jueves, 24 de marzo de 2011

El hospital responde

Publicado por Miguel Jara el 22 de marzo de 2011

A comienzos de febrero pasado publiqué sobre el caso de Pilar Remiro, la auxiliar de enfermería del Hospital Puerta del Mar de Barcelona a la que no dejan ir a trabajar con mascarilla pese a que padece Sensibilidad Química Múltiple. Hace unos días me puse en contacto con la directora de Comunicación del hospital, Maribel Pérez Piñero, para interesarme por la opinión del centro. De manera muy amable me escribió explicándome la postura del Hospital y por curiosidad le enseñé a Remiro la misiva. La auxiliar de enfermería me diría lo mucho que se podría contestar a las palabras de la directora de comunicación. Así que he destacado los párrafos de Maribel y a continuación de los mismos lo que me cuenta Pilar sobre ellos:

Apreciado Sr Jara,

Hemos recibido su demanda de información en relación al tema de Pilar Remiro. En primer lugar queremos agradecerle que nos permita manifestarnos sobre este asunto y expresarle al mismo tiempo, que lamentamos profundamente la percepción de Pilar sobre el interés que la institución ha mostrado sobre sus problemas de salud.

En este sentido, ya desde el año 2007, año en el que tenemos constancia que Pilar inicia todo el proceso clínico por los problemas de salud que le aquejan, nuestra intención ha sido facilitarle soluciones y opciones laborales que le resultaran lo más beneficiosas posibles para su salud y bienestar. Por este motivo durante este tiempo se le procuraron dos traslados de puesto de trabajo y adaptación de su horario laboral.

Al valorar que su situación física podría verse comprometida debido a la carga de trabajo que suponía su labor como auxiliar de enfermería en una planta de enfermos crónicos de un centro socio-sanitario, se le proporcionó otra ubicación laboral que finalmente no resultó adecuada.

El primer traslado fue en agosto diciendo el jefe de recursos humanos del Hospital del Mar, el cual me hizo ir dos veces en un día, por la mañana no se presentó, que como las supervisoras estaban de vacaciones de momento me ponía en el ropero, sus palabras “no te preocupes de nada Pilar, el ropero está completamente automatizado y no tendrás que hacer fuerza”, allí estarás este mes, y cuando vuelvan te pondremos en alguna planta que se adapte a tu situación.

Yo que me lo creo todo, dije “si no hago lo que quiero, querré lo que hago” es mi filosofía de vida, con lo que acepté, mi sorpresa fue cuando me presenté al trabajo, me puse a buscar las máquinas, allí de automático no había ni la máquina de coser.

La compañera se reía de cómo me habían tomado el pelo, había buen ambiente, estuve a gusto a pesar de que había cosas que no podía hacer, la ropa pesa mucho. Hice mi trabajo y lo disfruté como tenía previsto con la perspectiva de que me llamarían para informarme del cambio, pasó septiembre y nada y en octubre pedí hora para hablar con el jefe de personal Sr. Vicente San José, le dije que pasaban los días y allí nadie decía nada, le pregunté si había algún problema, fue entonces cuando con una gran sonrisa me dijo “Pilar tu eres un marrón que yo no me voy a comer, eres una lisiada y aquí no queremos lisiadas, hare lo posible por que te echen del hospital“.

Pedí hablar con el jefe de recursos humanos del IMAS (Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria) y decidió que lo mejor era volver al Geriátrico que allí me habían encontrado el sitio perfecto, “estarás muy bien” dijo.

Volví al Geriátrico, donde habían encontrado el sitio perfecto, una planta compartida con Psiquiatría, anteriormente había pedido que por favor no me pusieran nunca en esa planta, con gran disgusto tuve que aceptar, aceptar estar en una planta que no tiene enfermera, solo viene si la llamas, está en otra planta, los enfermos son enfermos con demencia tan avanzada que están allí esperando a morir. Hay personas que les ha molestado que dijera que es una planta de terminales, pero es la realidad, ninguna autonomía, comen si tú les das, se mueven si tú les mueves, todo lo que conlleva la demencia en su estado más limite. Esa era la planta ideal para mi según ellos, lo que tenía de ideal es que son personas que los familiares no van a verles, por lo que nadie se entera en qué situación ni con quien están siendo cuidados, en cualquier otra planta los familiares se hubieran dado cuenta, la queja hubiera ido para el centro, así fue para mí, ya que las compañeras se sentían mal de tener que hacer mi trabajo y yo me sentía mal de no poder hacerlo.

Estos señores han visto mucha gente que está como podría estar en una zapatería, no es mi caso, yo amo mi trabajo, lo disfruto, bueno, lo disfrutaba; aquello para mí fue una tortura gigantesca. Volví a poner en pie a la comisión de seguridad en el trabajo, vinieron por tercera vez en comitiva un montón de gente. ¿De qué sirvió? De nada, como las otras veces. Unos me decían que se reunían, otros que no se habían reunido nunca, me dieron versiones para vender. Pero era lo que buscaban que nos enfrentáramos las compañeras así ellos se lavaban las manos.

Allí ya me puse a decir “no soy una pelota con la que jugar y dar patadas o desahogarse”, fuimos a juicio, en la primera que se hace de reconciliación el abogado de la empresa dijo que nada de nada. Teniendo que acabar en el juzgado. Entonces empezaron a ir las cosas de otra manera, estaba empezando a perder la inocencia.

