lunes, 1 de enero de 2018

El uso de productos de higiene y cosméticos y prendas de fibras artificiales puede aumentar el riesgo de padecer fibromialgia

El estudio ‘Fibromialgia, en femenino’, liderado por el equipo docente de María Francisca Casas, adscrito a la Universidad de Alcalá (UAH), ha estudiado las causas de la fibromialgia, una enfermedad que afecta al 3,4% de mujeres frente al 0,6% de hombres, de acuerdo con los datos de la Sociedad de Reumatología Europea.

La investigación, que continúa en curso, ha encontrado cómo algunos hábitos de cuidado personal mucho más frecuentes entre las mujeres, aumentan el riesgo de padecer fibromialgia u otras enfermedades. Entre ellos destacan el uso diario de numerosos productos de higiene personal y cosméticos, o el vestir más habitualmente prendas realizadas con fibras sintéticas.

'Los champús, geles, cremas y cosméticos contienen numerosas sustancias químicas, como mercurio o parabenes, con efectos en el organismo que muchas veces desconocemos, que se acumulan en el cuerpo de la mujer, y que puede asociarse con la aparición de fibromialgia, cuya causa también se desconoce. Fue paradigmática la presencia de parabenes (conservantes muy usados en los productos de higiene y cosméticos) en los ganglios en mujeres muy jóvenes en países desarrollados con cáncer de mama', explica. Este hallazgo llevó a una campaña en la Europa Central que eliminó estos productos de los cosméticos. Otros condicionantes que pueden estar asociados a la aparición de esta dolencia se relacionan con la exposición a un entorno ambiental contaminado: 'Los tóxicos ambientales, pesticidas,..etc pueden tener mayor repercusión en las mujeres y pueden acumularse en mayor medida en la grasa de su cuerpo, por las características femeninas', puntualiza la investigadora.

La fibromialgia se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Las personas que sufren esta enfermedad perciben como dolorosos estímulos que habitualmente no lo son. Además del dolor, la fibromialgia puede ocasionar rigidez generalizada, sobre todo al levantarse por las mañanas, y sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies. También pueden notarse hormigueos poco definidos que afectan de forma difusa sobre todo a las manos. Los reumatólogos tienen localizados esos 18 puntos dolorosos en diferentes áreas del cuerpo como son las rodillas, el glúteo, la cervical inferior, la segunda costilla o el supraes inoso. Este sufrimiento físico puede generar malestar psíquico, como tristeza profunda o depresiones.

'Es una enfermedad oculta e ignorada', explica la investigadora. 'El conocimiento clínico sobre la misma es escaso y hace que los especialistas no hayan podido establecer unos protocolos de prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Esta realidad conduce a que en, muchas ocasiones, se confundan los síntomas de la fibromialgia con otras patologías como artritis reumatoide o problemas hormonales, por la similitud de sus manifestaciones y solo se diagnostique tras descartar otras opciones'. En opinión de Casas, 'en numerosas ocasiones, las mujeres que acuden con sus síntomas al sistema sanitario, no recibe respuestas; pasando de un especialista a otro, sin obtener mejora y siendo consideradas en muchas ocasiones como neuróticas. Entendemos que desde la formación de los profesionales de la salud y en especial de enfermeras, deben aprender a escuchar a las pacientes, entender sus sufrimiento y ayudarle a gestionar su tristeza y, en este proceso: Las mujeres tradicionalmente hemos sido consideradas como “quejicas” , la perspectiva de género es esencial, para empoderar y darle significado y respuestas a sus malestares'.

Descubren cambios bioquímicos y funcionales en el cerebro de pacientes con síndrome de fatiga crónica

AUTOR Paola Opazo Sáez

Cuadros como el síndrome de fatiga crónica (SFC) y la enfermedad de la Guerra del Golfo (GWI) o síndrome del Golfo comparten muchos síntomas en común, como son las mialgias, la característica fatiga, disfunción cognitiva, trastornos del sueño, dolor de garganta, cefaleas y malestar general después de realizar ejercicio físico.

