miércoles, 8 de febrero de 2012

Síndrome de fatiga crónica: lista de síntomas del Dr. David S. Bell

Síntomas del síndrome de fatiga crónica (SFC)

La denominación “síndrome de fatiga crónica”(1) es inespecífica pero adecuada para una enfermedad entre cuyos muchos síntomas la fatiga y el agotamiento son los más llamativos y constantes. Sin embargo, la fatiga, que probablemente es el síntoma más extendido, es el más grave sólo en la mitad de los pacientes. Para los demás el síntoma más severo son las cefaleas, los dolores musculares, los dolores articulares, los trastornos de la visión, las perturbaciones emocionales, la pérdida de memoria, la confusión, el dolor en los ganglios linfáticos o el dolor abdominal. Cada síntoma por separado puede presentarse con mayor o menor intensidad, pero el cuadro conjunto permanece notablemente invariado. Estos síntomas pueden ser totalmente incapacitantes y persistir durante años, o pueden ser leves hasta el punto de significar tan sólo una molestia.

En general, el examen físico sólo pone de manifiesto ligeras anomalías, tales como inflamación de garganta o sensibilidad dolorosa de los músculos y ganglios linfáticos. Verdaderamente llama la atención que un paciente pueda encontrarse tan mal con un aspecto exterior relativamente bueno. Al igual que el examen físico, las evaluaciones usuales de laboratorio sólo descubren anomalías mínimas o ninguna. Hay pruebas complejas de laboratorio que pueden arrojar resultados anormales, pero son difíciles de interpretar para la mayoría de los médicos y apenas se les ha prestado atención. La conjunción de múltiples y fuertes padecimientos somáticos con sólo leves anomalías en el examen físico y en las pruebas usuales de laboratorio es la razón de que muchos médicos hayan desestimado esta enfermedad tildándola de hipocondría.

Hace medio siglo que la medicina insiste en distribuir las enfermedades en categorías según la naturaleza de los síntomas. Según eso, un especialista en las articulaciones vería el SFC como una forma de artritis, un psiquiatra la vería como una enfermedad mental y un alergólogo la vería como una manifestación de alergias. Resulta irónico que en esta época de especialización los médicos generales hayan sido el único grupo de médicos capaces de reconocer la multiplicidad de síntomas del SFC como un síndrome específico. Pero en nuestra era tecnológica es infrecuente que los especialistas escuchen a los generalistas.

Y los especialistas no han podido hacer grandes progresos en el estudio de esta enfermedad, primordialmente por la ausencia de “patología” en los órganos de su especialidad. Es decir, aunque los músculos duelan, las biopsias de músculo son normales o descubren sólo alteraciones mínimas. Aunque haya cefaleas, las tomografías cerebrales son normales. Los especialistas se interesan por las enfermedades que se originan en su área de especialidad. En estos tiempos de medicina de especialidades, un paciente del SFC podría consultar a una docena de especialistas diferentes sin que ninguno de ellos supiera dar con la causa de sus padecimientos. Cualquiera que sea la causa que produce los síntomas del SFC, cae fuera de las especialidades circunscritas. Estamos ante una enfermedad tan fundamental en su origen que afecta a todos los sistemas corporales y al mismo tiempo produce muy pocas lesiones.

A continuación se da una lista de los múltiples síntomas que aparecen en el SFC, con una estimación aproximada del porcentaje de pacientes que presentan cada síntoma. Los que ocasionan mayor sufrimiento a los pacientes van marcados con un asterisco (*).

Fatiga o agotamiento
95 %
*
Dolor de cabeza
90 %
*
Malestar general
80 %
*
Pérdida de la memoria reciente
80 %
*
Dolor muscular
75 %
*
Dificultad para concentrarse
70 %
*
Dolor en las articulaciones
65 %
*
Depresión
65 %
*
Dolor abdominal
60 %
*
Dolor en los ganglios linfáticos
50 %
*
Dolor de garganta
50 %
*
Falta de sueño reparador
90 %
*
Debilidad muscular
30 %
Sensación de sabor amargo o metálico
25 %
Trastornos del equilibrio
30 %
Diarrea
50 %
Estreñimiento
40 %
Meteorismo
60 %
Crisis de ansiedad
30 %
Dolor ocular
30 %
Irritación ocular
60 %
Visión borrosa
80 %
Visión doble
10 %
Sensibilidad a las luces intensas
80 %
Adormecimiento y/o hormigueo en las extremidades
60 %
Desmayos
40 %
Mareo
75 %
Vértigo
30 %
Torpeza
30 %
Insomnio
65 %
Fiebre o sensación de fiebre
85 %
Escalofríos
30 %
Sudores nocturnos
50 %
Aumento de peso
40 %
Alergias
60 %
Sensibilidad a sustancias químicas
25 %
Palpitaciones
55 %
Disnea
30 %
Ronchas y enrojecimiento en la cara y las mejillas
40 %
Hinchazón de las extremidades o de los párpados
20 %
Escozor al orinar
20 %
Disfunción sexual
20 %
Caída del cabello
20 %

