miércoles, 28 de febrero de 2018

Vandana Shiva: "Este sistema ha destruido el 75% del planeta; si sigue nos dejará un planeta muerto"

SOBERANÍA ALIMENTARIA

Vandana Shiva (Dehradun, India, 1952), incansable luchadora por la soberanía alimentaria y la agroecología, teórica del ecofeminismo y autora de una veintena de libros, acaba de presentar ¿Quién alimenta realmente al mundo? (Capitán Swing, 2018).
Vandana Shiva en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. DAVID FERNÁNDEZ
Las élites políticas y económicas del mundo se encuentran reunidas en Davos. Y hemos visto allí la utilización de parte del discurso antiglobalización y feminista por esas élites. ¿Cómo lo interpreta? 

En Seattle, en 1999, paramos la cumbre de la Organización Mundial del Comercio [OMC]. Después de eso, el Foro Económico Mundial de Davos nos persiguió para hablar y abordar cómo corregir los excesos de la globalización. Habíamos empezado un movimiento llamado Mujeres Diversas por la Diversidad, estuvimos en Seattle diciendo que la globalización, el neoliberalismo, es una guerra contra las mujeres, en todos los sentidos: es una guerra contra el pensamiento de las mujeres, contra las mujeres reales que tienen que tener varios trabajos para mantener a sus familias a flote, y es una guerra con nuevos niveles de violencia, violaciones y brutalidad contra las mujeres; el feminicidio es ahora una epidemia global. En la cumbre de la OMC en 2017 ya empezaron a usar a las mujeres como la razón para el libre comercio, dicen que nos beneficia, y algunas feministas compraron esta idea. Pero las verdaderas feministas identifican el libre comercio como un proyecto capitalista-patriarcal de los hombres poderosos para hacer más dinero. Y vamos a reclamar la verdadera riqueza y nuestra capacidad para hacer riqueza. El uso de las mujeres es una medida desesperada del proyecto deslegitimado de la globalización para intentar dar una imagen falsa de feminismo.

Su experiencia está ligada con el ecofeminismo. ¿Cómo ligar el feminismo con el ecologismo también en el mundo urbano? ¿Debe el feminismo ser ecologista?

El ascenso del patriarcado capitalista junto con el ascenso de la industria de los combustibles fósiles y la consolidación del poder del gran capital empieza con la creación de las corporaciones, como la Compañía de las Indias Orientales, y el colonialismo. Todo eso crea la bestia llamada hoy capitalismo. En la raíz se encuentra el presupuesto completamente falso de que la naturaleza está muerta y es solo un producto para explotar, y que las mujeres son pasivas, el segundo sexo, que no trabajan, no piensan, son meros apéndices para el poder. Pero las mujeres son productivas, son creativas, y la naturaleza es vida, así es que el hecho de reclamar nuestro poder como mujeres reconociendo el poder de la tierra como un sistema vivo inteligente es el mismo proceso. Y esto no es solo para las mujeres. Después de todo, si las especies están amenazadas de extinción en un siglo, sería una gran crisis para el ser humano imaginar que podemos seguir conquistando la tierra hasta que destruyamos el último ecosistema, que podemos seguir brutalizando a las mujeres y que seguirá habiendo naturaleza y sociedad.

¿Quién alimenta realmente al mundo, y cómo hemos llegado a la situación en que las grandes corporaciones controlan esa comida?

La ilusión de que las corporaciones nos alimentan, a través de químicos y venenos, fue creada por las propias corporaciones que trajeron a la agricultura los químicos que habían usado para la guerra, para matar gente: los fertilizantes químicos siguen los mismos procesos y se hacen en las mismas fábricas que hicieron explosivos y municiones en la Alemania de Hitler. Los pesticidas están derivados del Zyklon B, con el que se gaseó a la gente en los campos de concentración. Los herbicidas, como el agente naranja, fueron parte de la guerra de Vietnam.
El hecho de reclamar nuestro poder como mujeres reconociendo el poder de la tierra como un sistema vivo inteligente es el mismo proceso
Todos estos químicos son químicos de guerra, pero el “cártel del veneno” (las multinacionales Monsanto, Syngenta, Dow Chemical, Cargill...) expandió la idea de que sin el sistema de alimentación industrial no habría alimentación. Hicieron que todo el mundo creyera que la comida viene de los químicos y las corporaciones. Mi libro ¿Quién alimenta realmente al mundo? es un abordaje científico de lo que está pasando con los fertilizantes químicos: no dan fertilidad, matan la fertilidad del suelo; no controlan las plagas, crean más; las corporaciones no crean semillas, sino que las roban y las manipulan genéticamente. Las pequeñas granjas producen más que las grandes granjas, donde necesitas usar cada vez más químicos y máquinas.

