Durante treinta años María José no supo qué le ocurría.
Dice que nació con pintitas porque su madre inhaló humo cuando estaba embarazada, que creció junto a una chimenea y a una fábrica de tabaco y más tarde sufrió una terrible sobredosis de medicamentos.
Hacerse mayor
A pesar de todo, Mariajo era una niña hiperactiva y buena estudiante que daba clases de baile a niños y mayores.
Pero a los once años sufrió una devastadora crisis de fatiga. Sin embargo, Mariajo creyó que en eso consistía hacerse mayor y siguió adelante.
Los problemas de salud iban en aumento -alergias, dolores, fatiga- y obligaron a María José a dejar el ballet, pero consiguió terminar sus estudios universitarios, incluso los de posgrado.
Trabajos que enferman
Seguía sufriendo fatiga y terribles migrañas y los medicamentos no le ayudaban, pero aún así trabajaba, aunque el humo del tabaco de los compañeros y los edificios enfermos dañaron aún más su salud.
Pero lo peor llegó cuando empezó a trabajar como bibliotecaria-documentalista en un organismo en el que fumigaban los libros pero también a los trabajadores, que tenían que permanecer en su puesto durante estas operaciones.
Finalmente en el otoño de 2005 le diagnosticaron sensibilidad química múltiple (SQM), síndrome de fatiga crónica (SFC), fibromialgia (FM) y lumbalgia crónica.
Mi estrella de mar
Mariajo se dio cuenta de la absoluta falta de información que había sobre la SQM, ya que ni siquiera los médicos la conocían, y por eso, en mayo de 2006, comenzó a publicar su blog, Mi estrella de mar, pionero en estos temas.
Maria José Moya Villén, así es su nombre completo, ha tenido que dejar de trabajar, vive prácticamente encerrada y aislada y además sufre de electrosensibilidad asociada a la SQM, una enfermedad no reconocida oficialmente en España.
Sin embargo, sigue publicando en Mi estrella de mar, donde cuenta su historia, pero también ofrece información rigurosa y recursos prácticos para afrontar la SQM y sus patologías hermanas (síndrome de fatiga crónica, electrosensibilidad y fibromialgia), así como cualquier tema relacionado.
Por eso, recomendamos a todos leer Mi estrella de mar, especialmente a los afectados pero también a profesionales de la salud, educadores, legisladores, trabajadores sociales y sindicalistas, para que todos comprendamos que como dice Mariajo, los cientos de miles de químicos sintéticos que nos rodean acaban pasando factura: a nosotros y a las generaciones futuras.
Foto: Elvira Megias.
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