jueves, 25 de mayo de 2017

Nuevas patologías y su relación con las radiaciones electromagnéticas


by Profesor/a UOC | May 18, 2017  

La evolución tecnológica y la necesidad de sistemas de telecomunicación para la interconexión de dispositivos ha producido un cambio social y empresarial de una magnitud difícilmente imaginable años atrás. Tanto es así que actualmente resulta común en las conversaciones hablar de Wifi, Wimax, Bluetooth, 3G, 4G como algo habitual entre la población, desde los más jóvenes hasta incluso las personas mayores.

El avance tecnológico ha necesitado de un incremento generalizado de elementos radiantes para intercomunicarse y dar lugar a un conjunto de aplicaciones y sistemas inteligentes orientados principalmente a facilitar nuestra vida. No obstante, esta necesidad de comunicación nos ha llevado a vivir constantemente en un entorno lleno de radiaciones que alteran nuestro medio de vida natural. Esto ha llevado a la aparición de diferentes debates sociales sobre los beneficios y riesgos de las radiaciones sobre nuestra salud, así como a la aparición de nuevas patologías relacionadas con la electrosensibilidad.

Las radiaciones que afectan a nuestro organismo se pueden dividir entre las de bajas frecuencias y las de altas frecuencias. En bajas frecuencias, las radiaciones no ionizantes que presumiblemente poseen un riesgo mayor son aquellas que provienen de estaciones transformadoras, subestaciones de distribución eléctricas y cableados de distribución. No obstante, a nivel doméstico existen diferentes equipos que también emiten este tipo de radiaciones como pueden ser el ordenador, la vitrocerámica, secadores de pelo, frigoríficos, mantas eléctricas o el propio tendido eléctrico de la vivienda entre otros.

Entre las altas frecuencias las fuentes más comunes suelen ser las antenas de telefonía móvil, los sistemas de telefonía inalámbricos DECT, los dispositivos Bluetooth, hornos microondas, entre otros.
En este nuevo contexto están apareciendo nuevas patologías que pueden tener una relación con los efectos de las radiaciones, siendo una de las más recientes la de la hipersensibilidad electromagnética. Esta patología potencialmente relacionada con la exposición a las radiaciones afecta del orden de entre el 3 y el 5% de la población, cosa que haría que actualmente haya unos 13 millones de Europeos que pueden sufrir dicha patología.

El colegio de Médicos de Austria publicó en el año 2012 unas directrices para el diagnóstico de dicha patología, siendo Suecia el primer país que la reconoció oficialmente. A nivel Español en el año 2011 se produjo la primera sentencia de incapacidad permanente y absoluta por síndrome de hipersensibilidad electromagnética y ambiental.

La sintomatología que suele aparecer en esta patología están relacionados con sintomatología relacionada con el estrés como problemas de sueño, fatiga, agotamiento, falta de energía, inquietud, palpitaciones cardíacas, problemas de presión arterial, dolores musculares y articulares, depresión, falta de concentración, mala memoria, ansiedad, urgencia urinaria, mareos, acúfenos, etc.

El grado de la sintomatología dependerá de la hipersensibilidad de la persona, pudiendo ir desde leves cefaleas hasta síntomas incapacitantes. Este escenario debe llevarnos a la reflexión y a la prudencia a la hora de utilizar dispositivos radiantes. Ante la duda siempre es mejor ser previsores y evitar la exposición exagerada. Es bien conocido que el sol en pequeñas dosis es muy saludable, pero en exposiciones largas puede ser muy dañino para la salud. Resultaría prudente aplicar medidas de protección a la sobreexposición, especialmente para los niños pequeños que son el colectivo más vulnerable.

Ante este escenario conviene aplicar el principio de prudencia y tomar medidas que permitan limitar la exposición a radiación electromagnética en nuestro día a día, pero estas medidas las dejaremos para el siguiente post en el que entraremos en detalle en diferentes estrategias para minimizar el efecto de las radiaciones.