Incluso en la ciudad, tienes dos tipos de alimentos: la alimentación real que gente real produce, que sigue siendo el 70% de lo que comemos hoy, tras 50 años de agricultura industrial que ha destruido muchas pequeñas granjas y atacado a las mujeres que trabajan en la agricultura. En la ciudad la gente también se alimenta gracias a los organismos del suelo, a los polinizadores a los que no ven, a las mujeres, campesinos, pequeños agricultores, a los pequeños procesos de alimentación real. Pero un 90% del maíz y la soja que se producen con la excusa de alimentar al mundo se destinan a los biocombustibles y la alimentación de animales. El sistema industrial, la producción industrial y el procesamiento industrial no te dan alimentación, provocan enfermedad. Vacían los alimentos de su parte nutritiva.

¿Un ejemplo?

En la India tenemos magníficos cultivos, como el de la caña de azúcar. Pero lo que nos dan en los productos es sirope de maíz con alta fructosa, que es una molécula sintética que afecta al hígado. Hay niños pequeños con cirrosis, porque eso se añade a todo y es adictivo. Se encuentra en todos los refrescos y productos industriales. Maíz y soja transgénicos están en todos los productos que compras en el supermercado. Las corporaciones obtienen grandes beneficios mintiéndonos, y si se dan cuenta de que la gente come alimentos producidos a nivel local por pequeños agricultores, lucharán contra ello. Se trata de una lucha del monocultivo contra la diversidad, de la falsa ciencia contra el conocimiento real, de la globalización de esas corporaciones contra los sistemas locales.
Si la alimentación industrial y los químicos en nuestra comida se extienden un poco más, la carga de enfermedades será tan alta que ninguna sociedad será capaz de hacerle frente
Además, el sistema extractivo de esas corporaciones no puede mantenerse. Está destruyendo el planeta, sigue destruyendo el agua y no tendremos agricultura sin agua, no pueden producir comida sin semillas reales por más modificaciones genéticas que hagan. Están destruyendo los cimientos del sistema alimentario, incluyendo nuestro conocimiento.

Creo que el próximo peligro es que las mismas compañías que dicen que sin veneno no puedes tener alimentos están diciendo ahora que sin comprar datos de ellos no puedes cultivar comida. Somos seres de la Tierra, relacionarse con la tierra y conocerla es importante. Cómo producir buena alimentación es parte del conocimiento que las mujeres deben transmitir a la sociedad. Creo que las mujeres tienen que empezar a decir: “Todos los niños deberían aprender a cocinar”. Hacer tu propio pan y tener tus propias semillas va a ser la próxima libertad.

En los últimos 20 años, 300.000 campesinos indios se han suicidado por las deudas y la pérdida de soberanía alimentaria. Además, India es uno de los mayores productores y exportadores agrícolas del mundo, pero un niño muere de hambre cada 30 segundos. ¿Podemos hablar de crimen? ¿Qué instituciones o políticas son responsables?

Es un crimen muy claro, contra la naturaleza y contra la humanidad. Parte de ese crimen es vender químicos innecesariamente, transgénicos que han creado enormes problemas de plagas, semillas transgénicas que Monsanto sigue vendiendo a pesar de que no se le permitió tener una patente. Y el precio de las semillas aumentó casi un 80.000%. Monsanto es responsable por el genocidio de nuestros agricultores.

También es un genocidio las 200.000 personas en el mundo que mueren envenenadas por pesticidas cada año según la Organización Mundial de la Salud. La gente está enfermando de cáncer. Monsanto sabía en 1984 que el glifosato provoca cáncer, y aún hoy ataca a las agencias de la ONU que lo hicieron público. En nuestras tierras se cultivan tantos alimentos que podemos alimentar dos veces a la población india. A escala mundial, si protegemos nuestra tierra, tendremos suficiente comida para toda la humanidad.
La ecofeminista Vandana Shiva en Madrid. DAVID FERNÁNDEZ
En Las nuevas guerras de la globalización decía: “Un puñado de corporaciones y países poderosos buscan controlar los recursos de la tierra” y “quieren vender nuestra agua, nuestros genes, nuestras células, nuestros órganos, nuestro conocimiento, nuestras culturas y nuestro futuro”. Con las leyes sobre propiedad intelectual, ¿no lo han conseguido ya?

