Publicado por Miguel Jara el 4 de diciembre de 2010
Los controladores aéreos son cuestionados y yo vuelo sobre los principios de un malestar compartido y desencadenado. Dicen que los ciudadanos salen perdiendo. El hooooooorror de los beneficios perdidos. El Estado en cuestión y el cccc… tal salen de rositas. ¿Qué está pasando? ¿Ha llegado el fin del mundo o el culo del fin? ¿Y ha llegado en puente de cinco días? ¿Ha llegado para quedarse? ¿Para qué hicieron la mili si nacieron ‘controladores’ aéreos? ¿Cómo se llama ese medicamento para las flatulencias ‘aéreas’?
Juan Gérvas me envía esto que les sumo a lo mío:
CONTROLADOS Y CONTROLADORES
Dice un miembro del Gobierno de España: “Venimos actuando con firmeza y determinación durante más de un año para acabar con los privilegios de un sector de personas que permanentemente plantea problemas a nuestro país”.
¿Se refiere a los banqueros españoles que ya han enviado a la calle a 200.000 familias (casi un millón de personas), por desahucios que no anulan las deudas hipotecarias?
¿Se refiere a los inversores de los fondos, hedge funds, a los que dio explicaciones en directo el Presidente del Gobierno en Nueva York y en agradecimiento especulan con la deuda pública española y logran intereses que triplican los previos a base de desacreditar la “marca” España?
¿Se refiere a los propios altos cargos, diputados y senadores españoles, cuyos privilegios ofenden más en tiempos de crisis, por ejemplo con pensiones máximas que logran con siete años de cotización, con indemnizaciones por cese de trabajo parlamentario, con compatibilidad legal de dos y tres sueldos y pensiones?
¿Se refiere a los sucesivos embajadores de los EEUU y a los personajes del Gobierno y de la Justicia de España que han influido para lograr acuerdos en contra de los mejores intereses españoles, según se deduce de las filtraciones de Wikileaks, como en el caso del asesinato de José Couso o la compra de motores de helicópteros a General Electric, por encima de Rolls Roice?
¿Se refiere al propio Gobierno que ha violado un acuerdo sindical para bajar el sueldo a los funcionarios, ha congelado a los pensionistas, ha eliminado el cheque-bebé, ha eliminado el complemento a los parados sin sustento, ha incrementado el IVA, ha privatizado empresas y loterías, ha reformado sin acuerdo las condiciones laborales, ha eliminado ayudas al desarrollo y demás?
No, el Ministro de Fomento se refiere a los controladores aéreos a los que, mediante un decreto-ley, un viernes aumentó las horas de trabajo a base de añadir las “disfrutadas” en bajas y en vacaciones, docencia o actividades sindicales. Estas horas son “neutras” hasta ahora para todos los españoles. Estas horas son salvaguarda de un trabajo bien hecho, del que depende la seguridad de los aviones y la salud de los trabajadores.
Los controladores respondieron con el cese del trabajo. El Gobierno de España declaró el “estado de alarma” (que afecta a todos los españoles) y militarizó a los controladores. Les aplicó una Ley de Franco (el dictador), la Ley Penal Procesal de la Navegación Aérea, de 1964. Les aplicó el Código Penal Militar, que no debería existir.
Los controladores tienen condiciones de trabajo que se basan en un convenio firmado en 1999, que el Gobierno “no ha tenido tiempo” de modificar en años. Se ha evitado, eso sí, contratar a más controladores, para evitar su aplicación a más trabajadores. Los controladores tienen un sueldo negociado de 140.000 euros, que doblan doblando el trabajo. Son trabajadores privilegiados, como los inspectores de Hacienda, los registradores de la propiedad, los notarios, los abogados del Estado y otros muchos más, incluyendo los Ministros del Gobierno, que van y vienen, por ejemplo de Vivienda (donde contribuyó a la creación de la “burbuja inmobiliaria”) a Ejército, de Sanidad (donde gestionó la crisis de la gripe A en contra de los hechos y de la lógica) a Exteriores y demás.
Los controladores abandonaron el trabajo, o no se presentaron al mismo. Los controladores son trabajadores privilegiados; también los funcionarios son trabajadores privilegiados; los que tienen una pensión son también privilegiados; los que trabajan también son privilegiados; incluso los parados que cobran algo de subsidio son unos privilegiados. Parece que sólo los muertos y pobres de solemnidad no son privilegiados.
¿Qué haremos cuando la jubilación llegue días antes de la muerte? ¿Qué haremos cuando eliminen los domingos y los conviertan en días laborables? ¿Qué haremos cuando privaticen los montes públicos? ¿Qué haremos cuando nos sumen al horario laboral las horas de vacaciones, bajas, formación y sindicales y tengamos que “compensarlas” con horas extras? ¿Qué haremos cuando privaticen las calles y para pisarlas haya que pagar a una constructora, por ejemplo? ¿Qué haremos cuando suban el IVA al 50%? ¿Qué haremos cuando declaren el estado de “estado de alarma” y nos militaricen a todos para vacunarnos contra una gripe nueva amenazante?
No son posibilidades “locas” sino reales. Son posibilidades tan ciertas como las ya certezas locas convertidas en hechos (las medidas adoptadas contra la crisis). El Estado sirve a los intereses de los que de verdad nos controlan, ante los que se humillan los políticos. Su determinación, contundencia y firmeza se ve sólo ante los trabajadores.
Hoy es con los controladores, ayer y mañana con todos. La respuesta de los controladores ha sido inoportuna. El Gobierno de España les puso ante la trágala en fin de semana clave (si no respondían) o la respuesta determinada, contundente y firme (si respondían). En ambos casos ganaba el Gobierno de España, y en ambas perdían los españoles, los controladores, los viajeros y la población.
Tenemos políticos controlados, sumisos y obedientes. Juegan con los controladores y en su culo nos dan patadas a todos. Esas patadas pretenden dar imagen de determinación, contundencia y firmeza. Falsa imagen.
Nota: el firmante es médico general y no tiene conflicto de interés con los controladores aéreos, sólo le preocupa la repercusión en salud personal y poblacional de las respuestas a la crisis económica (que ha provocado la codicia de los ricos y poderosos).
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