jueves, 20 de septiembre de 2018

ATENTADO CONTRA LA SALUD: OCHENTA MIL SUSTANCIAS QUÍMICAS Y ALIMENTOS CON RESIDUOS TÓXICOS

La OMS sujeta a intereses tecnológicos e industriales prefiere ignorar enfermedades específicas, englobándolas en un cúmulo de alergias para no cambiar la realidad

La industria y la tecnología han generado 80 mil sustancias químicas, entre las cuales entre 4 mil y 8 mil reunirían condiciones de toxicidad, hallándose el resto bajo análisis de expertos ambientales. Además, el 45% de los alimentos en góndolas poseen residuos venenosos, sobre todo pesticidas, y todavía ignoramos el “grado de toxicidad del 85% de los 3 mil productos químicos utilizados en mayor cantidad”. Estas afirmaciones se pueden encontrar en el libro Medio Ambiente y Salud Mujeres y Hombres en un Mundo de Nuevos Riesgos de la investigadora catalana y médica especializada en endocrinología Carmen Valls-Llobet.

El medio ambiente contamina con sustancias sintéticas, artificiales y minerales que “se introducen en el cuerpo a través de la piel, del agua y de los alimentos, o de partículas en suspensión en el aire que se introducen por la respiración.” Las radiaciones ionizantes (Rayos X, radioactividad), o no ionizantes como electromagnetismo, telefonía móvil y antenas afectan directamente a los tejidos. La autora especifica que la toxicidad en el medio ambiente puede transmitirse de generación en generación por modificación genética deliberada.

Accidentes laborales y la Sensibilidad Química Múltiple

Los accidentes laborales dieron a luz lo que se pretende negar: los insecticidas aplicados en áreas laborales cerradas, los llamados organofosforados, perturban la función endocrina ovárica hipotalámica y tiroidea de las mujeres expuestas, y surgen enfermedades emergentes como el síndrome de sensibilidad química múltiple, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) desencadena una serie de síntomas frente a un grupo amplio de sustancias tóxicas, generalmente sintéticas, tales como hidrocarburos y múltiples compuestos hallados en cosméticos y limpiadores de uso cotidiano. También la electro sensibilidad (EHS) es una respuesta del cuerpo al superarse los biomarcadores y las dosis de los límites reglamentados mundialmente. Los principales causantes son: teléfonos móviles, antenas de telefonía, los Wifis y otros sistemas de transmisión por radiofrecuencia como vigila bebés o televisiones inteligentes, al igual que transformadores, líneas de alta tensión, y motores eléctricos.

La Organización Mundial de la Salud prefiere ignorar estas enfermedades

La SQM y la EHS son enfermedades negadas por la Organización Mundial de la Salud, obviamente no ajena a los intereses tecnológicos e industriales. Por eso solo afirma que se trata de alergias no específicas. España no reconoció oficialmente la SQM hasta 2014 y el único país que admite la electro sensibilidad y sus consecuencias contraproducentes es Suecia, vinculándola con la discapacidad.

Lo cierto es que según la Asociación de Gran Canaria Afigranca, de denodada actuación contra la contaminación ambiental, reafirma que tras reiteradas investigaciones en diversos lugares del mundo la mayoría de los productos químicos tóxicos son disruptores endocrinos, rompen el equilibrio de las hormonas, especialmente las ováricas, testiculares y tiroideas y alteran la melatonina. “Son cancerígenos, acrecentando los riesgos de cáncer de mama, linfomas, cáncer de páncreas, y otros tipos de cáncer.

Por su parte, Valls Llobet concluye “…todo ser humano está ahora sujeto al contacto con peligrosos productos químicos desde su nacimiento hasta su muerte".

Expertos en sensibilización central actualizarán conocimientos en Sevilla

Sevilla alberga el próximo mes de octubre el II Simposio Internacional de Síndrome de Sensibilidad Central 2018, en el que se darán cita expertos tanto de España como Europa e Hispanoamérica. La Sociedad Española de Síndrome de Sensibilidad Central (SESSEC) ha organizado un programa dividido en dos partes. El día 26 de octubre está dedicado a los médicos, mientras que en el 27 los protagonistas serán los pacientes.

La SESSEC es una sociedad científica que engloba a médicos de diferentes especialidades, profesionales de la salud e investigadores que se ocupan del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que componen el síndrome de sensibilización central. El presidente de la SESSEC, Ceferino Maestu, explica que el objetivo es “estimular y divulgar la investigación en los campos de la fibromialgia, fatiga crónica, cefalea y migraña, síndrome de intestino irritable, síndrome químico múltiple, así como de otras patologías que se suponen englobadas en el síndrome de sensibilización central”.

“Esta nueva entidad nosológica establece novedosos paradigmas diagnósticos y una nueva manera de enfocar estas patologías emergentes todavía infradiagnosticadas, que generan importantes expectativas sobre nuevos tratamientos y cuyos retos siguen apasionándonos”, comenta el Dr. Maestu, especialista en Bioelectromagnetismo y profesor en la Universidad Politécnica de Madrid.

Neurotransmisores y biomarcadores

En el ámbito europeo, destaca la intervención de Fabio Guagnini, de Italia, quien analizará las principales novedades en el ámbito de los probióticos, microbiota y la inmunomodulación. También, en el ámbito internacional, será de gran interés la participación de Gloria Alcira Pizzuto, procedente de Argentina, que abordará en su ponencia la interpretación de neurotransmisores en el abordaje de la sensibilización central.

Uno de los temas más interesantes del programa será el que trate Francisco Martín, de España, ya que los biomarcadores en el síndrome de sensibilización central es una de las grandes asignaturas pendientes en el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes. Posteriormente, Luis Jiménez hablará de la disfunción mitocondrial en el síndrome de sensibilización central. Por su parte, el presidente de la SESSEC, Ceferino Maestu, será el encargado de hablar de la sensibilización electromagnética.

