sábado, 6 de septiembre de 2014
El Dr. Nicolás Olea Serrano es
Catedrático de Medicina en la Universidad de Granada y Coordinador
de Investigación en el Hospital Clínico de esa misma ciudad. Su
especialidad es Radiología y Oncología.
El profesor Nicolás Olea es un
referente mundial en disrupción endocrina, y lleva más de 30 años
trabajando en el área de salud/enfermedad y medioambiente,
concretamente en el estudio del cáncer hormono-dependiente. El
“descubrimiento” de las hormonas en el medioambiente en 1987,
durante su estancia como Fulbright Schoolar en Boston (EEUU),
significó un cambio importante en la orientación de los objetivos
de su grupo de trabajo. Luego en 1991 participó en el consenso para
la definición de “disrupción endocrina” que tuvo lugar en
Wingspread (EEUU) de la mano de Theo Colborn, responsable de
contaminación química de WWF-US.
En la actualidad, la hipótesis de
trabajo de su grupo de investigación es ligar la exposición a
compuestos químicos con actividad hormonal y enfermedad. Los
investigadores de la UGR tratan de demostrar la exposición
inadvertida de la población general a estos compuestos químicos y
otros factores ambientales de interés, y aplican marcadores de
efecto combinado en estudios epidemiológicos de diferente diseño y
en muy distintas patologías.
Las investigaciones que se llevan a
cabo se centran en el seguimiento de la población sana
(especialmente infantil), para obtener la máxima información sobre
la exposición a disruptores endocrinos y sus efectos a largo plazo,
que aunque sean sutiles pudieran estar relacionados con exposiciones
tempranas. En definitiva, lo que se pretende es actuar
preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo.
En definitiva, lo que se pretende es
actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor
riesgo.
Entrevista al Dr. Olea para el
documental "SOS, Todos somos electrosensibles":
Tóxicos cotidianos ignorados,
causantes de muchas enfermedades graves
NICOLÁS OLEA, PROFESOR DE RADIOLOGÍA
Y MEDICINA FÍSICA DE LA UGR
«El 100% de la población tiene restos
de pesticida en la grasa corporal»
El especialista lleva quince años
investigando los efectos indeseados sobre la salud humana de
sustancias químicas presentes en alimentos y objetos de uso
cotidiano
Peces que cambian de sexo. Hombres
estériles. Mujeres con residuos de pesticidas en su leche materna...
El profesor de Radiología y Medicina Física Nicolás Olea Serrano
lleva quince años investigando los efectos de ciertas sustancias
químicas sobre la salud humana. Está convencido de que la
exposición ambiental a estos productos, que se encuentran en los
alimentos y en decenas de objetos de uso cotidiano, es la causante de
innumerables enfermedades.
-¿Qué son los disruptores endocrinos?
-Se trata de compuestos químicos
contaminantes ambientales, que una vez dentro del organismo humano
'imitan' a las hormonas naturales. La mayor parte, a las hormonas
sexuales femeninas o estrógenos. Otros pocos interfieren con las
hormonas sexuales masculinas o andrógenos. En algún caso más, hay
imitadores de las hormonas del tiroides o del control del azúcar en
sangre. Los efectos descritos están relacionados con estos sistemas
hormonales: infertilidad, endometriosis, malformaciones
génito-urinarias, diabetes o aumento de la incidencia de algunas
formas de cáncer, como mama y testículo.
-¿Qué sustancias químicas de uso
cotidiano son potencialmente peligrosas para la salud?
-Si nos ceñimos al mundo de los
disruptores endocrinos, el censo incluye cerca de 800 compuestos
identificados como tales. Hace unos años se pensaba que tan solo
algunos pesticidas de uso agrícola tenían esta propiedad. Hoy día
se sabe que tanto algunos componentes del plástico, como algunos
detergentes o componentes de productos cosméticos pueden ser
disruptores endocrinos. Hay que tener en cuenta que la UE reconoce
que de los 140.000 compuestos químicos fabricados por el hombre,
sólo hay información toxicológica suficiente de 140.
-¿Es posible demostrar la relación
entre la exposición a determinadas sustancias químicas y
enfermedades como el cáncer, el Alzheimer o el Parkinson?
-Realmente establecer una vinculación
entre exposición y enfermedad es una tarea difícil, ya que se
trata, en la mayor parte de las ocasiones, de enfermedades de
aparición tardía, multifactoriales y con un largo periodo de
incubación (tiempo que existe entre la exposición y la
manifestación clínica). A pesar de ello, las asociaciones son lo
suficientemente serias como para poner en marcha el llamado principio
de prevención, que viene a decir algo así como 'cautela ante la
incertidumbre'.
-¿Existen estudios científicos que
prueben el peligro de ciertos productos químicos?
-Existen, al menos en el mundo animal.
Está el caso preocupante de los moluscos de las rías gallegas con
una enfermedad que se llama imposex y que los hace estériles, o los
peces del río Ebro, con un síndrome que se llama intersex y que
hace indistinguibles al macho y la hembra. Como bien dice uno de los
'descubridores' de estas afectaciones, si uno piensa que nosotros
somos muy diferentes de la cañaílla gallega o la carpa del Ebro,
durmamos tranquilos. Ahora bien, si pensamos que navegamos en el
mismo barco.