El plan de Monsanto y otros cuando trajeron el acuerdo de la OMC de propiedad intelectual es que hasta la última semilla estuviera en sus manos, pero como empezamos a salvar semillas, hay semillas en manos de agricultores. Y lo bonito de esto es que una semilla se convertirá en mil semillas. La idea de salvar semillas en un país se convertirá en un movimiento en otro país, como ha pasado en los últimos 30 años. Monsanto no ha conseguido su proyecto de hacer de cada semilla una mercancía transgénica que les tenemos que comprar. Y cada día más y más gente está siendo consciente de lo importante que la semilla viva y no patentada tiene para el sistema de alimentación. La gente se está dando cuenta de que las cualidades nutricionales están relacionadas con los micronutrientes y los oligoelementos, que es lo que nos da el sabor y el olor. Lo maravilloso de los sistemas vivos es que se multiplican y reproducen. Monsanto controla los químicos; los químicos no se multiplican, pero las semillas sí.

¿Cuál es nuestro futuro si no revertimos la situación? 

Tenemos dos posibilidades: una es trabajar con la tierra y hacer agroecología, construir sistemas locales, tener alimentación y gente saludable y comunidades con economías saludables. La otra es la continuación de la guerra: nos dan la “revolución verde”, los transgénicos, ahora nos dan la inteligencia artificial, el big data, junto con los tóxicos. Ese sistema ha destruido ya un 75% del planeta. Si sigue un poco más, nos dejará un planeta muerto, lo que significa que nuestra especie no podrá sobrevivir. Si la alimentación industrial y los químicos en nuestra comida se extienden un poco más, la carga de enfermedades será tan alta que ninguna sociedad será capaz de hacerle frente.

Pero hay otra lección sobre los sistemas industriales, que estudié cuando traté de entender por qué los campesinos de Punjab estaban hambrientos. Ahí me di cuenta de que muchos conflictos hoy están provocados por un sistema que genera escasez de suelo fértil, de agua, de semillas, de tierras para cultivar. Esos conflictos son llamados por el sistema dominante “conflictos étnicos y religiosos”, pero no tienen que ver con la religión. El asunto de Punjab no era sobre la religión, era sobre campesinos diciendo “somos esclavos y no podemos elegir qué cultivamos y cómo lo hacemos, y no podemos elegir a qué precio lo vendemos”. Estaban luchando contra el sistema esclavista de la agricultura industrial.

Y la revolución química industrial usa diez veces más agua para cultivar la misma cantidad de alimentos. Puedes coger la zona más fértil y provocar escasez de agua, como en Punjab (pun significa “cinco”, jab significa “agua”). La tierra de las cinco aguas se está quedando hoy sin agua.

Si el 80% del agua que debe verter al lago Chad no llega porque la agricultura industrial necesita extenderse para cultivar productos de primera necesidad para la exportación, esa diminuta masa de agua genera conflictos entre pescadores, pobladores y agricultores. Eso es lo que se vino a llamar el conflicto religioso de Boko Haram. Y en Siria un millón de campesinos fueron desplazados en 2009. ¿Has oído alguna vez sobre el desplazamiento de los campesinos por la sequía prolongada? La “revolución verde” había secado toda el agua de los pozos, el suelo ya no tenía capacidad de absorber el agua. Si no nos tomamos en serio la salud del planeta, nuestra salud y los hechos que generan los conflictos, no tendremos sociedades sostenibles. Estamos hablando de cien años. Estamos hablando, literalmente, de dos generaciones.

Un millón de personas piden a la UE que frene la fusión entre Bayer y Monsanto

SOBERANÍA ALIMENTARIA

El gigante de la industria agroquímica y el gigante de los transgénicos están a punto de culminar su fusión. Cerca de 200 organizaciones europeas se movilizan para impedirlo.
Cerca del 83% de la soja del mundo es transgénica. Monsanto controla la mayor parte
de las semillas
REDACCIÓN EL SALTO PUBLICADO 2018-02-27

Es una de las mayores fusiones de la historia y la más grande del sector de la agroindustria: la alianza entre Monsanto —el gigante de las semillas transgénicas— y Bayer —el gigante de la industria farmacéutica, los fertilizantes y los agrotóxicos— no deja de despertar polémica desde que fuera lanzada en 2016.