Información e inscripción:

II Simposio Internacional de Síndrome de Sensibilidad Central 2018

CRITERIOS DEL TSJ CATALUNYA RESPECTO AL ALCANCE INVALIDANTE DEL SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA Y LA DEPRESIÓN MAYOR

Althaia.cat  
JUEVES, 13 DE SEPTIEMBRE DE 2018

Vale la pena comentar esta reciente sentencia del TSJ Catalunya, de 15/6/2018 (acceso aquí), ya que coinciden en una misma persona los diagnósticos de Síndrome de fatiga Crónica, Fibromialgia y Depresión, además con carácter severo, lo que lleva a la magistrada ponente de la sentencia, a ratificar la incapacidad permanente en grado de absoluta declarada en la sentencia de instancia. Entiendo que cualquiera de las tres patologías, individualmente consideradas y teniendo en cuenta la severidad de las mismas, darían lugar a una limitación funcional tan importante como para ser tributarias de la declaración de aquel grado de incapacidad, pero en este caso confluyen de forma conjunta, provocando la más absoluta imposibilidad de efectuar trabajo remunerado alguno.

Lo más interesante de la sentencia es que, tras confirmar las lesiones que fueron declaradas en la instancia, que ni tan siquiera fueron cuestionadas en el recurso por la entidad gestora recurrente, - a saber: "la actora presenta el siguiente cuadro clínico residual: fibromialgia severa 18/18, síndrome de fatiga crónica (informe de 2/11/2016 del Hospital Universitari Dexeus, Servicio de Reumatología). Poliartropatia degenerativa generalizada del raquis, rodillas, manos (rizartrosis) y hombros (síndrome subacromial bilateral), sin limitación funcional. Trastorno depresivo-ansioso. Intento de autolisis en 2013 y el 16/03/2017 por sobreingesta medicamentosa (documentos 7 y 8 de la parte actora)"-, es que aprovecha para señalar cual es la doctrina de nuestro TSJ para declarar esas enfermedades constitutivas de incapacidad permanente. Dice así -cito literalmente-:

1. En cuanto a la fibromialgia, esta Sala viene declarando reiteradamente que su diagnóstico no determina automáticamente el reconocimiento de un grado de incapacidad permanente, siendo necesario, además del diagnóstico diferencial, la constancia de datos tales como el número de puntos gatillo positivos, el tiempo de evolución de la enfermedad , el tratamiento o tratamientos específicos prescritos a la afectada y la respuesta a los mismos , así como, y esencialmente, el nivel de repercusión funcional en su caso concreto, puesto que, como es sabido, la fibromialgia no sólo incide de forma diferente según las personas, sino que también varía la repercusión funcional en la misma persona de un día a otro, e incluso en función de las horas del día, pudiendo provocar desde la más absoluta de las incapacidades hasta una irrelevante repercusión funcional, paliable con tratamiento farmacológico adecuado (STSJ Catalunya STSJ, del 03 de Noviembre del 2010 (ROJ: STSJ CAT 8529/2010) Recurso: 431/2010) . En efecto, tiene dicho la Sala que " la fibromialgia puede oscilar desde la absoluta imposibilidad de realizar tareas tan livianas como levantar o asir un objeto e escaso peso, pasando por la limitación exclusivamente para esfuerzos intensos por aparecer un cansancio precoz, y hasta la inexistencia de repercusión funcional alguna, la ser posible el desarrollo de las actividades cotidianas sin interferencia del dolor músculo-esquelético" (STSJ Catalunya de 10 de diciembre de 2005/JUR 20054637), habiéndose apreciado el grado de absoluto de incapacidad en los casos en que existe una severidad notoria de la fibromialgia : STSJ, Social sección 1 del 03 de Noviembre del 2010 (ROJ: STSJ CAT 8520/2010) Recurso: 1120/2010 STSJ, Social sección 1 del 22 de Abril del 2010 (ROJ: STSJ CAT 4507/2010) Recurso: 3575/2009 1352/2018 También se aprecia el grado de absoluta cuando concurre con otras enfermedades significativas como depresiones graves o severas, (vid STSJ Catalunya 23 marzo 2006 JUR 200641267). SSTSJ 12 de Enero del 2011 (ROJ: STSJ CAT 15/2011) Recurso:2112/2010 . STSJ, 5 de Diciembre del 2009 ( ROJ: STSJ CAT 14398/2009 ); 21 de Julio del 2009 ( ROJ: STSJ CAT 9437/2009), Recurso: 4966/2008 , etc.

2. En cuanto al Síndrome de fatiga crónica la Sala ya ha dicho, entre otras en STSJ Catalunya del 26 de Julio del 2011 (ROJ: STSJ CAT 8237/2011) Recurso: 6070/2010 que para que el Síndrome de Fatiga Crónica sea tributario de una incapacidad permanente que ha de ser severo y comportar sintomatología intensa y acusada con virtualidad incapacitante ( STSJ Catalunya 3 noviembre de 2010, Rec 1163/2010 ), siendo que se suele declarar en situación de incapacidad permanente absoluta a las personas que sufren el SFC en grado III o IV, ya que se trata de un diagnóstico que comporta la constatación de una limitación tan grave de la capacidad de esfuerzo que impide a quien la sufre cualquier trabajo, ya que no puede realizar esfuerzos elementales, lo cual equivale a valorar que no pueda desarrollar un trabajo con un mínimo de eficacia y responsabilidad. Así, las SSTSJ Catalunya de 24-10-07 , 27-03-07 , 6-02-2007 , 2-02-07 , y más recientemente en STSJ Catalunya de 4 de noviembre de 2010, Recurso 1074/2010 . Así mismo, respecto de SFC grado III, esta Sala tiene dicho que hoy por hoy comporta, mientras no haya un tratamiento paliativo, una incapacidad permanente absoluta, ya que se trata de un diagnóstico de enfermedad crónica, muy incapacitante y a pesar de las técnicas paliativas, no existe una perspectiva de curación, sin perjuicio de la revisión de grado que contempla el art. 143 LGSS (Vid STSJ Catalunya 8 de octubre de 2010, Recurso 7883/2009 ).

