martes, 13 de enero de 2015

"El aire contaminado que respiramos afecta a nuestra salud, sería aberrante negarlo"

  • La investigadora Ana Santurtún explica cómo afecta el dióxido de nitrógeno que hoy asfixia el aire de Madrid o Barcelona al aumento de ingresos hospitalarios por trastornos cardíacos
  • "Habría que alertar a la población de los picos de contaminación para que pudieran prevenir efectos nocivos en sus cuerpos"
  • La polución tiene un coste "en salud pero también en gasto sanitario, en las cosechas o en horas de trabajo perdidas", asegura la científica
Raúl Rejón 12/01/2015
Ana Santurtún, investigadora sobre contaminación en la Universidad de Cantabria.  
Madrid está en medio de un nitrogenazo. Días de altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) acumulado en el aire. Tanto, que cuatro estaciones de medición ya han rebasado el número máximo de superaciones de concentración de este contaminante para todo el año. Este agente proviene sobre todo de los tubos de escape. En Barcelona, la Generalitat tuvo que poner la semana pasada en acción un protocolo en el área metropolitana por circunstancias similares. Paralelamente, las autoridades alegan que este gas proviene en gran medida de los motores diésel que han copado el mercado. Ese boom del gasoil estuvo favorecido en buena medida por los incentivos fiscales de las autoridades.

En medio de esta vorágine atmosférica, la doctora Ana Santurtún, investigadora en la Unidad de Medicina Legal y Toxicología en la facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria, explica la relación innegable entre este gas y el empeoramiento de las enfermedades cardiacas, además de avisar de que esta acumulación puede llevar aparejados otros contaminantes dañinos como son las partículas en suspensión. "Hay que alertar" cuando se prevén picos de polución, pide la científica. Y existe la técnica para predecir buena parte de estos nitrogenazos.

Para empezar, ¿por qué es malo el dióxido de nitrógeno?

Nosotros hemos comprobado que, a medida que sube el NO2, se producen más arritmias cardiacas. Estudiamos los datos en nueve ciudades españolas durante seis años tomados por las estaciones de medición de fondo urbano que son las que mejor reflejan el aire que está respirando la población en su día a día. Núcleos con mayor y menor densidad poblacional, de costa y de interior. Y en todas se repetía este patrón.

En estos días se están superando las acumulaciones de este contaminante marcadas como límite por la ley. Pero ¿hay un nivel no perjudicial a la hora de respirarlo?

Una de las cosas que descubrimos en nuestro estudio es que lo que realmente afecta son los cambios de nivel. Parece que hay menos efecto cuando el dióxido se mantiene estable que cuando varía. Como si al organismo le costase adaptarse a esos cambios.

¿Se acepta ya como innegable, desde un punto de vista científico, que el aire contaminado es un factor de riesgo sanitario?

Estudios como el nuestro que cruzan los datos de polución con los ingresos en hospitales lo demuestran. Es evidente que exponerse a contaminantes tiene efectos en determinadas partes del cuerpo. Los estudios para determinar cómo afecta en un nivel genético o si multiplica un determinado tipo de cáncer tienen que tener en cuenta muchos más factores, pero está claro que el aire contaminado que respiramos afecta a nuestra salud, sería aberrante negarlo.

Comprendo que tomar medidas directas contra la contaminación es complicado porque implica aspectos económicos o de transporte  

Episodios como los que están viviendo en el comienzo de este año Madrid o Barcelona, ¿pueden prevenirse?

Una emisión puntual de gases que haga crecer el nivel de este contaminante en el aire –como pudiera producir una industria– no es controlable. Pero sí hay otros factores que son más predecibles: por ejemplo, también hemos demostrado que, epidemiológicamente, la población es más vulnerable a los efectos del NO2 en determinadas épocas del año como el otoño y el invierno (quizá asociado a otros factores que ayudan a acentuar patologías). Al mismo tiempo sabemos que la estabilidad atmosférica, los anticiclones, favorecen la acumulación de contaminantes. Si, además, existen ahora unos buenos modelos y posibilidades de predicción atmosférica, pueden anticiparse episodios de alta concentración contaminante en momentos de alta sensibilidad de las personas.

Como ocurre actualmente con un anticiclón prolongado en época invernal.

Igual que existe la Agencia Estatal de Meteorología podría existir una entidad similar para la polución. No que se diga "ayer hubo mucha contaminación" sino "mañana seguro que hay altos niveles de NO2. Tenga cuidado".

Unas alertas sobre el fenómeno para, por ejemplo, no salir de casa esos días si se tiene una afección cardiaca o con niños pequeños.

Hay algunos canales como páginas web sobre calidad del aire, pero los datos se dispersan mucho: ayuntamientos, comunidades autónomas, trabajan con series diferentes. Hay que alertar a la población para que puedan tomar precauciones cuando se den estos picos de alta contaminación.

Ahora se ha puesto el foco sobre el dióxido de nitrógeno. En el verano se habla del ozono troposférico. ¿La contaminación va por estaciones?

Cuando respiramos metemos todo en los pulmones. De hecho, es posible que el mismo aire que ahora está saturado de NO2 también contenga mucho material en suspensión.

Las llamadas PM10 y PM2,5.

Eso es. Además, para las micropartículas más pequeñas, las PM2,5, también se sabe que las situaciones atmosféricas que favorecen el dióxido favorecen igualmente ese material. Estas partículas suspendidas en el aire se acumulan sobre las ciudades y, por su tamaño, son capaces de traspasar la zona de la tráquea y pasar a los pulmones y alcanzar los alveolos. De ahí pasan a la sangre. Las PM 2,5 tienen su origen en la actividad humana: el 80% en la industria y el 20% en el transporte. Su acción se relaciona con el aumento en los ingresos hospitalarios por procesos respiratorios como el asma.

