miércoles, 3 de julio de 2013

Heroicos y valientes defensores de la salud destruyen cultivos transgénicos de remolacha en EE.UU

Heroicos y valientes ciudadanos, defensores de la salud y la soberanía alimentaria, destruyen 6.000 cultivos de remolacha azucarera genéticamente modificada en Oregon, reporta NaturalNews.com.

“Pareciera que finalmente algunos estadounidenses estuvieran despertando a la cruda realidad de que llamar a los políticos o firmar peticiones no es suficiente para detener la marea perversa que hunde a este país alguna vez libre”, dice el director de Natural News, Mike Adams.

Mike Adams reflexiona que “Quizás por primera vez desde la introducción de los organismos genéticamente modificados (OGM) en la década de 1990, los activistas defensores de la soberanía alimentaria y luchadores por la libertad, literalmente destruyeron campos transgénicos, lo cual representa una declaración pública audaz: Que la gente ya tuvo bastante veneno de abominaciones genéticas”.

Según nuevos informes, un total de 6000 plantas de remolacha GM cultivadas en campos del sur de Oregon fueron arrancadas de raíz hace pocos días. El 8 de junio, se encontraron aproximadamente 1.000 remolachas azucareras transgénicas destruidas en campos arrendados y administrados por el sector privado, concretamente por la biotecnologica Syngenta con sede en Suiza, mientras que el 11 de junio otras 5.000 plantas destruidas se hallaron en un terreno diferente, también propiedad de Syngenta, justo tres días más tarde.

Dado que los cultivos eran transgénicos, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) se involucró de inmediato en el caso, declarando a este valiente acto de conservación ecológica como “sabotaje económico”. Si los cultivos hubieran sido orgánicos el FBI de Monsanto jamás hubiera intervenido. Los que participan en la investigación se niegan a brindar mayores detalles, tienen miedo de impulsar la idea y que aparezcan “imitadores” los cuales podrían tomar medidas similares en otros campos transgénicos de Oregon y todo el mundo.

Hablando de “sabotaje económico”, la flagrante negligencia e inmoralidad del gigante de la biotecnología Monsanto es culpable del mayor sabotaje económico del año, habiendo contaminado con trigo transgénico experimental bienes privados, lo cual condujo a una contaminación generalizada del suministro general de trigo. La Unión Europea pidió la prohibición de importaciones desde Estados Unidos por culpa de Monsanto, cuando se descubrió trigo con una modificación genética ilegal que alteró rápidamente los mercados de exportación de trigo en los EE.UU. poniendo a miles de agricultores al borde de la quiebra.

Pero el FBI ni siquiera contempló la posibilidad de investigar y enjuiciar a los culpables de esta debacle. No, Monsanto y otras empresas del sector biotecnológico, que son responsables de la contaminación del planeta entero con sus atrocidades químicas y transgénicas, están protegidas de toda responsabilidad gracias a Obama. Y siguen cometiendo actos de sabotaje económico con total libertad. Mientras los combatientes por la salud y soberanía alimentaria que intervienen en nombre de la humanidad son relegados a la condición de terroristas.

“Cuando el viento sopla el polen transgénico contamina irreversiblemente los campos de agricultores orgánicos. Esto se llama bio contaminación. ¿Que hace la Justicia al respecto?”, escribió en un artículo reciente de GreenMedInfo.com.

La remolacha transgénica de la corporación suiza Syngenta es ilegal en Suiza

Una ironía importante en el caso Syngenta es que su remolacha azucarera frankenstein ni siquiera es legal en su propio país de origen, Suiza. Entonces Syngenta busca aumentar las tasas de cáncer en todo el planeta pidiendo leyes y legislaciones que lo permitan, mientras no puede hacerlo en Suiza, donde los ciudadanos están protegidos contra este asalto agrícola debido a una estricta regulación de los OMG.

“Syngenta comete actos criminales en su propio país, sin embargo, el gobierno de Estados Unidos invita a Syngenta a cometer actos criminales”, escribió un comentarista en OregonLive.com. “¡Estoy muy agradecido con los rebeldes!”, “Los felicito por su acción y su valentía.”

Las fuentes de este artículo son:


SQM SIN BARRERAS

Los expertos llaman "los canarios de la mina" o los vigilantes de la vida a los afectados por la Sensibilidad Química Múltiple (SQM) porque con su gran sensibilidad avisan al resto de los seres donde está lo realmente dañino para todos.