Una lista de síntomas del SFC puede conducir a engaño, dado que a primera vista parece como si casi todos los síntomas posibles pudieran entrar en ella. Esta es otra razón de que muchos médicos no hayan aceptado la realidad del SFC: sencillamente hay demasiados síntomas. Pero el paciente que refiere estos síntomas no los enumera al azar, antes bien componen un cuadro de perfiles muy definidos que resulta casi idéntico de un paciente a otro. El cuadro sintomático es tan reproducible en los casos típicos que los pacientes saben diagnosticar el SFC en otros al instante.

1. En el texto original el autor no designa el síndrome de fatiga crónica con el nombre de CFS, acrónimo de chronic fatigue syndrome (“síndrome de fatiga crónica”), sino con el más específico, que algunos pacientes y médicos de habla inglesa prefieren, de CFIDS, acrónimo de chronic fatigue and immune dysfunction syndrome (“síndrome de fatiga crónica y disfunción inmunitaria”). Se ha juzgado oportuno mantener en la traducción el nombre más antiguo y difundido. (Nota de la traductora.)

(Del libro de David S. Bell, M.D., The Disease of a Thousand Names [Lyndonville, Pollard Publications, 1991]. Traducido y reproducido con permiso del autor. Traducción de María Luisa Balseiro.)

INGREDIENTES QUIMICOS TOXICOS en COMIDA de MCDONALDS

Posted on 8 febrero, 2012

Este artículo presenta una muestra más de los venenos químicos que nos introducen las multinacionales alimentarias en sus productos, tanto a mayores como a niños, quizás esto nos ayude a comprender un poco mejor por qué cada día más personas se ven afectadas con todo tipo de enfermedades crónicas y mortales desde la infancia.

Adicionalmente, el vídeo final muestra la crueldad sin límites con la que operan las industrias ganaderas que soportan a estos mercados.

DESPERTARES
mcdonalds, ingredientes tóxicos
McDonalds ha cedido recientemente a las exigencias del consumidor para poner fin a la utilización de carne chatarra llamada ‘pink slime’ (baba rosa) recubierto con hidróxido de amonio en sus hamburguesas y sándwiches de pollo.
  • El hidróxido de amonio es una solución utilizada para matar bacterias, la cual algunos llaman “baba rosa”. La baba rosa”se produce tratando deshechos de carnes con el producto químico, que de otra manera serían no comestibles.
El anuncio destaca el hecho de que hay muchos aditivos peligrosos para salud dentro del menú de McDonald y la razón por la que sus hamburguesas causan estragos en el cuerpo realmente tiene poco que ver con sus altos niveles de calorías y grasas. De hecho, McDonalds está totalmente encantada cuando los profesionales de la salud se olvidan de mencionar los ingredientes tóxicos ocultos en sus alimentos.

El cambio se hizo posible principalmente por Jamie Oliver, un reconocido chef que ha lanzado recientemente una campaña contra el gigante de comida rápida.

Tras una gran difusión del hecho de que McDonald estaba usando Baba Rosa’ tratadas con hidróxido de amonio, los activistas de los alimentos comenzaron a tomar acción.

Sin embargo, el cambio no significa que las opciones de comida de McDonald’s son mucho mejores para usted — en realidad, todavía son muy perjudiciales para su salud. El mismo Oliver lo explica:
  • Básicamente, estamos tomando un producto que se vende en la forma más barata para perros y después de este proceso se lo podemos dar a los seres humanos,” dijo el chef de la TV.
Una breve repaso a los aditivos de McDonalds

Este no es el único aditivo conocido en los alimentos de McDonald’s que han suscitado polémica. Anteriormente fue revelado que McNuggets de McDonald’s contienen un ingrediente igualmente inquietante, ayudando a establecer la reputación del peor alimento del planeta. Se podría pensar que los ingredientes para los nuggets de pollo consistiría en pan y pollo, quizás un poco de condimento para el sabor.