¿Cree que la política medioambiental recoge suficientemente la importancia de los efectos de la contaminación?

Comprendo que tomar medidas directas contra la contaminación es complicado porque implica aspectos económicos o de transporte. Pero también debería meterse en esa ecuación los costes de la polución. En primer lugar la salud de la población, que deriva directamente en el gasto en sanidad. Pero también hay daños a los cultivos o miles de horas de trabajo que se pierden por bajas laborales.

EPA: Pesticida usado en el maíz y soja intoxica al contaminar las aguas, reconocen autoridades

Los clorpirifos, usados desde 1965 en la agricultura, son un potencial de riesgo a veces irreversible para la salud humana reconoce la Agencia de Protección Ambiental

Por Anastasia Gubin - La Gran Época
Sab, 10 Ene 2015
Hay diferentes maneras de intoxicarse por los pesticidas, una de ellas es quemando las zonas 
que fueron rociadas. (Wikimedia commons)  
La Agencia de Protección del Ambiente -EPA, en Estados Unidos, divulgó esta semana al público una evaluación sobre el potencial de riesgo para la salud humana de los clorpirifos pesticidas, en espera de comentarios del público en los próximos 60 días.

Estos agroquímicos son aún usados en el cultivo de maíz, soja, frutas y nueces de árboles, así como en algunos campos de golf, informó esta semana el medio Environmental health.

Estudios de toxicología revelan que actúan a nivel neurológico, hormonal e inmunitario, con efectos irreversibles si afecta a los bebés y niños. A nivel medioambiental se destaca la muerte masiva de abejas, entre otras especies.

La EPA indicó que "esta [nueva] evaluación muestra algunos riesgos para los trabajadores que mezclan, cargar y aplicar los productos plaguicidas clorpirifos. Cuando se utiliza en grandes cantidades, los clorpirifos tiene el potencial de presentar riesgos en áreas geográficas limitadas al beber agua de cuencas pequeñas", informó EPA el 5 de enero.

Reveló además que cerca del uno por ciento de los alimentos de las muestras investigadas resultaba afectado por este agroquímico.

"Con base en los resultados de la evaluación del riesgo, pueden ser necesarias restricciones adicionales para garantizar que los trabajadores que utilizan o trabajan cerca de las áreas tratadas con clorpirifos están protegidos y que las fuentes de agua potable están protegidos. La agencia ahora comenzará a trabajar en medidas para reducir estos riesgos", informa la EPA.

Los clorpirifos fueron introducidos en la agricultura en 1965, por la empresa Química Dow. tan solo en el año 2000, la EPA reconoció los efectos nocivos de los clorpirifos y prohibió sus usos domésticos, con la excepción del cebo para hormigas y cucarachas en envases a prueba de niños.

Entre 2000 y 2002 canceló el uso de clorpirifos en los tomates y restringió su uso en cultivos como manzanas, cítricos y frutos secos.

En 2012, la EPA impuso que sea usado "sin aerosol" en zonas de amortiguamiento alrededor de los espacios públicos, incluidas las zonas y casas de recreo.

La agencia indicó que está actualizando la evaluación preliminar de junio de 2011 sobre el riesgo para la salud humana basada en la nueva información recibida, incluyendo los comentarios del público.

A su vez explicó que la exposición al plaguicida puede ser a través de múltiples fuentes, incluyendo de las exposiciones de los alimentos y el agua, la inhalación del plaguicida y por la piel.

En esto toda la población puede resultar afectada, "incluyendo bebés, niños y mujeres en edad de procrear".

El nuevo análisis "incorpora información de una evaluación 2012 de la exposición que deriva de la pulverización y así como nuevas restricciones puestas en marcha para limitar la dispersión del rociado".

La EPA afirmó que también está evaluando los riesgos ecológicos de clorpirifos en conjunto con el Programa de Protección de Especies en Peligro; "Los resultados se esperan más adelante en 2015".

La industria mantiene clorpirifos es seguro en los niveles usados actualmente, para el medio ambiente y que en gran medida beneficia a los agricultores.

Daño neurológico y hormonal

Estudios han revelado que este insecticida es un neurotóxico, “Como todos los plaguicidas organofosforados, el clorpirifos es un inhibidor de la acetilcolinesterasa, una enzima que controla los niveles del neurotransmisor acetilcolina en el sistema nervioso central y periférico”, de acuerdo a las toxicólogas Roberta Tassinari y Sabrina Tait, según el portal de agricultura RBF.

“La exposición crónica a productos organofosforados puede conducir a la pérdida de memoria, depresión e insomnio. Los efectos “son particularmente relevantes cuando estando expuestos son los grupos de población más vulnerables, como las mujeres embarazadas, y en consecuencia, del feto y los niños”, agregan las toxicólogas, destacando que de acuerdo a un estudio de Venerosi, en 2008, ”puede interferir de forma permanente con el desarrollo neuroconductual.

Tassinari y Tait, describieron que en estudios realizados en su laboratorio, se evidenció a causa de la exposición a este plaguicida: hipotiroidismo, y efectos permanentes en la producción de oxitocina y vasopresina, dos reguladores neuroendocrinos sintetizadas en el hipotálamo.

Un reporte del Instituto Nacional de Ciencia de la Salud del Medio Ambiente de EE.UU.. citado por Perspectivas de la Salud y el Ambiente, reveló además que hay una relación entre los clorpirifos y la anencefalia.

La evaluación oficial de EPA no se encuentra disponible hasta el 11 de enero, informa su página Web.

Durante 60 días a partir del día de la publicación en el Registro Federal, la agencia estadounidense estará recibiendo comentarios en el sitio www.regulations.gov.