3. En relación a los supuestos de depresión que esta Sala entiende tributarios de una Incapacidad permanente absoluta son aquellos cuadros crónicos, persistentes, y graves o severos: STSJ Catalunya núm. 1221/2011 de 15 febrero JUR 201160121 ; STSJ Catalunya 03 de Noviembre del 2010 (ROJ: STSJ CAT 8520/2010) Recurso: 1120/2010 , STSJ Catalunya de 22 de diciembre de 1998 ; AS 1998658 , de 03 de Noviembre del 2010 (ROJ: STSJ CAT 8520/201). núm. 6087/2001 de 12 julio JUR 200174806 ; números 364/1995, de 23 de enero ; 969/1995, de 11 de febrero ; 5.349/1995 y 5.352/1995, de 6 de octubre ; 5.440/1996, de 25 de julio ; y más recientemente, 5.259/2001, de 18 de junio ; 7.775/2001, de 15 de octubre y 2.994/2002, de 11 de abril, con cita de las Sentencias de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de 29 de enero , 16 de febrero , 9 de abril y 14 de julio de 1.987 , 17 y 23 de febrero de 1.988 , 30 de enero de 1.989 y 22 de enero de 1.990 -,...".

En fin, ante estas enfermedades, de las que el grueso más importante de afectadas son mujeres -en la sentencia que comentamos la profesión es la dependienta téxtil-, especialmente en relación al Síndrome de Fatiga Crónica y la Fibromialgia, creo que es de recibo remarcar la importantísima labor de nuestro TSJ en defensa del reconocimiento de su carácter incapacitante, mal que le pese al INSS o al ICAM/SGAM.

Ya por último, destacaría dos aspectos más de la sentencia:

1. En referencia a la acreditación médica de las patologías mencionadas, lejos ya de aquella situación en que parecía que solo los facultativos de la Unitat de Fatiga Crònica del Hospital Clínic o su homóloga del Hospital Vall d´Hebron eran los únicos especialistas en FM y SFC, hoy se constata la existencia de otros acreditados servicios médicos acreditados en nuestro territorio. Y así, son los informes del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari Dexeux y del servicio de Medicina Interna del centro Sant Joan de Deu de Manresa los valorados en esta resolución judicial para señalar el diagnóstico y severidad de aquellas patologías.

2. Una vez más observamos la triste realidad -ya he comentado que son enfermedades absolutamente "feminizadas"-, y es que, la conclusión es la declaración, sí, de una incapacidad permanente absoluta, pero sobre una base reguladora de 581,76 €, que con el posible complemento de mínimos, apenas sobrepasará los 600 € mensuales. Está claro, ni es una pensión digna ni suficiente, ya que está muy poco por encima del actual "índice de suficiencia de rentas" que marca la Llei 14/2017 para el reconocimiento de la "renda garantida de ciutadania". Lo que constata que el nivel de protección contributivo del sistema de seguridad social empieza a estar solapándose con el nivel asistencial, algo inadmisible.

Y, por dejarlo claro, no es una sentencia aislada, ya que en la misma se hace eco de otras resoluciones del propio TSJ CAT..... seguimos avanzando.

«El sulfato de la viña también me mata»

La asociación gallega de SQM solicita al consello Rías Baixas el uso de productos ecológicos en la viticultura
MÓNICA IRAGO
BEA COSTA CAMBADOS / LA VOZ 02/09/2018

Hace un par de años empezó a notar que algo no iba bien. Vómitos, irritación de la piel, asfixia… algo le hacía daño y no sabía qué hasta que por fin en abril del 2017 dieron con el problema: le diagnosticaron sensibilidad química múltiple (SQM).

A María Costa le hace daño todo lo que contenga componentes químicos, desde un detergente a una colonia, desde el humo del tabaco a una lechuga de invernadero. Su última penitencia le llegó con un simple nardo. Su madre le regaló la flor con la mejor intención, «pero debía de estar tratada con algún producto, que me mataba», explica. La contaminación del aire también le afecta, y en un municipio vitivinícola como el suyo, Cambados, lo tiene complicado.

Los agricultores aplican durante todo el año productos fitosanitarios en el viñedo para combatir las plagas de la viña, pero la medicina de las plantas, enferma a personas como ella. «Y seguramente a más gente, pero no se sabe», matiza.

María Costa se ha propuesto aportar su grano de arena en la batalla por una atmósfera libre de químicos, de modo que la semana pasada se presentó en unas jornadas sobre sostenibilidad y enoturismo que se celebraron en Castrelo (Cambados) para hablar de su problema. Ante científicos, profesores y profesionales del sector relató los efectos que le provocan los productos fitosanitarios. «Si cuando sulfatan van con mascarilla y cubiertos como si fueran a tratar el ébola, ¿cómo al día siguiente de dejar esos productos en la viña no van a estar en el aire, cómo no le va afectar a la gente?. La normativa dice que no se puede sulfatar a menos de quinientos metros de las casas, pero no se cumple», afirma. «Es necesario concienciar a la gente desde abajo, es la única forma de cambiar las cosas», y en su opinión son muchas las cosas que hay que cambiar.

