lunes, 7 de enero de 2013

La primera 'marea blanca' del año se abre paso en Madrid

Miles de personas vuelven a salir a la calle en la primera manifestación después de que la Asamblea aprobara la privatización de la sanidad

ANNA FLOTATS Madrid 07/01/2013 13:09

La quinta 'marea blanca' recorre la calle Alcalá de Madrid.- JAIRO VARGAS
Ni el frío, ni las vacaciones ni la aprobación de la ley que permitirá la privatización de la sanidad madrileña, han logrado restar fuerza a la marea blanca. En su quinta aparición por las calles de Madrid desde que el pasado 1 de noviembre el Ejecutivo regional presentara el llamado Plan de Sostenibilidad del Sistema Sanitario, miles de personas se han sumado a la protesta convocada por la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (Afem) y la plataforma Pa tu salud bajo el lema "La Sanidad no se vende, se defiende".

Entre gritos de "¡que no, que nos privatizan!" y "para la privada, nada, nada, nada", profesionales y usuarios de la sanidad pública han vuelto a inundar el centro de la capital para protestar contra la Ley de Medidas Fiscales, que dejará en manos privadas la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud. Desde la plaza de Neptuno y aguantando el frío y la niebla, los manifestantes han llegado a la Puerta del Sol cortando el Paseo del Prado y la calle Alcalá.

Justo después de que la cabecera dejara atrás la plaza de Cibeles, tres agentes de la Policía han pedido los DNI a tres manifestantes de avanzada edad. Un grupo de personas los han rodeado mientras gritaban "vergüenza, vergüenza" y "el hijo del madero, a la universidad para que no sea como su papá". Este ha sido el único momento de tensión que se ha vivido durante la marcha, que ha transcurrido hasta el final con total normalidad.

"Aún estamos a tiempo de parar todo esto", dice una manifestante

A pesar de que a finales de año la Asamblea de Madrid aprobara la ley que permite la privatización sanitaria, los médicos han querido dejar claro que "aunque el Gobierno haya habilitado una norma gracias a su mayoría absoluta [69 votos del PP con toda la oposición en contra], ni los profesionales ni los usuarios están de acuerdo con ella", ha afirmado Belén Padilla, vocal de Afem.

Esta asociación decidió desconvocar la huelga indefinida de médicos que venía manteniendo de lunes a jueves desde el 26 de noviembre. Aun así, su portavoz, Mónica García, ha señalado que se manifiestan tras el parón madrileño para "volver a reivindicar la sanidad pública madrileña". También ha confirmado que mañana se entregará la dimisión que anunciaron más de la mitad de los directores de centros de salud. "Seguiremos informando a los pacientes de la pérdida de un patrimonio que es nuestro, como es la Sanidad Pública, de la que se van a aprovechar una serie de empresas, que le van a sacar rendimiento económico", ha sentenciado.

Un manifestante en bicicleta porta una pancarta contra Mariano Rajoy. - Jairo Vargas
Los sindicatos con representación en la Mesa Sectorial (AMYTS, UGT, CSIT-UP, CC.OO, USAE y SATSE) también iniciaron un calendario de huelgas, al conocer las intenciones de la Comunidad de Madrid y convocaron diversos paros parciales los días 26 y 27 de noviembre, así como el 4, 5, 19 y 20 de diciembre. Incluso presentaron propuestas alternativas al citado Plan de Sostenibilidad para reducir 533 millones del presupuesto. La Consejería de Sanidad las calificó de decepcionantes y siguieron adelante con el proyecto porque la decisión estaba tomada.

Aunque ahora el tiempo juega en su contra porque el plan ya está aprobado, los médicos no desfallecen. "Tenemos el mismo ánimo y seguiremos adelante en esta lucha con el mismo esfuerzo", afirma Miguel Ángel Sánchez, del Centro de Salud Ghandi. "Es todo más difícil pero mantenemos la ilusión y aún estamos a tiempo de parar todo esto", coincide Ana Olga Rodríguez, del Centro de Salud Isabel II de Parla.

