martes, 3 de abril de 2012

Macaco: 'Estamos en un tiempo de fuego, de quemar todo lo que ya no sirve'


Sergio Moreno | Vídeo: Rodrigo Terrasa | Foto: F. Alvarado | Valencia

Actualizado domingo 01/04/2012

Dani Carbonell, Macaco, es muy 'fan' de los filósofos (cita a dos, que ya es citar), así a bulto. Lo es también de Benjamín Prado (durante la entrevista aparece un pensamiento de su último libro. "¿Cómo, a ver? Es buenísimo". Decía algo parecido a... sobrevivir es ir haciéndose del tamaño de las circunstancias. "Está chulísimo". Y a ver quién no le cree) y de Saramago, del que aprovecha una de las reflexiones del documental 'José y Pilar' para abrir su nuevo trabajo, el discográfico, 'El murmullo del fuego', porque hay dos: un disco y un libro.

"Son proyectos diferentes que nacieron de una manera paralela. Todos los textos de 'Amor a lo diminuto' son originales, para nada sobras de canciones. No sé si son cuentos, aforismos... Tampoco es un libro de viajes, pero está escrito durante un viaje por México, Brasil, Argentina, Francia, Sáhara... Hice también más de 3.000 fotos de cosas pequeñas siguiendo la idea esta de amor a lo diminuto y aparecen unas 200 para acompañar los textos".

"Siempre busco que haya relaciones en lo que hago. No hago discos conceptuales, pero sí hay líneas conductoras que van a través de las canciones durante todo el disco. Me gusta mucho jugar con los elementos. En 'Puerto presente' está la cosa del agua, los azules, el ambiente portuario... Aquí, tenía mucho en la cabeza el rojo, el fuego".

Y como no hay dos fuegos iguales, como se figuró Galeano, Macaco los contempla todos, ese mar de fueguitos. "Me gustaba el contraste entre la palabra murmullo y fuego. 'Murmullo' es, aparentemente, algo pequeño, que se crea con el boca oído, que es como he crecido yo. El fuego quema y da luz. Ahora estamos muy en un momento así, de que hay que quemar lo que ya no sirve para continuar e iluminarnos los unos a los otros".

Y entre tanto mensaje 'felicista' está el curro de cantante: con promociones, giras y pateos para llegar a tiempo a los compromisos. Porque ser Macaco, dice Macaco, no es fácil: "Me produce mucho placer tocar en directo, pero también es trabajo. La gente que cree que estamos a todas horas de fiesta, tal... Por lo menos yo no sé hacerlo así. A veces entre concierto y concierto duermes cuatro horas, te levantas hecho polvo, desayunas, coges algo del bufé y te marchas a otra ciudad. Son auténticas palizas".

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