La cambadesa forma parte de la asociación gallega de afectados por sensibilidad química múltiple, que ha iniciado una campaña para dar visibilidad a su enfermedad y a los problemas con que se encuentran a diario los afectados.

Demandas de los enfermos

Entre las muchas gestiones que tienen en su agenda se incluye pedir una reunión con el Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas para solicitar al sector viticultor que dé prioridad a los productos ecológicos en detrimento de los químicos a la hora de tratar el viñedo.

«En O Salnés algo raro tiene que haber, por algo será que aquí hay más cánceres que en ningún otro sitio. Está claro que tiene que haber un problema ambiental general porque están surgiendo un montón de enfermedades. La gente tiene que saberlo», insiste María Costa.

Más allá del caso puntual que atañe a los viticultores, desde la asociación gallega tienen otras muchas demandas, especialmente dirigidas a la administración. Reclaman una atención sanitaria adaptada a sus necesidades, porque, hoy por hoy, incluso tienen problemas para que se les diagnostique la enfermedad. Los afectados por SQM sostienen que no hay profesionales especializados ni protocolos de actuación para tratarlos en centros de salud y hospitales, lo cual aumenta los riesgos para su salud. «Antes que ir a las urgencias del PAC de Cambados prefiero morirme de dolor en casa, si vas te pinchan cualquier cosa, y te mueres. Menos mal que mi médico de cabecera está concienciado, me da la vida», relata María.

La asociación nació de la desesperación de personas como ella, y ya no se van a callar más. En septiembre esperan empezar a ser recibidos por los grupos del Parlamento de Galicia; se van a dirigir a la ministra de Sanidad para instar a que la Organización Mundial de la Salud reconozca esta enfermedad y van a iniciar un programa de charlas en los colegios para dar a conocer los efectos de los productos químicos entre las personas, entre otras medidas.

Esperando juicio para que se le reconozca la incapacidad

María Costa está dispuesta a pelear, aunque para ello tenga que dejar la burbuja de su hogar -allí no entra comida sin revisar ni nadie que se haya duchado con un champú del súper- y no desprenderse de esa mascarilla que la protege del veneno ambiental. Además de alzar la voz en aquellos foros en los que la dejen expresarse, también acudirá a los juzgados. Para octubre del 2019 tiene fijada la vista de la demanda que ha interpuesto contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social para que le reconozca una incapacidad laboral permanente. María trabaja en el despacho de un procurador en el que está de cara al público «y no me dejan ponerme la mascarilla», afirma.

Esta exposición pública le provoca continuos problemas de salud que la obligan a encerrarse en casa, con dolor, asfixia y vómitos, y la aboca a coger bajas continuamente. «No sé que va a pasar hasta el juicio, yo así no puedo volver a trabajar. Y lo mío no es un problema psiquiátrico ni psicológico como dicen».

El ejemplo de Merchi Álvarez

María Costa tiene un espejo en el que mirarse. El de otra cambadesa, Merchi Álvarez, que se ha convertido en el rostro de la lucha contra la atrofia muscular espinal (AME) y que, gracias a su labor incansable, ha conseguido dar a conocer el problema que representa esta enfermedad rara y que los poderes públicos empiecen a implicarse en la búsqueda de tratamientos. «Sí, conozco su trabajo y la conozco a ella», comenta María Costa, y está dispuesta a seguir su ejemplo. Salir en los medios de comunicación contando su historia es uno de los caminos que está dispuesta a recorrer.


lunes, 10 de septiembre de 2018

Fallece en Argentina el icono mundial de la lucha contra Monsanto y las fumigaciones

Publicado: 7 sep 2018

Fabián Tomasi trabajó durante años expuesto a las fumigaciones en un campo argentino, situación que le produjo polineuropatía, hasta que murió este viernes por la mañana.
La figura de Fabián Tomasi se convirtió en un icono mundial de la lucha contra el uso del
glifosato. Pablo Aharonian / AFP
El mayor símbolo de la lucha contra Monsanto, el sistema de fumigaciones y el uso del glifosato en Argentina, Fabián Tomasi, falleció este viernes por la mañana (hora local) a los 53 años tras padecer una polineuropatía severa, o la 'enfermedad del zapatero'. Los ambientalistas sostienen que aquella afección la contrajo trabajando en los campos fumigados de aquel país sudamericano.

El cuerpo alterado de Tomasi, reflejado en la portada del libro 'Envenenados', se convirtió rápidamente en un icono internacional para la lucha por el medio ambiente. La enfermedad que le causó el sistema de producción agrícola alteró sus músculos y también la forma de su cuerpo: "Soy la sombra del éxito sojero", le había expresado la víctima a La Voz en una entrevista.
Falleció Fabian Tomasi. En Basavilbaso, Entre 
Ríos. Historia clave de mi libro #Envenenados
los agrotóxicos minaron su salud hasta este 
final. Se va un símbolo de la lucha contra 
las fumigaciones. Alguien determinante a la 
hora de entender este modelo que mata. 
Vale repasar que el uso de agroquímicos en ese país del Cono Sur se presenta en grandes cantidades debido a la expansión del cultivo de soja transgénica, cuyos brotes son resistentes a las fumigaciones que alejan a las plagas de los campos.

"Estar vivo es un milagro"

Por su parte, Tomasi comenzó a trabajar en una empresa fumigadora llamada Molina y Compañía S.L.R., en la localidad de Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, una zona donde esa práctica es habitual. Durante años, se desempeñó manipulando las cargas químicas que luego los aviones dispersarían en las plantaciones.
Fabián Tomasi: "Lo que más duele es el silencio 
de la mayoría, y todos esos niños que nacen con 
malformaciones por los agrotóxicos en un país 
sin asistencia y que les da la espalda".
"Mi caso es extremo por haber trabajado sin ningún cuidado. Pero no hay que perder de vista que son sustancias destinadas a matar. Esto es inviable, no hay manera de tirar millones de litros de veneno al ambiente y pensar que eso no va a provocar ningún daño", había expresado en el reportaje ya citado.

