viernes, 25 de enero de 2019

Un cóctel de plaguicidas en la comida de los europeos

El sistema de seguridad alimentaria de la UE no es tan seguro. Tres de cada 100 alimentos presentan residuos de pesticidas por encima de los valores máximos permitidos

KOLDO HERNÁNDEZ KISTIÑE GARCÍA
Viñedos de Sakonnet (EE.UU.).
NATIONAL INSTITUTE FOR OCCUPATIONAL SAFETY AND HEALTH (NIOSH)  
La UE quiere transmitir una imagen de control de la seguridad de sus alimentos respecto a la presencia de plaguicidas que no se sostiene con los datos de sus propios informes oficiales1.

Según la Autoridad de Seguridad Alimentaria, organismo encargado de controlar que los alimentos no contengan residuos de plaguicidas peligrosos para la población, los alimentos de venta en Europa están libres de residuos de pesticidas. También el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la Unión Europea Vytenis Andriukaitis ofrece un mensaje tranquilizador alabando la cadena alimentaria de la Unión Europea, que según él, permite asegurar la mejora continua.

Sin embargo, los últimos informes2 oficiales sobre la presencia de pesticidas en muestras de alimentos desmienten la complaciente versión oficial.

Empecemos por el cumplimiento de la ley, que obliga a que los residuos de pesticidas que quedan en los alimentos estén por debajo de una cantidad o límite considerado seguro.

En 2014, el 97,1% de las muestras tomadas tenían residuos por debajo de ese límite de seguridad. En 2015, prácticamente se repitieron los datos de 2014. Sin embargo, los datos empeoran en 2016, en el que el 96,2% de las muestras tomadas satisfacían los requisitos de la ley.

EN 2016 EL 3,8% DE ALIMENTOS A LA VENTA EN EUROPA NO ERAN SEGUROS POR NO CUMPLIR LA LEY

Aunque los valores de cumplimiento superiores al 96% de los tres últimos años pueden entenderse como muy satisfactorios (y así lo hacen las autoridades europeas), la interpretación de los datos cambia con solo hacer la lectura inversa. Así, se obtiene que en 2016 el 3,8% de alimentos a la venta en Europa no eran seguros por no cumplir la ley. También contenían más tóxicos de los permitidos el 2,8% de los alimentos consumidos en 2015 y el 2,9% en 2014.

Es decir, aproximadamente tres de cada 100 alimentos que comemos los europeos presentan residuos de plaguicidas por encima de los valores máximos que la legislación concibe como adecuados para proteger nuestra salud y la de nuestros hijos e hijas.

Por sí solos, estos porcentajes desmienten que el sistema de vigilancia de seguridad alimentaria en materia de residuos de plaguicidas posibilite la mejora continua. Por un lado, los porcentajes de cumplimiento son similares año tras año. Por otro lado, el empeoramiento de los datos observado en 2016 con respecto al 2015 debería ser motivo más que suficiente para una acción correctiva de envergadura por parte de la Unión Europea. En conclusión, el sistema incumple su objetivo principal de velar por la salud y mejorar la seguridad alimentaria.

Los datos de España, si bien distintos e inclusive mejores a los de la media de la Unión Europea, no alteran el paradigma descrito de satisfacción administrativa por los datos de cumplimiento, que en 2014 fueron del 98,6%, del 98,9% en 2015 y del 98% en 2016.

EN ESPAÑA EN 2016 SE ANALIZARON 571 PLAGUICIDAS, 122 EN CADA MUESTRA, FRENTE A LOS 682 Y 266 RESPECTIVAMENTE DE ALEMANIA Y LOS 566 Y 303 DE FRANCIA

Otro aspecto que pone en entredicho el sistema de vigilancia europeo es el escaso número de muestras analizadas. Así, en el caso español, las muestras analizadas fueron de 2.295, 2.186 y 2.384 en los años 2016 a 2014, lo que nos sitúa a la cola de Europa en lo que se refiere al número de muestras por cada 100.000 habitantes: fuimos el furgón de escoba en el 2015 y los antepenúltimos de 2016.

La media española, en este último año fue de 4,9 muestras por cada 100.000 habitantes muy alejada de la media europea de 16,4 y mucho más de la de Alemania con un 24,2 o Italia con un 18,2, e incluso del 10,2 de Francia.

A la discrecionalidad del tamaño de la muestra analizada en España le acompaña el menor número de plaguicidas examinados por muestra y el número de fitosanitarios evaluados en total. En España en el año 2016 se analizaron 571 plaguicidas, 122 en cada muestra, frente a los 682 y 266 respectivamente de Alemania, los 499 y 133 de Italia y los 566 y 303 de Francia.

La diferencia en el número de muestras y el total de plaguicidas estudiados señalan inequívocamente la disparidad de criterios entre los distintos Estados miembros de la Unión Europea. Puede concluirse que el sistema de vigilancia se basa en la voluntad, quizá arbitraria de las autoridades nacionales, en su capacidad analítica y en su decisión política de velar por la seguridad alimentaria, más que en un sistema de gestión uniforme y con los mismos estándares para todos los países.

La falta de mejora continua indicada en los párrafos anteriores se evidencia con mayor fuerza en los datos europeos sobre la presencia de múltiples residuos en la misma muestra. Así, en 2016 se detectaron residuos de varios plaguicidas en el 30,1% de las muestras de alimentos no procesados y en el 28% de comida procesada. Al respecto, un dato que merece destacarse es que en 2016 en la Unión Europea fueron detectadas 589 muestras con más de 10 o más pesticidas.

Estos datos evidencian que la ciudadanía europea se ve expuesta a un cóctel de sustancias plaguicidas en su alimentación, lo que supone un riesgo para la salud humana, más cuando la evaluación de los residuos de estas sustancias en la comida se realiza de manera individual para cada tóxico y no se analiza la realidad, es decir, el efecto conjunto de los distintos plaguicidas en un mismo alimento.

493 SUSTANCIAS PLAGUICIDAS QUE SON COMERCIALIZADAS EN EUROPA, DE 53 A 162 DE ÉSTAS CON PROPIEDADES DE ALTERACIÓN ENDOCRINA

A esto, se añade el hecho que de las 493 sustancias plaguicidas que son comercializadas en Europa, dependiendo de las fuentes, al menos 534 o 1625 de éstas son sustancias con propiedades de alteración endocrina, también conocidas como disruptores endocrinos, que tienen la capacidad de alterar el equilibrio hormonal y pueden alterar la fisiología a lo largo de la vida del individuo, desde el desarrollo fetal hasta la edad adulta6. Lejos de tener una presencia anecdótica en nuestra comida, un 33,6% de las muestras de alimentos analizadas en España en 2015 tenían residuos de este tipo de plaguicidas, lo que resulta extremadamente preocupante, ya que este tipo de sustancias por sus especiales características no tienen un nivel seguro de exposición, por lo que los límites legales de residuos no protegen a la población.

