jueves, 19 de diciembre de 2013

La privatización de la sangre

Por Luisa Lores Agüin | El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aprobado la privatización de la gestión de las donaciones de sangre, que ceden a la Cruz Roja a cambio de 9,3 millones de euros (67 euros por donación).

nuevatribuna.es | Luisa Lores Agüin
Realizar cualquier crítica a la gestión de la donación y del uso de la sangre humana conlleva gran responsabilidad, ya que la sangre es un bien imprescindible y gracias a su donación altruista muchas personas logran recuperar su salud y salvar su vida, pero precisamente por eso debemos exigir la mayor transparencia y evitar cualquier suspicacia.

A finales de la década de los 80 y principios de los 90 las empresas privadas que comerciaban con sangre humana contrataron a donantes de alto riesgo en EEUU, incluyendo presos y consumidores de drogas inyectables y trataron con productos derivados de estas donaciones a personas afectadas de hemofilia en muchos países, entre ellos España, sin realizar los controles pertinentes, provocando miles de contagios de hepatitis y VIH.
La crisis económica disparará la afluencia de personas sin trabajo, que necesitarán vender su sangre como último recurso
Las compañías farmacéuticas implicadas lograron acuerdos extrajudiciales para evitar la mayor parte de las demandas, pero la alarma creada impulsó la prohibición de comerciar con sangre humana y la generalización de las donaciones voluntarias y no remuneradas.

A pesar de estos graves hechos y de que la OMS sigue alertando sobre la inseguridad asociada a la mercantilización de la sangre y se ha marcado el objetivo de que todos los países obtengan sus suministros de sangre de donantes voluntarios no remunerados entre 2014 y 2020, Ignacio González y Javier Fernández-Lasquetty caminan en dirección opuesta y acaban de aprobar la privatización de la gestión de las donaciones de sangre en la comunidad madrileña, que ceden a la Cruz Roja a cambio de 9,3 millones de euros (67 euros por donación)

La Cruz Roja es una institución privada patrocinada por grandes empresas españolas y aunque las personas voluntarias son merecedoras de gran respeto no sucede lo mismo con su presidente, Juan Manuel Suárez del Toro Rivero, un banquero que compatibilizaba hasta hace unos meses su cargo retribuido en esta ONG con la presidencia de Caja Canarias y con su pertenencia al Consejo de Administración de BFA/Bankia.

Por otra parte, al contrario de lo que sucede en otros países de nuestro entorno como Francia y Holanda, donde la fabricación de hemoderivados corre a cargo del sistema público, en España este proceso está en manos de la compañía farmacéutica (CF) Grifols, Multinacional catalana vinculada a fondos de inversión, que además de recibir gratuitamente el plasma donado por la población española, importa plasma de USA para elaborar hemoderivados para el mercado Europeo.

Esta CF tiene gran interés en disponer de cantidades suficientes de plasma sin necesidad de importarlo desde el otro lado del atlántico, así que su presidente Victor Grifols ha solicitado al gobierno de España la legalización del comercio de la sangre “me comprometo a pagar 60 o 70 euros por donante a la semana, lo que sumado al paro es una forma de vivir”.

La privatización iniciada en Madrid abre las puertas a este mercado y facilita el acuerdo comercial entre Grifols y la Cruz Roja. Tanto el gobierno madrileño como las empresas privadas saben que estos hechos pueden generar desconfianza entre los donantes y disminuir su número, pero las nuevas tecnologías permiten incrementar la producción por donante, ya que la reintroducción de los hematíes tras la extracción de la sangre evita la anemia y posibilita realizar dos donaciones semanales y hasta 24 anuales, frente a las 3 ó 4 permitidas con el método convencional. Además, la crisis económica disparará la afluencia de personas sin trabajo, que necesitarán vender su sangre como último recurso, como ya ocurrió en épocas a las que creímos no regresar, posibilitando una gran oportunidad de negocio para la industria privada, a costa de desgajar otro servicio esencial del SNS y de una enorme pérdida para la credibilidad y la seguridad de la gestión de la sangre en España, que costará mucho recuperar.

