martes, 2 de agosto de 2011

Sobrepesca, falso etiquetaje y etiquetado sobre el mercurio

Ecologistas en Acción - Martes.12 de julio de 2011 - 171 visitas
El falso etiquetaje es una práctica común y cada vez más extendida, Ecologistas en Acción no pretende alarmar, sino exigir al gobierno que adopte todas las medidas necesarias para asegurar la trazabilidad y calidad de los productos pesqueros de la forma más clara y veraz posible.

Debido al pésimo estado de los caladeros europeos, Ecologistas en Acción pide a los responsables en materia de pesca un cambio radical en la gestión de los recursos pesqueros, ya que las malas políticas pesqueras y nuestro voraz apetito están afectando al estado del ecosistema acuático.

El aumento de consumo de productos pesqueros, entre los cuales nuestro país se encuentra entre los mayores depredadores, casi 45 kg de pescado al año por persona (mientras que la media mundial es de unos 17 kg/año), junto con la sobreexplotación de los recursos y la consecuente proliferación de piscifactorías y las granjas de engorde, están sin lugar a dudas cambiando nuestros hábitos de consumo ¿pero somos realmente conscientes de este cambio y del impacto que esto causa en el ecosistema?

Los platos tradicionalmente cocinados con dorada o lubina se han ido substituyendo por sus homólogos cultivados en piscifactorías, que aunque no tienen ni el mismo sabor ni calidad, su precio es mucho más accesible. Ahora bien, existen otros ejemplos cuya substitución por otras especies resulta preocupante y aunque no nos percatemos lo único que ha permanecido intacto es el nombre del plato, ya que la especie cocinada se ha sustituido por otras:
  • En Gran Canaria, los “longorones fritos” o “pejines secos”, platos muy populares formados por inmaduros de boquerón, o en Tenerife, los “gueldes fritos”, ejemplares de guelde blanco, Atherina presbyter, cuya captura está prohibida por la Ley de Pesca de Canarias y que son adultos que ya no crecen más, están siendo sustituidos en ambos casos por pescaditos de la especie Atherina boyeri, pez de agua salobre o dulce cultivado en Turquía y cuyo producto se puede encontrar congelado en bolsas de kilo en diferentes cadenas de supermercados.
  • En Málaga, el chanquete, Alphia minuta, fue una de las primeras especies sobre las que se impuso una veda indefinida des del 1988. Hoy en día ya casi no queda y su captura y venta continúan prohibidas en toda Andalucía (aunque se sigue pescando furtivamente). Ahora bien, el chanquete, que suele medir unos 4 cm, se vende mezclado con alevines de otras especies: boquerón, sardina, gambas, langostinos, puntillitas, pijotas, toritos... Así pues, aunque el nombre del plato típico “chanquete frito” haya permanecido intacto, su contenido está hoy en día formado por variedad de inmaduros, cuya captura es por lo tanto ilegal, ya que la pesca de cualquier especie cuya talla no sea la reglamentaria está prohibida.
  • El marrajo, Isurus oxyrinchus, que se vende como cazón, Galeorhinus galeus, que a su vez, sobretodo si lo compramos troceado o congelado, no corresponde a cazón sino a caella, Prionace glauca (llamada también tintorera, mussola o tiburón azul según las zonas), es otro claro ejemplo de lo difícil que es saber lo que realmente comemos. Así pues, los conocidos platos como el “cazón en adobo”, “cazón en amarilo”, etc., conservan su nombre, pero su ingrediente estrella no es otro que la caella.
El mero, Epinephelus marginatus, uno de los pescados más apreciados, más caros y también cada vez más escaso en nuestras costas, se suele ofrecer en los supermercados o pescaderías en forma de unos magníficos “filetes de mero” a un precio más accesible, o no. Pero en realidad, lo más probable es que estos filetes sean perca del Nilo, Lates niloticus. Así pues, y resumiéndolo muy brevemente, el comprador (seguramente sin saberlo), estará participando en una compleja injusticia social y ambiental de grandes dimensiones que ha transformado el tejido socioeconómico de miles de personas alrededor del Lago Victoria.

Ahora bien, el falso etiquetado se convierte en un fraude mayor (y cada vez más expandido) cuando se venden especies de poco valor por otras de mayor valor, lo que no beneficia en ningún caso al pescador, ni tampoco al consumidor, sino que el mayor beneficiario de este engaño al que estamos frecuentemente sometidos son los empresarios y los intermediarios de los productos pesqueros. Auque como participes podríamos también culpar a las administraciones y responsables políticos que no aplican las medidas necesarias para impedirlo.

