito climático antes de 2050. Es muy bueno y muy avanzado y si se instaura pondrá patas arriba todo lo que se ha hablado hasta ahora. Deja a un lado el reciclado para poner el énfasis en la reducción del consumo de materiales, y así bajar la exposición humana a elementos nocivos.
Nicolás Olea, junto a Carmen Lozano y Margarita Girona, de la asociación SFC-SQM
Castilla-La Mancha / J. Jurado
P.- En su libro ‘Libérate de tóxicos. Guía para evitar los disruptores endocrinos’ recoge pautas para conseguir esta reducción, ¿cuáles son?

R.- Es un conjunto de recomendaciones positivas en cinco escenarios, como la comida y la bebida, objetos de consumo, la cosmética, la casa y la ropa. Damos consejos sobre ciertos compuestos que con la acción hormonal provocan una actividad biológica. El problema es que no pican ni dan señales.

P.- Usted lleva décadas estudiando los tóxicos ambientales y es una referencia, ¿Cuáles han sido los hitos de sus investigaciones?

R.- Llevo 43 años, desde 1977. Estuve trabajando en cáncer de mama en Bélgica y me fui a Estados Unidos donde determinamos que los envases de plástico donde llevé desde España muestras de pacientes con cáncer de próstata eran altamente estrogénicos. A partir de ahí empezamos a tirar del hilo y además de comprobar que algunos aditivos del plástico eran estrogénicos, también vimos que había otros elementos como las resinas de policarbonato que estaban muy expuestos o los polímeros de los cosméticos y objetos de consumo. Luego descubrimos que todo viene del petróleo, con sus derivados: mesas de melanina, papel reciclado, sillones de poliéster, o teléfonos con policarbonatos. Mi infancia fue de cristal, metal y madera, y la de ahora es de policarbonato, poliestireno, polipropileno, de polietileno de alta y baja densidad y PVC. No son los mismos riesgos.

P.- ¿Se puede decir que de alguna manera estos contaminantes nos están matando?

R.- No porque nos llamarían alarmistas. Dicen que la vida se alarga, y que vivimos más tiempo. Pero cuando una joven de 38 años se muere de cáncer metastásico inflamatorio no es bienestar. Eso no existía antes. Cuando yo acabe la carrera, iban las mujeres con 80 años con un cáncer muy extendido, era la historia natural de la enfermedad, que acompañaba con la edad. Ahora hay diabetes, obesidad, hipotiroidismo, avitaminosis, o déficit de atención. En Europa hemos perdido en 30 años dos puntos de coeficiente intelectual y la calidad seminal ha caído un 50% en 50 años. Y lo más preocupante es que la reproducción asistida se ha convertido en la respuesta clínica. En Granada hay tantas clínicas como farmacias. Es hacer frente con la técnica a un problema que la propia técnica ha provocado, y sin estudiar su causa. Alguien tendrá que darte recomendaciones sobre el peligro de la exposición a tóxicos. Es una cuestión prevenible.

Ecologistas en Acción pide detener el despliegue del 5G

Tecnología Redacción 24/01/2020
  • Representantes de la comunidad médica y científica, de organizaciones medioambientales y más de 192.000 personas de 203 países piden a la ONU, a la OMS, a la Unión Europea, al Consejo de Europa y a los gobiernos de todas las naciones que atiendan un llamamiento que el 25 de enero se difunde en todo el planeta.
  • Ecologistas en Acción reclama con urgencia que se paralice el despliegue de la red inalámbrica de quinta generación.
Las empresas de telecomunicaciones mundiales, con el apoyo de los gobiernos, han comenzado el despliegue de la red inalámbrica de quinta generación (5G) sin garantías para la salud pública y el medio ambiente. La implantación del 5G incrementará masivamente la exposición a la radiación de radiofrecuencia (RF) de las telecomunicaciones acumulándose a la ya existente con las actuales redes 2G, 3G, 4G y wifi.