La Comisión debe cumplir lo indicado por la norma europea7 que regula los residuos de plaguicidas en alimentos y evaluar las sustancias plaguicidas por la combinación de éstas en la comida y no individualmente como se viene haciendo hasta este momento e impedir la comercialización de los plaguicidas disruptores endocrinos.

De no hacerlo Unión Europea continuará vulnerando el derecho internacional al medio ambiente por no contribuir de manera eficaz a la reducción del uso de plaguicidas, el derecho humano al disfrute del más alto nivel posible de salud, puesto que la presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos es causa de enfermedades y, en especial, el derecho humano a una alimentación adecuada. Puesto que el concepto “adecuada” según la Observación General número, 12 de 1999 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales debe de interpretarse no solo como cantidad sino también como calidad.

El Comité considera que este derecho humano implica una alimentación libre de sustancias nocivas y sostiene que los Estados deben aplicar requisitos en materia de seguridad alimentaria y, por ende, en el sector de los plaguicidas en contacto con los alimentos que velen para que éstos sean seguros y adecuados desde un punto de vista cualitativo. El actual sistema de vigilancia europeo quizá no sea, como afirma el Comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, el más eficiente de los que podrían ser implementados, ni el que impida la vulneración de los derechos humanos de los europeos.

1 EFSA, The 2014 European Union Report on Pesticide Residues in Food, http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/4611 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018); EFSA, The 2015 European Union Report on Pesticide Residues in Food, https://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/4791 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018); EFSA, The 2016 European Union Report on Pesticide Residues in Food, https://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/5348 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018).

2 EFSA, The 2014 European Union Report on Pesticide Residues in Food, http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/4611 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018); EFSA, The 2015 European Union Report on Pesticide Residues in Food, https://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/4791 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018); EFSA, The 2016 European Union Report on Pesticide Residues in Food, https://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/5348 (fecha de consulta: 8 de agosto de 2018)

4 PESTICIDE ACTION NETWORK, An assessment of endocrine disrupting pesticides by PAN Europe, http://www.disruptingfood.info/en/what-we-do-blog/41-an-assessment-of-endocrine-disrupting-pesticides-by-pan-europe (fecha de consulta: 10 de agosto de 2018).

5 COMISIÓN EUROPEA, .COMMISSION STAFF WORKING DOCUMENT IMPACT ASSESSMENT . Defining criteria for identifying endocrine disruptors in the context of the implementation of the plant protection products regulation and biocidal products regulation. Main report. SWD (2016) 211 final . Brussels, 15.6.2016)

6 GORE A. C., Gore, CHAPPELL V. A., FENTON S. E., FLAWS J. A., NADAL A., PRINS G. S., TOPPARI J., ZOELLER R. T. Endocrine Societystatement 2EDC-2: The Endocrine Society’s econd Scientific. Statementon Endocrine Disrupting Chemicals. (Endocrine Reviews 36: E1–E150, 2015) doi: 10.1210/er.2015-1010.

7 Reglamento (CE) nº 396/2005 del Parlamento europeo y del Consejo, de 23 de febrero de 2005. Relativo a los límites máximos de residuos de plaguicidas en alimentos y piensos de origen vegetal y animales y que modifica la Directiva 91/414/CEE.

Koldo Hernández y Kistiñe García son miembros de Ecologistas en Acción.

AUTOR

Koldo Hernández

Kistiñe García

Cuestionada la credibilidad de los análisis de la UE sobre el glifosato

  • El plagio de documentos cuestiona la credibilidad del análisis de la Unión Europea
Herbicidas. Son utilizados para eliminar las malas hierbas, indeseadas, que impiden
cosechas más fructíferas. También se usan en jardinería. Los residuos son algunos de
sus efectos más controvertidos (IVAN PISARENKO / AFP)
Mata las malas hierbas pero siembra la polémica allí por dónde pasa. Éste parece ser el destino del glifosato, el herbicida más usado en Europa, de nombre exótico y efectos discutidos sobre el que se levantan dudas, una vez más, respecto al procedimiento con el que consiguió la autorización para su uso en el mercado europeo. En concreto, un informe encargado por tres grupos del Parlamento Europeo, Socialistas, Verdes e Izquierda Unitaria, demuestra que capítulos importantes de la evaluación científica que condujo a su aprobación por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) son fruto de plagio en más de un 50% y de “copiar y pegar” en más del 70%.

Párrafos enteros del informe de evaluación son una copia literal del dossier de homologación del glifosato enviado a las autoridades europeas por Monsanto y sus aliados industriales reunidos en el Grupo de Acción del Glifosato (Glyphosate Task Force, GTF).
Se copiaron páginas enteras de la documentación que aportó Monsanto
Los dos autores del estudio, el conocido “cazador de plagios” austríaco Stefan Weber, y el bioquímico Helmut Burtscher-Schade llegan a la conclusión que “la práctica del copiar y pegar y la del plagio entran en abierta contradicción con una evaluación de riesgos independiente, objetiva y transparente, y que esta práctica influenció la conclusiones de las autoridades sobre la seguridad del glifosato”.

Además, denuncian que el informe de la agencia que llevó a cabo el estudio, el Instituto Federal de evaluación de riesgos alemán (Bundesinstitut für Risikobewertung, BfR) intenta presentar su trabajo como una “valoración independiente, cuando en realidad, la autoridad sólo está repitiendo la evaluación de la industria solicitante”.
En partes importantes del estudio, más de la mitad es plagio o simple “copiar y pegar”
Al día siguiente de presentarse el informe el martes pasado, el pleno del Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre los pesticidas en que reclamó que se procediera a una “revisión sistemática de todos los estudios disponibles sobre los efectos cancerígenos del glifosato” para determinar si la luz verde que recibió por parte de la EFSA está justificada. También se requirió que se prohibiera su uso en zonas cercanas a escuelas, guarderías, parques, hospitales, clínicas de maternidad y residencias.

