jueves, 12 de abril de 2018

Más de 300.000 personas sufren el Síndrome de Sensibilidad Central en Andalucía, según expertos sanitarios

Más de 300.000 personas sufren el Síndrome de Sensibilidad Central en Andalucía, según han concluido expertos sanitarios, como es el caso del doctor Manuel Blanco, director de la Unidad de Síndrome de Sensibilidad Central del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla.

11/04/2018 MÁLAGA, 11 (EUROPA PRESS)

Más de 300.000 personas sufren el Síndrome de Sensibilidad Central en Andalucía, según han concluido expertos sanitarios, como es el caso del doctor Manuel Blanco, director de la Unidad de Síndrome de Sensibilidad Central del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla.

Estos datos, junto al enfoque integral de la enfermedad, diagnóstico y tratamiento desde un punto de vista multidisciplinar, se abordan este miércoles en las XIV Jornadas Sobre el Síndrome de Sensibilidad Central en el Colegio de Farmacéuticos de la capital malagueña, organizadas con motivo del 20 aniversario de la Asociación de Pacientes de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica de Málaga (Apafima) y patrocinadas por Prisma Natural, especialista en salud y bienestar.

El Síndrome de Sensibilidad Central (CSS) fue definido por Yunus en 1994 y abarca otras entidades nosológicas como fibromialgia, cefalea tensional y migraña, síndrome de fatiga crónica, síndrome de intestino irritable, síndrome químico múltiple, síndrome de electrosensibilidad, síndrome de vejiga irritable y síndrome premenstrual, entre otros.

Todos ellos tienen en común una sensibilización central a diferentes estímulos, lo que significa una disfunción en los sistemas nerviosos inmunoneuroendocrino y autonómico; así como un exceso de estrés oxidativo con disfunción mitocondrial.

En esta línea, la unidad SHC Medical, en donde trabaja el doctor Manuel Blanco, lleva a cabo varios tratamientos a nivel inmunoneuroendocrino con un porcentaje de mejora del 85 por ciento. Por un lado, trabaja con LIMS, una estimulación magnética transcraneal de bajo campo que consiste en cargas magnéticas de baja frecuencia.

Asimismo, desarrolla tratamientos de hipoxia e hiperoxia, una técnica dirigida a la estimulación mitocondrial mediante ciclos de hipoxia e hiperoxia. Está dirigida a pacientes que tienen mayor prevalencia de Síndrome de Fatiga Crónica.

Otro tratamiento es el TDCS, una estimulación transcraneal por corriente directa con la que se consigue mejorar los patrones de actividad neuronal adaptativos y restaurar el equilibrio de lagunas redes neuronales. El OAF, por su lado, mejora la eficiencia respiratoria, facilitando la oxigenación y mejorando la eliminación del dióxido de carbono, lo que proporciona al paciente un estado de bienestar y relajación.

Igualmente, la inmonoterapia específica pretende fortalecer el sistema inmunológico; así como disminuir los niveles de histamia; mientras que las dietas terapéuticas, entre otros tratamientos, también se enfocan a la sensibilidad alimentaria del paciente y la reacción negativa a ciertos alimentos.

UN 3% DE LOS ESPAÑOLES AFECTADOS

Dado el aumento de esta afección entre la población española, en donde más del tres por ciento de la sociedad está afectada por esta patología, empresas como Laboratorio Best Médical Diet del grupo Nueva Dietética ha investigado sobre el tratamiento con productos naturales de última generación.

En este sentido, ha desarrollado distintas líneas de complementos alimenticios que, bajo la marca Prisma Natural Premium, dan respuesta activa a las necesidades de este tipo de pacientes. Se trata de una línea libre de ingredientes transgénicos o genéticamente modificados, sin aditivos BSE y TSE y sin metales pesados y contaminantes ambientales.

