UN
RIESGO PARA LA SALUD HUMANA Y LA VIDA EN LOS ECOSISTEMAS
Contaminación
por humo negro
Para
los ciudadanos que transitamos diariamente por diferentes calles y
barrios, incluyendo el microcentro asunceno, es bastante común
percibir el abundante humo negro que despiden por el escape, los
vehículos, camiones de distinto tamaño y los colectivos de las
empresas del transporte público.
Por Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker
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Fuente:
MATKEI
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Es
común verlos circular por las calles sin ningún tipo de control por
parte de las autoridades competentes. En realidad, no se trata solo
de la emisión del humo negro u hollín, sino de las graves
consecuencias que su liberación tiene para la salud de las personas
y estándares de calidad del ambiente al cual contaminan
seriamente.
Los
agentes contaminantes procedentes de la quema de los combustibles
fósiles o convencionales pueden afectar el aire, agua y el suelo,
así como la vida animal y vegetal. En principio, el humo negro es
causado por el exceso de gasoil que ha entrado en los cilindros del
motor, que provoca una mala combustión de la mezcla aire-combustible
que no puede ser quemada completamente.
Entonces, el combustible sin
quemar o que sufre una combustión incompleta se transforma en
partículas muy pequeñas de carbón, de color negro a negruzco, que
junto con otros gases contaminantes, son las que se liberan por el
caño de escape de los vehículos. Este humo negro mezclado con gases
tóxicos contamina los pulmones, irrita los ojos y degrada, en
particular, el ambiente urbano. El fenómeno se agrava en caso de que
el combustible que se utiliza sea de mala calidad, con altos tenores
de dióxido de azufre (SO2) uno de los tóxicos que aumenta la
contaminación del medio y afecta la salud de las personas.
EFECTOS
SOBRE LA SALUD Y EL AMBIENTE
El
humo negro está compuesto, en promedio, por un 60 % a 80 % de macro-
y micropartículas que incluyen el humo negro; a lo que se le suman
cantidades variables de monóxido de carbono (CO), dióxido de
carbono (CO2), dióxido de azufre o anhídrido sulfuroso (SO2),
óxidos de nitrógeno (NOX), compuestos de plomo (Pb) e hidrocarburos
aromáticos, entre otros.
El monóxido de carbono es un gas
inodoro e incoloro que puede causar la muerte cuando se respira en
niveles elevados. Se produce por la combustión incompleta de
sustancias como el gas, gasoil, keroseno, carbón, y por el motor
encendido de los vehículos detenidos.
El dióxido de azufre se
convierte en ácido sulfúrico en la atmósfera y es el principal
causante de la lluvia ácida. Se libera por la combustión del carbón
y derivados fósiles del petróleo: el diésel o el gas natural. Los
óxidos de nitrógeno son liberados cuando se emplean combustibles o
mezclas de baja calidad; también con la combustión del carbón,
petróleo o gas natural.
Los compuestos de plomo (Pb), se agregan
a la gasolina para mejorar el rendimiento del motor, pero son
altamente tóxicos. Por eso, como comenta el Dr. P.M. Gibert, no se
deben consumir las frutas que están en los árboles de las calles.
Entre los daños que provocan, figuran: Disminuyen la producción de
hemoglobina provocando estados de anemia.
Incrementan la presión
sanguínea. Dañan a los riñones. Favorecen los abortos y la
disminución de la fertilidad del hombre. Los daños al ambiente son
también severos porque se acumula en el suelo, en el agua y en
los cuerpos de los microorganismos terrestres y acuáticos.
El
dióxido de carbono es un gas con efecto de invernadero que absorbe
el calor de la atmósfera, reenviando una parte de nuevo a la
superficie de la Tierra. La quema de combustibles fósiles, la
producción de electricidad, los vehículos, la fabricación
de cemento, de cal; la quema de desechos y las llamas producidas
por el gas natural, son fuentes de anhídrido carbónico. La
exposición a bajas concentraciones puede causar, lesiones de la
vista, congestión pulmonar, lesiones del sistema nervioso
central, hipertensión arterial y dificultad respiratoria. En
concentraciones mayores puede incluso provocar la muerte.
Las
macro- y micropartículas sólidas y líquidas incluyen el humo negro
producido sobre todo por los motores diésel y son causantes de una
amplia gama de trastornos cardíacos y pulmonares.
Los
hidrocarburos aromáticos también afectan al aire, al agua, el
suelo, la vida animal y vegetal; y a la calidad de vida del hombre.
Dentro de este grupo, se puede citar al formaldehído (CH2O): una
sustancia potencialmente cancerígena, que causa irritación ocular y
respiratoria, sequedad de garganta, náuseas, cefaleas y problemas
respiratorios.
¿QUÉ
PUEDE HACERSE?
Existen
varias medidas y prácticas que pueden adoptarse. Lo primero es
mantener los vehículos y demás medios de transporte, en buenas
condiciones de funcionamiento y cumplir con los mantenimientos
periódicos recomendados. En segundo lugar, utilizar combustibles sin
azufre o con un bajo contenido del mismo (menos de 50 partes por
millón). Aumentar el empleo de energías renovables como la solar y
eólica, en vez de la fósil o convencional incluso para el
transporte (transporte ecológico, autos solares).
Aumentar
las superficies vegetales y forestales que actúan como capturadores
o sumideros de carbono.
Mejorar y aumentar las vías de
circulación y las autopistas dentro de las ciudades, así como las
carreteras tanto nacionales como de conexión
internacional.
CONCLUSIÓN
La
contaminación que provoca el humo negro tiene serias consecuencias
para la salud de las personas, además de perjudicar al agua, al
suelo, a la vida de animales y plantas.
Por otro lado, la
deforestación, corte y quema de árboles urbanos y de la basura
domiciliaria contribuyen a la generación de humo que resulta tóxico
para la salud.
Por lo visto, no se piensa en el bien común ni en
vivir en un ambiente saludable; ni en hacer esfuerzos para mejorar la
calidad de vida de la presente generación. Entonces, ¿qué
dejaremos a nuestros hijos y nietos?
(*) Especialista en
Comunicación Rural.
28
de Febrero de 2012 14:33