Pero ¡NO!. al contrario, los McNuggets contienen 7 ingredientes diferentes, muchos de los cuales contienen sub-ingredients. Entre estos se incluyen sustancias que conforman la ‘carne’ de los McNuggets. En lugar de utilizar carne real, la lista de ingredientes pasa por el fosfato de sodio, aceite de cártamo, almidón de trigo, dextrosa y una sustancia particularmente peligrosa conocido como extracto de levadura autolizada. El extracto de levadura autolizada es similar al glutamato Monosódico, un potenciador del sabor artificial que se ha vinculado a la obesidad y otras condiciones de salud.

Es más, los McNuggets contienen otra amplia lista de ingredientes amenazantes como el dimetilpolisiloxano, un tipo de silicona utilizado en implantes mamarios y plastilina.

El dimetilpolisiloxano es utilizado como un agente anti espumante en los nuggets.

Es evidente que incluso ignorando la “baba rosaen los productos alimenticios de McDonalds, estos comidas sintéticas siguen siendo una amenaza muy real para su bienestar general.

Un vídeo sobre el sistema de ganadería que soporta McDonald. Si quieres hacerles un favor a tus hijos; no les regales un día de “Menú McDonald”:
Enviado por semillasysalud

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Sensibilidad química múltiple: ¿víctimas del progreso?

Jueves, 02 Febrero 2012

Sensibilidad química múltiple: ¿víctimas del progreso?La sensibilidad química múltiple no es fácil de describir por la persona afectada, ni tampoco para el médico resulta fácil de identificar. Todavía son pocos los países que reconocen como enfermedad este síndrome, que a la complejidad de su etiología y presentación añade un claro sesgo de género. El Ministerio de Sanidad acaba de elaborar un documento de consenso que recoge la evidencia científica sobre este tema.

Las sustancias de síntesis que la industria emplea en una multitud de productos están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida, desde la ropa a los alimentos, en el hogar, en la calle o el lugar de trabajo. Se trata de un riesgo con el que no contaban las generaciones anteriores a nuestros abuelos. Una exposición de bajo nivel a los agentes químicos del entorno puede ser suficiente para sensibilizar a determinadas personas, en las que origina una enfermedad poco conocida hasta ahora: la sensibilidad química múltiple.

Se trata de un síndrome cuya referencia en la literatura se remonta apenas unas pocas décadas atrás. Se describió por primera vez en 1950, pero no fue hasta 1987 cuando M. Cullen lo denominó sensibilidad química múltiple, o SQM, aunque el autor utilizó inicialmente el plural (en inglés Multiple Chemical Sensitivities, o MCS) para acentuar la complejidad de su etiología y manifestaciones clínicas. En la actualidad, el uso de este término en singular ha prevalecido sobre otras denominaciones.

La SQM es objeto de estudio y debate en la comunidad científica ya que aún se desconocen sus bases fisiopatológicas y los síntomas son muy variados, con diversos mecanismos de toxicidad e implicación de múltiples sistemas y órganos. No se han descubierto biomarcadores para el diagnóstico y todavía no se ha desarrollado un tratamiento específico, sino que se utilizan diferentes recursos para el control de los síntomas, pero a pesar de estas lagunas, las personas afectadas reclaman un protocolo de atención y el reconocimiento de la enfermedad, que por ahora solo se produce en un escaso número de países.

En 1999, un grupo de expertos clínicos e investigadores con experiencia en la sensibilidad química múltiple suscribieron en Estados Unidos un consenso internacional sobre este síndrome (http://www.mcs-america.org/mcsconsensus.pdf), que adquirió cierta notoriedad pública al verse afectados miles de veteranos de la primera Guerra del Golfo que estuvieron expuestos a la contaminación de los pozos de petróleo incendiados en Kuwait durante el conflicto. El petróleo y sus derivados pueden encontrarse entre los agentes causales de una enfermedad que no afecta sólo a unos miles de soldados veteranos, sino a millones de personas en todo el mundo, en su mayoría mujeres, que han desarrollado sensibilidad a una amplia variedad de sustancias. El documento de 1999 trató de establecer seis criterios básicos en la definición de SQM:
  • Los síntomas son reproducibles con la exposición química repetida.
  • La condición es crónica.
  • Niveles bajos de exposición ocasionan manifestaciones del síndrome (dichos niveles son más bajos que los usuales o previamente tolerados).
  • Los síntomas mejoran o se resuelven cuando los incitantes son eliminados.
  • Las respuestas se presentan a múltiples sustancias sin relación química.
  • Los síntomas implican múltiples sistemas orgánicos.
Clasificación

Por ahora, la Organización Mundial de la Salud no contempla la SQM como una entidad nosológica en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), y sólo algunos países han integrado el término sensibilidad química múltiple en un código preexistente, como Alemania y Austria, donde se contempla como «alergia no especificada», y Japón, que hace referencia genéricamente a «efectos tóxicos de sustancias no específicas». En 2003, las autoridades sanitarias de Australia constituyeron un grupo de expertos en la materia, en lo que ha sido un precedente de la iniciativa adoptada en España por el Ministerio de Sanidad para elaborar un documento de consenso sobre sensibilidad química múltiple que es pionero en Europa.

