miércoles, 17 de octubre de 2018

"Estamos orinando plástico: se han detectado fenoles en toda la población"

ENTREVISTA | Miquel Porta (Epidemiólogo)
  • Miquel Porta, experto en Epidemiología y Salud Pública, relata en una entrevista cómo los tóxicos están presentes en la vida cotidiana y los ciudadanos
  • "Una cosa es que detectemos estos contaminantes en todos los habitantes de España y otra cosa es que es los niveles detectados sean peligrosos", puntualiza
  • "La administración va tan retrasada con respecto al conocimiento científico que hay mucha gente que se está adelantando a la legislación"
Teguayco Pinto 15/10/2018
Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAB SÒNIA CALVÓ  
A finales de los años ochenta un real decreto limitó la cantidad de plomo que podía llevar la gasolina. Más de tres décadas después diversos estudios demostraron cómo los niveles de plomo en las ciudades españolas habían descendido espectacularmente y cómo esto había provocado una disminución de las concentraciones de plomo en la población infantil española. La medida sirvió como ejemplo del impacto positivo que puede tener la limitación de un contaminante ambiental. Sin embargo, no todos los contaminantes tienen un efecto tan evidente en la salud como en el caso del plomo, ni son tan fáciles de eliminar.

En lo que llevamos de siglo, diversos estudios han mostrado cómo los seres humanos y la población animal están impregnados de no menos de un centenar de productos químicos de síntesis diferentes, algunos de ellos tóxicos y persistentes. A pesar de su prohibición hace varias décadas, algunos compuestos como el DDT (empleado en insecticidas) siguen apareciendo en los análisis de la población en gran parte del mundo, mientras que otros, como los PCB (usado en aislantes, equipos eléctricos o plaguicidas), no solo aparecen sino que ponen en riesgo la supervivencia de algunas especies.

Hablamos con el investigador Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona y que recientemente ha publicado el libro Vive más y mejor. Reduciendo tóxicos y contaminantes ambientales (Grijalbo, 2018).

Parece que las prohibiciones no siempre tienen un efecto evidente en la salud de la población ¿a qué se debe esto?

Las prohibiciones han funcionado parcialmente. No sería correcto decir que han fracasado, pero desde luego no han sido un éxito. Cuando quitas el plomo de la gasolina, como la vida media del plomo es relativamente corta, enseguida ves un efecto en el aire de las ciudades. También sucede lo mismo con otros compuestos, como los plaguicidas organoclorados, cuyas concentraciones en humanos han bajado de una forma muy importante desde su prohibición, pero las de los PCB, por ejemplo, están estancadas desde hace tiempo.

Los PCB son los policlorobifenilos ¿cuál es el problema con estos contaminantes?

El problema con los PCB es que proceden de productos industriales como los transformadores y en España hay miles de transformadores y otros aparatos eléctricos que nunca han sido bien reciclados. Durante el primer gobierno de Zapatero se intentó hacer un inventario para saber dónde estaban todos los transformadores con PCB, pero en muchas comunidades autónomas el recuento era imposible.

Entonces ¿la prohibición es inútil?

No exactamente, pero en estos casos el impacto que tiene la prohibición es extraordinariamente lento, porque seguimos detectando PCB en la totalidad de la población, aunque las concentraciones sean un poco más bajas.

Un estudio reciente ha determinado que los PCB están poniendo en peligro la supervivencia de las orcas ¿qué le parece?

Cuando vi lo de las orcas, lo primero que pensé fue que a veces nos preocupamos más por las ballenas y los delfines que por nosotros mismos, porque los PCB se encuentran en gran parte de la población humana. No te puedo decir en toda, porque hay poblaciones sobre las que no se han hecho estudios, pero en España todos tenemos concentraciones de PCB en el cuerpo. La gente cree que esto solo afecta al mundo animal y a las orcas que viven en zonas exóticas, pero no es así. Todo lo que hay en el mundo animal termina afectándonos a nosotros.

¿Qué efectos tienen este tipo de contaminantes en la salud humana?

Sabemos que los policlorobifenilos son cancerígenos e inmunosupresores, también que deprimen y dificultan el desarrollo psicomotor, al igual que el mercurio o el plomo, o que son muy tóxicos para el tiroides y pueden causar hipotiroidismo. También sabemos que son tóxicos para el páncreas y, aunque no sabemos si producen cáncer en este órgano, sabemos que generan problemas asociados a la diabetes y aumentan el riesgo de esta enfermedad.
"Se podría decir que todos estamos orinando plástico", M. Porta SÒNIA CALVÓ  
¿Qué otros contaminantes ambientales se detectan en los seres humanos?

Muchos, constantemente detectamos en el cuerpo humano sustancias nuevas, como el caso de los retardantes de llama, que no se habían detectado hasta hace poco. En la población se han detectado ftalatos, plaguicidas organofluorados, fenoles… Se podría decir que todos estamos orinando plástico. Es un titular muy claro, pero también es objetivo, porque en todo el mundo se detecta bisfenol A.

Pero no todos son peligrosos

Aquí hay que precisar, que tampoco quiero que esto parezca el Apocalipsis, porque no lo es. Una cosa es que detectemos PCB, bisfenol A o ftalatos en todos los habitantes de España y otra cosa es que los niveles detectados sean peligrosos.

Entonces ¿la situación no es preocupante?