Se estima que tan sólo en E.E.U.U., entre 836,000 y 2,5 millones de personas padecen de SFC, según las últimas estimaciones. Con respecto al GWI, las cifras estimadas es de unos 175,000 veteranos de guerra que regresaron de la Guerra del Golfo.

La fatiga crónica ha sido considerada de manera clásica como un cuadro de poca importancia en medicina, ya que ha sido adjudicado con frecuencia a enfermedades de índole psiquiátrico, como la neurastenia o la depresión.

Pero en el 2015, una revisión exhaustiva de la literatura científica y fichas de pacientes realizadas por la National Academy of Medicine advirtió: “Muchos médicos son escépticos acerca de la gravedad del SFC, lo confunden con un problema de salud mental o lo consideran un producto de la imaginación del paciente”. “Los profesionales de la salud deben reconocer al SFC como una enfermedad grave que requiere un diagnóstico oportuno y la atención adecuada“. Esta revisión indicó en su momento que las c usas que se asociaban con este trastorno eran de índole biológico, pero sin aclarar aún.

Estos hallazgos han servido de base para obtener un progreso significativo en la forma en que se considera y diagnostica el SFC por parte de la comunidad médica, aunque  todavía no se conoce un tratamiento para este trastorno y su etiología sigue siendo desconocida.

Con los nuevos hallazgos desprendidos de estas revisiones, surge una necesidad creciente de encontrar biomarcadores específicos que sirvan para definir y diagnosticar de manera confiable estas enfermedades.

Nueva investigación sobre el SFC

Un nuevo estudio, dirigido por científicos del Georgetown University Medical Center in Washington, D.C. logró identificar cambios químicos a nivel cerebral, que son específicos del síndrome de fatiga crónica y la enfermedad de la Guerra del Golfo. El Dr. James N. Baraniuk, profesor de medicina de la Georgetown University School of Medicine, dirigió la nueva investigación, cuyos hallazgos fueron publicados en la revista Scientific Reports.

Metodología de trabajo: química cerebral y fMRI

El Dr. Baraniuk y su equipo analizaron el líquido cefalorraquídeo de pacientes con SFC y GWI y de individuos sedentarios sanos, a modo de controles.

El equipo extrajo muestras de LCR por medio de una punción lumbar, antes y después de que los participantes realizaran una sesión de ejercicio en bicicleta estacionaria. Las sesiones duraron un mínimo de 25 minutos. El equipo incrementó la resistencia de la bicicleta para que los participantes alcanzaran el 85% de su frecuencia cardíaca máxima, según lo establecido para su edad. También examinaron los cerebros de los participantes empleando MRI funcional (fMRI).

Cambios encontrados las a 24 horas después del ejercicio

Los niveles de microRNA (miRNA) en LCR medidos previo al ejercicio fueron los mismos en todos los participantes.

Sin embargo, 24 horas posteriores al ejercicio, estos valores cambiaron en los tres grupos involucrados en la investigación: cada grupo evidenció un patrón diferente de cambio, según explican los autores del estudio: “el SFC tuvo 12 casos de miARN disminuidos después del ejercicio“, “A pesar de la superposición de síntomas de SFC, GWI y otras enfermedades en su diagnóstico diferencial, los patrones de miARN inducidos por el ejercicio en el líquido cefalorraquídeo indicaron mecanismos distintos para el malestar posterior al ejercicio en el SFC y […] GWI“.

Además, se encontraron cambios en los miARN en dos subtipos de GWI. Un subgrupo desarrolló taquicardia que permaneció por 2-3 días posteriores al ejercicio. Los exámenes de fMRI revelaron que estos pacientes tenían un tronco cerebral más pequeño en aquellas áreas cerebrales encargadas de controlar la frecuencia cardíaca. Las imágenes de las resonancias también pusieron de manifiesto una actividad cerebral reducida durante la realización de tareas cognitivas.