Se da la circunstancia de que el presidente de Cruz Roja no ha dimitido ni tampoco ha sido destituido por la cúpula de su organización a pesar de su imputación en el caso Bankia, el mismo banco que ha hecho perder sus casas y sus ahorros a los mismos madrileños a los que ahora se les conmina a vender su sangre para sobrevivir.

Hay que exigir el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS, la paralización del convenio de la Comunidad de Madrid con la Cruz Roja y la gestión pública de la totalidad de las donaciones de sangre.

Por Luisa Lores Agüin | Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.

El increíble poder descontaminante de las plantas en su hogar

Miércoles, 18 de diciembre 2013

Las flores y las plantas son tan caras que se han convertido en un lujo que sólo unos pocos pueden seguir permitiéndose en estos tiempos difíciles.

Es una pena, porque un interior con flores proporciona paz y alegría. Lo natural es vivir rodeados de plantas, y no de cemento, pintura, plástico, madera barnizada y aparatos eléctricos.

Además, tener plantas y flores en casa es bueno para la salud; algunos tipos de plantas tienen virtudes descontaminantes y contribuyen en gran medida a sanear la atmósfera que respiramos.

El interior se encuentra de 5 a 10 veces más contaminado que el exterior

El Observatorio de la Calidad del Aire en los Hogares es un organismo público francés que ha llevado a cabo un extenso estudio sobre esta materia; su conclusión ha sido que el 10% de las viviendas están muy contaminadas, siendo mayor la contaminación química en el interior que en el exterior. El 30% de los hogares presentan simultáneamente de 3 a 8 contaminantes en grandes cantidades, debido a productos de limpieza, aparatos de calor, tabaquismo o ácaros.

El más común es el formaldehído, un gas peligroso por su poder irritante y alérgico. En 2004, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC en sus siglas en inglés) lo clasificó como claramente cancerígeno para el hombre. Según sus estudios, el formaldehído está presente en productos de limpieza y detergentes domésticos, champús, ambientadores, alfombras, geles de ducha, muebles de madera aglomerada, pinturas de interior, revestimiento de suelos, etc.

No obstante, existen otros muchos contaminantes interiores, conocidos por el nombre de “COV” (Compuestos Orgánicos Volátiles).

Los contaminantes que nos rodean en casa

Aparte del formaldehído, muy común, los detergentes y disolventes también pueden emitir tricloroetileno y xileno.

Los pegamentos y colas, incluidos los utilizados para pegar tanto el parqué como la moqueta, también pueden emitir xileno y tolueno.

Las botellas y otros objetos de plástico pueden ser una fuente de benceno; los muebles barnizados, de pentaclorofenol; las pinturas, de xileno y, si alguien fuma en casa, es probable que respiremos amoníaco.

Aun a riesgo de repetirme, quiero dejar claro que, salvo en los plásticos, todos estos componentes orgánicos volátiles se encuentran presentes a la vez que el formaldehído.

El avance experimentado por las técnicas de aislamiento hace que los gases se queden cada vez más tiempo atrapados en las habitaciones. Sabiendo que pasamos como mínimo el 80% del tiempo en interiores, se podría explicar que el número de alergias respiratorias se haya duplicado en 20 años.

No todos los contaminantes son igual de nocivos

La peligrosidad de los COV varía de unos a otros, ya que entran en juego numerosos factores.

Por un lado, no todos los contaminantes son igual de nocivos; por otro, la duración y frecuencia de exposición a los contaminantes varía mucho y, por último, no todos los individuos reaccionan igual ante ellos. A algunas personas, como pueden ser los niños, las personas enfermas o las alérgicas, les afectarán más que a otras.

Para los científicos es muy fácil conocer los efectos de los COV sobre la salud cuando la exposición a los contaminantes es corta y en dosis altas. Por el contrario, resulta mucho más complicado determinar sus efectos con exactitud cuando la exposición es muy prolongada y cuando hay muchos contaminantes que se presentan difusos y poco concentrados.

Esta exposición a los contaminantes puede provocar desde molestias leves a infecciones graves. Entre los síntomas moderados destacan la irritación de nariz, ojos, piel y laringe, así como una sensación de malestar o fatiga crónica.

Entre las afecciones más graves se encuentran alteraciones de diversos órganos y sistemas con afectación de riñones, corazón, pulmones, hígado y aparato digestivo.