Para transmitir las enormes cantidades de datos requeridos para Internet, la tecnología 5G, cuando esté completamente implementada, utilizará ondas milimétricas, que penetran poco en el material sólido. Esto requerirá que cada operador instale estaciones base cada 100 metros en las áreas urbanas de las ciudades, utilizando el mobiliario urbano público: farolas, marquesinas, semáforos, etc. También se lanzarán al espacio miles de satélites que rodearán la Tierra a diferentes altitudes para diversos fines de telecomunicaciones, pero principalmente para la entrega de Internet. Los astrónomos hacen una llamada en la que advierten que un número tan grande de objetos emisores de radio podría hacer imposible la radioastronomía y piden evitar que el desarrollo tecnológico sin un control serio convierta la práctica de radioastronomía en una antigua ciencia extinta.

La radiación de radiofrecuencias ha demostrado ser perjudicial para los seres humanos y el medio ambiente. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) y el Consejo de Europa, entre otros organismos, han advertido ya de los riesgos de la exposición a radiofrecuencias, así como de la especial vulnerabilidad a dicha exposición de las personas electrohipersensibles, niñas y niños, embarazadas y personas de edad avanzada o con enfermedades crónicas. El despliegue del 5G constituye un temerario experimento sobre la humanidad y el medio ambiente.

Ecologistas en Acción pide al nuevo Gobierno que tenga en cuenta las observaciones y requerimientos de la Resolución del Defensor del Pueblo de 21 de agosto de 2019, en la que reconoce que la implantación de la tecnología 5G en nuestro país no ha sido objeto de evaluación ambiental previa. No se ha hecho oficialmente una evaluación ambiental previa del Plan 5G ni de los proyectos piloto derivados del mismo. Tampoco se ha justificado la negativa del Ministerio de Economía y Empresa a hacerla, y ello a pesar de que diversas asociaciones lo solicitaron durante el trámite de información pública del Plan 5G. En este sentido el Defensor del Pueblo destaca que el Ministerio, a través de su Secretaría de Estado para el Avance Digital, ha ignorado diversos artículos de la Ley 21/2013, de Evaluación Ambiental, evitando consultar el borrador del Plan 5G y los borradores de los proyectos piloto 5G al órgano ambiental correspondiente.

Además, como reconoce el Defensor del Pueblo, en los proyectos piloto que se están llevando a cabo se va a utilizar una banda de frecuencias para la cual aún no se han fijado los límites de exposición seguros, lo que es algo totalmente opuesto al principio de precaución. Y apunta a que tampoco se ha prestado una atención especial a las personas electrosensibles ni en el Plan 5G ni en los Proyectos Piloto como pide el Defensor de Pueblo y determina la Resolución 1815 del Consejo de Europa.

Como consecuencia de lo anterior, Ecologistas en Acción pidió al Ministerio de Economía y Empresa la revisión de oficio del Plan Nacional 5G y de todos los actos que se han aprobado en desarrollo del mismo. El plan no tiene la preceptiva evaluación ambiental estratégica ni una evaluación de impacto en la salud.

Varios organismos internacionales están evaluando la exposición humana en el próximo escenario de exposición 5G, a la vez que científicas y científicos de la NTP analizan esta tecnología. Por ello Ecologistas en Acción, junto con miles de personas de todo el mundo, exigen a los gobiernos que se paralice el despliegue de esta red inalámbrica mientras no se demuestre que este producto es inocuo.

El calvario de la enfermedad del Xesco: "He pensado en suicidarme"

Alex Suárez |  Santa Perpètua | Vallès Oriental
Xesco debe vivir aislado del resto del mundo y prácticamente encerrado en casa debido a
su alta sensibilidad a las sustancias químicas. foto cedida
"Vivo en una prisión. He pensado muchas veces en suicidarme, sobre todo en las épocas que he tenido los dolores y los picores de piel más intensas ". Esta es la trágica autodescripción de la vida que hace el Xesco, un vecino de Santa Perpètua de 47 años que presenta los síntomas de una Sensibilidad Química Múltiple (SQM), aunque todavía no ha sido diagnosticado totalmente, y está desesperado por la falta de atención sanitaria. Esta desconocida enfermedad es devastadora para quien la padece: picores insoportables, fatiga crónica, infecciones, rigidez muscular e indisposición intestinal son sólo algunos de los males que la SQM provoca.