El 100% de los ciudadanos occidentales estamos expuestos a contaminantes tóxicos persistentes y a una suma de radiación excesiva.

En EEUU, el porcentaje de enfermos de SQM diagnosticados llega al 2,5%. En España los últimos estudios hablan de alrededor de un 0,5%.

Más de un 15% de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva frente a algunos estímulos químicos o ambientales. En un 5% de casos estos procesos son claramente patológicos y superan la capacidad adaptativa del organismo.

La SQM es una pérdida de la tolerancia a "dosis bajas" de sustancias químicas tóxicas presentes en el medio ambiente y que habitualmente son "toleradas" por otras personas.

Los síntomas son muy diversos y afectan al sistema nervioso central, músculo-esquelético, piel, mucosas, ojos, cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal, genitourinario,... Además, suelen solaparse con otras enfermedades, como el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), la Fibromialgia (FM), el asma o las alergias.

Alemania fue el primer país en reconocer oficialmente esta enfermedad, seguida por Japón. También lo está en otros como Austria.

Estados Unidos y Canadá es donde más se ha investigado.

En mayo de 2009 la Universidad de Washington publicó una compilación con más de 100 estudios científicos Peer-reviewed (revisados por otros expertos de la misma disciplina) que demuestran la base fisiológica de la SQM.
En España no está reconocida oficialmente por lo que se le da totalmente la espalda a todos lo niveles.

El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad publica un DOCUMENTO DE CONSENSO SOBRE SQM en 2011. Un año después es ratificado por la Mesa de Sanidad Interterritorial por unanimidad junto a los protocolos para consultas blancas y atención hospitalaria libre de tóxicos decretados en octubre de 2012, y que a día de hoy siguen sin ser una realidad.

Las enfermedades ambientales, que están causadas por múltiples agentes tóxicos y cuya incidencia no para de crecer, representan un reto para la medicina tradicional y una amenaza para los intereses de las industrias químicas, lo que obstaculiza su reconocimiento.

Ante la ignorancia, el desconocimiento y la incomprensión, y en algunos casos porque se sienten desbordados, muchos amigos, familiares, instituciones abandonan a los enfermos a su suerte. Con frecuencia creen que es un problema psicosomático y les tratan como enfermos imaginarios. Se repiten insistente y erróneamente casos de intento de psiquiatrización forzosa e incapacitación por desconocimiento de la realidad orgánica de la SQM en profundidad.

Los vecinos muchas veces se niegan a colaborar lo que supone una agresión clara constante al organismo de los afectados.

Serias limitaciones para la vida cotidiana. Grandes dificultades o imposibilidad de accesibilidad para: Transporte público. Lugares públicos de obligada asistencia: Consultas médicas, hospitales, juzgados, tramites administrativos, ... Servicios y lugares de todo tipo: Supermercados, tiendas, cines, restaurantes, ... Aseos públicos. Asfaltado y obras en la vía pública. Fumigaciones de calles, parques y jardines. Caminar por la calle con muchas personas con perfumes y cigarros. Visitas a familiares o amigos si no se han adaptado.

El afectado por SQM tiene necesidad de utilizar productos especiales en todas las ramas de la vida: aseo personal, limpieza doméstica, alimentación, etc., así como utilizar mascarilla, purificador de aire y otros aparatos que les permitan no recibir el 100% del impacto de los tóxicos que se encuentran en el ambiente.

Hay diferentes grados de sensibilidad y brotes que pueden variar por momentos, horas, días, épocas.

Estudios, incluso del gobierno de Japón, confirman que el aire de los hogares es de 5 a 8 veces más tóxico que el aire más contaminado de una gran ciudad. Y eso está en nuestra mano cambiarlo. El aire de lugares públicos, incluso de lugares fundamentales como centros de salud, hospitales o juzgados, pueden ser aún más tóxicos.

Las enfermedades ambientales no son las únicas afectadas por el exceso de radiación y tóxicos. También lo están otras: Esclerosis múltiple, parkinson, alzheimer, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, asma, cáncer, epoc, etc.

Al final todos estamos o vamos a ser afectados en capacidades, salud y vida por el exceso tóxico y el masivo aumento de radiaciones en algún grado.

Para más información consultar con las asociaciones de afectados.