Jueves,
02 Febrero 2012
Las
sustancias de síntesis que la industria emplea en una multitud de
productos están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida,
desde la ropa a los alimentos, en el hogar, en la calle o el lugar de
trabajo. Se trata de un riesgo con el que no contaban las
generaciones anteriores a nuestros abuelos. Una exposición de bajo
nivel a los agentes químicos del entorno puede ser suficiente para
sensibilizar a determinadas personas, en las que origina una
enfermedad poco conocida hasta ahora: la sensibilidad química
múltiple.
Se
trata de un síndrome cuya referencia en la literatura se remonta
apenas unas pocas décadas atrás. Se describió por primera vez en
1950, pero no fue hasta 1987 cuando M. Cullen lo denominó
sensibilidad química múltiple, o SQM, aunque el autor utilizó
inicialmente el plural (en inglés Multiple Chemical Sensitivities, o
MCS) para acentuar la complejidad de su etiología y manifestaciones
clínicas. En la actualidad, el uso de este término en singular ha
prevalecido sobre otras denominaciones.
La
SQM es objeto de estudio y debate en la comunidad científica ya que
aún se desconocen sus bases fisiopatológicas y los síntomas son
muy variados, con diversos mecanismos de toxicidad e implicación de
múltiples sistemas y órganos. No se han descubierto biomarcadores
para el diagnóstico y todavía no se ha desarrollado un tratamiento
específico, sino que se utilizan diferentes recursos para el control
de los síntomas, pero a pesar de estas lagunas, las personas
afectadas reclaman un protocolo de atención y el reconocimiento de
la enfermedad, que por ahora solo se produce en un escaso número de
países.
En
1999, un grupo de expertos clínicos e investigadores con experiencia
en la sensibilidad química múltiple suscribieron en Estados Unidos
un consenso internacional sobre este síndrome
(http://www.mcs-america.org/mcsconsensus.pdf), que adquirió cierta
notoriedad pública al verse afectados miles de veteranos de la
primera Guerra del Golfo que estuvieron expuestos a la contaminación
de los pozos de petróleo incendiados en Kuwait durante el conflicto.
El petróleo y sus derivados pueden encontrarse entre los agentes
causales de una enfermedad que no afecta sólo a unos miles de
soldados veteranos, sino a millones de personas en todo el mundo, en
su mayoría mujeres, que han desarrollado sensibilidad a una amplia
variedad de sustancias. El documento de 1999 trató de establecer
seis criterios básicos en la definición de SQM:
- Los síntomas son reproducibles con la exposición química repetida.
- La condición es crónica.
- Niveles bajos de exposición ocasionan manifestaciones del síndrome (dichos niveles son más bajos que los usuales o previamente tolerados).
- Los síntomas mejoran o se resuelven cuando los incitantes son eliminados.
- Las respuestas se presentan a múltiples sustancias sin relación química.
- Los síntomas implican múltiples sistemas orgánicos.
Clasificación
Por
ahora, la Organización Mundial de la Salud no contempla la SQM como
una entidad nosológica en la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE), y sólo algunos países han integrado el término
sensibilidad química múltiple en un código preexistente, como
Alemania y Austria, donde se contempla como «alergia no
especificada», y Japón, que hace referencia genéricamente a
«efectos tóxicos de sustancias no específicas». En 2003, las
autoridades sanitarias de Australia constituyeron un grupo de
expertos en la materia, en lo que ha sido un precedente de la
iniciativa adoptada en España por el Ministerio de Sanidad para
elaborar un documento de consenso sobre sensibilidad química
múltiple que es pionero en Europa.
En
febrero de 2010, a petición de una amplia representación de
asociaciones de personas afectadas por sensibilidad química múltiple
(SQM), el Ministerio de Sanidad decidió crear un grupo de trabajo
que estudiara este problema de salud y su atención sanitaria. Dicho
grupo estaba integrado por expertos de diferentes especialidades y
fue coordinado desde el Observatorio de Salud de las Mujeres (OSM) de
la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, con
participación de otros departamentos como Salud Pública, Sanidad
Ambiental y Salud Laboral, Alta Inspección y Cartera de Servicios,
la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de
Salud Carlos III, y representantes de la Sociedad Española de
Medicina Familiar y Comunitaria y la Sociedad Española de
Toxicología.
El
resultado de este trabajo fue presentado el pasado 30 de noviembre y
se puede consultar en su integridad en la página web del Ministerio
de Sanidad, en el apartado del Plan de Calidad, dentro del espacio
del Observatorio de Salud de las Mujeres.