En líneas generales, tratar de investigar sobre el Síndrome de Sensibilidad Central puede resultar un poco complejo; si bien empresas como Best Médical Diet o la unidad del doctor Blanco investigan, realizan análisis específicos; así como diseñan biomarcadores para el diagnóstico y tratamiento de esta patología. No obstante, al tratarse de una patología multifactorial, un buen estilo de vida acompañado con el control y manejo de situaciones de estrés ayuda positivamente a mejorar la salud global.

Comienza la Semana Sin Tóxicos en Valdepeñas con una charla sobre sensibilidad química múltiple

11 Abril 2018 Maite Guerrero VALDEPEÑAS
La charla de la Semana Sin Tóxicos de “La Alegría de Huerta Manchega” en Valdepeñas / 
Maite Guerrero
“La Alegría de la Huerta Manchega” informa de que hay muchos productos en nuestros hogares y en el ambiente que son perjudiciales para nuestro organismo

El Grupo de Consumo Agroecológico “La Alegría de la Huerta Manchega” ha iniciado este miércoles su VI Semana Sin Tóxicos o Semana Sin Pesticidas, ya que el Mercado de la Tierra que tenía previsto celebrar el pasado sábado en la Plazoleta Balbuena tuvo que suspenderse debido a la previsión de lluvias. Las actividades de esta semana se desarrollarán hasta el 13 de abril en el Auditorio “Francisco Nieva” de la Plaza Veracruz, y este miércoles ha tenido lugar la proyección de la película “Snowflake”, documental sobre la sensibilidad química múltiple, un proyecto de la Fundación Alborada que pretende dar visibilidad a las personas que sufren esta enfermedad, caracterizada por una hipersensiblidad ante sustancias químicas a las que todos estamos expuestos a diario, a través del testimonio de personas afectadas y de expertos de distintos campos de la ciencia. Se estima que esta enfermedad afecta ya a entre un 5% y un 15% de la población en países industrializados.

María José García, miembro de “La Alegría de la Huerta Manchega”, se ha mostrado ilusionada por el interés que despierta esta semana y ha señalado que la actividad de hoy quería llamar la atención y visibilizar la enfermedad de la sensibilidad química múltiple. “Que la gente se pregunte qué está pasando y por qué hay tantos productos tóxicos, por ejemplo, al fumigar o en productos que tenemos en nuestra casa para la limpieza o la higiene”.

Ha señalado que el Ayuntamiento de Valdepeñas está tomando buenos hábitos en jardinería para utilizar menos productos tóxicos y ha apuntado que la población demanda cambios y que hay que intentar sustituir algunas prácticas que nos pueden afectar.

María José García ha dado las gracias a todas las personas que forman el grupo de consumo por la labor conjunta que realizan.

Por su parte, Carmen Lozano, que tiene la enfermedad de sensibilidad química múltiple, ha contado su experiencia. Ha comentado que era peluquera y que, debido a las sustancias perjudiciales de su trabajo, comenzó a tener alergia al níquel y luego a productos químicos. “Mi alergia es dérmica, digestiva y de olfato. El perfume me hace daño”.

Ha dado las gracias a “La Alegría de la Huerta Manchega” por celebrar esta Semana Sin Tóxicos para concienciar a la gente. “Los ciudadanos tenemos que tomar conciencia. Hay más de 100.000 sustancias tóxicas que perjudican la salud”.

Ha manifestado que sería conveniente que este tipo de jornadas se hicieran en otras ciudades. “Hace cuatro años la sensibilidad química múltiple no estaba reconocida. Queda mucho por hacer. Hay que llegar a la OMS (Organización Mundial de la Salud). Los ciudadanos deben ser más conscientes de que hay sustancias tóxicas que nos hacen daño”.

Otras actividades

La Semana Sin Tóxicos continúa este jueves a las 18 horas con el taller infantil “En abril, frutas mil”, para niños de entre 5 y 8 años, organizado por alumnos del IES Francisco Nieva.