"Llegábamos a casa y la cara nos ardía. Estar vivo es un milagro", relató en otro reportaje mencionado por El Día, mientras sus dolencias avanzaban. En aquella oportunidad, recordó: "Cargábamos los aviones con veneno. Abríamos los tanques de 20 litros y al sacar las tapas se te pegaba todo el veneno en las manos. Comíamos debajo de las alas de los aviones, donde el veneno goteaba", recordó en aquella oportunidad".

"Tengo miedo de morir"

En una emotiva carta publicada en marzo por La Garganta Poderosa, Tomasi explicó con exactitud el momento por el cual estaba pasando. Sobre su enfermedad, describió: "Afecta todo mi sistema nervioso y me mantiene recluido en mi casa. Mis primeros síntomas fueron dolores en los dedos, agravados por ser diabético, insulinodependiente".


Y siguió: "Luego, el veneno afectó mi capacidad pulmonar, se me lastimaron los codos y me salían líquidos blancos de las rodillas. Actualmente tengo el cuerpo consumido, lleno de costras, casi sin movilidad y por las noches me cuesta dormir, por el temor a no despertar".

Sin embargo, las dolencias físicas no fueron su único obstáculo: "Recibí muchas amenazas por visibilizar lo que nos hacen comer, respirar y beber a diario", había revelado. A su vez, prosiguió: "Ya no basta con decir 'Fuera Monsanto', porque las cadenas de maldad hoy se extienden al resto de las compañías multimillonarias y se enredan con el silencio", haciendo alusión al rol mediático sobre esta grave problemática sanitaria.

Así las cosas, tras conocerse su deceso, el perfil de Facebook del fallecido se llenó de mensajes de afecto, donde los usuarios reconocieron su larga lucha contra el uso de los agroquímicos.

SQM y EHS, dos enfermedades negadas por su carácter ambiental

CARLOS ÁLVAREZ BERLANA — MADRID 7 SEP, 2018

Como consecuencia del progreso están apareciendo enfermedades que, como las descritas en este trabajo, pueden considerarse ‘enfermedades centinela’ por cuanto advierten de factores peligrosos para la salud.

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) consiste en una serie de síntomas desencadenados ante la exposición a un amplio grupo de sustancias, generalmente tóxicas y usualmente sintéticas, entre las que se encuentran los hidrocarburos y múltiples compuestos presentes en cosméticos y limpiadores de uso cotidiano. La electrosensibilidad (EHS) es una respuesta de intolerancia a campos electromagnéticos en dosis por debajo de los límites de las actuales reglamentaciones. Entre los distintos sistemas e infraestructuras que originan la respuesta de la electrosensibilidad se encuentran los teléfonos móviles y antenas de telefonía, los Wifis y otros sistemas de transmisión por radiofrecuencia como vigilabebés o televisiones inteligentes, así como transformadores, líneas de alta tensión, transformadores y motores eléctricos.

Investigaciones recientes consideran que la SQM y la EHS tienen los mismos mecanismos subyacentes y representan diferentes desórdenes de un tipo de trastorno común. Ciertos marcadores epigenéticos y variables analíticas alteradas podrían servir como criterio diagnóstico para ambas enfermedades. Según este punto de vista, la disminución en la capacidad de transportación iónica en las membranas celulares produciría un estrés oxidativo a nivel celular que estaría en la base de ambos problemas de salud.

Aspectos advertidos

La SQM es una enfermedad mayoritariamente de mujeres. Un sistema inmunitario y hormonal más complejo según algunos autores predispondría en mayor medida hacia este tipo de trastornos. Una mayor exposición femenina ante cierto tipo de sustancias químicas tóxicas podría estar favoreciendo también esta prevalencia por sexos. Ninguna de ambas se puede considerar una enfermedad rara, puesto que la SQM podría estar afectando hasta a un 1% de la población y hasta un 3% de personas podría estar experimentando síntomas leves asociados a la exposición electromagnética.
Se trata de problemas de salud de origen ambiental asociados al progreso

Se trata de problemas de salud de origen ambiental asociados al progreso. La SQM aparece en los países industrializados a partir de los años 50. La EHS surge entre los operadores de radar en la misma década de los años 50 y se extiende entre la población a partir de los años 90 con el auge de la telefonía móvil.

La SQM y la EHS son enfermedades negadas, fundamentalmente por el cuestionamiento que representan para nuestro modo de vida y modelo industrial. En España la SQM no ha sido oficialmente reconocida hasta el 2014 y la OMS aún no le dedica un epígrafe específico en su Clasificación internacional de enfermedades, siendo incluida dentro del grupo de las alergias no específicas. El único país del mundo que ha reconocido la electrosensibilidad es Suecia, como discapacidad, y la OMS aún no ha asumido que sea un problema de salud causado por la exposición a los campos electromagnéticos.

Cuestiones de género

Aparte de los intereses tecnológicos e industriales en la negación y desatención de las personas, con SQM y EHS se mezclan cuestiones de género. La psiquiatrización ha sido una actuación a la que se han tenido que enfrentar las mujeres con SQM, cuyo estrés psicológico por la compleja situación de salud y de incomprensión del entorno ha pretendido ser una demostración de problemas psiquiátricos. La prescripción injustificada de psicofármacos aún continúa siendo una práctica habitual ante estas enfermas.
La SQM y la EHS son enfermedades negadas fundamentalmente por el cuestionamiento que representan para nuestro modo de vida y modelo industrial

En la electrosensibilidad la situación a día de hoy es si cabe aún más grave pues, aparte de las dificultades de movilidad por la presencia constante de redes de telecomunicaciones y la falta de reconocimiento oficial, nos podemos encontrar con expertos e investigaciones financiadas por las compañías de telefonía que abogan por la teoría psicológica para este problema de salud.

