sábado, 3 de marzo de 2012

´Convivimos con 300.000 sustancias y la mayoría no se sabe cómo nos afectan´

Pte de la Asociación para el Estudio de las Intolerancias Alimentarias y Ambientales 

´Convivimos con 300.000 sustancias y la mayoría no se sabe cómo nos afectan´

La manipulación de alimentos, la contaminación y el desarrollo de nuevas sustancias ha traído consigo una serie de intolerancias alimentarias y ambientales que afectan a un creciente número de personas en España.
Adrián Martínez preside la nueva asociación. 
 ISABEL RAMón

PINO ALBEROLA. La creciente incidencia de patologías relacionadas con las intolerancias alimentarias y ambientales ha llevado a la creación de la asociación que usted preside, la primera de estas características en Alicante. ¿Por qué este aumento de casos?

Porque convivimos con más de 300.000 sustancias y solo unos pocos centenares han sido estudiadas bajo evidencias científicas sobre cómo afectan a la población, del resto no se sabe. 

¿Qué enfermedades de carácter ambiental son las más importantes?

La fatiga crónica, el síndrome de la sensibilidad química, la fibromialgia y el síndrome electromagnético. También hay otras patologías que pueden tener relación con la contaminación, por ejemplo la incidencia del cáncer, la infertilidad, las enfermedades degenerativas...

¿Y respecto a las intolerancias alimentarias?

Cada vez hay más por el incremento de determinados productos alimentarios como la leche. Sólo un dato, el 80% de los españoles consumimos leche, cuando el 60% son intolerantes a la lactosa. Las industrias son las primeras que fomentan su uso. También hay muchos productos aderezados con aditivos que fomentan la intolerancia y además hay más intolerancias a determinados productos derivados del pollo, el pescado azul, la ternera y los frutos secos. Todo como consecuencia de la creciente manipulación de estos alimentos.

¿Qué podéis hacer los médicos ante esta situación?

Nos compete estudiar estas sustancias. Además, tenemos que elaborar alternativas terapéuticas consensuando criterios, ofrecer un contacto más íntimo con los pacientes y fomentar la formación en salud ambiental.

Muchos pacientes con enfermedades de carácter ambiental denuncian que la sanidad no les toma en serio.

Es cierto. Países como Canadá, Japón, Austria o EE UU reconocen la sensibilidad química y nosotros no. Respecto a la fibromialgia, utilizamos criterios de inclusión de la enfermedad muy antiguos y si se utilizaran los nuevos, los casos aumentarían muchísimo. Además, en muchas ocasiones los médicos piensan que son patologías de carácter psiquiátrico.

Día Internacional de la Mujer

No es la depresión, estúpidos

Adrián Martínez

No se si ustedes recuerdan aquel chiste de un paciente con diarrea aguda que acude a un centro médico y el bedel, por equivocación -lo mismo era interino y ese mismo día se enteró de que no le renovaban el contrato- le envía al psicólogo. Tras un buen rato sale el paciente de la consulta y el mismo bedel, apresuradamente, le pide disculpas y le pregunta si sigue cagándose. El paciente, circunspecto, le responde que síÉ pero que ya no le importa. Parece, sólo, de chiste pero la medicina sigue aplicando este tipo de terapias psico-educativas-conductuales a pacientes con determinadas patologías. Un ejemplo típico es la fibromialgia (FM).

La FM puede ser una enfermedad esquiva y compleja pero no tiene un origen psicológico. Lo diremos por activa y pasiva. Numerosos estudios han confirmado su base neurobiológica como así fue reconocido por consenso de expertos. Dicha patología es de causa aún desconocida y se caracteriza por un cuadro de dolor crónico musculoesquelético generalizado, de origen no articular y que requiere para su diagnóstico la presencia del mismo de forma generalizada y de más de tres meses de duración, acompañándose de una sensibilidad anormal a la presión digital en unas zonas determinadas del cuerpo. Estos pacientes acuden a consulta por este tipo de molestias aunque es frecuente que presenten otras como fatiga, sensación de tumefacción y rigidez matinal, parestesias y disestesias en las manos, alteraciones neurológicas y en el sueño, disfunciones neuroendocrinas e inmunológicas y trastornos en el aparato digestivo, entre otras cosas. Es una enfermedad de sensibilización central que, en porcentajes importantes, se asocia a otras como la Sensibilidad Química Múltiple, el Síndrome de Fatiga Crónica y el de Electrohipersensibilidad, demostrándose, por tanto, la más que probable estirpe medioambiental de todos ellos. 