Para Florent Marcellesi, eurodiputado de Equo, el informe demuestra que “la renovación del glifosato no contó con fuentes fiables, con las garantías que debía”, y añade que para proceder a su renovación “ya no podemos basarnos en los datos contables de beneficios de Monsanto, sino en estudios científicos independientes y objetivos”.

Yendo al detalle del estudio que denuncia este plagio, se detecta que en los capítulos que se refieren a la literatura científica publicada en los últimos años, 50,1% de su contenido queda identificado como plagio, lo que incluye párrafos y páginas enteras describiendo el diseño y el objetivo de los estudios y evaluando su relevancia y su fiabilidad. A esto se le añade un 22,7% de “copiar y pegar”, con lo cual resulta que prácticamente tres cuartas partes del texto, un 72,8%, del texto de la evaluación es una copia literal de estos trabajos.

Por otro lado, respecto a los capítulos basados en los estudios proporcionados por la propia industria, Monsanto y aliados, la proporción total del “copiar y pegar” es aún más elevada, llegando al 81,4%. 
En este caso, no se clasifica como plagio, dado que se advierte de este enfoque en la introducción general. En cambio, lo que sí destaca es que la agencia alemana copia incluso “la explicación de Monsanto sobre el enfoque de Monsanto para evaluar la literatura publicada”, es decir que la BfR presenta como propio lo que en realidad es el enfoque de la multinacional. Para los autores , “este es un ejemplo chocante de fraude con respecto a la auténtica autoría”.

Otro aspecto que recogen los dos investigadores es que los informes que no dependen de la BfR, la agencia de evaluación de riesgos alemana, sino de la autoridad de medio ambiente también alemana (UBA, Umweltbundersamt) sólo se detectó un plagio del 0,1% y con copiar y pegar del 2,5%.

El estudio distingue entre los “copiar y pegar benignos” y el plagio, que consideran la “forma maligna” del copiar y pegar, y que se produce cuando se pretende usurpar la autoría de un texto que en realidad corresponde a otro autor. Una práctica “casi siempre conectada con el engaño y el fraude”.

Ante las acusaciones vertidas en el informe, portavoces de la EFSA mantienen la validez de su evaluación que llevó a la renovación de la autorización del uso del glifosato en el 2017, aunque aceptan deficiencias de transparencia en el proceso.

“Aunque no hay evidencia de que la evaluación del glifosato se realizara de manera inadecuada, la EFSA reconoce que se puede hacer más para mejorar la claridad y la transparencia en la forma en que los estados miembros llevan a cabo sus borradores de evaluación”.

También admite que hay una gran variación en los sistemas utilizados por las autoridades nacionales para informar y presentar la información que elaboran.

En la EFSA consideran que el fondo de sus trabajos no está en duda pero que hay un problema de percepción en la presentación de sus evaluaciones, y están buscando fórmulas para mejorarla. En concreto, se trataría de diferenciar, con entrecomillado u otro recurso gráfico, las partes que corresponden a la documentación aportada por el solicitante de las que origina la propia agencia. Reconocen que el actual, que no distingue los orígenes, puede sembrar preocupación en un observador externo.

Ésta es también la recomendación que formuló la semana pasada el Parlamento Europeo, pidiendo que “se limite la reproducción de párrafos al mínimo y sólo para caos debidamente justificados y comunicados” y que en cualquier caso se distinga claramente entre la evaluación de la agencia europea y la que hace el solicitante.

La renovación por 5 años de este herbicida en diciembre del 2017 fue muy polémica porque llegaba después del informe de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), que alertaba de su carácter cancerígeno.

La discrepancia entre los expertos, la reputación de Monsanto, los informes que delatan el plagio en los trabajos de la EFSA, y las acusaciones sobre potenciales conflictos de intereses de sus expertos, siguen alimentando la polémica. “Cuando llegue el momento de renovar la autorización del glifosato, necesitamos estudios independientes, objetivos y transparentes” dice el eurodiputado Marcellesi.

Pedro José Jiménez: «Hay que buscar soluciones para paliar el impacto de las ondas»

Abogado especialista en Derecho Laboral y de la Seguridad Social
Pedro José Jiménez es abogado del despacho Jiménez & Mainar de Zaragoza. 
CHUS MARCHADOR
ANA MONTES 21/01/2019

Un técnico superior de Sistemas y Telecomunicaciones de Endesa ha sido el primer trabajador de España en conseguir una sentencia ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) que resuelve que la electrohipersensibildad que padece tiene origen laboral elevándola a accidente de trabajo y descartando la enfermedad común. Pero lo que transmite es mucho más. Pedro José Jiménez (del despacho Jiménez & Mainar), es el abogado de Joaquín Sanz, trabajador que fue reconocido por la propia Endesa como «sensible» en el 2013 sin que le mejoraran sus condiciones laborales. El letrado aborda su repercusión como especialista en Derecho Laboral y de la Seguridad Social. En su opinión, la sentencia obliga a cuestionar la eficacia de los límites previstos en las normas ante la evidencia, también científica, de que la sobreexposición a campos electromagnéticos puede causar una enfermedad. Esto podría empujar a otras empresas a prevenirla adoptando mayores medidas, más de cara a las ambiciosas expansiones tecnológicas de gobiernos y empresas.

–¿Qué impacto cree que podría tener la sentencia del TSJA?

–Hasta donde sabemos es la primera sentencia en la que se concluye la relación de causa-efecto entre la prestación del trabajo en determinadas condiciones y la electrohipersensibilidad y ello abre una vía para que otros casos puedan tener la misma consideración de contingencia profesional.

–¿Podría servir para que las empresas extremen la prevención y evitar la electrohipersensibilidad por la sobreexposición de sus empleados?

–La normativa establece unos límites máximos de exposición a los campos electromagnéticos, por lo que, mientras no se efectúen cambios legislativos reduciendo esos límites, seguirá siendo posible estar sometido a esos campos y solo cuando se acredite la existencia de esa electrohipersensibilidad, cuando ya se haya adquirido la enfermedad, podrá exigirse a la empresa las medidas de protección previstas en en el artículo 25 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL).

–¿Tendría que mejorar Endesa a partir de ahora sus protocolos de Prevención de Riesgos Laborales para evitar que otros trabajadores se vean afectados?

–Tanto Endesa, como cualquier otra empresa, en la que los trabajadores se vean sometidos a campos electromagnéticos importantes, aún dentro de la legalidad, deberían incluir en su plan de prevención de riesgos laborales el examen de la posibilidad de que pueda haber trabajadores sensibles a estas emisiones, para adoptar las medidas necesarias y evitar el riesgo de adquisición de la enfermedad o desarrollarla más.