Biomarcadores y diagnóstico

A pesar de existir biomarcadores y variables analíticas características, el diagnóstico de la SQM y la EHS se realiza mediante la historia y cuestionario clínico, identificando los diversos elementos desencadenantes entre los que también se encuentran las intolerancias alimentarias. Para la SQM está estandarizado el uso del cuestionario QUESSI y para la electrosensibilidad además de la entrevista clínica existe un cuestionario realizado por el Colegio de médicos de Austria.
La psiquiatrización ha sido una actuación a la que se han tenido que enfrentar las mujeres con SQM

Las primeras medidas terapéuticas consisten en evitar sustancias químicas y campos electromagnéticos asociados a la sintomatología, así como unas pautas de alimentación que incluyen comida ecológica y agua mineral o filtrada detalladas en diversos protocolos ambientales diseñados para estos pacientes. Se acompañan estos cambios en el modo de vida de complementos alimenticios que incluyen vitaminas y antioxidantes para favorecer la eliminación de radicales libres a nivel celular. Tanto desde la medicina convencional como la naturista existen tratamientos de desintoxicación destinados a la eliminación de sustancias tóxicas y metales pesados del organismo. También se testa la presencia de algunos patógenos como la borrelia que pueden estar relacionados con el cuadro clínico.

Enfermedades ambientales

La SQM y la EHS como enfermedades específicamente ambientales tienen un significado sobre la salud y el medioambiente que excede la propia problemática de los afectados. Se consideran enfermedades “centinela”, puesto que están alertando sobre la presencia de nuevos factores ambientales peligrosos y adelantando el incremento de cierto tipo de enfermedades asociadas con el progreso. En relación a la llamada contaminación electromagnética, diversos expertos prevén un incremento de problemas de salud relacionados con la creciente exposición electromagnética a la que actualmente está sometida la población.
Desde la perspectiva de la medicina ambiental, entre un 30 y un 50% de todas las enfermedades podrían tener su origen en los factores ambientales

En el caso de la SQM, se puede establecer un vínculo entre la aparición y desarrollo de estas patologías y los problemas medioambientales ocasionados por el modelo de desarrollo industrial humano en las últimas décadas. Desde la perspectiva de la medicina ambiental, entre un 30 y un 50% de todas las enfermedades podrían tener su origen en los factores ambientales.

Algunas recomendaciones

Algunas recomendaciones para minimizar la carga tóxica y la exposición electromagnética
  • Sopesa la presencia de limpiadores convencionales en tu hogar. Busca alternativas ecológicas en las tiendas o supermercados. Vinagre, limón, bicarbonato, bórax, agua oxigenada, jabón puro son alternativas viables para la limpieza de la casa y la ropa. Recuerda que los limpiadores que utilices suelen acabar en el desagüe. Si reduces los químicos tóxicos en tu hogar también los reduces en el medioambiente.
  • Sopesa la utilización de cosméticos convencionales. Los aceites naturales como almendras, argán, rosa mosqueta, o sustancias como la glicerina pueden ser una alternativa para la hidratación. La piedra de alumbre, el vinagre de manzana o el limón pueden ser utilizados como desodorante.
  • Apaga o aleja el teléfono móvil durante el sueño. Evita utilizarlo en transporte en movimiento o en zonas de baja cobertura. Descarga previamente a la memoria y visualiza offline los contenidos. Haz llamadas breves. Utiliza un manos libres. Apaga el Wifi cuando no lo uses. Considera utilizar una conexión a internet por cable. Se consciente de que los dispositivos inalámbricos emiten radiación electromagnética.
REFERENCIAS

Guía de Control Ambiental: Una alternativa de vida sana. Guía para afectados de Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, otros enfermos ambientales y personas interesadas en mejorar su calidad de vida. GEDEA. 2010.



Guía Práctica de Control Ambiental adecuada para las personas que quieran llevar una vida más saludable. No Fun. 2015


Declaración científica internacional de Bruselas sobre Electrohipersensibilidad y Sensibilidad Química Múltiple. 2015.


Directrices del Colegio de Médicos de Austria para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades y problemas de salud relacionados con los campos electromagnéticos (síndrome de los CEM). 2012.


Guía EuropaEM para la prevención y tratamiento de enfermedades y problemas de salud relacionados con los Campos electromagnéticos (CEM-EMF). Reviews on Environmental Health. 2016.


http://www.peccem.org/DocumentacionDescarga/ElectroHiperSensibilidad/Guia.EUROPAEM.2016.pdf

Carlos Álvarez Berlana

Responsable del Área de Comunicación de la Asociación Electro yQuímico Sensibles por el Derecho a la Salud (EQSDS)

Los afectados por sensibilidad química reclaman atención sanitaria adaptada

En Galicia no hay ningún centro especializado y los enfermos tienen que irse fuera para ser diagnosticados
AGOSTIÑO IGLESIAS
UXÍA CARRERA R. N.

La representante de la Asociación de Afectados por la Sensibilidad Química Múltiple de Galicia, la ourensana María Argentina Rey, visitó ayer al alcalde de la capital, Jesús Vázquez, con el fin de visibilizar esta enfermedad emergente.