La FM se diagnostica teniendo en cuenta unos criterios que, en primera instancia, fueron establecidos por el Colegio Americano de Reumatología en 1990 y que, a petición de la comunidad científica, fueron renovados en 2003 en lo que se llamó el Consenso Canadiense. Con estos nuevos criterios puede observarse un aumento en el diagnóstico de FM entre pacientes con dolor crónico. También que hasta un 14% de pacientes diagnosticado de FM con los criterios del año 1990 no cumplen los nuevos. 

Pero algunos en nuestro país no se han enterado o no quieren enterarse. Sus razones tendrán. Quizás sea debido a que el Ministerio de Sanidad sigue recomendando, en su documento de 2011, la utilización de los criterios diagnósticos de 1990 pese a reconocer que los mismos "plantean varias limitaciones". Las primeras, las mentales supongo. O sea, reconoce que hay un error de base pero persiste en su empeño y claro, alguna patulea científica le acompaña en el error. Pongamos por caso el del IDIAP Jordi Gol (Instituto de Investigación en Atención Primaria). Instituto que fué una fundación e iniciativa del Instituto Catalán de Salud y que no hace mucho publicó una investigación sobre FM en la cual establece que la misma se puede combatir con psicoeducación y relajación desde atención primaria. Recuerden el chiste. Sin embargo esta visión terapéutica sólo es posible cuando se contemplan a la depresión y a la ansiedad como causas de la FM. Y no es el caso. En dicha investigación se demostró que el 62.2 % de los enfermos presentaban depresión, sin embargo los criterios canadienses afirman que la incidencia de la misma en la FM es similar a otras enfermedades que cursan con dolor crónico. Es decir la depresión es un síntoma típico de los pacientes que sufren dolor crónico -y de los que ven canal 9- y no un status propio, y muchos menos la causa, de la FM. Es más, ningún estudio ha conseguido evidenciar hasta ahora que la presencia de trastornos o acontecimientos emocionales actúen como factores de riesgo, factores precipitantes y/o desencadenantes en el desarrollo o empeoramiento de la FM. Por el contrario, hay alteraciones neurológicas puestas de manifiesto por las nuevas tecnologías que están permitiendo realizar estudios donde se han encontrado diferencias significativas en el procesamiento del dolor entre pacientes con FM y personas sanas. Y ante aquellas investigaciones del IDIAP y similares la respuesta, no puede ser otra, debe ser "clintoniana": No es la depresión, estupidos.

Y surgen varias preguntas: ¿Por qué este esfuerzo en no reconocer la naturaleza de la FM y empeñarse en tontadas y establecer sesgos que no conducirán al desarrollo de estrategias adecuadas para estos pacientes? ¿Se intenta echar una mano a esa derivada y deriva política que establece una minimización del gasto público y una limitación en la asistencia adecuada y multidisciplinar que merecen estos pacientes? ¿Por qué a estas alturas del conocimiento científico hay quien aún sigue empeñado, erre que erre, en buscar donde ya se ha demostrado que no está la causa de la Fibromialgia, y mucho menos el tratamiento? ¿Cuáles son las auténticas motivaciones para seguir trabajando -y gastando dinero público- en esa línea conducente a la psicologización y psiquiatrización de los pacientes con FM?

Estoy completamente de acuerdo con todas las Asociaciones de Afectados cuando afirman que el estudio del Jordi Gol es tendencioso, da cobertura a las administraciones sanitarias potenciando la confusión sobre la naturaleza de esta enfermedad y pretende limitar la asistencia de estos enfermos a atención primaria. Les han marcado un auténtico gol. Por la escuadra.

Lo mismo con unas palmaditas en la espalda y algún viaje del Imserso hubiese sido más que suficiente. Lo mismo intentan de este modo que algunos pacientes dejen de cagarse. En todo. En algo. En alguien.