–Las empresas deberían esmerarse más en la prevención.

–Esta sentencia debería influir en la toma de decisión de la prevención de riesgos laborales de las empresas y todas las que producen ondas electromagnéticas, ante la sospecha o evidencia de la afectación a determinados trabajadores, deberán adoptar las medidas previstas en la LPRL. Pero esto no debería ser objeto de preocupación sino estricto cumplimiento de sus obligaciones. Nada les impide, si no es posible reducir las emisiones, adoptar mayores medidas de protección que las estrictamente exigibles, con carácter preventivo, que es precisamente el objeto de la ley.

–¿Con esta sentencia firme podría ganar ahora más importancia la figura del trabajador sensible así como la del ciudadano sensible?

–Esta sentencia pone en evidencia la realidad de que las ondas electromagnéticas pueden provocar una enfermedad, pese al cumplimiento de las normas de seguridad que no son homogéneas, ni siquiera dentro del marco de la Unión Europea. Habría que cuestionarse la eficacia de los límites previstos en las normas, para producir su modificación y ampliarlos a limites menos agresivos para la salud. Tanto con respecto a los trabajadores que tiene, para quienes las empresas ya tienen la obligación de adoptar las medidas de prevención necesarias para proteger su salud, como con respecto a los ciudadanos en la vida ordinaria y en las calles de nuestras ciudades, o en edificios, públicos y privados.

–¿Y habría que buscar nuevas formas de aplicar la prevención de riesgos laborales primando una tecnología de menos impacto?

–Eso parece muy lógico y razonable. Pero, como todas las medidas cuestan dinero mientras no se dé el caso, no hacen nada. En cuestión de prevención de riesgos laborales, las empresas solo se ciñen a lo que obligan sus gabinetes jurídicos. Pero, además, las eléctricas y las telecomunicaciones son dos de los sectores más poderosos y van a hacer lo que la ley les mande, a no ser que sean ellos quienes dicten la propia ley. Porque la norma la hace el legislador pero, ¿recibe instrucciones?

–¿La sentencia evidencia que las sedes de Endesa en las que trabajó su cliente cumplieron con el reglamento pero no con la ley?

–En el caso de mi cliente, Endesa debería haberle facilitado alguna medida más de prevención que ceñirse solo a cumplir la norma ya que le había considerado como trabajador sensible.

–¿Cuáles son las lagunas de la sentencia de cara al reconocimiento de la electrohipersensibilidad como enfermedad laboral?

–La laguna no está en la sentencia sino en la ley. Esta solo considera enfermedad profesional la que está incluida en la lista de enfermedades recogidas en el real decreto 1299/2006 y mientras están recogidas algunas hipersensibilidades a agentes químicos, no se contempla nuestro caso.

–Probar que la electrohipersensibilidad la ha ocasionado el puesto de trabajo puede ser muy difícil en muchos casos. Sin embargo, la ley sí puede resolver el conflicto del posible origen profesional de una enfermedad no listada.

–Sí, y lo hace al contemplar que, también tendrán la consideración de accidente de trabajo, como contingencia profesional, aquellas enfermedades, no incluidas en el artículo que las define, pero que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo.

–¿Por qué es relevante que la electrohipersensibilidad tenga carácter de accidente laboral y no de enfermedad común?

–Es relevante porque el cálculo de las prestaciones es algo distinto y el acceso al derecho de la prestación es más duro en una enfermedad común. En el caso de mi cliente esto no era importante porque tiene mucho tiempo cotizado y la cuantía de la prestación probablemente no varíe mucho.

–Con el teletrabajo muchas personas trabajan como ‘freelance’ en su casa, donde también están expuestos al wifi del vecino, por lo cual también pueden enfermar de electrohipersensibilidad. Pero ¿a quién reclamarían?

–Si partimos de la situación de que esto genera no solo una enfermedad sino una incapacidad para trabajar, el afectado también puede tener derecho a la incapacidad por enfermedad común siempre que cumpla las condiciones que hemos mencionado y que son más difíciles de demostrar que el accidente laboral. El problema es cuando no ha cotizado lo suficiente.

sábado, 19 de enero de 2019

María A. Rey: "Un vertido de gasoil en el centro en el que trabajaba como médico desencadenó mi enfermedad"

Sufre Sensibilidad Química Múltiple, una dolencia crónica al alza "en una sociedad que trata con productos químicos todo, desde sus alimenos, la ropa que viste y el aire que respira", denuncia
María A. Rey (izquierda) ayer con María José Gómez. // Iñaki Osorio  
M.J.Álvarez | Ourense 18.01.2019 |

"Un vertido de gasoil en el centro donde trabajaba como médico, que se produjo el día 21 de enero de hace este mes 11 años, desencadenó mi Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Tras varias recaídas y año y medio de baja, tuve que cambiar de centro y puesto de trabajo y no he podido ver pacientes desde entonces".

Así, en primera persona, relataba la médico ourensana María Argentina Rey, durante una charla divulgativa ofrecida anoche en la sede de la Asociación Queixumes dos Pinos de Ourense, y con una mascarilla con la que debe de protegerse de por vida, qué es la sensibilidad química múltiple: "una enfermedad crónica, persistente, compleja y muy incapacitante, que a día de hoy no tiene tratamiento curativo, por lo que evitar las exposiciones es la única medida eficaz" señaló. De ahí su compromiso por tratar de informar y formar sobre esta patología, cuyo origen es a veces difícil de diagnosticar y que cualquiera puede sufrir , por la continua exposición a la que estamos sometidos desde que nacemos a agentes químicos nocivos.

"Esta sensibilidad química es una perdida adquirida de tolerancia a productos químicos diversos, podríamos decir que existe un antes y un después; el antes es una vida totalmente normal , como la de cualquier otra persona, y el después con un montón de limitaciones al perder esa tolerancia", explica.

Acompañada por María José Gómez, otra paciente aquejada de SQM, María Argentina expone con la claridad del paciente que es además facultativo, "que vivimos en una sociedad que trata con productos químicos sus alimentos, el agua, la ropa que viste, los productos de aseo y limpieza, los cosméticos, y que contamina hasta el aire que respira, por lo que nadie está libre de padecerla en algún momento de su vida. De ahí la importancia de sustituir esos productos químicos por alternativas más saludables para prevenir su aparición".