A las 20 horas tendrá lugar la charla sobre “Cómo reducir los tóxicos en el hogar”, con la ponencia de Carlos de Prada, naturalista, periodista y escritor. “El contenido químico de las casas actuales poco tiene que ver con el que tenían las casas de nuestros antepasados. Dentro de ellas podemos encontrar un complejísimo cóctel de sustancias, muchas de las cuales, pueden pasar a nuestros cuerpos. Con esta charla se pretende dar consejos, recomendaciones y alternativas para conseguir un hogar más sano y proteger a aquellos más vulnerables, como niños y embarazadas”.

El 13 de abril a las 18 horas habrá un cuentacuentos infantil y un taller titulado “Otra vez azul”, para niños de entre 6 y 10 años.

El 13 de abril a las 20 horas, Patricia y Fernando hablarán sobre su experiencia práctica de “Cómo vivir sin plásticos”. En agosto de 2015 se plantearon el reto de evitar los residuos plásticos. Desde que comenzaron a llevar este estilo de vida, esta pareja escribe sus experiencias en el blogvivirsinplastico.com.

Exigen a Arias Cañete que frene a los lobbies de los combustibles fósiles

Decenas de organizaciones medioambientales exigen al comisario europeo de Clima y Energía que se apliquen medidas para apartar de las negociaciones climáticas a las empresas con conflictos de intereses.
Arias Cañete en el Parlamento Europeo.Foto: ©Claude Truong-Ngoc  
En una carta enviada al Comisario de Clima y Energía de la Unión Europea (UE), Miguel Arias Cañete, 93 organizaciones sociales y ecológicas de Europa y de países afectados por las políticas climáticas de la UE piden que se frene la presión y el poder de negociación que tienen las empresa y los lobbies con conflictos de intereses en las negociaciones climáticas.

Estas organizaciones denuncian que, a pesar de ser gran parte del problema contribuyendo al cambio climático y de tener conflictos de intereses que podrían verse afectados por las decisiones tomadas en dichas negociaciones, las empresas de combustibles fósiles y sus lobbies han participado en todas las fases de las negociaciones en torno a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Asimismo, según señala el comunicado, estas han estado “impulsando soluciones falsas y obstaculizando la adopción de medidas eficaces”.

Para mantener el aumento medio de la temperatura mundial por debajo de 2°C, tal y como se comprometieron los países que firmaron el Acuerdo de París, es necesario reducir la influencia de estos grupos de presión en las negociaciones de las Naciones Unidas, según la carta enviada al comisario. "Ya existe un buen ejemplo de una política exitosa sobre conflictos de intereses en la ONU”, explica Nina Renshaw, secretaria general de la Alianza Europea de Salud Pública, “el Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Control del Tabaco ha incluido en una lista negra a las empresas con conflicto de intereses, a fin de proteger la formulación de políticas de salud pública de la influencia de la industria tabacalera y sus grupos de presión, el cual tiene un claro paralelismo con los lobbies de los combustibles fósiles en la política climática”.

La carta enviada a Cañete, a la que ha tenido acceso El Salto, exige al comisario que garantice la integridad de la CMNUCC, ya que, según estas organizaciones, es uno de los “únicos espacios internacionales democráticos en los que puede abordarse el cambio climático”. Asimismo, piden a Cañete que apoye una política eficaz que pueda invalidar los conflictos de intereses en las próximas negociaciones que se celebrarán en la ciudad alemana de Bonn entre abril y mayo.

Pascoe Sabido, integrante del Corporate Europe Observatory y uno de los firmantes de la carta, ha explicado que “mientras que el Parlamento Europeo aprobó recientemente una resolución con exactamente las mismas peticiones que hacemos nosotros, la Comisión Europea sigue bloqueando que se avance en este tema”.

Entre las organizaciones firmantes se encuentran algunas del Estado español, como Ecologistas en Acción o el Observatorio de la Deuda en la Globalización, y otras plataformas y organizaciones sociales como Corporate Europe Observatory, Friends of the Earth Europe, The European Public Health Alliance, Greenpeace EU y la Oficina Europea de Medio Ambiente.

