Recientemente decían en las noticias
de TV3 que el suicidio era ya la primera causa de muerte en personas
de mediana edad y la tercera en jóvenes de edades comprendidas entre
los 18 a los 29 años.
Al escucharlo sentí un profundo
escalofrío. Fabi tenía 28 años cuando decidió dejarnos para
siempre porque no soportó más, tanta marginación y sufrimiento.
En
dichas noticias sin embargo, citaban como única causa de estas
muertes a la depresión y en ese punto sentí que la mente viajó más
de tres años atrás, cuando nuestro hijo murió y pensé que cuantos
de estos fríos datos correspondían a personas que no estaban
deprimidas.
Sin duda, no interesa a las autoridades informar que muchas de estas muertes no fueron por depresión o en cualquier caso, omiten las causas de la misma, de lo contrario, tendrían que decir que muchas de esas personas deprimidas, lo estaban porque padecían enfermedades que las autoridades se niegan a reconocer.
Deberían reconocer que la marginación saniaria y social a las que se ven sometidos estos enfermos, los conduce a un lógico estado de depresión que puede llevarlos al suicidio como ha ocurrido ya en numerosas ocasiones y entre ellos, nuestro querido hijo Fabi.
Deberían reconocer que, de haber tomado medidas sanitarias y sobre todo, reconocer estas enfermedades, muchas de estas muertes no hubieran ocurrido.
Deberían reconocer tantas cosas... ¿Verdad señores políticos...?
Sin duda, no interesa a las autoridades informar que muchas de estas muertes no fueron por depresión o en cualquier caso, omiten las causas de la misma, de lo contrario, tendrían que decir que muchas de esas personas deprimidas, lo estaban porque padecían enfermedades que las autoridades se niegan a reconocer.
Deberían reconocer que la marginación saniaria y social a las que se ven sometidos estos enfermos, los conduce a un lógico estado de depresión que puede llevarlos al suicidio como ha ocurrido ya en numerosas ocasiones y entre ellos, nuestro querido hijo Fabi.
Deberían reconocer que, de haber tomado medidas sanitarias y sobre todo, reconocer estas enfermedades, muchas de estas muertes no hubieran ocurrido.
Deberían reconocer tantas cosas... ¿Verdad señores políticos...?
En cualquier caso, el suicidio en si,
independientemente de las causas que indujeron al mismo, deberá
considerarse como un estrepitoso fracaso de nuestro sistema y quizás
deberíamos intentar contemplarlo de un modo distinto a como se
aborda ahora (mejor dicho se oculta...) y en cualquier caso, tratarlo
con mayor respeto.
Cuando eres el protagonista de una
tragedia como la nuestra, quedas estigmatizado para el resto de tu
vida porque el suicidio es algo inadmisible para todo el mundo sin
entrar en posibles consideraciones por el suicida aunque, queremos
aclarar que nosotros no sentimos esa estigmatización como tal,
puesto que contemplamos la muerte por suicidio como un modo más de
morir y que se remonta a los mismos albores de la humanidad,
independientemente de los contextos políticos y religiosos”.
Claro, si las personas que se ven
atrapadas por la circunstancia que sea, recurren al suicidio, pueden
aumentar más las cifras y esto, en una supuesta sociedad del
bienestar tendría difícil explicación.
A pesar de ello, el suicidio siempre existió y probablemente se reaccionó de manera idéntica a la actual en términos generales, aunque ello nunca fue obstáculo para que las personas que tomaban esa drástica decisión, lo hicieran igualmente, en un último acto de libre voluntad.
No todos tienen la fuerza suficiente como para enfrentarse a la sociedad que juzga y condena al suicida y a la familia que queda desolada por tan trágico suceso y por esa razón, se procura ocultar en la medida de lo posible. Algo que en realidad, también hacen las autoridades de todos los países del mundo.
A pesar de ello, el suicidio siempre existió y probablemente se reaccionó de manera idéntica a la actual en términos generales, aunque ello nunca fue obstáculo para que las personas que tomaban esa drástica decisión, lo hicieran igualmente, en un último acto de libre voluntad.
No todos tienen la fuerza suficiente como para enfrentarse a la sociedad que juzga y condena al suicida y a la familia que queda desolada por tan trágico suceso y por esa razón, se procura ocultar en la medida de lo posible. Algo que en realidad, también hacen las autoridades de todos los países del mundo.
El suicidio para ellos, para las autoridades políticas y sanitarias, es un fracaso implícito de nuestro sistema y este puede quedar estigmatizado como ocurre con las familias que vivimos ese duro proceso. Porque pueden aparecer demasiados interrogantes de muy complicadas respuestas y más difíciles soluciones.
¿Será
que falla algo en nuestro sistema...?
Mejor mirar para otro lado; mejor negar que sea una realidad que crece de manera imparable.
Mejor seguir mirando para otro lado como si nada ocurriera; como hace una buena parte de la sociedad, quizás contagiados por esa falsa sensación de bienestar; como si nuestro sistema funcionara perfectamente y no fuera preciso efectuar correcciones.
Mientras tanto, los suicidios seguirán aumentando...
Si nos escondemos de la enfermedad; del dolor y la muerte, cuando esta es por un suicidio, la reacción es aún más extrema. No sabemos que decir ni que hacer. Es un tema tabú.
Son pocos los que piensan en él como persona. Que razones pudieron conducirla a hacer algo así; en cual podía ser su situación.
Cuando se dirigen al suicida lo hacen con desprecio...
- ¡Que cobarde...!
Nadie entra a considerar que también puede haber algo de suicida en el que se pone frente a un toro o participa en carreras de altísimas velocidades; o que desarrolla cualquier actividad, profesional o no, de alto riesgo para sus vidas, sin motivos aparentes o por elevados sueldos.
Es algo aceptado e incluso alabado.
Pero si alguien decide terminar por causas que no sean las citadas, simplemente porque no puede más con su vida por las razones que sean (siempre dramáticas...), queda condenado para la eternidad.
Reconociendo pues que el suicidio existe desde que la humanidad comenzó a articular sus primeros movimientos, deberemos convenir que es absurdo que lo ocultemos sabiendo que son miles y miles las personas que lo hacen en todo el mundo.
El caso de nuestro hijo es uno más puesto que se están suicidando muchas personas que padecen FM, SFC y SQM como también denuncia Clara Valverde "Pues tienes buena cara"
Numerosos suicidios por estas enfermedades y otros muchos más de los que no tenemos conocimiento porque es ocultado sistemáticamente.
Y si los analizamos uno por uno, veremos que todos están unidos por un mismo hilo: el dolor, la incomprensión médica y social y las constantes humillaciones que tienen que soportar estas personas que terminan conduciéndoles a la soledad.
Leyendo el libro de Clara Valverde había momentos que creíamos que era el que nosotros estábamos escribiendo pues las difíciles situaciones que tenía que superar en el día a día, eran calcadas a las que tuvo que sufrir Fabi y su denuncia estaba en general, dirigida a los mismos lugares que la nuestra: la sanidad pública, los políticos, la sociedad...
Lo que diferencia a Fabi de las demás tragedias es que él dejó una carta que resultó ser todo un legado para el mundo y que esta no deja indiferente a nadie y por ello son muchas las personas que están luchando contra estas injusticias.
Entre ellos nosotros, los padres de Fabi... una víctima más...
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