Advierte de que la exposición única o reiterada a productos químicos que puede desencadenar la enfermedad en unos casos y en otros "un accidente laboral debido a fumigaciones o vertidos de algún producto químico". Ese fue su caso, el fatídico derrame de gasoil que dio un vuelco a su vida y la convirtió en una militante de la prevención de la SQM.

Explica que cualquier trabajador puede verse afectado, pero más aquellos que trabajan en laboratorios, con productos químicos, profesionales de la limpieza y aumenta en sanitarios. Es incapacitante, pero mutuas, empresas no colaboran y el INSS "se niega a dar la incapacidad cuando ya no se puede trabajar", lamenta.

"Te cambia la vida"

Confiesa que "la enfermedad te cambia la vida, porque una vez que la adquieres te vas sensibilizando cada vez a más productos químicos y simple colonia, un desodorante, un ambientador o cualquier producto de limpieza, van a desencadenar los síntomas que afectan a diferentes órganos y sistemas: cardiovascular, respiratorio, endocrino, hepático, inmunológico, neurocognitivo, entre otros".

Como cada exposición a esos productos, agrava la enfermedad, ayer María hizo un llamamiento a al público, para que eviten tantos productos químicos de nuestras vidas, la mayoría innecesarios.

viernes, 18 de enero de 2019

Centro de seguimiento de exposición a campos electromagnéticos

DIFUNDIR Y FIRMAR (solo los que vivan en Madrid)

Pilar Gomis Muñoz • 28/12/2018 • Toda la ciudad •

Código proyecto de gasto: 16081

El ser humano nunca ha estado expuesto a tantas ondas electromagnéticas. Hay muchos estudios sobre el posible efecto dañino de las radiaciones no ionizantes utilizadas por la telefonía móvil, asociándolas con diversas enfermedades, incluso tumores cerebrales.

En 2011 se publicó la resolución 1815 de la Comunidad Económica Europea (http://assembly.coe.int/nw/xml/XRef/Xref-XML2HTML-en.asp?fileid=17994) que recomienda disminuir al máximo la exposición a estas radiaciones, especialmente en los grupos más vulnerables como son los niños.
  1. Proponemos crear un centro de seguimiento de exposición a campos electromagnéticos      no ionizantes con dos objetivos principales:
  2. Conocer el nivel de exposición de los ciudadanos de Madrid.
  3. Informar y hacer recomendaciones para disminuir la exposición a estos campos electromagnéticos.
  4. Promover el establecimiento de zonas libres de ondas electromagnéticas en espacios como transportes públicos, hospitales, centros de salud, oficinas públicas, etc.
Pequeñas acciones y cambios en nuestras costumbres pueden disminuir drásticamente la exposición a estos campos. Algunas de éstas pueden ser:
  • Utilizar la opción de manos libres o los auriculares cuando vayamos a tener una conversación larga en el móvil.
  • No dejar el móvil en la mesilla cuando dormimos. Utilizar un despertador de pilas.
  • Apagar la opción de “wifi” y “datos” en el teléfono móvil cuando no hagan falta para disminuir su emisión de ondas, especialmente en niños o mujeres embarazadas.
  • Apagar el wifi del router cuando no se utiliza, especialmente por la noche. (Los routers suelen tener una opción para apagar solo el wifi.)
  • Utilizar en la medida de lo posible dispositivos conectados a cable Ethernet, y desactivar el wifi (aunque se use internet por cable el dispositivo sigue buscando wifi si no se desactiva)
  • No utilizar teléfonos inalámbricos. Cambiar el teléfono fijo a uno de cable.
  • Desaconsejar el uso de wifi en guarderías y limitarlo en colegios.
  • Utilizar pinturas, vinilos o cortinas que impiden el paso de ondas electromagnéticas cuando exista un foco externo a la casa que aumente mucho la exposición a esas ondas. (Por ejemplo, cuando su casa está cerca de alguna antena de telefonía o cuando el wifi de los vecinos está en la misma pared que la cama o el sillón..).
  • Cuando el móvil esté cerca del cuerpo, por ejemplo en un bolsillo, utilizar fundas que no permitan pasar las ondas hacia el cuerpo.
  • Evitar el uso del microondas o alejarse de él cuando está en funcionamiento.
También se debería pedir a las compañías eléctricas que informen sobre el nivel de emisión de ondas de los distintos dispositivos móviles y que permitan conectarlos a cable Ethernet. (Muchas veces utilizamos el móvil para ver videos y películas en casa y sería más seguro hacerlo por cable, desactivando el wifi y los datos, o en “modo avión” si no esperamos llamada).

Existen numerosas publicaciones científicas que confirman que los campos electromagnéticos de frecuencias utilizadas en telefonía móvil modifican el funcionamiento de las células humanas y animales. La exposición a estas ondas se ha relacionado con síntomas como fatiga, alteraciones del sueño, dolores de cabeza, malestar, dificultad para concentrarse, depresión, pérdida de memoria, alteraciones visuales, irritabilidad, alteraciones de la audición , erupciones cutáneas, problemas cardiovasculares, mareos, pérdida de apetito, dificultades de movimiento, náuseas, etc..

Cada vez hay más personas con electrosensibilidad que presentan los síntomas anteriormente citados, y las asociaciones de pacientes con síndrome de sensibilidad central se han multiplicado en los últimos años. Los casos más severos deben alejarse de los centros urbanos y vivir en zonas con poca exposición a campos electromagnéticos.

En algunos países se ha observado un aumento de tumores cerebrales tipo glioma y se especula si pudiera estar relacionado con el aumento de exposición a estos campos electromagnéticos. Un estudio sueco relaciona el uso de móviles y teléfonos inalámbricos al desarrollo de estos tumores, y describen un aumento de probabilidad de que estos tumores se desarrollen cerca del oído donde el paciente coloca el teléfono para hablar.

La resolución 1815 del consejo de Europa del 2011 sobre “Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos sobre el medio ambiente” recomienda tomar medidas para prevenir estos riesgos y no esperar a altos niveles de evidencia científica y clínica ya que esto puede conducir a muy alto costo económico y de salud, como fue el caso del amianto, la gasolina con plomo y el tabaco.