Jose Antonio Morán Moreno es doctor en Ingeniería de Electrónica por la Universidad Ramon Llull. Actualmente trabaja como profesor en la Universitat Oberta de Catalunya, donde es el director académico del Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación.

ME DUELE…

Hoy he leído una entrevista que me ha dolido. Era una entrevista en la que un psicólogo hablaba sobre el dolor, la fibromialgia y la fatiga crónica. Sí, me ha dolido, pero no como le duele la vida a una persona que sufre fibromialgia. No ha sido ese dolor sordo que les acompaña de noche y de día. No ha sido ese dolor cruel que espera pacientemente a que se pase el efecto del analgésico tomado con una mezcla de ilusión y desesperanza…

Me ha dolido que dijeran que el dolor es secundario a un estado de nerviosismo, ansiedad o tristeza; cuando la realidad es que el dolor crónico, aquel que te tortura cada día, es capaz de deprimirte, angustiarte, robarte la ilusión por la vida y de cambiarte el estado de ánimo. Trata de recordar tu peor dolor de cabeza, de barriga o de espalda y ahora trata de imaginarte que cada día del mundo lo estás sintiendo, de día y de noche. Trata de imaginarte que te duele el peso de la sábana, el peso de tu pelo y el solo hecho de estar de pie, sentado o tumbado. Trata de imaginarte que no hay manera de descansar y desconectar del dolor. ¿Acaso no estarías angustiado, deprimido o de los nervios?

Quizás algún día nos demos cuenta de que el estado psicológico que acompaña al dolor es consecuencia y no causa. Que un profesional de la psicología no lo entienda así y estigmatice a las personas que sufren dolor me duele.

Me duele que digan que hay personas que con dos semanas de tratamiento dejan de sentir dolor. No digo yo que no haya pasado, pero creo que tendríamos que matizar qué tipo de dolor sentían. Personalmente conozco a más de una persona que ha utilizado la fibromialgia, la fatiga crónica e incluso la depresión para hacer chantaje emocional y conseguir así captar la atención de las personas que tiene cerca.

Este tipo de simuladores, más o menos conscientes de su simulación, no pueden equipararse, ni eclipsar, ni mucho menos relativizar el sufrimiento de aquellos que no están simulando. Hace unas escasas semanas una “persona afectada de fibromialgia” se curó milagrosamente el mismo día que dejó a su pareja para unirse a otra persona. Permíteme que dude de su dolor, tanto como de su curación.

Me duele que se hagan negocios con el dolor. Con el dolor no se puede hacer nada más que compensarlo conscientes de que de momento no hay mucho que ataje el origen del mismo. Pero ello no supone que se olvide la investigación, más bien lo contrario, tenemos que redoblar esfuerzos para atajar este cancer silencioso y menospreciado que está matando en vida a millones de personas., destrozando su ilusión, su futuro y sus ganas de vivir.

Me duelen los diagnósticos frívolos y superficiales, prepotentes incluso, en los que un médico se precipita en sus conclusiones y fijándose únicamente en los síntomas más evidentes, concluye que ya no merece la pena seguir investigando en la causa de ese dolor. Me duele la mirada de superioridad e incredulidad con la que un médico escucha lo que un paciente afectado de fibromialgia tiene que explicar. La etiqueta ya está puesta, nada va a cambiar su opinión.

Me duele, mucho más, la crueldad con la que inspectores y tribunales médicos deciden que el dolor que sufre una persona no es para tanto y que seguro que puede trabajar de alguna cosa que no requiera esfuerzo físico, sin tan solo mirar a los ojos de su interlocutor para no tener que ver una mirada cansada, abatida y desesperada que les haga cuestionarse que un día juraron que lucharían contra el dolor, así como la ética de su praxis y al servicio de quién están.