En febrero de 2010, a petición de una amplia representación de asociaciones de personas afectadas por sensibilidad química múltiple (SQM), el Ministerio de Sanidad decidió crear un grupo de trabajo que estudiara este problema de salud y su atención sanitaria. Dicho grupo estaba integrado por expertos de diferentes especialidades y fue coordinado desde el Observatorio de Salud de las Mujeres (OSM) de la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, con participación de otros departamentos como Salud Pública, Sanidad Ambiental y Salud Laboral, Alta Inspección y Cartera de Servicios, la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III, y representantes de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria y la Sociedad Española de Toxicología.

El resultado de este trabajo fue presentado el pasado 30 de noviembre y se puede consultar en su integridad en la página web del Ministerio de Sanidad, en el apartado del Plan de Calidad, dentro del espacio del Observatorio de Salud de las Mujeres.

El documento recoge la evidencia científica disponible hasta el momento y se justifica, como asegura el propio Ministerio de Sanidad, en «las lagunas existentes sobre las causas de la SQM, su origen y mecanismos de acción, lo que ha dificultado el desarrollo de una base clínica científica que permita su diagnóstico y tratamiento. Estas dificultades han motivado que las personas afectadas por SQM a menudo se enfrenten a situaciones en las que sus síntomas son confundidos, siendo derivadas a diferentes especialistas con el consecuente retraso en el diagnóstico, lo que unido a la no existencia, en la actualidad, de un tratamiento adecuado tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales tanto para las personas afectadas por SQM como para sus familias».

Aportar conocimiento

El objetivo es aportar un mayor conocimiento de la SQM para facilitar al personal sanitario la toma de decisiones sobre el diagnóstico, el abordaje terapéutico, la prevención y otros aspectos relacionados con la SQM, y avanzar en unas pautas comunes de actuación. El documento contribuirá a mejorar la atención integral y multidisciplinar a las personas afectadas por SQM, ayudará a la sensibilización de la sociedad sobre este problema y actuará como instrumento de mejora de la información, calidad y equidad en la atención de las personas afectadas, por lo que se encuadra en el Plan de Calidad para el SNS.

El documento se estructura en tres partes que recogen la descripción metodológica, el análisis de las características de este síndrome en aspectos como los síntomas, etiopatogenia, comportamiento, epidemiología, manifestaciones y abordaje clínico y terapéutico, y un amplio apartado de conclusiones consensuadas por el grupo de expertos respecto al diagnóstico, tratamiento e investigación, así como las recomendaciones dirigidas a la formación de profesionales en esta materia, acceso a información sanitaria de calidad sobre la enfermedad y coordinación multisectorial.

Los expertos consideran que la medida más eficaz es evitar la exposición a las sustancias o situaciones que se identifican como desencadenantes del cuadro clínico, y dado que no existe por ahora un tratamiento curativo, las intervenciones terapéuticas deben estar dirigidas a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. En cuanto a la atención sanitaria de estos pacientes, el documento recomienda un manejo terapéutico multidisciplinar e insiste en la importancia que tiene que el personal de medicina, enfermería, trabajo social y el resto de los servicios sanitarios (auxiliares, personal de limpieza, etc.) conozca las características especiales que exige el manejo de pacientes con SQM y su entorno, y con este fin también ofrece un algoritmo de actuación sanitaria. Entre otros aspectos, se recomienda facilitar al paciente un informe médico o documento sanitario que recoja el diagnóstico de SQM, y que dicho diagnóstico figure claramente visible en la historia clínica. 

Documento de consenso sobre SQM

1. Definición de caso

1.1 Persona que con la exposición a agentes químicos ambientales diversos a bajos niveles* presenta síntomas reproducibles y recurrentes que implican a varios órganos y sistemas, pudiendo mejorar su estado cuando los supuestos agentes causantes son eliminados o se evita la exposición a ellos.