En contraste, el grupo de pacientes con GWI, no presentó cambios en la frecuencia cardíaca ni atrofia del tallo cerebral, sin embargo, sus miembros parecían requerir activar algunas áreas cerebrales adicionales para realizar una tarea de memoria.

Cabe destacar que Baraniuk señaló que los cambios vistos en los miARN presentes en estas condiciones médicas fueron distintos de los observados en otras patologías como la depresión, la fibromialgia o la enfermedad de Alzheimer, ya que según sus palabras: “Vemos claramente tres patrones diferentes en la producción cerebral de estas moléculas en el grupo CFS y los dos fenotipos GWI […] Esta noticia será bien recibida por los pacientes que sufren estos trastornos que son diagnosticados erróneamente y en su lugar pueden ser tratados para la depresión u otros trastornos mentales“.

Síndrome de Sensibilidad Central: no me mande al psiquiatra

Pilar González Moreno EFE/BARCELONA/PILAR GONZÁLEZ MORENO

Los pacientes con síndrome de Sensibilidad Central (SSC) no quieren acabar en el psiquiatra. Su dolencia no es porque están mal de la cabeza, se debe a que el sistema nervioso e inmunológico es hiperexcitable e hipersensible a los campos electromagnéticos, productos químicos, estrés, infecciones, fármacos, alimentos…
Actividad cerebral / EFE/ J. Diges
El síndrome de Sensibilidad Central provoca una hiperrespuesta que se mantiene en el tiempo a pesar de la desaparición del estímulo y da lugar a una sintomatología compleja y variada, que se traduce en una o más de estas enfermedades: fatiga crónica, fibromialgia, colon irritable, sensibilidad electromagnética, sensibilidad química múltiple, cefalea…

Hay publicaciones que apuntan a que todos estos desórdenes, que se superponen, comparten un mecanismo biofisiológico de disregulación neurohormonal.
Estos problemas neurológicos provocan una sensibilización central, lo que supone cambios a nivel molecular, químico y funcional en el sistema nervioso central.

Todo ello provoca una amplificación y generalización de dolor y una intensificación de otras sensaciones, así como un dolor persistente a pesar de haber retirado el estímulo, conocido como el fenómeno wind-up.

La complejidad de este síndrome, tan desconocido como incapacitante y que se estima podría afectar a entre un 10 y un 20 por ciento de la población, ha sido objeto de debate de el I Congreso Europeo celebrado este mes de noviembre en Barcelona.

El evento, al que asistió EFEsalud, ha sido organizado por doctortoni.cat y Bufetmedic Manresa, con la colaboración especial, entre otros, de la Sociedad Española de síndrome de Sensibilidad Central (SESSEC).

Esta organización científica agrupa a médicos de diferentes especialidades e investigadores que se ocupan del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que componen el síndrome.

Arrojar luz y concienciar a toda la sociedad de su existencia, así como compartir los últimos avances han centrado las ponencias de los expertos convocados: los doctores Joaquim Fernández Solà y Manuel Blanco Suárez, Coordinador de la Unidad Fatiga Crónica del Hospital Clínic de Barcelona y director médico de la Unidad de Síndrome de Sensibilidad Central del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla, respectivamente.

EFE/Pilar González Moreno
La doctora Pilar Muñoz Calero, experta en Medicina Ambiental y Codirectora de la Cátedra Patología y Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid, y el doctor José Moreiro, Director Médico del Centro de Endocrinología, Nutrición y Antienvejecimiento (ENAE), de Palma de Mallorca.

José Alegre, profesor de medicina, internista y referente del grupo de Fatiga Crónica de la Unidad de SSC del Hospital Universitario del Valle de Hebrón (Barcelona) y Ceferino Maestú, director médico del Laboratorio de Bioelectromagnetismo (CTB), de la Universidad Politécnica de Madrid.