La crisis del plástico es más grave de lo que piensas: no basta con reciclar botellas

  • El plástico está en lo que comemos, bebemos y en el aire que respiramos y representa una amenaza cada vez más importante para la salud humana
  • En los años 50 el mundo producía dos millones de toneladas de plástico al año. Ahora son 330 millones de toneladas
  • John Vidal 07/04/2018
    Anillas de plástico para botes de cerveza se convirtieron en una prisión para esta tortuga. EFE  
    Oeste de Gales, hace dos fines de semana. Un viejo colchón que probablemente había estado en el mar durante meses antes de ser arrastrado por la marea yace ahora completamente empapado en una playa que de otro modo estaría limpia. Al colchón le falta un gran trozo y el resto se está desintegrando. Representa una amenaza para la fauna y flora del lugar, así que lo arrastramos hasta una parte de la playa donde no llegan las olas con el compromiso de volver para tirarlo cuando ya esté seco.

    Sin embargo, ¿cómo te desprendes de un viejo colchón formado por miles de millones de minúsculas partículas de plástico que van perdiendo formaldehído y otros productos químicos potencialmente peligrosos? ¿Lo quemas? ¿El fabricante debería desplazarse y recogerlo? Pueden enviar sus respuestas al ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, que se ha comprometido a frenar la marea de desechos plásticos y ha anunciado una consulta sobre un programa de devolución de botellas de plástico en Inglaterra, cuyo objetivo es lograr que la gente recicle más.

    Hay que celebrar la iniciativa de Gove, pero es anecdótica y no tendrá ningún impacto sobre el grave y cada vez más importante problema del plástico. El programa está pensado para personas que están hartas de acumular basura y para los espectadores de Planeta Azul, horrorizados por las imágenes de pájaros tragando pajitas de plástico y tortugas ahogadas por bolsas de plástico. Es como si un fumador empedernido renunciara a un solo cigarrillo.

    Desde que empezamos a utilizar polímeros para fabricar productos de plástico a gran escala en los años cincuenta, este subproducto de la industria petroquímica, que utiliza alrededor del 6% de todo el petróleo que extraemos al año, se ha extendido a innumerables procesos de fabricación. En estos momentos el plástico es omnipresente y es imposible de evitar. Está en nuestra ropa, en los envases, en las botellas, en los productos electrónicos, en las bandejas de comida, en las tazas y en la pintura.

    Nuestros coches dependen de este material, así como nuestros ordenadores, nuestros tejados y las tuberías del desagüe. Es el material de embalaje preferido a nivel mundial. Dormimos sobre él, lo usamos, lo miramos, y estamos en contacto corporal directo con él de una forma u otra todo el día y la noche.

    Tal vez tenga grandes beneficios para nuestra sociedad pero lo cierto es que una vez está entre nosotros, el material más famoso de todos los que ha sido capaz de fabricar el hombre no desaparece durante siglos.

    Cuando se expone a la luz solar, al oxígeno o a la acción de las olas, no se biodegrada, sino que simplemente se fragmenta en pedazos cada vez más pequeños, hasta que partículas microscópicas o de tamaño nanométrico entran en la cadena alimenticia, el aire, el suelo y el agua que bebemos.

    La popular serie Planeta Azul de BBC y una serie de estudios científicos nos han hecho tomar conciencia de la contaminación que azota nuestros océanos, pero todavía nos falta información del impacto que muchos productos químicos sintéticos y aditivos que se usan para dar al plástico sus cualidades tienen sobre nuestra salud.

    En los últimos años, se han encontrado microplásticos y fibras diminutas, que miden el ancho de un cabello humano o mucho menos, en una extraordinaria gama de productos, como la miel y el azúcar, mariscos, agua embotellada y del grifo, cerveza, alimentos procesados, sal de mesa y refrescos.