Los síntomas, que hacen de la vida de los pacientes todo un calvario, son provocados por la exposición a sustancias químicas que a la mayoría de la población no le afectan -o al menos no de una manera tan claramente pero que a personas como Xesco los imposibilitan una vida normal: "Me afectan todo tipo de químicos que se utilizan para todo, como las colonias, los desodorantes o el detergente. Cuando voy a comprar al supermercado intento pasar el menor tiempo posible porque me ahogo ", relata. Además, tampoco puede estar mucho tiempo utilizando aparatos como el ordenador o el móvil por la alta sensibilidad hacia las ondas electromagnéticas que sufre.

"SOMOS INVISIBLES"

El vía crucis del Xesco para intentar encontrar una cura comenzó hace unos cuatro años, cuando los síntomas se le agravaron y tuvo el primer brote de picores insoportables. Primero visitó médicos privados porque era autónomo y no se podía permitir esperar la sanidad pública. Ante la falta de soluciones y un empeoramiento muy grave este último verano, visitó el CAP de Santa Perpètua, desde donde se le envió al Hospital Clínico. Urgencias y dermatólogos fueron su pan de cada día hasta que especialistas del centro sospecharon que se trataba de un caso de SQM y le derivaron a la cabeza de la Unidad de Sensibilidad Química, Joaquim Fernández-Solà.
La enfermedad causa picor, fatiga, infecciones y todo tipo de males por la exposición a los químicos
La esperanza del Xesco, sin embargo, quedó desmenuzada a finales de noviembre. El médico respondió que, aunque consideraba "bastante precisa" la orientación de los especialistas hacia un caso de SQM, "dado que está domiciliado en Santa Perpètua" no le "corresponde a esta unidad atenderlo". Con tono mucho más burocrático que médico, se volvió a frenar un posible diagnóstico oficial y un tratamiento para mejorarle la calidad de vida. Según el escrito, "la atención a enfermedades por Sensibilización Central está zonificada por CatSalut desde el año 2014. Por ello, ha de dirigir esta solicitud a la Unidad Hospitalaria Especializada de su zona sanitaria, que es la de el Hospital de Mollet".

Sin embargo, la claridad en la respuesta no se corresponde con la realidad. El mismo Xesco explica que, desde el centro médico molletense, "la enfermera de la unidad de fatiga crónica y fibromialgia alucinó porque allí no se trata esta enfermedad" y le dijo que "tenía que ir al Clínico". De hecho, según la Resolución del 18 de abril de 2018 sobre la Instrucción 08/2017 del Servicio Catalán de Salud, los Perpetuenca deben ir al Hospital Clínico para diagnosticarse y tratarse de esta enfermedad.

Desde entonces, sus quejas, impulsadas en buena parte gracias a su mujer, parecen no tener efecto: "Es una estrategia premeditada porque no quieren ocuparse de los que tenemos SQM ni quieren que esto se conozca; somos enfermos sin capacidad de protestar. Somos invisibles ", lamenta.

UNA VIDA AISLADA

Mientras tanto, el afectado pasa una existencia marcada por las precauciones y el miedo. "Lo único que puedo hacer para no sufrir tanto es insistir mucho en el control ambiental. Esto significa pasar buena parte del día en casa sin elementos que me puedan provocar reacciones, por lo que no puedo trabajar. Todo mi universo se reduce a una pequeña parcela", explica. Sin embargo, intenta "hacer pequeñas caminatas suaves con la perra y trabajo doméstico, pero nada más".

Las enormes limitaciones en la vida del Xesco se oponen a la vida que tenía antes y añora: "Yo era muy activo, tanto social, porque quedaba con mucha gente, como físicamente, porque me encantaba la piscina. Ahora no puedo ver a mis amigos, ya que cualquier sustancia química que lleven me puede perjudicar mucho, ni puedo hacer deporte ". Además, una de las heridas que más daño le ha hecho es haber dicho adiós a su gran pasión, los pájaros: "Soy ornitólogo y tengo una enorme vocación, viajaba sólo para ver especies de pájaros, y ahora todo esto ha quedado olvidado ", lamenta.

Ante una perspectiva tan oscura, ha planeado una posible salida: "Me iré a los Pirineos e intentaré hacer un alojamiento rural para ganarme la vida, aunque tal vez no lo puedo hacer", explica. Y así continúa soportando una existencia transformada en calvario y marcada por un grito ahogado que parece no sentirse: Xesco necesita ayuda.