Un reciente encuesta realizada por YouGob en Alemania, Dinamarca, Francia, España y Reino Unido retrata la desconfianza que despierta en esta operación. En España, el 69% de las más de mil personas consultadas opinan que es “bastante” o “muy importante” que la Comisión Europea bloquee la fusión, mientras que un 16% opina que es “poco” o “nada importante”. Apenas un 15% “no sabe no contesta”. Los puntos que mayor preocupación causan según esta encuesta son la pérdida en la capacidad de elección de los agricultores, los posibles daños al medio ambiente, la cantidad de pesticidas utilizados y la libertad de elección de los consumidores.

El 5 de abril la Comisión Europea debe tomar una decisión. 736.371 personas en la plataforma SumOfUs y 286.461 en WeMove.eu han firmado para que las instituciones europeas detengan una fusión que podría suponer más muertes de abejas por los pesticidas, “más glifosato tóxico en nuestros platos y más control corporativo sobre nuestro suministro de comida”, según denuncia en SumOfUs. Más de 200 organizaciones de la sociedad civil han respaldado esta reivindicación.

“Estas empresas representan un modelo de agricultura tóxico para la salud de las personas y el planeta. Es urgente que la producción de alimentos deje de ser el negocio de unas pocas empresas”, afirma Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra. “Por este motivo desde Amigos de la Tierra exigimos a la Comisaria Margrethe Vestager que impida esta fusión”, comentó.

Esta fusión tiene un nada halagüeño precedente. Entre 1954 y 1967, conformaron una empresa conjunta llamada Mobay Chemical Corporation que suministró al Departamento de Defensa de EE UU uno de los químicos fundamentales para la elaboración del agente naranja, utilizado de forma indiscriminada contra civiles en la Guerra de Vietnam. Los bombardeos con este gas tóxico dejó un millón de personas discapacitadas o con problemas de salud y 400.000 muertos. 

La fusión entre Monsanto y Bayer, de aprobarse por la Comisión, se convertiría en un nuevo peldaño en la ola de fusiones en el sector de los agroquímicos y las semillas, que está dando como resultado una concentración sin precedente en el sector, según denuncian desde Amigos de la Tierra. En 2017, recuerdan desde esta ONG ambientalista, la Comisión Europea “apuntaló esta tendencia dando el visto bueno a la fusión de Dow y Dupont y ChemChina y Syngenta. Si se aprueba, Bayer-Monsanto será la mayor empresa de insumos agrícolas de todo el mundo”. 

Para las cerca de 200 organizaciones europeas firmantes de una carta abierta a la Comisión Europea estas fusiones “podrían exacerbar los problemas causados por la industria alimentaria, con consecuencias negativas para el público, las granjas, los trabajadores, los consumidores, el medioambiente y la seguridad alimentaria”.

La lucha de José María García: año tras año a las puertas del Mobile por el reconocimiento de las enfermedades provocadas por la telefonía (cast/cat)

Por Carla Benito

La electrohipersensibilidad no está reconocida como enfermedad pero personas como José María García alegan dolores producidos por las radiaciones y las ondas electromagnéticas de los móviles. Él hace visible su protesta en el congreso del móvil de Barcelona.

José María García hace años que tiene unas fechas señaladas en el calendario para salir a la calle. Son las jornadas que coinciden con la celebración del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona. Él no lo hace como otras entidades de carácter social por los derechos de los trabajadores o contra la huella que deja la producción de telefonía móvil. Lo hace para visibilizar, según explica, los efectos que tienen los móviles en la salud.

José María asegura que sufre lo que se conoce como electrohipersensibilidad (EH), una enfermedad que no está reconocida y que, a pesar de estar en debate (y haber estado), aún no tiene una base científica que la respalde. Ante esto, José María junto con otros compañeros que sufren los mismos dolores protestarán durante la jornada de este lunes, la primera de las cuatro que llevará el Congreso, a las puertas de la Feria para denunciar cómo les afectan las radiaciones de los teléfonos móviles.

Las conocidas como Síndromes de Sensibilidad Central (SSC) son enfermedades crónicas y complejas que pueden llegar a ser invalidas. Son patologías que afectan al sistema nervioso, inmunológico y endocrino y provocan, entre otros síntomas, una sensibilidad acentuada ante factores ambientales. Hoy por hoy, la Fibromialgia (FM), la Encefalomielitis Miálgica / Síndrome de Fatiga Crónica (EM / SFC) y la Sensibilidad Química Múltiple (SQM) son los síndromes de sensibilidad central reconocidas por el Departamento de Salud.