    El 95% de los adultos que participaron en un estudio realizado en Estados Unidos presentaban bisfenol A en su orina. En otro, se descubrió que el 83% de las muestras de agua del grifo analizadas en siete países contenían microfibras de plástico. Un estudio publicado la semana pasada evidenciaba contaminación plástica en más del 90% de las muestras de agua embotellada, que eran de once marcas diferentes. Y a principios de este año se descubrió que el río Tame en Manchester tenía 517.000 partículas de plástico por metro cúbico de sedimento, casi el doble de la concentración más alta jamás medida en todo el mundo.

    Cuantos más estudios se llevan a cabo, más partículas de plástico encuentran los investigadores en el cuerpo humano. Los mismos científicos que hicieron saltar las alarmas sobre la contaminación del aire provocada por las mortíferas partículas emitidas por los vehículos diésel están encontrando ahora micropartículas de plástico que llueven sobre las ciudades y son lanzadas al aire desde automóviles y zonas de construcción, líneas de lavado y envases de alimentos.

    La contaminación por plásticos en lugares interiores podría ser todavía peor que en el exterior ya que un solo lavado de un equipo deportivo o de telas sintéticas hechas por el hombre liberan miles de microfibras en el aire.

    En unas jornadas que organizó recientemente en el Reino Unido el grupo Common Seas (Mares Comunes), treinta científicos, doctores y otros expertos compararon información y llegaron a la conclusión unánime de que el plástico está en lo que comemos, bebemos y en el aire que respiramos y representa una amenaza significativa y cada vez más importante para la salud humana.  

    Según los científicos, si podemos respirar estas partículas y fibras de tamaño micro y nanométrico, también es probable que entren en el torrente sanguíneo, en el tejido pulmonar y en la leche materna, o que se alojen en los sistemas intestinal y respiratorio. Tal vez algunas micropartículas pasen por nuestro cuerpo sin causar daño, pero otras pueden representar una amenaza para nuestra salud. Se sospecha que muchos de ellas son cancerígenos o pueden actuar como disruptoras de hormonas.

    Hay consenso de que existen grandes lagunas de conocimiento sobre cómo afectan los microplásticos a la salud humana, y que necesitamos estudios científicos más sólidos. Desconocemos el riesgo de beber agua embotellada o del grifo. No sabemos cuántos plásticos estamos ingiriendo o respirando o qué efectos puede tener para la salud haber estado expuestos durante años a partículas plásticas peligrosas. No sabemos qué concentraciones son seguras para los adultos, y mucho menos para los bebés. Existe una creciente preocupación de que las partículas microplásticas poco estudiadas sean una amenaza para la salud al presentar una fuente potencialmente importante de sustancias químicas tóxicas para el cuerpo humano.

    Aunque sabemos desde hace años que algunos de los aditivos utilizados para aumentar la flexibilidad, la transparencia y la durabilidad de los plásticos son químicamente peligrosos, pocos han sido probados en humanos. Algunos países han prohibido ciertos materiales pero no hay un criterio coherente y para las empresas del sector ha sido fácil esquivar esta normativa, ya que han encontrado sustitutos que probablemente sean igual de peligrosos.

    No basta con declarar la guerra a las botellas de plástico, las tazas de café o las microperlas que se encuentran en los cosméticos. Necesitamos con urgencia que el Gobierno diseñe un plan de acción para abordar la crisis del plástico de una forma exhaustiva.

    Prohibir las bolsas de plástico y los envases de un solo uso sería un buen comienzo pero tenemos que ir mucho más allá. Es necesario reducir la producción de plástico y fomentar alternativas menos nocivas. Es necesario que se prohíban grupos enteros de sustancias químicas nocivas, en vez de ir prohibiendo algunas sustancias una por una. Se debe ayudar a los consumidores a comprender a lo que están expuestos y explicarles qué se puede reciclar, compostar o quemar.

    En los años 50 el mundo producía dos millones de toneladas de plástico al año. Ahora la cifra ya es de 330 millones de toneladas anuales, y se prevé que se triplique en 2050. Devolver algunas botellas de plástico no será suficiente. Tampoco lo será sacar de la playa el viejo colchón.

    John Vidal fue jefe de la sección de Medio Ambiente de The Guardian

    Traducido por Emma Reverter