Me duele que no se entienda que la vida de una persona afectada por dolor o fatiga crónica no es vida. Y me duele mucho más cuándo el que no lo entiende es un profesional de la salud que tendría que tener una sensibilidad especial. Aquel que crea que el origen del dolor es psicológico y que la mente puede controlarlo le propongo que realice un sencillo experimento. Si quieres comprobar cómo el dolor puede condicionar toda tu vida y cómo tu mente no puede hacer absolutamente nada para controlarlo, no tienes más que pellizcarte la oreja con una pinza de la ropa, apretarte dos ojales más el cinturón, ponerte unos zapatos de talla menor a la que utilizas o pincharte con una aguja cada diez minutos, durante todo un día. Al final del día trata de imaginarte que el resto de tu vida será así, cada día, cada noche… Y entonces, solo entonces, llegaras a imaginar lo que puede llegar a sentir una persona afectada por el dolor y la fatiga crónica…

Sí, solo imaginar, como la punta del iceberg que asoma por encima del mar, ya que nadie, absolutamente nadie que no lo haya vivido, puede tener una idea de la tortura que supone saber que tu vida estará empañada por el dolor y por la fatiga.

Me duele que la vida te duela. Me duele y me entristece.

COAG: “PP, PSOE y Ciudadanos abren las puertas de Europa a la carne hormonada canadiense”

Foto: COAG
MAY 20, 2017 by MAR DEFEZ

El Pleno del Congreso ha ratificado el acuerdo de libre comercio de la UE con Canadá (CETA).

COAG tacha de “grave irresponsabilidad” esta decisión porque atenta contra la calidad y seguridad del modelo agroalimentario europeo.

Su puesta en marcha tendrá un impacto especialmente negativo para los productores españoles de carne de vacuno, porcino, leche y cereales.

Comunicado: El Pleno del Congreso de los Diputados ha ratificado este jueves el acuerdo de libre comercio entre la UE y Canadá, con el voto a favor de PP, PSOE, Ciudadanos, PDeCAT, PNV y Coalición Canaria. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) considera una grave irresponsabilidad esta decisión porque pone en peligro el modelo social y profesional de agricultura de la UE y la apuesta estratégica de nuestros productores por la calidad, la seguridad alimentaria, el bienestar animal y el respeto al medio ambiente.

En este sentido, COAG considera que igualar la normativa europea con la canadiense en materia de seguridad alimentaria y producción agraria supondría un retroceso sin precedentes en los derechos de los consumidores, al tiempo que supondría una competencia desleal para nuestros agricultores y ganaderos en base a un modelo de producción como el de Canadá que permite la inyección de anabolizantes, antibióticos y hormonas de crecimiento en ganado. “Las diferencias de concepción en la políticas de seguridad alimentaria entre la UE y Canadá son las responsables de que en la UE esté restringido el cultivo de transgénicos (mientras que Canadá sea el 5º productor mundial de los mismos), que en la UE esté prohibido el uso de ractopamina y otros promotores del crecimiento desde 1996 (mientras que en Canadá sigue utilizándose para el engorde de vacuno, porcino y pavos) y que en la UE estuviera prohibido hasta 2013 el uso de ácido láctico para la desinfección de canales bovinos, momento en el que se autorizó como parte de las concesiones de la UE a EEUU en el marco de las negociaciones del TTIP”, ha argumentado Miguel Blanco, Secretario General de COAG.

Según los diversos estudios publicados, su puesta en marcha tendrá un impacto especialmente negativo para los productores españoles de carne de vacuno, porcino, leche y cereales y para el 90% las denominaciones de origen protegidas en la UE. Además, tendrá un fuerte impacto en el medio rural ya que prevé facilitar la privatización de los servicios públicos y prohibir la remunicipalización de los servicios privatizados.

COAG subraya que la experiencia de otros acuerdos similares demuestra que la coexistencia de ambos modelos es imposible porque, en realidad, poco importa que la UE tenga los estándares de calidad y seguridad alimentaria más altos del mundo ya que las empresas multinacionales de ambos lados del Atlántico utilizarán la cooperación regulatoria para rebajar los mismos de manera generalizada.

Información adicional: intervención de 10 minutos en el Congreso de la responsable técnica del Departamento de Ganadería de COAG, Iria Costela, sobre los efectos del CETA en sector agroalimentario: