miércoles, 16 de mayo de 2012

Bisfenol y cáncer

Área: Medicina — Martes, 15 de Mayo de 2012

Aumentan las pruebas de que el bisfenol A contribuye al cáncer de mama. A los cultivos in vitro y a los modelos en ratones se le suma una estudio reciente en primates.

Nuestro mundo moderno es muy diferente de la sabana africana que nos vio nacer como especie. Como animales que somos tenemos mecanismos biológicos que fomentan nuestro egoísmo, nos hacen acumular sobrepeso o nos facilitan que pensemos en tonterías como el más allá. Pero como especie social también tenemos sistemas que fomentan la cooperación entre nosotros. Sentimos el dolor ajeno de otros seres humanos y estamos precondicionados para castigar a los humanos aprovechados que parasitan la sociedad.

Lo malo del mundo moderno es que, a veces, las unidades que componen la sociedad no sólo son seres humanos, sino otras instituciones más grandes como empresas, compañías o partidos políticos. Una compañía no se comporta como cabría esperar de un ser humano y no detendrá ciertas acciones aunque con ello lleve el sufrimiento y la muerte a seres humanos. Su cotización en bolsa o sus beneficios están por encima del bien de la población. Esto puede beneficiar la economía global, pero no necesariamente a las personas.

Podemos creer que la incidencia del cáncer en el mundo moderno es algo natural. Incluso tratan de convencernos de que, como ahora vivimos más, necesariamente hay más casos cáncer en la vejez. Simplemente la evolución no tiene manera de evitar una causa de muerte que se dé tiempo después de que te hayas reproducido. Pero esto entra en contradicción con la lógica aplastante de que muchos casos de cáncer no se dan en la vejez, sino a edades muy tempranas, en la juventud o a comienzos de la edad adulta. Algunas veces es por nuestra culpa, pues fumamos o tenemos hábitos que son claramente perjudiciales. Quizás sea planteable hacer pagar a los fumadores el coste de su tratamiento ahora que parece estar tan de moda el copago sanitario. Puede ser un buen incentivo para que dejen de fumar de una vez.

También podemos ser absolutamente ingenuos y pensar que todos los miles de productos químicos que hemos introducido en nuestras vidas son inocuos, como los pesticidas, plásticos variados, conservantes, etc. No hará falta mucho esfuerzo para encontrar a quienes apoyen esta tesis.

Esta historia comienza cuando unos investigadores estudiaban un problema hormonal con unos cultivos de laboratorio. Se estaban volviendo locos porque no eran capaces de explicar los resultados que obtenía. Al final se dieron cuenta de que los tubos de ensayos que estaban usando estaban hechos de un plástico que interfería con sus resultados. Al parecer algunos componentes de los plásticos imitan el comportamiento de ciertas hormonas humanas.

Desde entonces se ha elevado la preocupación por el papel que desempeñan estas sustancias en la incidencia de ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo el de mama, que parecen estar influidos por el comportamiento hormonal.

Así que la comunidad científica no se paró ahí y siguió estudiando el asunto. Uno de los principales sospechosos es el Bisfenol A o BPA, un aditivo plástico que se usa en muchos objetos, incluidos envases para comidas o bebidas, lentes de contacto o biberones hechos de policarbonato. A este compuesto se le ha acusado de ser un disrruptor endocrino. En concreto altera la actividad del estrógeno. Esto se debe a que el BPA se parece mucho al dietilstilbestrol, un estrógeno que aumenta el riesgo de cáncer de mama tanto en roedores como en mujeres.

Además este compuesto tarda muchos años en degradarse y termina en los ríos y cursos de agua (el 40% de las corrientes de agua en el mundo contienen BPA).

En unas investigaciones realizadas en el pasado con ratones que hicieron se pudo demostrar que el BPA alteraba el desarrollo de las glándulas mamarias y que estos cambios aumentaban el riesgo de cáncer, pues incluso encontraron lesiones cancerosas y precancerosas al llegar a edad adulta. Naturalmente algunos cuestionaron estos resultados y dijeron que este efecto no tenía que ser necesariamente extrapolable al ser humano.

Ahora, Patricia Hunt de Washington State University y sus colaboradores han encontrado que la exposición al BPA altera el desarrollo de las glándulas mamarias en primates, lo que apoyaría la idea de que este producto químico causa problemas de salud en el ser humano y que incluso podría contribuir a la alta incidencia del cáncer de mama. Este modelo animal hace que las conclusiones sean aplicables al ser humano y despeja las dudas que había sobre este mismo resultado obtenido en otros modelos animales. El resultado ha sido publicado en PNAS.

El estudio compara las estructuras de glándulas mamarias de hembras de macacos recién nacidas con o sin exposición al BPA durante su desarrollo embrionario. A las madres de las hembras expuestas se les administró fruta que contenía pequeñas cantidades de BPA cada día durante una parte de la gestación equivalente al tercer trimestre en humanos. Esta exposición producía unos niveles de BPA en sangre equivalente al que tiene el norteamericano medio en la actualidad.

Se encontró que en el momento de nacer el desarrollo de la glándula mamaria de los animales expuestos era superior al de los no expuestos.

El BPA ha sido prohibido en 11 estados de los EEUU de América. Por otro lado, ya comercializan recipientes libres de este compuesto. Cosas de los mercados. Una población informada siempre puede velar por su beneficio y evitar que los poderosos puedan aprovecharse de la ignorancia ajena.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3828

Fuentes y referencias:
Foto: ecoeyecare

Escándalo: la verdad sobre los incentivos médicos en los hospitales de gestión privada. ¿mayor eficacia o mayor negocio a costa de la salud?

2012-05-16

Soy médico de urgencias y trabajo en el cada vez más reducido sistema público de salud. Por diversas circunstancias, durante un periodo de mi vida, me vi obligada a trabajar en un hospital de gestión privada, y supongo que, por eso, me han pedido que aporte algunos datos sobre ese tipo de sanidad que parece abocada a implantarse en todo el territorio nacional.

Antes de comenzar, quisiera explicar en qué consiste el sistema de triaje en urgencias. Cuando un paciente entra por la puerta de urgencias de un hospital es evaluado por un profesional sanitario, normalmente un enfermero/a, que toma las constantes vitales y cuestiona al enfermo para, según la gravedad de su patología, adjudicarle un color. De esta forma, por un código específico de colores, se atenderá con mayor celeridad al paciente que más grave esté. En mi comunidad autónoma, por ejemplo, se utiliza el sistema Manchester que funciona 
parecido a los semáforos de tráfico: el rojo (muy grave) se atiende antes que el verde (leve). 

Este sistema se creó para optimizar la atención de todos los pacientes, y me parece que funciona bastante bien.

Ahora bien, ¿qué es lo que pasa si a ese mismo código se le asocia un valor económico? ¿Qué pasaría si por cada paciente atendido con un código rojo se cobrase una productividad 10 o 20 veces superior a la de otro paciente con código verde?

En el hospital de gestión privada donde trabajé, el 50% del sueldo de los facultativos era variable y basado directamente de la productividad, productividad dependiente de si se había atendido a pacientes rojos, naranjas o amarillos...por lo que es fácil deducir qué tipo de pacientes era mejor atendido que otro.

Otra variante en el dividendo de la productividad consistía en el hecho de que un paciente acabara hospitalizado o fuera dado de alta a su domicilio. Aportaban mayor cantidad de dinero los que se marchaban que los que ingresaban. Dato éste que por si solo me parece suficientemente gráfico, y pienso no necesite más comentarios.

Además, me di cuenta de que algunos facultativos no atendían a los pacientes que no estaban acreditados. Por acreditado se entiende al individuo con su tarjeta sanitaria en regla y que, por lo tanto, el hospital de gestión privada cobraría al Estado una cantidad X por tratarlo.

¿Y por qué? Pues porque el hospital, al no poder facturar por su asistencia, tampoco pagaba al profesional que lo había atendido.

Salí espantada huyendo de un sistema sanitario que cosificaba a los enfermos y los convertía en mercancías; pero desgraciadamente, estos últimos meses están ocurriendo alarmantes cambios en el sistema público de salud.

En estos momentos, el sistema informático con el que recetamos la medicación, se bloquea en los pacientes sin acreditación. Población ésta de las más vulnerables, y a la cual se nos impide ni siquiera prescribirle un antibiótico.

Pero esto no solo ocurre a inmigrantes. En estos momentos también se nos bloquea el sistema con españoles con todos sus papeles en regla y que han cotizado toda su vida en la Seguridad Social, pero que se encuentran en una comunidad autónoma distinta de la de su lugar habitual de residencia. A esos pacientes que quizás hayan salido de casa durante un fin de semana, tampoco podemos prescribirles fármaco alguno.

Y por último, quiero explicar lo que sucede con los especialistas en los hospitales de gestión privada. Alguien muy cercano a mi, desgraciadamente, sufre una de las enfermedades que podrían etiquetarse como raras. Dicha persona tenía un seguro privado y, al inicio de los síntomas, se le atendió en un precioso hospital privado con habitación individual con 2 camas, baño, TV y un catering con suculentas comidas. Hasta ahí todo iba bien. Confort, mucho confort. Pero ¿qué ocurre en los hospitales de gestión privada? Pues que te atiende un internista. ¿y quién es un internista? Pues un médico que sabe de todo. Sabe de todo, pero no es especialista de nada. Sería algo parecido al médico de familia, pero a nivel hospitalario. En principio y en la mayoría de los casos, un internista podrá atenderte correctamente. Ellos se ocupan de todos los pacientes con patología médica y el especialista solo está como consultor o para realizar pruebas complementarias. Por ejemplo, si tienes una neumonía, el internista te pautará un antibiótico, y solo en el caso de que necesites una broncoscopia, vendrá un neumólogo para realizarte dicha prueba y nada más.

Pero ¿qué pasa si tus síntomas no encajan con ninguna enfermedad conocida? ¿Qué ocurre si tu médico no sabe qué tratamiento ponerte? Podrá consultar a dicho especialista que probablemente tampoco conozca la citada patología, y empezarás un largo peregrinaje de un especialista a otro, esperando toparte algún día con el iluminado que pueda ayudarte.

Y eso hicimos nosotros, buscar y buscar hasta que convencimos a nuestro enfermo para que se cambiase de sistema sanitario y fuera atendido en la Seguridad Social. A diferencia de los hospitales privados, en los públicos no tienes una habitación individual ni una selecta cocina, pero hay facultativos de todas las especialidades. Médicos especialistas que además se reúnen entre ellos y hacen sesiones clínicas. Sesiones interdisciplinarias donde no solo estarán los neumólogos, por ejemplo, sino que estos se juntarán también con los cardiólogos o digestólogos para discutir esos casos raros que difícilmente una sola persona podrá resolver. Muchas mentes pensantes, reunidas y trabajando juntas por un mismo paciente, tienen siempre muchas más probabilidades de acertar que una sola pensando en solitario.

Me siento profundamente agradecida a todos mis compañeros del sistema público de salud que dedicaron su tiempo y esfuerzos a estudiar la enfermedad de mi familiar. Trabajo y horas de estudio no remuneradas económicamente, pero que seguro les aportaron una gran satisfacción personal por su carácter altruista y humano.

Expongo estos datos de mi experiencia personal esperando que sirvan de punto de reflexión a los escépticos y a los aletargados que todavía piensan que los cambios que ya sufrimos y los que se avecinan en nuestro sistema público de salud no son tan graves.

Por razones obvias, guardamos el anonimato de la doctora que nos envía esta denuncia

Un Eurodiputado explota y dice la verdad(subtitulado)- A MEP tells the truth


Publicado el 14/05/2012 por yonki7777


Nigel Farage es un político británico. Lidera el Partido de la Independencia del Reino Unido, partido político de derechas y euroescéptico, un grupo de opinión con representación institucional, sobre todo en el Parlamento Europeo, que aboga por la separación del Reino Unido de la Unión Europea.

Su principal baluarte se encuentra en el medio rural de Inglaterra y Gales. Su grupo, con representación propia en el parlamento de Estrasburgo, solicita cada cierto tiempo la celebración de un referendum en Gran Bretaña para dirimir la pertenencia o no de este estado en la Unión Europea. Está a favor de someter a referendum la Constitución Europea (Tratado de Lisboa de 2007), y en contra de la falta de transparencia del proceso y la ambigüedad de sus artículos.