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) es una enfermedad crónica y sin cura que consiste en la intolerancia a los productos químicos. Afecta más a las mujeres y se puede adquirir en un momento determinado bien por una fuerte exposición única a tóxicos o debido a múltiples exposiciones pequeñas. Los síntomas afectan a todos los sistemas del organismo y reaparecen cada vez que el afectado se topa con una exposición de químicos incluso en bajos niveles. «No es una enfermedad rara, se desarrolló de forma paralela a la industria química y por lo tanto es cada vez más frecuente en los países industrializados por el uso excesivo de productos químicos», aclara la representante y afectada.

La Asociación nació hace un año a partir de un grupo de personas que padecen la enfermedad y se sentían «abandonadas», por lo que no tenían otra opción que luchar por sus derechos, según explica María Argentina. Los dos pilares fundamentales en los que trabajan son la formación sobre la enfermedad y la necesidad de una atención sanitaria que los tenga en cuenta. Reclaman que se implante en Galicia un protocolo para la atención de enfermos de SQM y que se creen unidades especializadas, una en el hospital de referencia de cada provincia, ya que no hay ninguna y los afectados tienen que irse de la comunidad para ser diagnosticados. «Si bien una persona acude al hospital para curarse, nosotros cada vez que vamos agravamos nuestra enfermedad porque no hay un protocolo», explica.

«Yo era médica, hubo un vertido de gasoil y mi vida no volvió a ser la misma»

La afectada por la sensibilidad química, María Argentina Rey, llevaba una vida normal hasta hace 10 años. «Mi profesión era la medicina, trabajaba en un centro donde hubo un vertido de gasoil y mi vida no volvió a ser la misma -relata-, antes podía asistir a conferencias o a congresos fuera de aquí, ahora no puedo ir ni al teatro, al cine, tengo una vida muy limitada». La integrante de la asociación cuenta su historia personal sabiendo que es necesario transmitirlo por el bien común. «Lo que le estamos diciendo a la sociedad es que no puede vivir rodeada de tantos productos químicos, es un problema muy grave que hay que solucionar, mucho más importante de lo que se piensa y del que nosotros sólo somos la parte visible, una parte mínima», afirma.

La asociación tiene en cuenta tanto a los casos diagnosticados como a los que aún no lo están. «Si las empresas adaptan los puestos de trabajo para no estar en contacto con este tipo de productos tendríamos una mayor vida laboral, y si la gente tuviera más concienciación sobre las barreras químicas a las que nos enfrentamos podríamos salir a más sitios. De lo contrario, la enfermedad avanza y llegaremos a la incapacidad», esclarece la afectada. «Pero lo más preocupante son los miles de casos que están sin diagnosticar», añade. A la asociación acuden numerosas personas que se sienten identificadas con los síntomas que se explican desde el colectivo y que no encuentran una respuesta en al sistema sanitario. Tras esto, les recomiendan un especialista en Barcelona o Madrid. María Argentina afirma que el Sergas puede tardar entre cinco o seis años en realizar el diagnóstico acertado, cuando la enfermedad ya se agravó.

«Yo lo resumiría en que mañana detrás de la mascarilla puede estar cualquiera, y cada vez habrá más gente que las lleve si no se actúa», concluye.

«Percibo colonias a distancia, me entran por la nariz y me revientan. Oler un jabón es morirme»

A Cristina le diagnosticaron sensibilidad química a los 29 años. Desde entonces, sueña con volver a trabajar, viajar e ir a acontecimientos familiares. La enfermedad le obliga a estar en su casa, pues cualquier sustancia tóxica puede acabar con su vida: «Al principio, mi mayor expectativa era levantarme»
Cristina ha tenido que adaptar su casa para poder vivir sin tóxicos: desde quitar las
persianas y cuadros hasta colocar recordartorios en las puertas para no olvidar su
mascarilla, su ventolín y sus vacunas / Fotos: Wellington dos Santos
Los ojos de Cristina son dos faros de luz: a veces, proyectan el miedo más atroz; otras, el entusiasmo más candoroso. Durante nueve largos años, han visto a algunos amigos alejarse, a familiares pasarlo mal. Pero también han reconocido esa sonrisilla nerviosa de quien reaparece tras mucho tiempo, de quien se reencuentra con la chica de siempre. Son su alma hecha mirada y, aunque sus planes de vida se frustraran con tan solo 29 primaveras, su luz nunca ha terminado de apagarse. De hecho, hoy brillan con toda la fuerza. La sensibilidad química múltiple le ha dado una tregua y, si bien tiene que llevar puesta todo el día su mascarilla para no intoxicarse, un cierto optimismo enrojece sus carrillos.
«Al principio, mi mayor expectativa era levantarme al día siguiente. Ahora, he comenzado a notar cierta mejoría», asegura esta joven que, en el momento en que su vida frenó de golpe, acababa de casarse y trabajaba de periodista. Todo era completamente normal hasta que un día, tras unas obras en la oficina, una cola de contacto desencadenó una reacción que no pudo controlar. Le diagnosticaron una traquítis alérgica y lo que iban a ser 15 días de baja se convirtieron en un largo periplo por médicos que no sabían lo que tenía y dudaban de su relato. «Este proceso yo lo defino como estar en un coma del que, de repente, despiertas. Lo más duro es darte cuenta de que todos esos años han pasado y que la gente ha seguido con su vida. Te limitas a ser un mero espectador de ésta».

En tres meses, esta chica de ahora 38 años desarrolló problemas digestivos, bajó 17 kilos y perdió el sentido de la orientación. Poco o nada podía salir de su casa. «Se me agudizó el olfato muchísimo: puedo percibir suavizantes y colonias a bastante distancia. Me entran por la nariz y me revientan hasta tal punto que, en la peor fase, me dejaban inconsciente. Oler un jabón es morirme».