Según un estudio realizado por la Universidad de Oviedo, casi el 40% de la merluza está mal etiquetada y la merluza procedente del Sur y Suroeste de África Merluccius capensis, especie más barata que Merluccius hubbsi, procedente de la costa Este de Suramérica o Merluccius merluccius procedente de la costa atlántica o del Mediterráneo y comúnmente conocida como merluza o pescadilla, es frecuentemente etiquetada erróneamente y vendida fraudulentamente.

Otros fraudes comunes que se observan en las grandes superficies es el de etiquetar la caballa del sur, Scomber japonicus, también conocida por estornino, tonino…, por la caballa de la especie Scomber scombrus que es más fina, contiene menos espinas y cuyo precio es superior. No dejan de sorprender otros casos en los que la diferencia de precio entre ambas especies es aún mayor, como por ejemplo etiquetar fraudulentamente la melva, Auxis rochei, con el nombre de atún rojo, Thunnus thynnus. Además, aprovechando la similitud de sabores, es muy posible que en algunos restaurantes nos sirvan lenguado, pero que en realidad estemos comiendo lenguadina, o pidamos besugo pero nos comamos breca.

Está compleja situación es aún más grave si tenemos en cuenta la falta de información sobre la calidad o toxicidad de los productos que consumimos. Debemos tener presente que muchas de las especies aquí nombradas rebasan con frecuencia la presencia de contaminantes por encima de los niveles recomendados. Ecologistas en Acción no pretende alarmar, sino exigir al Gobierno que adopte todas las medidas necesarias para asegurar la trazabilidad y calidad de los productos pesqueros de la forma más clara y veraz posible.

Debido al aumento de la acuicultura, sobreexplotación, exportación y falso etiquetado, podría parecer que todo continúa igual, pero las capturas de muchas de las especies comúnmente consumidas han disminuido o incluso han desaparecido debido entre otros a la sobreexplotación pesquera. Por este motivo Ecologistas en Acción pide a los responsables en materia de pesca un cambio radical en la gestión de los recursos pesqueros, ya que las malas políticas pesqueras, Europeas y nacionales, y nuestro voraz apetito están afectando gravemente al estado de los ecosistemas acuáticos, los pescadores artesanales, las comunidades costeras tradicionales que dependen de la pesca y por ende nuestra propia seguridad alimentaria y la de terceros países.

Exigen etiquetado del pescado con el contenido de mercurio

A raíz de la reciente publicación de los resultados de un informe “confidencial” sobre la contaminación del pescado de consumo, Ecologistas en Acción exige que el etiquetado de estos productos informe a los consumidores sobre los niveles de mercurio que contengan y los riesgos asociados, especialmente en grandes pescados predadores como el atún, el tiburón y el pez espada.

En 2010, la Comisión Europea propuso regular la información que debían contener las etiquetas de ciertos alimentos. En aquella ocasión, Ecologistas en Acción, recomendó que inmediatamente después de la lista de ingredientes, la etiqueta incluyera la frase: “Contiene metilmercurio. No recomendado para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, mujeres en edad fértil y niños”.

El mercurio es un potente tóxico que provoca daños al sistema nervioso incluso en dosis muy pequeñas. Una vez depositado en un ambiente acuático, el mercurio se transforma en su forma más tóxica, el metilmercurio, y se acumula en los peces, los animales y los humanos que los consumen. La población más vulnerable a sus efectos son los niños y las mujeres en edad fértil, embarazadas o en periodo de lactancia, que pueden transmitírselo a sus hijos y afectar al desarrollo del cerebro. En cualquier caso, todos somos sensibles a la toxicidad del mercurio y debemos reducir al mínimo nuestro consumo de pescado contaminado, que puede afectar a los riñones, al hígado y a los sistemas cardiovascular, inmune y reproductor.

El mercurio nunca desaparece del medio ambiente, asegurando que la contaminación de hoy seguirá siendo un problema en el futuro. Los peces que más contaminantes acumulan son los que viven más tiempo y se alimentan de otros peces.

En España, una de las principales fuentes de contaminación por mercurio es la industria del cloro, que sigue utilizando, con el beneplácito de las administraciones, una tecnología del siglo XIX, obsoleta y peligrosa, y las centrales térmicas de carbón, que contaminan el aire, envenenan fuentes y manantiales y cuyas emisiones el gobierno no regula.
Ecologistas en Acción lleva varios años analizando muestras de aire y suelo en los alrededores de las fábricas de cloro y denunciando la impunidad con la que estas empresas siguen contaminando.
http://www.ecologistasenaccion.org/...

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