Posteriormente se le propuso un traslado al área de consultas externas del Hospital del Mar en el turno de tarde, valorando que las cargas de trabajo del citado puesto son sustancialmente inferiores a las ocupaciones anteriores.

Aquí la insistencia del Sr Vicente San José era que hiciera mañana y tarde, el horario con mucho sentido común lo facilitó la intervención de la que sería mi jefa, no el jefe de recursos humanos.

Más tarde y cuando la Sra. Remiro planteó sus problemas de salud relacionados con la exposición a sustancias químicas, se valoró que al tratarse de un espacio ambulatorio externo al ámbito hospitalario y por las funciones que debía desempeñar, la exposición a sustancias químicas era muy improbable y por lo tanto, también, que se le pudieran ocasionar perjuicios y molestias, adaptándose incluso los horarios para facilitarle la asistencia.

No, rotundamente falso, yo solicité ampararme en el artículo 25 de la ley de protección al trabajador, en la que se reduce el horario pero no el sueldo, se denegó esta petición. Es más se dijo que si se reducía el horario se reducía el salario. Si yo admitía eso tenía reducción de horario.

En cualquier caso, en todo este proceso el criterio clínico que ha prevalecido, así como las decisiones médicas adoptadas por los profesionales de salud laboral en las más de 20 visitas que se le han realizado, se ha fundamentado tanto en la evidencia científica como en la información que ella misma ha ido proporcionando.

La gran mayoría de esas visitas fueron realizadas con el Dr. Figuerola, el médico de empresa que se preocupaba por los trabajadores y que ya no está, se puso malito, estas visitas se realizaron entre 2006 y 2007 donde él se preocupó de hacerme todo tipo de pruebas y de apoyarme, dado que yo no admitía el diagnóstico de las enfermedades. Desde entonces hasta el 2010 habrán sido cinco visitas provocadas por mi solicitud de que se implicara el comité de empresa y riesgos laborales, una de estas visitas fue el día que me presenté con la mascarilla, en la que el médico de empresa me dijo: “Pilar llevas la mascarilla para provocar a la empresa” me quedé a cuadros de oír a un médico decir eso. Creo que fundamento científico poco, por parte de ellos.

No obstante, sentimos que Pilar no se haya sentido atendida conforme a sus expectativas, porque el principal objetivo del equipo del servicio de prevención y salud laboral es desarrollar una labor encaminada a favorecer la protección y la promoción de la salud de los y las profesionales que prestan sus servicios en nuestra organización.

No lo sientan tanto prepárense mejor y no hablen de lo que no conocen, pues empeoran la situación y toman decisiones que no es que sean erróneas, es que solo van a afianzar a los jefes y la silla de ustedes pero no al trabajador, a los trabajadores los estresan con mucha soltura. Un médico que se preocupa tanto no te llama a tu casa para decirte que dejes de hacer público el caso.

Atentamente,
Maribel Pérez Piñero
Directora de Comunicació Corporativa.

Fuente: http://www.migueljara.com/2011/03/22/el-hospital-responde/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

He dejado este comentario también en el Blog de Miguel Jara:
Es tan evidente la mala gestión de los problemas que puedan derivarse de una enfermedad en su institución, que me sumo a las personas que les están proporcionando la información a la que parece que a ustedes les resulta difícil acceder, que como bien han comentado en este espacio hay mucha, les invito a leerla, por mi parte lo que intentare ampliar la información:
Los síntomas de la SQM se agudizan en una crisis, incluyendo fatiga crónica (fatiga que llega a ser invalidante completamente), trastornos respiratorios, irritación de mucosas, problemas digestivos, náuseas, diarreas, cardiovasculares, taquicardias, dermatológicos, dolor de cabeza, confusión mental y dolores que no mejoran hasta perder el contacto con el desencadenante, incluso aún perdiendo el contacto, las secuelas pueden durar mucho.
Las casas deben mantenerse lo más despejadas cualquier producto, para bajar la carga tóxica.
Repito lo que ya han comentado, es vergonzoso que un hospital tenga tampoco respeto por la salud, la persona afectada de SQM no puede trabajar por lo que se precisa la contribución económica y de elementos por parte del entorno familiar y/o afectivo.

Y a Pilar como tantos que han escrito aquí, mi solidaridad y mi admiración por un esfuerzo que no tendrías que haber hecho si el Hospital fuera consciente de lo que es la enfermedad, no hay más sordo que el que no quiere oír, ni más ciego que el que no quiere ver.


Susana

Dori Fernández dijo...

Gracias por el comentario Susana poco que añadir a lo que dices, hay que seguir luchando por el reconocimiento de esta enfermedad y porque se reconozcan nuestros derechos.

Anónimo dijo...

No hay nada escondido entre el Cielo y la Tierra... tarde o temprano la verdad sale a flote. El destino de quienes no han obrado bien es inexorable. Ya no podrán nunca ocultar su pasado.
Espero que te queden recursos para seguir adelante en medio de este desierto, que me avergüenza. Hay la sensación de que todo lo que se haga sirve de poco, mira la cantidad de gente que va dando datos y explicando con sensatez lo que hay y no les escuchan. Mis mejores deseos para ti. Estas siendo muy valiente.

Francisco