Preocupantes son, especialmente las concentraciones altas, y también hay mucha evidencia acumulada de que algunas sustancias con acciones hormonales tienen efectos adversos para la salud incluso a concentraciones bajas. Además, también tenemos el efecto cóctel que es un gran problema. En cualquier caso, lo que no hay que hacer es dejarse llevar por el miedo.

¿Qué es el efecto cóctel?

Muchas veces las sustancias tóxicas actúan por mecanismos similares, con lo que el efecto de cada una de ellas se suma al anterior. Esto es lo que se conoce como efecto cóctel y aún está por ver si los efectos son aditivos o multiplicativos, pero está demostrado que están ahí.

Sin embargo, la regulación solo actúa sobre compuestos individuales

Sí, y es algo que me parece un claro ejemplo de inoperancia, inmovilismo y falta de respuesta. Esto lo sabemos desde hace décadas y me impresiona que en 2018 aún estemos discutiendo si hay que hacer algo o no. Incluso la EFSA [Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria], que es una institución que está bajo mucha presión política, reconoce el problema.

En su libro muestra cómo algunos ciudadanos y empresas están tomando medidas ¿cree que sirven de algo?

El mundo ya no es el que había tras la segunda guerra mundial, en el que las medidas solo las tomaban las agencias institucionales o no las tomaba nadie. Hoy en día la administración va tan retrasada con respecto al conocimiento científico que hay mucha gente que se está adelantando a la legislación. Por ejemplo, hay empresas que están empezando a quitar ftalatos de sus productos, porque se dan cuenta de que son tóxicos, y en los supermercados ya se ven productos cosméticos sin ftalatos o sin parabenos, pese a que no son ilegales.

Hay quien opina que este tipo de movimientos fomentan un miedo irracional a los productos químicos de síntesis, una especie de quimiofobia ¿qué opina?

Yo creo que quienes hablan de quimiofobia se han inventado un espantapájaros. Es un truco muy viejo que ya utilizó la industria del tabaco y que continuamente utilizan los mercenarios de la duda. Lo primero que hacen es inventarse un enemigo que no existe, en este caso, la quimiofobia
.
¿Realmente cree que no existe la quimiofobia?

Bueno, no digo que no exista, digo que es algo extremadamente residual. En mi libro constantemente estoy hablando de los beneficios de muchos productos químicos sintéticos, pero no se puede negar que algunos de ellos nos están pasando factura.

Electrosmog: el enemigo invisible que nos rodea y que amenaza nuestro organismo

Está a nuestro alrededor, pero no lo vemos ni lo sentimos. La radiación que emana de las tecnologías que usamos a diario no es inocua.
“(La electro-polución) es una forma de energía invisible. La gente no cree en 
ella hasta que ve los efectos”. (Foto: iStock)  
KAREN ROJAS ANDIA / 03.10.2018

Usted está permanentemente expuesto a ella, aunque no sea del todo consciente de los efectos que pueda causarle. Es invisible, sin embargo omnipresente. Cada vez que enciende la radio, usa su horno microondas, se conecta a wi-fi o conversa por teléfono, la radiación electromagnética que emanan estos aparatos, esa niebla que siempre lo rodea pero que no ve, oye ni siente no es inocua, sino casi todo lo contrario.

Al igual que la proporción de aparatos móviles y conexiones, los estudios científicos sobre cuán peligrosos son los efectos del electrosmog (que define a dicha contaminación electromagnética) se multiplican.

Para Joaquín Machado, especialista de la empresa de nanotecnología y evaluaciones ambientales Noxtak, esta radiación ha estado entre nosotros durante mucho tiempo, el problema radica ahora en su intensidad ante un entorno cada vez más hiperconectado. Así, el impacto en la salud, dice, según RT, puede darse a través de efectos en el sistema reproductivo, en la fragmentación del ADN y en la hipersensibilidad electromagnética.

Consecuencias de la electropolución

Un estudio del Centro Nacional para la Información Biotecnológica en Estados Unidos advirtió en el 2012 el efecto de los campos electromagnéticos en aspectos reproductivos: “la muerte de células reproductivas masculinas, el ciclo reproductivo, el desarrollo embrionario temprano y el éxito del embarazo”.

Como ratifica Gabriel Michhue, coordinador de la Escuela de Ingeniería Electrónica de la UTP, la radiación de un teléfono celular produce la reducción en la movilidad de los espermatozoides.

Asimismo, en función de un reporte que emitió la OMS en el 2014 sobre las ondas electromagnéticas de los celulares, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer las clasificó como “posiblemente cancerígenas”. Es decir, como señala la BBC, un riesgo que no pudo comprobarse pero tampoco descartarse. Pablo Zumaeta, neurólogo de la Clínica Ricardo Palma, sostiene que estudios indican que la energía electromagnética puede alterar las células y producir a largo plazo algún tipo de cáncer.

“Las células en su interior tienen una molécula llamada ADN, esta (contiene) información que hace que las células se multipliquen a mayor o menor velocidad. Cuando uno está frente a una energía que cambia la estructura del ADN se va a producir, en consecuencia, un cambio en la velocidad de la multiplicación de estas células, que es el cáncer”, profundiza en conversación con Gestión.

Otra consecuencia estaría en la hipersensibilidad electromagnética (EHS), una condición que ha llegado a ser reconocida por la OMS y que lleva años investigándola. La institución, según BBC, aseguró que los síntomas de la EHS no son específicos, pero pueden traducirse en problemas dermatológicos y/o síntomas vegetativos, como fatiga, náuseas o problemas de concentración.