El Ayuntamiento de Barcelona sacaba junto con diversas entidades que trabajan por el bienestar de las personas que sufren un Síndrome de Sensibilidad Central un tríptico llamado “Abramos los ojos a los Síndromes de sensibilización central” donde hablaba de las cuatro síndromes. Definía en este la electrohipersensibilidad como la intolerancia a los campos electromagnéticos que se encuentran en el entorno (telefonía móvil, wifi, líneas de alta tensión …). Si bien el contenido del tríptico no acababa de convencer a José María, celebraba que hubiera salido “oportunamente” poco antes del Mobile.

Síndromes de Sensibilidad Central: poco reconocimiento, pocos recursos

En Cataluña hay más de 200.000 personas que padecen alguna de las Síndromes de Sensibilidad Central. En el año 2010, la Generalitat afirmaba crear Unidades Hospitalarias Especializadas (UHE) en todo el territorio, dado que las unidades existentes en el Hospital Clínico y Valle Hebrón eran insuficientes para atender al colectivo de afectados en un plazo razonable de tiempo. La misma Generalitat decía entonces que estas UHE se compondrían de un “equipo multidisciplinar de profesionales especialistas en medicina interna, reumatología, neurología, psicología clínica y todas las otras especialidades que se consideren necesarias en cada caso como, por ejemplo, endocrinología, cardiología o psiquiatría, además de los especialistas en rehabilitación, enfermería y trabajo social “.

Así, si en 2010, Salud inició la implantación de 16 Unidades Hospitalarias Especializadas para el tratamiento de personas enfermas de SSC, años después se vio que el funcionamiento de aquellas UHE había sido muy variable y desigual. En el año 2014 se redactó un documento de consenso que revisaba el modelo anterior de atención a los afectados por SSC. Esto se realizó justo cuando el Colectivo Ronda, cooperativa de abogados que también se dedican a la asesoría, presentó una reclamación conjunta de cientos de personas que sufrían algunas de las patologías que integran el llamado Síndrome de Sensibilización Central. El escrito denunciaba que las UHE no disponían del extenso “equipo multidisciplinar” acordado. El abogado del Colectivo Ronda Miguel Arenas afirmaba entonces que “en la práctica totalidad de los casos.
José María García protesta y visibiliza las SSC a las puertas del Mobile
World Congress / Sonia Calvó  
Durante el último mandato, el consejero Comín al frente de Salud, aprobaba mejorar la atención de los síndromes con 18 unidades que integrarían la primaria y los hospitales. Sin embargo, José María García denuncia que estas 18 unidades en Cataluña son insuficientes y que no todas ellas las llevan los especialistas pertinentes y necesarios. La Unidad del Clínic y Vall d’Hebron son las únicas que funcionan plenamente. “Con cualquier patología te envían a un especialista pero si tienes una SCC, si te la reconocen y te la diagnostican, lo tendrás difícil para recibir la atención sanitaria adecuada”, denuncia García.

“Y más difícil lo tendrás si afirmas tener una enfermedad no reconocida como la electrohipersensibilidad”. José María, trabajador durante años de una gasolinera, está ahora retirado para también sufrir un síndrome de sensibilidad química. No logró la incapacidad laboral hasta después de dos juicios. Ahora vive las consecuencias de la sensibilidad química múltiple, que responde a la pérdida de tolerancia a sustancias químicas nocivas presentes en el entorno (combustibles, disolventes, pesticidas …) y productos de uso habitual (ambientadores, desinfectantes, perfumes, suavizantes …) y las consecuencias de la electrohipersensibilidad: sufre aturdimiento y fatiga fuerte cuando está de manera continuada en contacto con radiaciones electromagnéticas. No estar es “prácticamente imposible en grandes ciudades que están permanentemente conectadas”.

“Si Barcelona es la capital del móvil, que menos que hacer algo testimonial para denunciar como esto nos perjudica?”. Y justamente por eso, en José María junto con un compañero de Girona protestarán en la entrada del congreso un año más.

Imagen de portada: José María García junto a otro afectado a las puertas del Mobile World Congress / Sonia Calvó

miércoles, 21 de febrero de 2018

Cerca de 50 plaguicidas contaminan diez cuencas hidrográficas, según EA

Publicado por: Redacción EFEverde 21 Febrero, 2018 Madrid

Al menos 47 plaguicidas contaminan diez cuencas hidrográficas españolas, 26 de los cuales son o pueden ser disruptores endocrinos, es decir, que interfieren el funcionamiento del sistema hormonal, según recoge el informe "Ríos hormonados" presentado hoy por Ecologistas en Acción en Madrid.