Algunas de sus recomendaciones son:
  • Tomar todas las medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias de los teléfonos móviles, y en particular la exposición a los niños y jóvenes que parecen estar en mayor riesgo de tumores cerebrales.
  • Aplicar el principio ALARA (“As Low As Reasonably Achievable” es decir “tan bajo como sea razonablemente posible”)
  • Informar y hacer campañas de concienciación sobre los riesgos de efectos biológicos potencialmente nocivos a largo plazo sobre el medio ambiente y en la salud humana, especialmente dirigida a los niños, adolescentes y jóvenes en edad reproductiva.
  • Prestar especial atención a las personas “electrosensibles” que sufren de un síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos e introducir medidas especiales para protegerlos, incluida la creación de zonas libres de onda no cubiertas por la red inalámbrica
  • Intensificar la investigación sobre nuevos tipos de antena, teléfono móvil y dispositivo de tipo DECT, y fomentar la investigación para el desarrollo de las telecomunicaciones sobre la base de otras tecnologías que son tan eficientes, pero cuyos efectos son menos negativos sobre el medio ambiente y la salud
  • Aumentar la conciencia sobre los posibles riesgos para la salud de los teléfonos inalámbricos DECT, monitores de bebés y otros aparatos domésticos que emiten ondas de pulso continuo si todo el equipo eléctrico está permanentemente en espera, y recomendar el uso de teléfonos fijos por cable en el hogar o, en su defecto, modelos. que no emitan permanentemente.
  • Desarrollar dentro de los diferentes ministerios (educación, medio ambiente y salud) campañas de información dirigidas a los maestros, padres y niños para alertar a los riesgos específicos de principios, mal considerado y prolongado uso de teléfonos móviles y otros dispositivos que emiten microondas afectados.
  • Para los niños en general, y en particular en las escuelas y aulas, dar preferencia a las conexiones a Internet por cable y regular estrictamente el uso de teléfonos móviles por los escolares en las instalaciones escolares.
  • Establecer medidas urbanísticas para mantener las líneas eléctricas de alta tensión y otras instalaciones eléctricas a una distancia segura de las viviendas.
  • Aplicar estrictas normas de seguridad para el impacto en la salud de los sistemas eléctricos en viviendas nuevas.
  • Reducir los valores de umbral para las antenas repetidoras de conformidad con el principio ALARA e instalar sistemas de seguimiento exhaustivo y continuo de todas las antenas.
  • Determinar los sitios de cualquier nueva GSM, UMTS, Wi-Fi o antenas WiMAX no únicamente en función de los intereses de los operadores, pero en consulta con las autoridades gubernamentales locales y regionales, los residentes y las asociaciones de ciudadanos interesados locales.
Existen muchísimos estudios en animales y en cultivos celulares humanos que demuestran que existe un efecto de estas ondas en el organismo. Existen también estudios epidemiológicos que encuentran asociación de estas ondas con diversas enfermedades pero probar la causalidad no es fácil. Sin embargo, no tiene sentido esperar a que los estudios sean concluyentes para prevenir el desarrollo de estas enfermedades. El debate no debería ser ¿son o no son dañinas? Si no ¿por qué no se apuesta por la prevención? Existe ya suficiente evidencia de que es posible que estos campos sean dañinos para la salud. Pero, incluso en el hipotético caso de que dentro de unos años se concluyera que son seguros, es mucho mejor haber prevenido, ya que, si el escenario es el contrario, sería dramático darnos cuenta de todo el daño que se podría haber evitado.
  
Bibliografia:

Resolución 1815 del Consejo de Europa (2011)


Tumores cerebrales:

Occupational exposure to high-frequency electromagnetic fields and brain tumor risk in the INTEROCC study: An individualized assessment approach. Environ Int. 2018 Oct;119:353-365. doi: 10.1016/j.envint.2018.06.038. Epub 2018 Jul 8.

Encuentran un aumento de probabilidad de gliomas y meningiomas en los pacientes que han tenido una mayor exposición campos electromagnéticos de radiofrecuencia a en los 4 años anteriores al diagnóstico.


Lennart Hardell,Michael Carlberg. Mobile phones, cordless phones and rates of brain tumors in different age groups in the Swedish National Inpatient Register and the Swedish Cancer Register during 1998-2015. PLOS ONE October 4, 2017

A partir del registro sueco de tumores, envían una encuesta a 1380 pacientes que han sobrevivido a un glioma y preguntan la exposición a teléfonos móviles, inalámbricos y en que oído ponen presentemente el teléfono. Buscan un número similar de sujetos con características similares que no hayan desarrollado tumores cerebrales y los comparan. Encuentran una asociación entre el uso de teléfonos móviles e inalámbricos y la aparición de tumores cerebrales. Existía una mayor probabilidad de desarrollar el tumor cerca del oído donde habitualmente el paciente colocaba el teléfono.


Clasificación de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como “posible carcinogénico para humanos”


jueves, 17 de enero de 2019

Electrosensibilidad: Aumentan los problemas de salud relacionados con la exposición electromagnética

17 de enero de 2019 por Sessec

Antenas de telefonía, wifi, vigilabebés, teléfonos móviles, televisores inteligentes, líneas de alta tensión, cableados domésticos, subestaciones de transformación, motores eléctricos… estamos rodeados de campos electromagnéticos tanto fuera como dentro de nuestras casas. Para la gran mayoría de la población esto no supone un problema, sin embargo, para algunas personas el simple hecho de exponerse a todas estas radiaciones afecta de forma notable a su salud hasta el punto de que esta circunstancia, denominada electrohipersensibilidad, acaba de ser reconocida por un tribunal español como causa de accidente laboral.

Insomnio, dolor de cabeza, neuralgia, dolores osteomusculares, problemas circulatorios (hormigueo), de memoria cercana, desorientación espacial, prurito… son sólo algunos de los síntomas que padece Joaquín Sanz como respuesta biológica a los campos de alta y baja frecuencia. Empezó a manifestar los primeros en 2009. Pero no consiguió un diagnóstico a sus problemas hasta cinco años después. «Como es una patología que afecta a nivel sistémico y tiene una sintomatología muy variada tanto a nivel físico como cognitivo fui a todo tipo de especialistas, pero no encontraron ninguna razón orgánica que justificara mi malestar. Entonces me derivaron a Enfermedad Mental pero no me vieron nada, no había ninguna psicopatología primaria», cuenta Sanz. Entonces comprobó que cuando se ausentaba de su domicilio o del trabajo los síntomas remitían, lo que le hizo pensar que era algo medioambiental.

El problema, como explica Rosa Nieto, secretaria de la Asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud (Eqsds), radica en que la enfermedad no está reconocida ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni en España, y eso que la propia OMS en 2011 consideró los campos electromagnéticos de radiofrecuencia un posible carcinogénico con categoría 2B.