*A concentraciones menores de las que se consideran capaces de causar efectos adversos a la población general.

2. Criterios diagnósticos

2.1 La persona sufre síntomas recurrentes al exponerse a agentes químicos diversos a concentraciones menores de las que se consideran capaces de causar efectos adversos a la población general.

2.2 El síndrome SQM tiene un curso crónico.

2.3 Algunos síntomas pueden mejorar o desaparecen cuando cesa la exposición.

2.4 Los síntomas pueden aparecer con sustancias previamente bien toleradas.

2.5 Los síntomas son variables en cuanto a gravedad, frecuencia y duración.

2.6 Los síntomas no se limitan a un único órgano o sistema.

2.7 La disfunción orgánica puede ser objetivada en alguno/s de los siguientes sistemas: cardiovascular, endocrino, hepático, inmunológico, psicológico, neurocognitivo, neurológico, ginecológico, andrológico y en piel y mucosas.

2.8 La persona presenta dificultades para mantener los hábitos y actividades de la vida diaria y para acceder a los servicios sanitarios, así como una reducción de su calidad de vida.

2.9 Algunas personas afectadas de SQM pueden no tolerar bebidas alcohólicas y algunos medicamentos que previamente eran tolerados.

La sensibilidad química múltiple deja de ser anónima

Jueves, 02 Febrero 2012

La sensibilidad química múltiple (SQM) es el término más empleado para referirse a una enfermedad nueva, descrita a finales del siglo XX, aunque probablemente la génesis se remonta muchas décadas atrás, cuando la industria comenzó a utilizar masivamente la síntesis química en una multitud de productos con los que nos hemos acostumbrado a convivir. Como muestra de que nuestro conocimiento sobre esta patología aún está lejos de ser completo, la SQM ha sido denominada con otros términos tanto en literatura científica como en los reportajes de prensa que han tratado de describir estos extraños casos: síndrome de hipersensibilidad química, sensibilidad alimentaria y química, alergia cerebral, enfermedad ambiental, enfermedad del siglo XX, síndrome de respuesta a las sustancias químicas, o incluso enfermedad ecológica.

El progreso, al que nadie parece dispuesto a renunciar, se cobra también un peaje en salud que, en el caso de la sensibilidad química múltiple, adopta la forma de un síndrome complejo de origen multifactorial en el que están implicados diversos mecanismos de toxicidad, órganos y sistemas a nivel molecular, bioquímico, estructural y fisiológico. Así se define la SQM en las conclusiones de un documento de consenso con el que se da un paso adelante para sacar del anonimato a esta enfermedad. El documento ha sido elaborado por un grupo de expertos coordinado por el Ministerio de Sanidad, en una iniciativa pionera en Europa, y recoge toda la evidencia científica conocida acerca de esta enfermedad hasta el presente, desde la epidemiología y etiopatogenia a sus manifestaciones clínicas, diagnóstico, abordaje terapéutico y prevención.

Los pacientes con SQM han tenido hasta ahora todas las papeletas para que se les etiquetara con cualquier otra cosa menos con la enfermedad real que padecen, incluida una comorbilidad no menos complicada de reconocer, como la fibromialgia o la fatiga crónica. Lo que hace un documento de consenso como el que se ha publicado en España es tratar de sentar las bases para que esta enfermedad sea reconocida como tal y no como una invención de los pacientes, empezando por la propia definición de caso. Se desconocen los mecanismos biológicos que la originan, se sospecha de una multiplicidad de factores implicados, se han descrito síntomas muy diversos que implican múltiples sistemas y órganos, no existen biomarcadores específicos para el diagnóstico y tampoco hay un tratamiento etiológico o específico, tan solo sintomático. Con este balance, resulta complicado hacer una estimación de la prevalencia, entre el 0,2 y el 4% de población según diversos autores. Además, entre los afectados hay un claro predominio de mujeres. Todas esas características juntas han encarrilado en muchas ocasiones a estos pacientes hacia una consulta de salud mental, o directamente a un diagnóstico erróneo.

Este documento de consenso debe representar el principio del fin de una situación de atención inadecuada que tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales tanto para las personas afectadas por SQM como para sus familias. Por ello, no sólo se recomienda que el diagnóstico de SQM figure en la historia clínica, sino que hay un extenso apartado final en el que se reclama la apertura de líneas de investigación básica, clínica y aplicada que incremente el conocimiento sobre su epidemiología, etiología y fisiopatología, y que en todas ellas se tengan en cuenta los condicionantes de género que pueden estar influyendo en la presentación y manifestación de la SQM.