La investigación se ha realizado conjuntamente con la organización “Peticide Action Network Europe“, ha explicado la portavoz de Ecologistas en Acción (EA), Dolores Romano, quien ha remarcado que el 70 % de los plaguicidas detectados están prohibidos desde hace años en Europa y en España, entre ellos, el lindano, el DDT, la atrazina o el endosulfán, lo que demuestra el “uso ilegal de estos componentes”.

Datos oficiales sobre la contaminación de los ríos

La portavoz de Ecologistas en Acción, Dolores
Romano, quien ha presentado hoy en Madrid
el informe ‘Ríos hormonados’. EFE/Elena
Delgado  
Según Romano, en este informe se han analizado las cifras oficiales de los ‘Programas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas‘ con la información de los años 2012 y 2016 proporcionada por las diez cuencas hidrográficas que respondieron a la demanda de datos sobre la contaminación de los ríos, utilizando los del último periodo por ser más recientes.

En España se consumieron en 2014 un total de 78.818 toneladas de plaguicidas, lo que le pone a la cabeza de los países europeos debido a la agricultura intensiva, según Romano, y que gracias a las “escorrentías muchas de las sustancias terminen contaminando el suelo, el agua o el aire”.

Tras el análisis de más de 400 muestras, en ocho de las diez cuencas se encontró en mayor cantidad el insecticida clorpirifos, un neurotóxico, lo que demuestra que es de uso extensivo y prolongado por parte de los agricultores.

El segundo más detectado es el glifosato, que se ha detectado en cinco de las cuencas que han proporcionado datos, pero que se ha encontrado en todas las muestras analizadas en la cuenca del río Júcar, con mayor frecuencia en las de Tajo y ha sido el segundo más detectado en las cuencas internas del País Vasco, lo que demuestra un “uso extensivo de este herbicida tóxico”.

Lindano, una “gestión nefasta”
Otro de los grandes contaminantes es el lindano, cuya utilización está prohibida desde hace muchos años, ha señalado la portavoz de EA, pero cuyos restos se han detectado al haber tenido “una nefasta gestión”, ya que se utilizaron para la construcción de carreteras o terminaron en minas abandonadas, pozos, ha añadido.
La cuenca del río Júcar está posicionada como la más contaminada, donde se han detectado 34 de los 57 plaguicidas analizados, 21 de ellos posibles disruptores endocrinos y 22 prohibidos.

El Ebro, con 21 plaguicidas encontrados de las 37 sustancias consideradas, es la segunda cuenca más afectada con 16 posibles disruptores endocrinos.

En el caso del País Vasco, se han encontrado 17 de los 55 químicos estudiados, 14 probables disruptores y 15 prohibidos.

En la cuenca del Tajo se encontraron 15 de los 17 componentes examinados, 13 posibles disruptores y 12 no consentidos.

En la del Miño-Sir se localizaron 13 de 58 plaguicidas, 11 pueden ser disruptores endocrinos y cinco tienen prohibido su uso.

Con 12 elementos de los 34 analizados se encuentra el Duero, de los que 10 son probables disruptores y ocho están prohibidos.

En la cuenca del Segura se ha producido una “reducción dramática” de los químicos, ha explicado Romano, y ha añadido que han sido detectados nueve de 57 analizados, seis disruptivos y otros seis de uso ilegal.

En el Guadiana, se detectaron siete de las 27 sustancias analizadas, y se encontró seis no autorizadas y otras seis disruptoras endocrinas.

Una PAC más ecológica

Ecologistas en Acción demanda reformas en la Política Agraria Común (PAC) con las que se camine hacia una agricultura ecológica y menos contaminante, con la reducción en la utilización de plaguicidas, herbicidas y químicos que contaminan los ríos.

Además, demandan la puesta en marcha de programas oficiales de asesoramiento a los agricultores que permitan prácticas menos contaminantes. EFEverde
Fuente informe: Rios hormonados


domingo, 4 de febrero de 2018

El ICS indemnizará a la trabajadora de un CAP, que enfermó por fumigaciones

Barcelona, 1 feb (EFE).- El Instituto Catalán de la Salud (ICS) abonará una indemnización de 160.000 euros a una antigua trabajadora de dos Centros de Atención Primaria (CAP) de Barcelona por las lesiones y secuelas físicas que le causó la exposición a las fumigaciones con biocidas.