El sorprendente descubrimiento de la NASA sobre las plantas

Cuando en 1973 los equipos de la NASA (la agencia espacial norteamericana) recuperaron el Skylab 3, una cápsula tripulada enviada al espacio, descubrieron que contenía más de un centenar de COV potencialmente dañinos para los astronautas.

Por ello se decidió estudiar la manera de purificar el aire del interior. El Dr. Wolverton era especialista en contaminación y métodos de limpieza mediante algunas plantas y había llevado a cabo investigaciones sobre la limpieza de la contaminación provocada por armas bacteriológicas en la que había comprobado que las plantas de los terrenos pantanosos de Florida podían eliminar el “agente naranja” (introducido accidentalmente en las aguas locales tras varios ensayos realizados por el gobierno en la base de la Fuerza Aérea Eglin).

Tras este éxito, continuó con sus investigaciones en el Stennis Space Center de la NASA (el antiguo Mississippi Test Facility), donde ultimó el uso de plantas para la limpieza de las aguas utilizadas en los centros de la Agencia. El sistema que ideó para reemplazar las fosas sépticas tradicionales por recipientes llenos de jacintos todavía se sigue utilizando en la actualidad.

Después de estos experimentos comenzó a estudiar las propiedades descontaminantes de las plantas sobre el aire y, en especial, sobre los COV: amoníaco, benceno, formaldehído, monóxido de carbono, pentaclorofenol, tolueno, tricloroetileno, xileno… De hecho, en aquella época todos estos compuestos ya eran conocidos por sus efectos irritantes y su potencial cancerígeno.

El Dr. Wolverton creó un espacio cerrado, del tamaño de una habitación, perfectamente aislado, en el que introdujo juntos tanto COV en una dosis elevada como quince macetas. Al comienzo del experimento, al entrar en el edificio se experimentaba una sensación de quemazón en los ojos, así como una molestia respiratoria, los dos síntomas clásicos del “síndrome del edificio enfermo”. Pero gracias a estas plantas, los COV iban desapareciendo, hasta que la mayor parte de ellos quedaba eliminada y se podía volver a entrar en la habitación sin sufrir las molestias anteriores.

Cómo purifican el aire las plantas

Los contaminantes penetran en la planta a través de las hojas gracias a unos orificios llamados “estomas”. Los estomas sirven para que las plantas respiren y puedan realizar la fotosíntesis y la regulación hídrica. Mediante ellos se producen los intercambios de gas entre la planta y la atmósfera. Los COV, muy volátiles y de poco peso molecular, tienen la capacidad de penetrar en los estomas y, una vez dentro, entran en contacto con el agua que recubre las paredes. Al pasar a estado líquido, entran en las células para ser metabolizados, o bien almacenados.

Los contaminantes también pueden simplemente depositarse en las hojas. Entonces entran en contacto con la cutícula, una capa cerosa que protege la planta. De ahí pueden migrar hacia el interior de las hojas. (1)

¿Qué plantas hay que elegir?

La azalea, ayuda a reducir el nivel de xileno, amoniaco y monóxido de carbono. Debe colocarse sobre todo en la cocina y en el baño, donde es más frecuente que aparezcan este tipo de contaminantes. La azalea, dicho sea de paso, tiene también la ventaja de ser el más elegante de los arbustos (al menos a mí me lo parece).

La hiedra, muy fácil de conservar, absorbe el formaldehído, el benceno y el tricloroetileno. Ponga un tiesto en su oficina, el dormitorio o el salón.

Los crisantemos, descomponen el amoníaco, el benceno, el formaldehído, el monóxido de carbono y el tricloroetileno. ¡Se pueden poner en todas partes!

El ficus, una planta a prueba de bombas, también absorbe el amoniaco, el formaldehído y el xileno.

La azalea, la hiedra, el crisantemo y el ficus son solamente cuatro ejemplos de plantas descontaminantes. Pero hay muchas más (como el aloe vera, el photos, la orquídea o el helecho) cada una de ellas “especializada” en unos tipos u otros de contaminantes), que podrá elegir según sus gustos personales y los contaminantes que quiera eliminar.