jueves, 28 de julio de 2016

¿Están los intereses de la industria química por delante de la vida de las personas?

Publicado: Martes, 26 Julio 2016 | Por: Truthout 

"A menos que la carga ambiental de hormonas sintéticas sea disminuida y controlada, una disfunción de la población a gran escala es posible."  

Declaración de Wingspread, 1991

La UE todavía no ha regulado el uso de los disruptores endocrinos (EDC), sustancias químicas con efectos colosales en la salud utilizados en muchos productos de consumo común. Sin embargo, los EDC son la fuente de muchos trastornos: defectos congénitos, cáncer, obesidad... Este retraso en su regulación, que acaba de ser condenado por la justicia europea, no se debe para nada a la casualidad. La industria química -fabricantes de pesticidas y plásticos- está presionando intensamente y obstaculiza cualquier avance normativo serio. La periodista Stéphane Horel descifra lo que está pasando en su libro Poisoning, the Lobby and Its Objectives (El envenenamiento, el Lobby y sus objetivo). La entrevistamos a continuación 
“Piensen en cuantos puestos de trabajo relacionados con la salud estamos creando”  
Su investigación cubre la regulación de los EDC, estas sustancias químicas omnipresentes en nuestra vida cotidiana y se sospecha que contribuyen a la explosión de las enfermedades modernas. ¿Cuál es el estado de la cuestión?

Los EDC son sustancias químicas que pueden interactuar con el sistema hormonal (endocrino significa hormonal).Estas sustancias no sólo afectan a los seres humanos sino también animales, como los osos polares, los gatos o los caracoles. Se ven afectadas varias categorías de seres vivos. La exposición del feto durante el embarazo presenta el mayor riesgo, a pesar de que la exposición sigue siendo problemática en otros períodos de la vida. La vida intrauterina es realmente un momento crucial, ya que son las hormonas las que hacen los bebés. Los efectos de la exposición en ese momento pueden ser visibles al nacer, con, por ejemplo, anomalías genitales inducidas químicamente, pero también 20 o 30 años más tarde, con la aparición de cáncer, diabetes, obesidad o problemas de infertilidad.

Los EDC están presentes en miles de objetos de uso cotidiano: desde los anillos de cortina de ducha a sofás y juguetes, pero también en bolsas de transfusión de sangre y catéteres. La mayoría de estos productos tienen una utilidad real: los ftalatos, por ejemplo, son EDC que suavizan plástico. Y el bisfenol A (BPA), uno de los más conocidos EDC, permite la fabricación de un forro dentro de latas para reducir la velocidad de corrosión del metal. En la actualidad, nadie ha encontrado un equivalente que sea tan eficaz a largo plazo. Es imposible hacer un inventario de todos los lugares donde se encuentran los EDC. Todos los sectores de la industria están involucrados. En la sangre, en la leche materna, en el aire, en el polvo, en la lluvia – los EDC están presentes en todas partes. Se estima que hay alrededor de 1.000 en circulación en el mundo, pero podría haber muchos más.

El reglamento europeo está en el proceso de planificación, pero los científicos nos alertaron sobre el problema con los EDC hace casi 25 años. ¿Por qué ha habido tanto retraso?

El momento Eureka para los científicos preocupados por los EDC fue 1991. Ese año, cerca de 20 científicos -toxicólogos, zoólogos, biólogos y endocrinólogos- se reunieron en un pequeño pueblo de Wisconsin, en los EEUU. Durante un seminario de tres días, estos científicos redactaron lo que se llamaría la Declaracion de Wingspread, el nombre del centro de conferencias donde se realizó el seminario. Esta declaración se lamenta por las alteraciones del desarrollo provocadas por los productos químicos. Los científicos hacen hincapié en los riesgos resultantes de la exposición intraútero, y ponen en duda la ecuación toxicológica que dice que la dosis hace el veneno. Para los EDC es más el tiempo el que hace el veneno. La Declaración de Wingspread también advierte: "A menos que la carga ambiental de hormonas sintéticas sea disminuida y controlada, una disfunción de la población a gran escala es posible".

Desde entonces, ha habido miles de publicaciones científicas que demuestran que estos productos suponen un problema. En la actualidad existe un consenso sobre su peligro. En 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe producido por unos 20 científicos de todo el mundo, todos ellos especialistas en EDC. Este informe insiste en el hecho de que los EDC representan "una amenaza global". En 2009, y después de nuevo en 2015, la organización académica de la Sociedad de Endocrinología dijo lo mismo. Hace sólo unas semanas, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia exigía la regulación de los EDC, en alusión a "bebes pre-contaminados"

¿Qué industrias que utilizan EDC han organizado el lobby dirigido a dinamitar el plan para la regulación europea?

Son muy numerosas, dada la gran profusión de uso de los EDC. Para ejercer presión, las industrias se unen. En primer lugar está la industria química (el Consejo Europeo de la Industria Química o CEFIC), que es uno de los más poderosos en Bruselas, con 150 empleados y un presupuesto de 40 millones de euros. Este lobby reúne a pequeñas y medianas empresas, pero sobre todo a las grandes multinacionales como BASF, Syngenta, Bayer, Dow Chemical y DuPont. También está el lobby de la industria de pesticidas (ECPA, que por otra parte es también parte de CEFIC), industrias que están en la primera línea si hay una regulación de EDC. Por último, está la industria del plástico, y, en menor medida, Cosmetics Europe.

Entre las maniobras utilizadas por estos grupos de presión para bloquear cualquier regulación, te has topado con las estrategias de la duda y la negación, empleadas por primera vez por el lobby del tabaco?