En una sentencia, dictada en mayo del 2017, el TSJC (Tribunal Superior de Justicia de Cataluña) reconoció a la mujer la incapacidad permanente con origen laboral y obligó al ICS a abonar un recargo del 50 % sobre el importe de esta prestación.

Ahora, los representantes de la trabajadora, abogados del Colectivo Ronda, han llegado a un acuerdo extrajudicial con la compañía aseguradora del ICS para que abone a la víctima una cantidad de 160.000 como indemnización por daños y perjuicios derivados de las problemas de salud que le ocasionaron estas prácticas de fumigación.

La trabajadora prestó sus servicios en el CAP Lope de Vega de Barcelona, entre los años 1989 y 2003, periodo en el que se "realizaban aplicaciones sistemáticas de productos insecticidas" a los que ella estuvo expuesta.

Según la sentencia del TSJC, el ICS fue responsable de una "falta de medidas de seguridad" de los trabajadores de estos CAP, ocasionada por una "exposición reiterada a productos químicos" que provocaron "un grave cuadro clínico" en esta trabajadora en cuestión.

Esta situación, explica el colectivo, no cambió con su traslado al CAP Ramon Turró, donde se evidenció que los trabajadores también convivían con estos productos químicos.

La resolución de entonces recogía las conclusiones de un informe efectuado por técnicos del Centro de Seguridad y Salud de Barcelona, que detectó que existía una exposición a los organofosforados.

Estos agentes son considerados los principales activos de los insecticidas más peligrosos para el organismo humano y se encuentran retirados del Registro de Plaguicidas del Ministerio de Sanidad, por lo que su uso como insecticida está prohibido en ambientes interiores, según indicó este sentencia.

Las múltiples exposiciones a bajas dosis de organofosforados provocaron en la trabajadora un "grave cuadro clínico" conformado por Sensibilidad Química Múltiple, fibromialgia y fatiga crónica, quedando incapacitada de manera permanente.

Ahora, la trabajadora recibirá 160.000 euros por parte de la compañía aseguradora del ICS en concepto de daños y perjuicios, a causa de las enfermedades que sufre y que le impiden desempeñar su trabajo. EFE

Un estudio alerta sobre vertidos de zinc y arsénico al mar desde los fosfoyesos

La investigación concluye que esta situación amenaza las condiciones ambientales del litoral, por lo que urge restaurar las balsas
Vista aérea de la ciudad de Huelva y las balsas de fosfoyesos en
las marismas / Cadena SER
SANTIAGO GONZÁLEZ Huelva 29/01/2018

Un trabajo de investigación del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva señala a las balsas de fosfoyesos como responsables del vertido de grandes concentraciones de zinc y arsénico con capacidad de alcanzar el Océano Atlántico.

El estudio, denominado ‘efectos de la mezcla del agua de mar en la movilidad de los lixiviados de fosfoyesos’ y publicado recientemente en la revista de divulgación científica internacional ‘Marine Pollution Bulletin’, concluye que esta situación amenaza las condiciones ambientales del litoral onubense, por lo que es urgente adoptar medidas efectivas de restauración en las balsas.

El artículo extrae los argumentos de la tesis doctoral realizada por Eugenia María Papaslioti, dirigida por el profesor Rafael Pérez López. En el trabajo participan investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, el CSIC, la Universidad de Huelva y la de Granada.

Rafael López sostiene que el proyecto de clausura de las balsas previsto por la empresa, no terminaría con el proceso de lavado al que se están viendo los contaminantes allí presentes. "Habría que hacer algún tipo de canal perimetral o barrera impermeable que impidiese la entrada de agua del estuario. Es lo que está ocurriendo con las balsas 1 y 4, que ya están restauradas, y los contaminantes se filtran al estuario".

En declaraciones a la SER, López ha indicado que este artículo supone un paso más en el grado de conocimiento que se tiene del impacto que producen las balsas. Un espacio afectado por filtraciones que ya han sido constatadas y que están provocando que los lixiviados contaminados lleguen hasta el estuario y posteriormente al océano.

La contaminación minera es el principal problema de contaminación del estuario de la ría de Huelva, pero las balsas de fosfoyesos, según la investigación, aportan cantidades significativas de arsénico y Cadmio, hasta un 16 y un 13 por ciento del total que llega a la ría. De hecho la pluma de contaminación procedente del estuario de Huelva, debido principalmente al aporte del drenaje ácido minero procedente de las viejas minas, alcanza hasta el Estrecho de Gibraltar. Este estudio incorpora además que parte de esos aportes contaminantes proceden de las balsas de fosfoyesos.