La sensibilidad química es una enfermedad adquirida, crónica y no psicológica, que provoca una pérdida de tolerancia extrema a compuestos no relacionados, tan habituales e innecesarios como los ambientadores, el maquillaje o la tinta de los libros. «Iba de hospital en hospital y en todos me decían que estaba bien, pero cada día me encontraba peor. Llegué a pensar que estaba obsesionada y que me lo generaba a mí misma. Me hacían miles de pruebas y ninguna salía mal». Así, le recetaban corticoides, pero empeoraba por días. No sabía lo que tenía, le costaba que entendiesen su dolor y muy pocos la ayudaron.
En la actualidad, hay más de 100.000 sustancias químicas utilizadas en la industria y presentes en todo tipo de productos. Parece complicado escapar de la presencia de detergentes, desodorantes, insecticidas, aditivos alimentarios y otros tantos tóxicos omnipresentes en cualquier rutina. Eso llevó a Cristina a un estado de frustración extremo, en el que solo quería aislarse del mundo. «Vives como si tuvieras una gripe de 40 grados de fiebre. Lo único que te apetece es estar metido en la cama, que nadie te moleste y que te dejen en paz. Tienes el cuerpo tan destrozado que no eres consciente del tiempo que pasa».

Por eso, cuando pudo ponerle nombre a lo que le pasaba se sintió algo más aliviada. «Fue gracias a un periódico. En él, contaban la historia de una chica que tenía los mismos síntomas que yo. Ella fue la que me puso en contacto con un toxicólogo», reconoce, desde Valladolid. Gracias a este descubrimiento, averiguó que sus canales de desintoxicación están bloqueados. «Me tranquilizó bastante, pero también fui consciente de todo lo que se me venía encima: mi círculo social se hacía cada vez más pequeño y sufría por todo». Sin embargo, lo peor fue aceptar que nunca se curará, que los dolores se sucederán y que su entorno tendría que cambiar por su bien. De lo contrario, persistirían las náuseas, los mareos, la tos, la artritis, la arritmia, la ansiedad...

«Lo único bueno de todo esto es que mis reacciones son físicas. Eso le permite entender a la gente lo que me pasa. Valorar el cansancio o el dolor es muy subjetivo», afirma esta periodista que, últimamente, ha experimentado cambios en sus reacciones. «Esta semana, cuando me he expuesto a algún tóxico, me ha sangrado la boca y se me han reventado los vasos capilares de la pierna. Esas son las señales de que me estoy envenenando y tengo que parar».
Lo primero, un control ambiental

Por el momento, Cristina ha conseguido que sus crisis sean más cortas y su cuerpo resista más. Antes, el simple hecho de acudir a urgencias para que le suministrasen un suero suponía estar encamada entre 30 y 45 días. Solo por eso, puede sentirse orgullosa. «Lo estoy. Poco a poco, he conseguido salir a la calle sin desmayarme, volver a casa, tener solo un poquito de fiebre y al día siguiente poder levantarme. Eso era impensable hace unos meses». En cierto modo, esta mejora ha sido gracias la atención que ha recibido en la Fundación Alborada, especializada en medicina ambiental. Allí llegó en 2012, sin poder comer nada y con el cuerpo abatido. Ya conocía lo que tenía, pero hasta ese momento nadie le había tratado con precisión.

«Nuestro principal objetivo es ayudarles a realizar un correcto control ambiental», asegura Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Fundación. «Se trata de eliminar o reducir la cantidad de tóxicos que existen a su alrededor». Así, Cristina ha acabado con cualquier producto de limpieza, las cortinas, las persianas, los cuadros... todo aquello que puede causarle una nueva crisis. «Es complicado, sobre todo, por la persona que vive contigo. Mi pareja, cuando llega de trabajar, tiene que cambiarse rápido porque el olor que trae impregnado me machaca».

Una vez conseguido, se realizarán análisis para conocer la carga tóxica en su cuerpo y estudiar las reacciones de híper sensibilidad. También, se comenzará a reponer los nutrientes deficitarios. «Estos son cofactores que ayudan a muchos procesos metabólicos, entre ellos desintoxicar», explica Muñoz-Calero. «Si no los tenemos, se desarrolla la enfermedad». Su paciente, en ese sentido, ha tenido que cambiar radicalmente su alimentación. Cuando llegó a Alborada, comía tan solo dos alimentos que, además, no toleraba bien. Hoy, ya puede permitirse hasta 25. «Estos días han sido fastidiosos: el kilo y medio que había ganado en cuatro meses, los he perdido en dos días. Son muchos altibajos, pero hay que sacar fuerzas siempre».
«Sueño con volver a trabajar»

La voz de Cristina tiene las grietas de quien ha madurado rápido, de quien ha perdido una buena parte de sus expectativas y las ha rellenado con dosis de decepción. Pero aún así, suena optimista. «Siempre lo he dicho: esto es una lucha de la mente con el cuerpo. El día que pueda con él, no sé que será de mí», añade entre risas, antes de recalcar la suerte que en todo momento le ha acompañado. «Parece ironía, pero es así. Tengo reconocida la incapacidad absoluta por accidente laboral. La mayoría de las personas con sensibilidad química no». Según relata, a día de hoy, el 99% de las incapacidades por esta enfermedad se deniegan, «lo que empeora mucho más nuestro estado».

Y, a pesar de ello, sonríe. Y sueña. Y disfruta. La enfermedad ha mermado sus fuerzas, pero nunca su capacidad de ilusionarse. «Aunque, a veces, se me olviden las cosas o me sienta perdida», bromea.

¿Qué echa más de menos?

- Todo. Hoy sueño con volver a trabajar, con viajar, con ir a acontecimientos familiares... La primera vez que me pude sentar en una terraza, quitarme la mascarilla y tomarme un café con mis amigas lloré como si no me quedara vida.