¡En efecto! Para los EDC, la primera "fabricación de duda" se llevó a cabo en 2012, tras la publicación del informe sobre el Estado de la Ciencia acerca de los EDC solicitado por la Comisión Europea, una revisión del estado de la ciencia elaborada por el equipo del profesor Andreas Kortenkamp. Él es uno de los principales especialistas mundiales sobre EDC, independiente de la industria. Este informe concluye que "los EDC justifican un tratamiento igual que el que se aplica a sustancias tan preocupantes como carcinógenos, mutágenos y tóxicos para la reproducción, así como a productos tóxicos persistentes y bioacumulativos".

Su informe fue atacado de inmediato en la literatura científica. Pero esa crítica fue financiada por el lobby químico estadounidense. Fue escrito por dos empleados de Gradient Corporation -una empresa de consultores especializados que trabaja exclusivamente para la industria- y por científicos que trabajan en las industrias química y de pesticidas. Sus reproches son esencialmente metodológicos. Los autores le recriminan por omisiones de referencias y por la elección de términos, hilan muy fino acerca de detalles de escasa importancia. Es una verdadera operación de "lavado de la ciencia" que tiene como objetivo crear la ilusión de que hay una controversia científica. Ese enfoque es más presentable que abordar directamente el impacto en los negocios. La industria de los plaguicidas ha tratado de desacreditar a Andreas Kortenkamp mediante el envío de correos electrónicos a la Comisión a raíz de las declaraciones que hizo a la prensa británica.

¿Qué proponen las empresas para hacer frente al gran problema de salud pública que sus productos han creado?

La industria química ha perfeccionado un truco: sugieren tratar solo con los productos con los efectos más potentes. Eso es un engaño; se deshacen de los llamados “más peligrosos” y dejan todos los demás. Pero eso no tiene ninguna base científica, ya que los EDC pueden tener efectos a dosis muy bajas. Su toxicidad es tal que no es posible establecer una dosis por debajo de la cual no son peligrosos. Por otra parte, las personas están expuestas a docenas de EDC de forma simultánea. Un estudio en EEUU muestra que, de media, hay 43 EDC en cada mujer embarazada.¡Cuarenta y tres!¿Cuál es el resultado de la exposición a estos cócteles?

Es sobre todo a causa de estos hechos que la idea de "potencia" no tiene ningún sentido. Lo que no ha impedido a la Comisión considerarla como una cuestión válida!La Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión, a quien se le había confiado el trabajo preliminar sobre la definición de los EDC, ha sido eliminada después de cuatro años de trabajo. Esto revela una grave disfunción de Europa. Son relegados tras cuatro años de trabajo simplemente porque las conclusiones desagradan a la industria.

Además de arrojar dudas sobre los estudios científicos independientes, los fabricantes atacan el principio de precaución...

En Europa, el principio de precaución está inscrito en los textos y tiene fuerza de ley, a pesar de que no exista una definición precisa. Para el TTIP [Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión] es un principio que prohíbe ciertos compromisos, en particular con respecto a la regulación química. Se trata de nuestra única carta ética contra el todopoderoso mercado libre. Y esa es la razón por la que los fabricantes estadounidenses están decididos a hacerlo desaparecer durante estas negociaciones. Un grupo de reflexión financiado por empresas de la industria del tabaco, de químicos y de pesticidas, así como por las empresas petroleras, está tratando de sustituirlo por un "principio de la innovación. "El principio de precaución está inscrito en la Carta Constitucional de Medio Ambiente en Francia, y también ha habido intentos de su eliminación aquí. En octubre de 2014, el miembro de la Asamblea Nacional UMP, Eric Woerth, presentó un proyecto de ley para la sustitución del principio de precaución con el "principio de la innovación responsable". ¿No sabía que la idea vino de un oscuro grupo de reflexión oscura fundado y dirigido por el fabricante de Lucky Strike?

Un año antes, una carta firmada por 56 científicos de todo el mundo fue enviada a Anne Glover, principal asesor científico del presidente de la Comisión Europea en aquel momento, José Manuel Barroso. En esta carta, los científicos se lamentaban de los criterios de los EDC que la DG de Medio Ambiente había resuelto. Cabe destacar que maltrataban el criterio de precaución. Esa carta, junto con la publicación de editoriales en cerca de 15 revistas científicas, está lleno de generalizaciones. Pero, sin embargo, sirvió de coartada a la Comisión para detener el proceso de regulación de los EDC. He documentado que la gran mayoría de los científicos que firman esa carta están afiliados con la industria.

¿Por qué son los responsables políticos tan receptivos a esta presión?

Es sorprendente observar que los grupos de presión cuentan con un apoyo tan grande de los tomadores de decisiones. Hay varios factores que lo explican. En Bruselas las relaciones de poder son tales que el interés público está en minoría. La aplastante mayoría de los grupos de interés pertenece a los intereses comerciales. El diálogo con las partes interesadas, es decir, fabricantes, sustituye el debate democrático. Hay una proximidad muy importante entre el mundo de los responsables políticos y el mundo empresarial. Por otra parte, Bruselas permite una verdadera proximidad geográfica. Todo el mundo trabaja en el mismo lugar y se encuentran unos con otros en el curso normal de los acontecimientos en la burbuja de Bruselas. También hay una ausencia sorprendente de formación. Los mecanismos de presión y persuasión son ahora entendidos y bien documentados. Pero los burócratas europeos y los funcionarios elegidos no tienen formación.

En las instituciones públicas europeas hay una gran confusión entre el interés general y los intereses de las grandes empresas. Para justificar el retraso de dos años más allá de la fecha límite en su obligación de regular EDC, la Comisión está llevando a cabo un estudio de impacto: Se medirá el impacto negativo de una prohibición de los EDC sobre la economía y los negocios, pero no los efectos positivos de tales la prohibición de la salud y el medio ambiente! La vida de las personas han llegado a gozar de menos prioridad que la buena salud de las empresas.