«La electrosensibilidad es una entidad médica que no ha recibido categoría de enfermedad por intereses. La podemos reconocer con cierta facilidad pero no está bien constatada ni regulada», coincide Joaquím Fernández Solá, jefe de la Unidad de Sensibilización Central del Hospital Clinic de Barcelona. Como explica este experto, que también es vicepresidente de la Sociedad Española de Síndrome de Sensibilidad Central, existe una base genética para este problema: «La base de la enfermedad es lo que se llama sensibilización central, que comprende más de 50 patologías (entre las que se encuentra la fibromialgia o la sensibilidad química). Son personas con una predisposición genética, se ve más en mujeres y se produce cuando te expones a productos irritantes que pueden ser desde la luz o la temperatura a las radiaciones electromagnéticas, que tienen una incidencia muy alta y que no son inocuas para toda la población. Una de cada 1.000 personas tienen síntomas cuando se expone a emisiones que les produce una disfunción en el Sistema Nervioso Central».

El diagnóstico no se obtiene por pruebas sino por criterios clínicos que miden el contexto de la exposición en relación con los síntomas. «Relacionamos una exposición determinada con los síntomas razonables de la hipersensibilidad en ausencia de otra enfermedad, como por ejemplo la psiquiátrica». Para intentar mejorar su diagnóstico desde el Clinic han hecho una propuesta de criterios de la enfermedad, porque, dice Solá «el problema es que no tiene un reconocimiento automático ni una atención específica. No está regularizado lo que, hasta cierto punto resulta frecuente en Medicina, pero es que tampoco hay interés por hacerlo». Estos criterios son: que haya una fuente de exposición adecuada; que la radiación no sea sólo de un sólo tipo de fuente; que la enfermedad mejore cuando ésta se evita; que no haya otra patología que lo justifique. Además, es habitual que estos pacientes tengan otras enfermedades por sensibilización central.

Exiliados tecnológicos

«Las personas electrosensibles no tienen tolerancia a las exposiciones habituales de campos eléctricos y electromagnéticos, estamos hablando de cosas tan comunes como llevar un móvil o el cableado eléctrico de una vivienda. Sus orígenes pueden ser motivados por exposiciones previas especialmente altas», explica Carles Surià, ingeniero y consultor en Biohabitabilidad. Además, la electrosensibilidad es crónica, irreversible y acumulativa. Por eso, más allá de medicamentos para paliar algunos de los síntomas que produce (como analgésicos para el dolor o pastillas contra el insomnio), evitar la exposición es la única medida posible para «protegerse».

Joaquín Sanz trabajaba en un oficina convencional con wifi, móviles, ordenadores, impresoras, techos técnicos, transformadores… y una subestación eléctrica en Zaragoza, lo que ha llevado a reconocer su caso como accidente laboral. Ahora se ha trasladado a un pueblecito de Teruel –Samper de Calanda de apenas 800 habitantes– tratando de huir de la contaminación electromagnética. «En mi casa entraban más de 20 wifis de mis vecinos», cuenta. Es un exiliado tecnológico. Y la contaminación electromagnética va a más.

«Pasar del 4G al 5G supone aumentar cinco veces la exposición ambiental a radiaciones. Y este va a ser un problema exponencial a medida que pase el tiempo. Estamos viendo ya consecuencias a nivel médico y, aunque no son importantes, van a ir a más por definición porque la exposición es mayor», advierte el doctor Solá.

«Los límites de exposición previstos en la ley previenen los efectos a corto plazo para tipos individuales de campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos. Pero no contempla límites de exposición inferiores en caso de interacciones entre ellos, lo que ocurre de forma común en la vida diaria. Los más aceptados a nivel internacional son las normas suecas TCO para pantallas de ordenador. Se crearon para prevenir los efectos a la salud de las radiaciones electromagnéticas. A pesar de no ser vinculantes y de que sus límites son muy inferiores a los legales, son usados por muchos fabricantes como patrón. La TCO presenta unos límites de 200 nanoTeslas a 30 cm del plano de la pantalla. En España, el nivel de acción superior en lugares de trabajo a la frecuencia de red de 50Hz, es de 6.000.000 nanoTeslas», explica Surià. Por eso, continúa, «más allá de los efectos jurídicos y de las puertas que están abriendo los tribunales al reconocimiento de nuevos casos, representa un toque de atención a la sociedad. La prevención debería ser una opción inteligente».

Un paso más para su reconocimiento legal

La sentencia del Tribunal Supremo de Aragón podría servir para fijar una doctrina hasta ahora inexistente ya que va un paso más allá de las obtenidas en 2011, 2016 y 2017 en los juzgados españoles donde la electrohipersensibilidad sólo fue reconocida como motivo de incapacidad laboral ya que los trabajadores no pudieron demostrar la relación causal. «Ahora se abre una vía para que otros casos puedan tener la misma consideración de contingencia profesional», algo relevante porque el acceso al derecho de la prestación es más duro en una enfermedad común, afirma Pedro José Jiménez, abogado de Joaquín Sanz. Esta sentencia, asegura el jurista, llena la laguna que hay en la ley que no recoge la electrohipersensibilidad como enfermedad laboral al no estar incluida en el RD 1299/2006 como sí lo están, en cambio, algunas hipersensibilidades a agentes químicos.

sábado, 12 de enero de 2019

La electrosensibilidad en los tribunales: sentencia reconoce por primera vez causa laboral

LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA, UNA REALIDAD CRECIENTE

CARLOS ÁLVAREZ BERLANA — MADRID 11 ENE, 2019

En los últimos tiempos hemos asistido a un auge de infraestructuras eléctricas y sistemas de telecomunicaciones, lo que ha significado un aumento de problemas de salud relacionados con la exposición electromagnética, entre los que destaca la electrosensibilidad.

Para las personas electrosensibles la situación llega a ser surrealista, pues su dolencia puede resultar muy incapacitante, pero carece de reconocimiento oficial y a menudo se enfrenta con la incredulidad y la incomprensión. Es habitual que pasen varios años y un largo periplo de visitas a especialistas hasta que los afectados consiguen un diagnóstico para su patología. Los trabajadores con electrosensibilidad, en grado leve o medio, se suelen encontrar con la negativa por parte de las empresas a realizar la adaptación del puesto de trabajo o medidas que faciliten la labor teniendo en cuenta las condiciones particulares del afectado, y el INSS deniega sistemáticamente las solicitudes de Incapacidad Laboral por razón de la electrosensibilidad.