Síndrome de Sensibilidad Central: realidad compleja

Los facultativos han defendido que el porcentaje de la población con síndrome de Sensibilidad Central es lo suficientemente significativo como para que las administraciones sanitarias empiecen a tener en cuenta estas patologías “emergentes y aún infradiagnosticadas”, y han apelado para que se tenga en mente esta dolencia antes de enviar al psiquiatra a unos pacientes, que tardan 10 años, de media, en ser diagnosticados.
La realidad es que debido a la complejidad del síndrome hay médicos de primaria que no saben a quién derivarlos y especialistas que no aciertan con el diagnóstico o los tratamientos.

Tampoco hay consenso médico, una vez que la OMS no reconoce algunas de las dolencias vinculadas al síndrome.

De momento en España. sólo Cataluña ha puesto en marcha unidades multidisciplinares en su red sanitaria pública para atender a estos pacientes, aunque parece que las cosas están empezando a cambiar.
Florencio Jiménez, paciente con síndrome de Sensibilidad Central.EFE/Pilar González Moreno
Entre los principales síntomas de esta patología están el dolor muscular, articular, de cabeza, síndrome del ojo seco, cistitis intersticial, cansancio, trastornos del sueño, depresión, sequedad, trastornos cognitivos, pruritos…

La Sociedad Española del Síndrome de Sensibilidad Central detalla estas dolencias: 

Fibromialgia

La fibromialgia se caracteriza por la presencia de dolor crónico en distintas áreas del organismo, sin existencia de inflamación ni procesos degenerativos.

Actualmente se describe como razón fisiopatológica más importante el trastorno en el procesamiento de los estímulos, sobre todo los relacionados con el dolor, causando una sensibilización central a éstos y una disminución en el umbral, generando una hipersensibilidad generalizada.

Esto va a producir la aparición de sintomatología variopinta como los trastornos del sueño, la falta o ausencia de energía, los trastornos cognitivos, los trastornos digestivos y del sistema nervioso vegetativo, entre otros, que afectan la calidad de vida de las personas que lo padecen.
EFE/Javier Lizón  
Generalmente, los pacientes con fibromialgia presentan otros síndromes asociados como el síndrome de colon irritable o el síndrome de vejiga irritable, por lo que relacionar la fibromialgia con el síndrome de Sensibilidad Central (SSC) es un punto de abordaje para la comprensión y el tratamiento de esta patología.

Fatiga crónica

En el síndrome de fatiga crónica se aprecia una fatiga intensa física y mental que no remite de manera significativa con el reposo y que empeora con el esfuerzo físico y mental. Es una enfermedad crónica y debilitante que comporta una reducción muy importante en la actividad del paciente.
Es de causa desconocida aunque en su etiología se han implicado múltiples factores desde los genéticos, estrés, hasta los ambientales e infecciosos.

Su prevalencia es constante en todas las comunidades: alrededor del 0,5%.

Las manifestaciones clínicas relacionadas son muy amplias y afectan múltiples órganos y sistemas. Destaca la fatiga cognitiva, el malestar post-esfuerzo y el trastorno del sueño como síntomas constantes y relevantes del SFC.

Sensibilidad a alimentos

La sensibilidad alimentaria es el resultado de una reacción del sistema inmunológico frente a algunos alimentos.

La aparición de esta sensibilidad no depende de la cantidad del alimento consumido, a diferencia de las alergias o intolerancias alimentarias. Los síntomas suelen estas asociados a la cronificación de la sensibilidad, es decir, a medida que la sensibilidad a cierto alimento aumenta los síntomas también se ven afectados de manera negativa.
EFE/Salvador Sas
En la sensibilidad alimentaria el sistema inmunológico detecta a ciertos alimentos como agentes agresores, generando reacciones donde se producen liberación de sustancias que pueden resultar nocivas para el organismo.

Generalmente cuando los pacientes presentan sensibilidad a ciertos alimentos tienen síntomas similares, como cefaleas, hinchazón, dolor abdominal, dolor muscular, cansancio, fatiga y piel atópica, entre otros, y suelen mitigarse cuando el alimento que está causando la sensibilidad es retirado de la dieta por un periodo de tiempo prolongado.