El siguiente paso de este trabajo sería realizar un muestreo en el estuario. López afirma que su Departamento ha recibido "un proyecto de investigación del Ministerio para ver la movilidad de los contaminantes, no solo de las balsas de fosfoyesos, sino también los procedentes de las zonas mineras, para ver que contaminantes se transfieren al Océano Atlántico".

El trabajo simula lo que ocurre con los lixiviados cuando llegan al estuario. Diversos contaminantes se quedan disueltos y esto les permite desplazarse gracias al flujo mareal.

Objetivos

Hay contaminantes presentes en la Balsas, como el aluminio, hierro, cromo, plomo y uranio, que precipitan sobre el fondo y dejan de estar disueltos en el estuario. Sin embargo hay otros, como el cobalto, niquel, cobre, Zinc, arsénico, cadmio y antimonio, que se quedan en disolución. Entre el 80 y el 100 por cien de estos últimos materiales no precipitan al fondo y se mantienen disueltos.

El objetivo del estudio es simular y evaluar el comportamiento de contaminantes como Al, As, Cd, Co, Cr, Cu, Fe, Ni, Pb, Sb, U y Zn, cuando los lixiviados se lanzan a la costa sometidos al agua de mar, y los procesos geoquímicos que toman después estas soluciones.

Los apilamientos de fosfoyesos contienen aguas subterráneas altamente contaminadas que se retienen en profundidad por la superficie del pantano, forzándolos a fluir lateralmente y llegar al borde del apilamiento. Estas fugas contaminadas ácidas emergen, formando los llamados flujos de salida, que son hasta hoy en día una continua fuente de contaminación en el estuario. Otra fuente de contaminación es el agua almacenada en la superficie de los apilamientos, conocida como agua de proceso.

La investigación concluye que los planes de restauración no son suficientes para prevenir que los lixiviados procedentes de los fosfoyesos lleguen al estuario. Las balsas son responsables de importantes cantidades de contaminantes que llegan a la ría.

Estos hallazgos enfatizan la necesidad de adoptar planes de restauración eficientes con el fin de gestionar con éxito la contaminación por fosfoyeso en el estuario de Huelva, y, lo que es más importante, evitar que estas aguas residuales lleguen al estuario.

viernes, 2 de febrero de 2018

Los probióticos mejoran funciones cognitivas en pacientes con fibromialgia

Ana María De Luis Otero 23/01/2018

Investigadores de varios grupos científicos de la Universidad de Almería entre los que se encuentran psicofarmacólogos, neurotoxicólogos, neuropsicólogos, han demostrado en un estudio llamado “Neuropsicología experimental y aplicada e investigación neurociencia cognitiva” publicada en la revista Nutrición hospitalaria, que el consumo de bacterias en pacientes con fibromialgia mejora la toma de decisiones hacia las actividades que realizan.
Probióticos con sinapsis. La imagen representa el eje intestino-cerebro
que explica cómo influyen los probióticos en la función cerebral /
Fundación Descubre© 
En ese sentido, la ingesta de microorganismos aumenta la predisposición para poder cambiar de una actividad a otra y les procura la concentración. Estos pacientes presentan habitualmente síntomas cognitivos graves, tales como la pérdida de memoria, la disminución del vocabulario y también en ocasiones, lentitud mental. En ese sentido, se ha estudiado que la fibromialgia está asociada a la disfunción emocional y también a cambios del estado de ánimo. Los pacientes presentan signos de fatiga y cansancio continuados lo que les impide continuar una labor o iniciar otra.

En este trabajo se explican los efectos que provocan las cuatro cepas probióticas que aportan equilibrio a la flora intestinal, la defensa del sistema inmunológico así como una mejor digestión. Los ensayos realizados in vivo constatan que habiendo ingerido cantidades adecuadas, las funciones cognitivas complejas, normalmente alteradas en estos pacientes, mejoran. Asimismo, se demuestra que se disminuye la intensidad de la ansiedad y presentan una mejora de los síntomas depresivos que suelen acompañar a estos pacientes.

Es curioso resaltar cómo tras la evaluación, se obtuvieron resultados que señalaban que la ingesta de microorganismos afectaban al nivel del estrés, medido a través del cortisol; hormona que se libera en situaciones de estrés, así como la mejora de aspectos cognitivos. Los pacientes tomaron durante el estudio probióticos orales (L. Rhamnosus GG, Casei Acidophilus y B. Bifidus) y mostraron tras varias semanas una flexibilidad cognitiva mayor y una mejora de su ansiedad.