Sentencias favorables
Para las personas electrosensibles la situación llega a ser surrealista, pues su dolencia puede resultar muy incapacitante, pero carece de reconocimiento oficial y a menudo se enfrenta con la incredulidad y la incomprensión  
Ante esta situación, a las personas con electrosensibilidad no les queda más remedio que acudir a la Justicia para conseguir derechos legítimos consecuencia de su situación de salud. Son múltiples las sentencias favorables a personas aquejadas de electrosensibilidad acompañada de otras patologías, como la Sensibilidad Química Múltiple, y varias en España que reconocen la Incapacidad laboral por razón exclusivamente de la electrosensibilidad.

Recientemente se ha producido un fallo judicial en el que, por primera vez en España se reconoce que la electrosensibilidad fue originada en el puesto de trabajo. Joaquín Sanz, técnico de sistemas, pasó años en oficinas ubicadas por la empresa Endesa junto a centros de transformación eléctrica en los que había un alto nivel de exposición electromagnética; lo cual, según el Tribunal de primera instancia de Zaragoza y el Tribunal Superior de Aragón, fue causa única de su electrosensibilidad, pues la exposición cotidiana en este caso se puede considerar irrelevante en comparación con la recibida en el puesto de trabajo.

Entorno europeo

Esta sentencia en España se produce sólo unos meses después de que en Francia un tribunal de Versalles concediese a un trabajador de una empresa de telecomunicaciones que su electrosensibilidad había sido ocasionada por accidente de trabajo. Con anterioridad tenemos ejemplos en Italia de trabajadores que consiguieron que sus problemas de salud, causados por la radiación electromagnética, fuesen considerados enfermedad laboral. El Tribunal Supremo de Italia y el Tribunal de Justicia de Ivrea dictaminaron que los tumores cerebrales de Innocente Marcolini en 2011 y de Roberto Romeo en 2017 fueron originados por las varias horas al día que pasaban hablando por el teléfono móvil por motivos de trabajo.

Afección minoritaria
Hay un elevado número de personas que están padeciendo electrosensibilidad en grado leve, sin ser conscientes de ello, y que por tanto se trata de un problema de salud cada vez más presente 
Aunque no hay registros oficiales y en grado severo es una afección minoritaria, hay que tener en cuenta que diversos estudios encuentran que hasta un 5% de la población manifiesta padecer síntomas -como dolor de cabeza, insomnio, fatiga, problemas de concentración y de memoria- relacionados con la exposición electromagnética; lo que podría significar que hay un elevado número de personas que están padeciendo electrosensibilidad en grado leve, sin ser conscientes de ello, y que por tanto se trata de un problema de salud cada vez más presente.

Países como Francia y el Estado de California ya han puesto en marcha campañas informativas sobre los usos de la tecnología que minimicen la exposición. En el terreno científico persiste la controversia: mientras las investigaciones financiadas por la industria de telefonía habitualmente niegan los riesgos, los estudios independientes mayoritariamente encuentran efectos negativos en la salud. Las administraciones públicas se resisten a rebajar los niveles de emisión, algo que viene demandando parte de la comunidad científica, organizaciones ecologistas y colectivos de afectados.

Contaminación electromagnética
Mientras las investigaciones financiadas por la industria de telefonía habitualmente niegan los riesgos, los estudios independientes mayoritariamente encuentran efectos negativos en la salud
Las previsiones son un aumento de problemas de salud vinculados con la contaminación electromagnética. La reciente sentencia pone de relieve que es necesario actuar tanto a nivel de infraestructuras, como de usuarios, así como en el ámbito laboral. Hay legislaciones en España que, si se aplicaran adecuadamente, supondrían tomar medidas de protección: la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que pide proteger frente a elementos que puedan afectar a la fertilidad del trabajador, como es el caso de la radiación electromagnética, y la ley General de Salud Pública, que dice que se deberá tener en cuenta el impacto de las emisiones electromagnéticas.

En el marco europeo también hay resoluciones del Parlamento Europeo y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa solicitando protección para las personas electrosensibles; medidas que algunos afectados, que han perdido su casa, su trabajo, sus relaciones sociales y familiares requieren con gran urgencia.

REFERENCIAS

Prácticas Efectivas de Adaptación para personas con electrosensibilidad. Red de Adaptación en el Empleo. Oficina de Política para la Discapacidad en el Empleo. Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. 2015. https://askjan.org/media/eaps/employmentelectricalEAP.doc https://ehtrust.org/wp-content/uploads/JAN-EHS-1.pdf

6 Buenos comportamientos para reducir la exposición a las ondas de radiofrecuencia emitidas por los teléfonos móviles. Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria de Francia. 2017. http://www.radiofrequences.gouv.fr/IMG/pdf/17233_telephonesmobiles_4pages-4-2.pdf

Cómo reducir la exposición a la energía de radiofrecuencia de los teléfonos celulares. División de Control de Enfermedades Ambientales y Ocupacionales. Departamento de Salud Pública de California. 2017. https://www.cdph.ca.gov/Programs/CCDPHP/DEODC/EHIB/CDPH%20Document%20Library/Cell-Phone-Guidance.pdf

Source of Founding and Results of Studies of Health Effects of Mobile Phone Use: Systematic Review of Experimental Studies. A Huss, M Hegger, K Hug, K Huwiler-Muntener, M Roosli. Environmental Health Perspectives. 2007. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1797826/

Panel Científico de Seletum sobre los Riesgos para la salud de los campos electromagnéticos: Puntos de Consenso, Recomendaciones y Fundamentos. Reviews on Environmental Health. 2010. http://www.apdr.info/electrocontaminacion/Documentos/Declaraci%F3ns/Seletun_2009_cas.pdf

Manifiesto Europeo de apoyo a una ICE. Por una regulación de la exposición a los campos electromagnéticos (CEM) que proteja realmente la salud pública. 2016. http://www.peccem.org/DocumentacionDescarga/Campanas/ICE2013/2016__ICE_ES.pdf

Resolución del Parlamento Europeo “Campos electromagnéticos: consideraciones sanitarias”. 2009. http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//NONSGML+TA+P6-TA-2009-0216+0+DOC+PDF+V0//ES

Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria Consejo de Europa, “Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el medioambiente”. 2011. http://www.apdr.info/electrocontaminacion/Documentos/Institucions_Europeas/Resolucion.A.P.Consejo.Europa.27.05.11.pdf


Carlos Álvarez Berlana
Responsable del Área de Comunicación de la Asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud (EQSDS)