17nov
2012
es
"La balada de los miserables" (Akal, 2012)
miserables/9788446035435.
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en
http://es.wikipedia.org/wiki/Aníbal_Malvar Sígueme en
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@anibalmalvar
Un
fiscal anda pidiendo multas de entre 60 y 90 euros a unos
manifestantes por insultar al presunto ministro de Educación y
Cultura, José
Ignacio Wert.
Tal fiscal ha de ser, sin duda, catalán y secesionista, o quizá
francmasón, ya que con esta postura está atacando uno de los rasgos
de españolidad que mejor nos definen como patria: el insulto al
político. Prohibir la vejación oral al mandatario sería casi peor,
para nuestra identidad nacional, que ilegalizar la copla, vetar el
toreo, cambiar a Del
Bosque,
cerrar las iglesias, liofilizar los callos, depilarle el pelo del
pecho al latin
lover o
quitarle la peineta a Cospedal.
Qué despropósito.
Los
hechos desencadenantes de la excéntrica ansia sancionadora del
fiscal ocurrieron en julio, cuando el presunto ministro inauguraba en
Santander los cursos de la Menéndez
Pelayo.
Dos estudiantes, un parado, una viuda con hijo y un miembro de la
Plataforma en Defensa de la Enseñanza Pública –o sea, una
representación estadística cabal de la España roja, a falta de un
Bardem–
llamaron
aquel día a Wert hijo de puta, chorizo, ladrón, mamporrero del
Opus,
meapilas y churraconfesionarios. No observo yo en estos delicados
epítetos intención vejatoria alguna, sino más bien holganza o
alegría descriptiva, versatilidad retórica y fineza didascálica.
Un buen ministro de cultura jamás osaría multar a quien le llama
churraconfesionarios. Lo metería en la RAE.
Si
al final se multa a los poetas de Santander, no sé qué habría que
haber hecho con el portavoz del PP en el Congreso, Rafael
Hernando,
cuando llamó al juez Pedraz
pijo
ácrata, indecente e impresentable, tras el archivo de la causa
contra el 25-S. O al dimitido diputado popular gallego José
Manuel Castelao (“las
leyes son como las mujeres, están para violarlas”). O al alcalde
popular de Valladolid,León
de la Riva,
cuya oda a la ex ministra socialista Leire
Pajín merece
honores de obra capital en esta antología o floresta de la lírica
política española: “Tengo que decir que cada vez que le veo la
cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí.
La Leire Pajín, una chica preparadísima, hábil, discreta, va a
repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y
va a ser la alegría de la huerta”.
Durante
la vista celebrada ayer, la única que comprendió que el insulto al
político debe ser considerado en España como una de las bellas
artes fue la abogada defensora: “El límite de las críticas a los
cargos públicos es más amplio que para el resto de personas”,
dijo. Pues claro que sí. Contra el fiscal leguleyo, la defensora
letrada, que sí ha leído a Quevedo:
No
me va bien con lenguaje
Tan
de grados y corona;
Hablemos
prosa fregona
Que
en las orejas se encaje.
Espero
que los acusados sean finalmente absueltos, pues eliminar el insulto
de nuestra vida política sería arrebatarle lo último que le queda
de contenido y de gracia. A falta de oradores y de ideas, votemos a
los orates y que sus prosas fregonas inspiren a nuestros vates en sus
manifas gritonas. Y a los fiscales que se la cogen con papel de
fumar, les remito al epítome pronunciado por la diputada Andrea
Fabra en
sede parlamentaria: “Que se jodan”.
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