La sensibilidad alimentaria está provocada por la alteración del equilibro de los niveles de histamina presente en el organismo, ocasionando un exceso o una acumulación de histamina en los tejidos.

Sensibilidad química múltiple

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) es una enfermedad reconocida en España desde Noviembre de 2015 con el código ICD 995.3.

Es una afección adquirida de evolución crónica caracterizada por la presencia de síntomas de variada intensidad que aparecen ante la exposición a bajos niveles de sustancias químicas previamente toleradas por el mismo individuo o por la mayoría de la población.
EFE-Foto cedida por INEAMAD
El desencadenante puede corresponder a una simple exposición a altas dosis o la exposición múltiple y repetida a una o más sustancias. En el inicio de la afección las exposiciones que se describen con mayor frecuencia incluyen plaguicidas y solventes orgánicos.
Su incidencia ha sido progresiva en los últimos años. Más de un 15% de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva a algunos estímulos químicos o ambientales 

Los pacientes con sensibilidad química y ambiental múltiple con frecuencia presentan co morbilidades en forma de fatiga crónica, fibromialgia, colon irritable, síndrome seco, cistitis irritativa y distimia. La presencia de estas enfermedades asociadas puede agravar la sintomalogía propia de la sensibilidad.

Electrosensibilidad

La intolerancia ambiental idiopática atribuida a campos electromagnéticos es un conjunto de síntomas médicos adversos cuyo origen, según manifiestan los afectados, está en la exposición a campos electromagnéticos, aunque no existen pruebas que lo confirmen.

Los síntomas descritos informan de cefalea, fatiga, estrés, trastornos del sueño, síntomas cutáneos como picazón, ardor y erupciones cutáneas, dolor muscular y otros tipos de problemas de salud, como trastornos gastrointestinales, así como intolerancia a determinados alimentos e hipersensibilidad a un número importante de productos químicos.

Sea cual sea la causa, los síntomas son reales y la dolencia cuenta con una resolución europea , la 1815, que recomienda a los estados miembros del Consejo de Europa que tomen medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias emitidas por las telefonías móviles y en particular a la exposición en niños y jóvenes.

Los campos electromagnéticos detonantes más comunes son provocados por: teléfonos móviles, antenas de telefonía, televisión, redes Wifi, Bluetooth, red eléctrica, mantas eléctricas, secadores de pelo, baterías recargables, teléfonos inalámbricos, luz fluorescente, bombillas de bajo consumo y microondas.

Migraña

La migraña es una enfermedad crónica que cursa con crisis de cefalea episódicas. Estas crisis se caracterizan por dolor hemicraneal de tipo pulsátil, producen náuseas y/o vómitos y habitualmente existe fotosensibilidad.

En un subgrupo de pacientes, los ataques se incrementan con el tiempo llevando a un cuadro denominado migraña crónica.
La migraña en su conjunto está encuadrada dentro de las 20 enfermedades más discapacitantes de todas las existentes.

Aunque su origen se sigue sin conocerse con precisión, se sospecha que intervienen fenómenos neurovasculares, que activan de forma episódica el sistema trigeminal, lo que causa los síntomas típicos de esta enfermedad.
Representación de un cerebro dentro de la exposición “Cerebros: la mente como 
materia”. EFE-Foto cedida por el museo Wellcome Collection 
Sobre todo, los pacientes que sufren de migraña crónica, frecuentemente tienen también dolor de forma difusa y, de hecho, muchos de ellos cumplen criterios diagnósticos de fibromialgia.
La SESSEC ha pedido a la OMS que clasifique las enfermedades del síndrome de Sensibilidad Central, aprovechando que este año se revisa la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), cuya sustitución por la CIE-11 está prevista para 2018, ya que algunos de los síndromes citados no están reconocidos como enfermedades por la organización mundial.

Fuente: http://www.efesalud.com/sindrome-sensibilidad-central