El
documento recoge la evidencia científica disponible hasta el momento
y se justifica, como asegura el propio Ministerio de Sanidad, en «las
lagunas existentes sobre las causas de la SQM, su origen y mecanismos
de acción, lo que ha dificultado el desarrollo de una base clínica
científica que permita su diagnóstico y tratamiento. Estas
dificultades han motivado que las personas afectadas por SQM a menudo
se enfrenten a situaciones en las que sus síntomas son confundidos,
siendo derivadas a diferentes especialistas con el consecuente
retraso en el diagnóstico, lo que unido a la no existencia, en la
actualidad, de un tratamiento adecuado tiene consecuencias físicas,
psicológicas y sociales tanto para las personas afectadas por SQM
como para sus familias».
Aportar
conocimiento
El
objetivo es aportar un mayor conocimiento de la SQM para facilitar al
personal sanitario la toma de decisiones sobre el diagnóstico, el
abordaje terapéutico, la prevención y otros aspectos relacionados
con la SQM, y avanzar en unas pautas comunes de actuación. El
documento contribuirá a mejorar la atención integral y
multidisciplinar a las personas afectadas por SQM, ayudará a la
sensibilización de la sociedad sobre este problema y actuará como
instrumento de mejora de la información, calidad y equidad en la
atención de las personas afectadas, por lo que se encuadra en el
Plan de Calidad para el SNS.
El
documento se estructura en tres partes que recogen la descripción
metodológica, el análisis de las características de este síndrome
en aspectos como los síntomas, etiopatogenia, comportamiento,
epidemiología, manifestaciones y abordaje clínico y terapéutico, y
un amplio apartado de conclusiones consensuadas por el grupo de
expertos respecto al diagnóstico, tratamiento e investigación, así
como las recomendaciones dirigidas a la formación de profesionales
en esta materia, acceso a información sanitaria de calidad sobre la
enfermedad y coordinación multisectorial.
Los
expertos consideran que la medida más eficaz es evitar la exposición
a las sustancias o situaciones que se identifican como
desencadenantes del cuadro clínico, y dado que no existe por ahora
un tratamiento curativo, las intervenciones terapéuticas deben estar
dirigidas a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. En
cuanto a la atención sanitaria de estos pacientes, el documento
recomienda un manejo terapéutico multidisciplinar e insiste en la
importancia que tiene que el personal de medicina, enfermería,
trabajo social y el resto de los servicios sanitarios (auxiliares,
personal de limpieza, etc.) conozca las características especiales
que exige el manejo de pacientes con SQM y su entorno, y con este fin
también ofrece un algoritmo de actuación sanitaria. Entre otros
aspectos, se recomienda facilitar al paciente un informe médico o
documento sanitario que recoja el diagnóstico de SQM, y que dicho
diagnóstico figure claramente visible en la historia clínica.
Documento
de consenso sobre SQM
1.
Definición de caso
1.1
Persona que con la exposición a agentes químicos ambientales
diversos a bajos niveles* presenta síntomas reproducibles y
recurrentes que implican a varios órganos y sistemas, pudiendo
mejorar su estado cuando los supuestos agentes causantes son
eliminados o se evita la exposición a ellos.
*A
concentraciones menores de las que se consideran capaces de causar
efectos adversos a la población general.
2.
Criterios diagnósticos
2.1
La persona sufre síntomas recurrentes al exponerse a agentes
químicos diversos a concentraciones menores de las que se consideran
capaces de causar efectos adversos a la población general.
2.2
El síndrome SQM tiene un curso crónico.
2.3
Algunos síntomas pueden mejorar o desaparecen cuando cesa la
exposición.
2.4
Los síntomas pueden aparecer con sustancias previamente bien
toleradas.
2.5
Los síntomas son variables en cuanto a gravedad, frecuencia y
duración.
2.6
Los síntomas no se limitan a un único órgano o sistema.
2.7
La disfunción orgánica puede ser objetivada en alguno/s de los
siguientes sistemas: cardiovascular, endocrino, hepático,
inmunológico, psicológico, neurocognitivo, neurológico,
ginecológico, andrológico y en piel y mucosas.
2.8
La persona presenta dificultades para mantener los hábitos y
actividades de la vida diaria y para acceder a los servicios
sanitarios, así como una reducción de su calidad de vida.
2.9
Algunas personas afectadas de SQM pueden no tolerar bebidas
alcohólicas y algunos medicamentos que previamente eran tolerados.
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