El bisfenol A (BPA) es un compuesto
sintético que se usa en la producción de plásticos de
policarbonato y resinas epoxi
Marta Chavarrías 11/03/2018
Vivimos rodeados de plástico: nos
cepillamos los dientes con un cepillo de plástico y con pasta que
sacamos de un tubo de plástico, desayunamos cereales de una bolsa de
plástico y leche de un envase de plástico… Hasta hace unos años
esto no era un problema porque los alimentos se vendían más a
granel que cerrados en plástico.
Pero esto ha cambiado, y cada vez más, fruto de los cambios de hábitos alimentarios, comemos y bebemos productos que están envasados en plástico. Uno de los que más controversia y debate están generando es el bisfenol A, al que se le atribuyen efectos nocivos para la salud.
Pero esto ha cambiado, y cada vez más, fruto de los cambios de hábitos alimentarios, comemos y bebemos productos que están envasados en plástico. Uno de los que más controversia y debate están generando es el bisfenol A, al que se le atribuyen efectos nocivos para la salud.
¿Para qué se usa el bisfenol A?
El bisfenol A se usa para la
fabricación de plásticos de policarbonato. Este tipo de material
rígido transparente tiene numerosas aplicaciones. Una de ellas es la
fabricación de envases para alimentos y bebidas como botellas de
agua, biberones para bebés y vajillas. Las resinas epóxicas se usan
también como lacas para recubrir productos metálicos como latas de
alimentos.
Esta sustancia está autorizada, en la
Unión Europea, para la fabricación de materiales plásticos gracias
al Reglamento 10/2011 de la Comisión, de 14 de enero, sobre
materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con
alimentos. Pero desde el 1 de julio de 2011, su uso está prohibido
para la comercialización e importación de biberones de
policarbonato para lactantes.
Además del ámbito alimentario,
también se usa en otros muchos objetos que forman parte de la vida
diaria, como CDs o DVDs, juguetes, cosméticos, los recibos de las
cajas registradoras fabricadas en papel térmico, pinturas,
ordenadores, tuberías de agua potable o empastes.
¿Por qué genera preocupación?
El bisfenol A es una sustancia con un
comportamiento difícil de definir. Mientras otros productos químicos
etiquetados como tóxicos tienen un claro impacto, el bisfenol A, en
lugar de dañar directamente al cuerpo, actúa como un disruptor endocrino, es decir, cambia la forma en la que funcionan las hormonas
de nuestro cuerpo, imitando nuestras propias hormonas naturales, en
este caso el estrógeno.
El bisfenol A puede migrar en pequeñas
cantidades a los alimentos y bebidas que se almacenan con materiales
que contienen esta sustancia. El grado de filtración depende sobre
todo de la temperatura del líquido y de la antigüedad del envase,
de ahí que no se recomiende rellenar una botella de agua varias
veces y que esta no se exponga a temperaturas muy altas,
especialmente durante los meses calurosos del año.
Hay diferencias de opinión sobre sus
consecuencias reales en la salud de las personas, en parte porque los
efectos negativos están relacionados, sobre todo, con los ratones.
Las investigaciones realizadas en el laboratorio demuestran que los
ratones pueden verse perjudicados si están expuestos, pero
¿significa eso que las personas también?
Para los expertos, los hallazgos
concluyentes pueden tardar en llegar décadas porque los efectos de
los estrógenos no aparecen hasta más adelante. Los estudios
exhaustivos deben hacerse a lo largo de décadas. La web de la
industria de plásticos Bisphenol-A.org dice que esta sustancia es
segura a menos que se ingiera de forma regular una gran cantidad de
comida enlatada o embotellada al día. El Consejo Estadounidense de
Química y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados
Unidos parece estar de acuerdo.
No obstante, en 2015, la Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicaba una reevaluación
completa del riesgo de esta sustancia en la que concluía que, a
dosis altas (más de 100 veces la ingesta diaria tolerable), puede
"probablemente causar efectos adversos en el riñón y el
hígado, así como efectos en las glándulas mamarias de los
roedores". Pero no quedaba claro cómo es el mecanismo de acción
que relaciona la exposición y estos efectos.
De "candidato a producto altamente
preocupante" a "sustancia altamente preocupante"
Canadá ha sido el primer país en
declarar oficialmente el bisfenol A como un químico tóxico, una
decisión que podría llevar a la prohibición parcial o total de su
uso relacionado con los alimentos. La Unión Europea también está
adoptando un enfoque más proactivo y obliga a las empresas a
demostrar que una sustancia química es segura antes de aprobarla.
Francia ha sido, de todos los países europeos, el que ha ido más
allá: en 2010 prohibía esta sustancia en biberones y en 2012 lo
hacía en envases para alimentos.
En junio de 2017, la Agencia Europea de
Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) incluía el bisfenol A en la
lista de "sustancias altamente preocupantes" ya que define
este químico, que se encuentra en muchos productos plásticos
comunes, como un disruptor endocrino, es decir, con capacidad para
alterar el equilibrio hormonal en humanos. Se trata de la primera vez
que una sustancia se declara altamente preocupante por sus
propiedades de alteración endocrina y también de la primera vez que
la etiqueta "disruptor endocrino" se coloca en el bisfenol
A (hasta ahora se asociaba sobre todo a pesticidas).
¿Cómo de expuesto está el
consumidor?
La dieta es la principal fuente de
exposición al bisfenol A (según informa la Agencia Española de
Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, AECOSAN, supone el
78-99%). Los bebés y niños menores de tres años son los más
expuestos porque hay una relación desigual entre su peso corporal y
el consumo de alimentos, es decir, consumen una mayor cantidad de
alimentos en relación a su peso corporal.
¿Cómo sé si un plástico tiene o no
bisfenol A?
El etiquetado y los códigos que llevan
los plásticos nos ayudan a conocer la composición. Si el código
corresponde a un triángulo con el número 7 dentro significa que
puede contener bisfenol A. Este número, además del 3 (PVC o vinilo
que puede contener ftalatos) y el 6 (espuma de poliestireno), son los
menos recomendables. Pero si el código lleva el número 7 seguido
'BPA FREE' significa que no contiene la sustancia.
Esto es así porque en el apartado 7 se
engloban todos los plásticos que no están clasificados en
alguno de los otros tipos. Es decir, si aparece un nuevo tipo de
plástico inocuo, se clasificaría dentro del 7. Este sistema de
codificación lo introdujo la Sociedad de las Industrias del Plástico
en 1988 para informar a los consumidores de los tipos de materiales.
Los números no indican el nivel de inocuidad del producto sino que
informan del tipo de plástico del que está hecho el recipiente.