Rodeado de carteles de "No pagues el euro por receta", "es criminal recortar la sanidad" o "con la sanidad del PP al cielo pronto iré", Eugenio Cabeza, con las dos piernas amputadas, empujaba su silla de ruedas al frente de la cabecera de la manifestación. "Mi pensión no llega a 1.000 euros y ahora tendré que pagar el 10% de mi medicación. Me voy a declarar insumiso del euro por receta porque estos recortes ya no se pueden afrontar", denunciaba. "Si no le paramos los pies a este Gobierno, al final nos van a quitar hasta la cabeza".

De la infame contabilidad a la épica liberadora

Este video es como un regalo de racionalidad que estoy encantada de compartir con todas las personas que defienden la sanidad pública, con todos los amigos y amigas a las que no les gusta que les engañen:


Me lo envió mi amigo Zana: Acababa de escribir e IU de Gordón sobre un hombre que estaba agonizando en una Unidad de Cuidados Intensivos tras ser inmolado, sacrificado, quemado a lo bonzo… Murió, por desgracia, y seguramente en un hospital público, sin distorsionar las cuentas de la sanidad privada. Y ya van…

Zana se preguntaba, con Virginia Mataix, quién va a regular el derecho a la desesperación. Y se temía que incluso para eso, para perder la esperanza, nos iban a imponer una tasa. El razonamiento no es extraño cuando se mercantiliza la enfermedad, y cuando las patologías más serias son objeto de chalaneo contable. Por encima de la angustia de la persona enferma y de sus familiares y amigas, al margen de la mella en los derechos conseguidos, se impone la cuenta de resultados con beneficios privados para los que mandan en España “de toda la vida”… o los parvenus que consiguieron auparse a la tarima de las prebendas por haber sabido cultivar la amistad (y besar las botas) de los grandes ingenieros de las puertas giratorias. 


Decía Zana: “Podemos seguir engañándonos, embebidos del egoísmo que nos dice que yo, quizás, me salvaré (sobre todo si guardo silencio, no me significo y, además, tengo suerte)… que su avaricia se va a ver saciada cuando acaben con los demás, que a nosotr@s nos van a respetar. Sigamos poniendo la otra mejilla. Seguir en esa actitud es el camino más rápido y seguro hacia el averno, con la significativa diferencia de que es en esta vida, y no en la supuesta posterior, donde lo vamos a padecer.” Para no caer en este último autoengaño, ver también las cavilaciones y propósitos para el 2013 de Toni Barbarà “Huir o Luchar”.

La única escapatoria hacia la dignidad pasa por ponerse en pie y decir que NO. Como el autor de este magnífico blog, Expaña, que reproduce Dempeus. Para él, naturalmente, y para todas las amigas y amigos que esta noche de Reyes han recibido el carbón de la energía para seguir siendo insumisos y solidarios, sin confundirse de bandera, “mientras llega el mañana”…


Urgencias cada vez más graves y al límite

Aumenta el número de personas mayores que llega al hospital con serias ulceraciones en la zona del sacro y heridas gangrenadas

Urgencias del Hospital General. Ferran Montenegro
PILAR G. DEL BURGO VALENCIA

Aunque están más que habituados a ver a diario la parte más más descarnada de la vida, profesionales de las urgencias hospitalarias han empezado a constatar que en los últimos meses las personas que acuden a este servicio de puertas abiertas las 24 horas presentan una situación de mayor degradación física, hasta el extremo de volver a ver casos que no se contemplaban desde hacía décadas, como son las heridas con gusanos, ulceradas e infectadas en personas mayores dependientes, consecuencia irrefutable del avance del deterioro social.

El asombro entre los sanitarios surge porque no se trata de indigentes o vagabundos sin acceso a una mínima higiene y a unos cuidados básicos, sino que son personas de un estatus medio, supuestamente cuidadas y atendidas.


Cuando los gusanos crecen en una herida es que se han abandonado y con mucho los cuidados más mínimos. «El enfermo desprendía un olor tan repulsivo que tuvieron que quemar alcohol en la sala donde había estado porque no se podía soportar», declaró a Levante-EMV un cirujano.

Empleados de al menos dos hospitales de la ciudad de Valencia confirmaron a este periódico que en los últimos meses sí han atendido a personas con este tipo de heridas. En algunos casos, el afectado rechazaba la escasa atención sanitaria que recibía del exterior, los hijos carecían de tiempo para cuidarlos y dedicarles la atención necesaria, las esposas que eran tan mayores como ellos carecían de ánimo y fuerza para curarlos y la higiene brillaba por su ausencia. ¿Resultado? Una ulceración progresiva de la carne infectada que termina criando larvas y finalmente gusanos.