-Cada vez son más los científicos que
hablan de estos temas. ¿Están respondiendo las administraciones en
consonancia?
-A duras penas. La Unión Europea
apostó con valentía por la hipótesis ambiental. De hecho, el
próximo mes de noviembre tendremos en Helsinki la reunión de
expertos para analizar los diez años de trabajo desde la primera
reunión en Weybridge (Reino Unido) en la que se confió en la
hipótesis y se subvencionaron trabajos de investigación. En España,
hay algunos esfuerzos individuales de la mayor calidad científica en
investigación animal. En humanos, se limita a lo que nuestro grupo
de Granada lleva haciendo estos últimos quince años. Un hito fue la
creación de la red Infancia y Medio Ambiente en la que participan
Barcelona, Menorca, Valencia, Alicante y Granada, y que reclutó mas
de 6.000 niños desde el embarazo de sus madres y los ha seguido
hasta los cinco años de edad. Hemos tenido ocasión de analizar los
productos químicos en las placentas y establecer el mapa regional de
distribución de contaminantes, por ejemplo de los pesticidas DDT y
endosulfán.
-No conseguimos hacerlos interesarse en
el tema en los aspectos que creemos del mayor interés: el
conocimiento científico y la prevención de la exposición humana.
Aún guardo en un marco la última carta que me dedicó el presidente
de la federación de industrias químicas por comentar a la prensa lo
que de forma repetida le había dicho en las reuniones científicas y
en publicaciones internacionales: el 100% de la población granadina
tiene DDT o sus metabolitos en la grasa. Es lo mismo que ocurre en el
resto de España, sólo que nosotros lo hemos investigado. A pesar de
la evidencia, la industria parece no interesarse y cree que es un
asunto pasado que no ha tenido consecuencias.
-Para una persona que se desenvuelve en
un entorno urbano, ¿es posible evitar estas sustancias? ¿Hay una
pauta de consumo para minimizar la exposición?
-La exposición es muchas veces
inadvertida, ya que los disruptores endocrinos se encuentran en
múltiples artículos de consumo, por ejemplo, el residuo de
plaguicidas en los vegetales o el de hormonas en las carnes; los
componentes de los plásticos en los biberones, recubrimientos de
latas de conserva o los selladores dentales; los ablandadores del
plástico en tetinas y chupetes; los antialgas en la pintura de la
piscina; los componentes de la cosmética como ftalatos, parabenes,
canfenos y benzofenonas... Y así hasta 800 compuestos. ¿Pautas de
consumo? Agricultura sin pesticidas, reducción en el empleo de
alimentos preparados y no frescos, reducción en el consumo de
plásticos y en el uso de cosmética... (por cosmética natural).
Ponencia: "Pesticidas,
detergentes, plásticos y otras hormonas"
No usar botellas de plástico ni
calentar plásticos en microondas
El pasado mes de Marzo, 3.800 expertos
en salud pública de toda España solicitaron un mayor control sobre
los disruptores endocrinos (EDCs), compuestos químicos que tienen la
capacidad de alterar el equilibrio del sistema hormonal de los seres
humanos y de la fauna.
El portavoz de este grupo de expertos,
pertenecientes a la Sociedad Española de Salud Pública y
Administración Sanitaria (SESPAS), es el catedrático de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Granada Nicolás Olea.
3.800 expertos en salud pública de
toda España han pedido a la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad, así como a la Comisión Europea, que adopten una
regulación más estricta respecto a los disruptores endocrinos
(EDCs), compuestos químicos que interfieren con el normal
funcionamiento de las hormonas esteroideas y tiroideas, entre otras.
Todos ellos pertenecen a la Sociedad
Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que
agrupa a 12 sociedades científicas y 3.800 profesionales y
científicos del campo de la Salud Pública en España y cuya misión
es contribuir a la mejora de la salud y de los servicios de atención
sanitaria de la población española. El portavoz de este grupo de
expertos es el catedrático de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Granada Nicolás Olea.
Los EDCs son sustancias químicas
sintéticas que tienen capacidad de alterar el equilibrio del sistema
hormonal de los seres humanos y de otras muchas especies de seres
vivos. Los niveles de EDCs en la población española (conocidos como
“contaminación interna”) son mucho más altos que en otros
países, “y suponen una amenaza para la salud, el bienestar y la
economía de los ciudadanos y el Estado de Bienestar”, en palabra
de los expertos.
“Los disruptores endocrinos están
presentes en muchos productos utilizados en nuestra vida cotidiana,
como alimentos, agua, envases, juguetes, textiles, plaguicidas,
productos de higiene y otros muchos artículos de consumo”. Su
presencia en el cuerpo humano puede producir problemas de salud
reproductiva (infertilidad, malformaciones congénitas), tumores y
otras enfermedades en los órganos productores de hormonas (mama,
próstata, testículos, tiroides), enfermedades metabólicas
(diabetes, obesidad), trastornos inmunológicos y afectar al
crecimiento y desarrollo normal, entre otros muchos problemas.
Según denuncian los miembros de
SESPAS, “las fuertes presiones del lobby químico en Europa y
España están obstaculizando la aplicación de los principios
básicos de la Salud Pública a través de una regulación adecuada,
así como la puesta en marcha de políticas de reducción de
riesgos”. Estas presiones para defender sus intereses corporativos
“están retrasando la acción de todas las administraciones
públicas para proteger la salud de la población”.