«Lo que vemos es el resultado del deterioro social que hay en la calle; los mayores se vuelven testarudos y cuesta mucho convencerles para que se dejen cuidar, para asearlos adecuadamente, los hijos no pueden descuidar su trabajo por miedo a perder el empleo y la asistencia sanitaria que recibe en el domicilio se limita a los avisos de urgencia del centro de salud por lo que la situación tiene todos los elementos para una herida ulcerada se afee», detalla un supervisor de urgencias.


Ni frecuentes ni extraños
Otro facultativo relata la historia de un paciente con una adenopatía (problema de los ganglios linfáticos) ulcerada que también acabó con gusanos al negarse el enfermo a recibir asistencia. «La hija le hacía fotos periódicamente para mostrar la progresión de la herida a los médicos porque el paciente era muy remiso a acudir al hospital».


«No es la primera vez que llegan este tipo de casos, no es frecuente, pero tampoco es extraño», precisó. El grueso de pacientes que se atiende en las puertas de urgencias son personas de de 70 a 95 años, con un promedio de edad de 85. El mismo médico reconoció que este grupo de enfermos dependientes y asistidos, en su mayoría, cada vez acude en peor estado: con úlceras de decúbito, úlceras sacras y hasta con gangrena que acabará con la amputación de la extremidad para evitar que la infección se extienda al resto del cuerpo.


El facultativo explica que para que una herida se convierta en un nicho de gusanos requiere de una larga evolución y mucha falta de higiene. «Además, —agrega— el tratamiento es fácil, solo hay que limpiarla con agua y jabón y ya está». En el hospital General también atienden a pacientes mayores con grave deterioro. «Aunque no es lo habitual, llegan casos de úlceras de apoyo en mayores a las que no se les ha meneado en una semana, también hemos visto situaciones de abandono que existen desde siempre y muchas personas con problemas graves de higiene.

Un enfermero de otro centro hospitalario de la ciudad de Valencia coincide con este médico al señalar que los ancianos más deteriorados proceden de residencias privadas, «una circunstancia» que el sanitario asocia a los recortes e impagos de la ley de dependencia.

Por otro lado, este sanitario ha observado que los malos tiempos para la economía han reducido de forma especular los casos de alcoholismo que se veían a diario en el hospital. «Venían ‘cocidos’ y hechos polvo, la mayoría era de los países del Este, con una media de edad de 30 años, agresivos y a veces con situaciones de violencia doméstica, pero ahora apenas tenemos, ha descendido muchísimo el número de personas con alcoholismo y no sabemos si es porque han regresado a sus países por falta de trabajo o porque no tienen dinero ni para comprar alcohol».


Sin embargo todavía ven algunos casos. «Esta semana llegó uno de 45 años que se meó en la silla y dejó un reguero por toda la sala de espera que no se pudo limpiar hasta dos horas más tarde porque por la noche solo hay dos limpiadoras en un hospital como el Clínico, con más de 600 camas», informó. El otro grupo que sigue llegando a urgencias con problemas de alcohol es el de los jóvenes del botellón, «sobre todo las noches del viernes y del sábado, muchos de ellos acaban en una camilla con hidratación hasta que se les pasa la mona».


Centros de caridad
Desolador fue el caso de un hombre de mediana edad y bien vestido, quien al ser preguntado hace unos días en la ventanilla de triaje de urgencias del hospital General qué le pasaba respondió: «Nada, que llevo cuatro días sin comer».

Más desesperanzador aún fue el comentario que realizó el administrativo que le cogió los datos: «Pues no lo vaya diciendo por ahí que, como se enteren, la cola dará la vuelta a la manzana». Este es uno de los grandes temores que inquieta a las personas que están al frente de urgencias que temen que después de Navidad este servicio de acceso al sistema sanitario abierto y sin cita previa los siete días de la semana se convierta en un centro más de caridad.

«Me preocupa que empiecen a aparecer más personas con problemas sociales que viven angustiadas porque muchas instituciones ya no las admiten», declaró un profesional que reconoció que entre los trabajadores ya existe «preocupación e incertidumbre» porque no pueden intuir lo que va a pasar en los próximos meses, «y por eso no podemos bajar la guardia».